Capitulo cuatro: Día de pesca.

El primer día oficial de aventura entre Odelya y Jason había iniciado hace cincuenta y siete horas y la chica no había reído y comido tanto en su vida como lo hizo en esas últimas horas. Luego de haber insultado a cada uno de los integrantes ingratos de su disfuncional familia se dispuso a llorar arrepentida, pero el hombre que la acompañaba la regaño por sentir culpabilidad por algo así, señalando que todos ellos se merecían mucho más que insultos.

Y ahora estaban aquí.

Las dos noches anteriores habían hecho paradas en dos diferentes moteles dispuestos en medio de la carretera para que el antihéroe pudiera descansar adecuadamente luego de tantas horas conduciendo y sin tener oportunidad a un descanso provocando que la pobre castaña se sintiera culpable por nunca haber intentado aprender a conducir. Posterior al desayuno se dispusieron a seguir su viaje por la carretera, escuchando una playlist variada de diversos estilos musicales y las ventanas abajo para que el viento desordenara el cabello rebelde de Odelya, luego, unas horas más tarde, llegaron a la ciudad llