Nine: try with art
Capitulo nueve: Intentar con el arte
Odelya día a día cumplía parte del propósito que se había auto impuesto aquella vez que salió de casa con el fin de poder dejar atrás aquella mocosa con el síndrome de la niña buena. Con cada despertar del amanecer e impulsada por el apoyo de su buen amigo Jason, estaba logrando soltarse más y descubrir sus colores.
Y el propósito de la vida.
El vehículo de cuatro ruedas de color negro iba a toda velocidad por aquella carretera decorada por vegetación, el sonido de la suave melodía que provenía de la radio se escuchaba por debajo de la conversación que la pareja de amigos estaban teniendo. Entre las piernas descubiertas de la chica se hallaba un paquete de patatas fritas, en los portavasos estaban los refrescos que habían comprado en el local de comida rápida y las hamburguesas ya las habían ingerido hace un buen rato atrás. La castaña de ojitos tiernos miraba emocionada el bosque que acompañaba a los costados el camino de la carretera mientras que el hombre de mechón blanquecino estaba centrado en conducir con precaución.
—Te doy un dolar por tus pensamientos
—Mis pensamientos no valen un dólar —Odelya apartó la mirada de los árboles para centrarla en Jason. —Dame veinte y te los daré
—Quince
—Dieciocho y tus patatas —el chico lo pensó por unos segundos.
—Estas aprendiendo a negociar —sonrió de forma abierta mientras negaba con su cabeza. —Hecho —la miró. —Puras cosas negativas has aprendido
—Aprendí de ti —sonrió divertida. —A veces regateas con los recepcionistas de los moteles y es entretenido la forma tan convincente en que lo haces
—La próxima vez lo harás tu
—¿De verdad? —preguntó emocionada. —¿Confias en que lo haré bien?
—No del todo pero te ayudaré
—Será mi primera vez siendo una sinvergüenza —el antihéroe carcajeo.
—¿Me dirás tus pensamientos?
—Estaba mirando los árboles y recordé que en algún punto de mi vida quise sacar a relucir mis dotes artísticos...
—¿Y...?
—No funcionó —volvió a mirar por la ventana algo desanimada.
—¿Por qué?
—Nunca se me dió bien el dibujar, pintar o algo por el estilo. Hubo una ocasión en que me las dí de fotógrafa, incluso mi papá me regaló una cámara pero mi prima también quiso intentarlo y me rebasó ocasionando que cada vez que nos reuníamos como familia todos alabaran su talento y a mi me dijeran "Intenta otra cosa" —hizo comillas con sus dedos.
—Tu familia es una mierda
—Si, lo es y por eso estoy aquí —acomodó su cabeza en el respaldo del asiento y miró el techo gris del auto. —Aquí me siento libre, puedo ser auténtica, y por un momento se me ocurrió... Ya sabes, volver a intentar con el arte
—Hazlo
—Claro, espera a que te estaciones y lo haré —habló con sarcasmo.
—Te estas volviendo salvaje, mocosa
—Es que tu también no colaboras—Jason rió a carcajadas al ver lo respondona que se estaba volviendo la chica.
—Tranquila fiera —pusó otra vez su vista en el camino.
El silencio tranquilo invadió el vehículo, la chiquilla se acomodó mejor para cerrar por un momento sus ojos. Pasaron unos minutos cuando volvió a abrirlos topandose con el techo corredizo del jeep y la idea de abrirlo para sacar la mitad de su cuerpo y sentir el viento golpearlo se le vino a la cabeza.
—Jay
—¿Si?
—¿Puedo abrir la escotilla para sentir el viento? —no apartó la mirada de la zona.
—¿Ah?
—Que si puedo abrir la escotilla —lo miró. —Me gustaría sentir el viento golpeandome directamente
El hombre apretó el botón que estaba en el manubrio del vehículo ocasionando que el techo corredizo se moviera de forma automática sin la necesidad de tener que moverse. La chica se desabrochó el cinturón de seguridad y con cuidado sacó la mitad de su anatomía por la escotilla, sintió como el aire la golpeaba con brutalidad provocando que el frío la abrazara pero aquello no le impidió disfrutar de la situación. Se soltó la coleta alta que llevaba y alzó los brazos a la par que gritaba extasiada por la nueva experiencia ocasionando que Jason se riera divertido y negara con su cabeza al verse contagiado por las emociones de su compañera de aventuras.
(...)
La chiquilla de cabellos castaños se encontraba sorbiendo de su popote para disgustar la Coca Cola que tenía entre sus manos, llevaba esperando sentada hace un buen rato a su amigo Jason en aquel dinner en medio de la carretera que conecta las ciudades. Cuando llegaron pidieron algo para almorzar y una vez que terminaron el hombre se puso de pies, le dijo a Odelya que no se moviera y se dispuso a salir del local sin dar muchas explicaciones.
Y eso tenía preocupada a la futura medica veterinaria.
Llevaba en aquel lugar más de hora y media esperando y con cada minuto que pasa siente que Jason la había abandonado en mitad de la nada y con una deuda por pagar debido a la comida que consumieron de forma glotona.
Volteó a mirar el reloj en la pared del restaurante por quinta vez en menos de cinco minutos, se limpió las manos en su piernas desnudas y dió un vistazo rápido a su alrededor intentando buscar alguna salida, ya que no traía su bolso encima y por consecuencia la billetera donde almacenaba el dinero no estaba con ella para pagar la deuda. Tomó un respiro profundo y pensó que lo mejor era decirle la verdad a los encargados del lugar, preguntar u ofrecer alguna forma de pago porque seguramente ellos la entenderían.
¿Y si no lo entendían?
¿Y si llamaban a la policía y ella se iba detenida por estafa?
Negó con la cabeza intentando alejar los pensamientos negativos y tragó saliva al ver como una camarera se acercaba.
—Linda ¿Desea pedir algo más?
—Eh —si le decía que no seguramente la mesera le ofrecería la cuenta y Odelya no sabría donde carajos meterse. —Si ¿Tiene algun smoothie?
—¡Por supuesto! Tengo de fresa, frambuesa banana, mango y piña
—Uhm —el sudor en sus manos incrementó. —Quiero el de mango
—Te lo traeré en un segundo
—Gracias
Y la mujer de uniforme desapareció con su orden.
Odelya quería golpear su frente contra la mesa al ser una cobarde y no contarle de que el idiota que creyó que en un mes y medio se había convertido su amigo había desaparecido sin decirle nada, llevándose sus cosas y dejándola tirada en medio de la nada.
Suspiro cerrando los ojos intentando calmar la ansiedad y la angustia que la estaban invadiendo. Sus ojos picaron debido a las lagrimas que estaba reteniendo y el nudo de su garganta dolía demasiado como para intentar hablar.
Después de todo Jason, el hombre que por un momento creyó que se había convertido en su amigo y un pilar importante en el proceso de encontrar sus colores, la había abandonado como si no le importara.
Y lo peor de todo es que no sabía la razón.
Vió como la chica le traía el smoothie dejandoselo en la mesa y a una distancia prudente para beber, al sentir el saber luego de dar su primer sorbo se sintió reconfortada por el sabor dulce y refrescante.
Dió otro trago y estaba a punto de disponerse a disfrutar de su batido cuando divisó en la entrada del dinner al idiota que la había dejado tirada por cerca de dos horas.
—¡Jason! —exclamó aliviada y poniéndose de pie de la impresión.
—Odelya —se acercó y la chica pudo ver como en sus manos cargaba unas bolsas negras de genero. —Lamento la tardanza
—Eres un idiota —se sentó de golpe soltando el aire contenido. —¡Tonto!
—Oye...
—Por un momento creí que me habías abandonado dejándome la cuenta. Se me atravesaron tantos escenarios en la cabeza de lo que podía pasar; yo siendo detenida. Yo en la cárcel. ¡Yo a punto de morir en la cárcel por estar vieja y senil! —Jason carcajeo al oírla
—Que dramática
—¡Jason!
—Bueno, lamento haberme ido tanto tiempo sin decirte a dónde
—Imbecil —murmuró entre dientes.
—Te oí mocosa insolente —puso las bolsas sobre la mesa, justo a la altura de la chica. —Estaba comprando esto
—¿No pudiste llevarme? Así me evitabas el susto
—No porque estaba comprando esto para ti
—¿Para mi?
—Si, para ti. Consideralo un regalo y sientete afortunada porque yo no hago regalos
—¿Puedo abrirlo?
—Adelante
Con cuidado la chiquilla tomo entre sus manos ambas bolsas a la par que se ponía de pie. Bajo la atenta mirada oceano de su acompañante abrió con extremo cuidado las bolsitas intentando no dañar nada.
Cuando divisó el contenido en su interior abrió la boca para luego cubrirsela de la impresión, sus ojitos se llenaron de lágrimas y miró a Jason de una forma en que no se creía lo que estaba viendo sus ojos.
—Esto es...
—Si —acomodó sus brazos en el respaldo del asiento. —Ahora no hay nada ni nadie que te diga alguna mierda o te haga sentir mal por tu talento —apuntó con su rostro. —No sé mucho sobre camaras así que el vendedor escogió por mi y con respecto a los lienzos y pinturas, bueno, agarré todo lo que pi...
Se detuvo a mitad de la oración al sentir como el pequeño y frágil cuerpo de Odelya, la niña buena, se metio en el asiento para posteriormente envolver con sus bracito el torso de Jason. El hombre abrió los ojos de impresión y un poco temeroso depósito una de sus manos en la espalda para brindarle caricias reconfortadoras.
—Gracias Jason, de verdad que muchas gracias —su vocecita salió temblorosa. —Eres el mejor del mundo mundial —se apretó más a la anatomía masculina. —El mundo podrá decir muchas cosas de ti pero para mi eres el mejor hombre que he conocido luego de mi papá
—Odelya...
—Eres un sol Jason —se separó para verlo empapada en lágrimas. —Definitivamente eres un sol radiante y una excelente persona
Y Jason Todd, el antihéroe asesino que día a día luchaba contra sus demonios, por un momento creyó en las palabras que la bonita, temblorosa y llorona chica frente a él le estaba diciendo.
Llevo 24 horas varada en el aeropuerto porque hay un temporal horrible en mi país así que me dispuse a escribir, solo pido disculpas si hay errores ortográficos y de puntuación. En mi sistema hay dos horas de sueño y estoy trabajando desde el celular.
Cuidense mucho y disfruten su fin de semana.
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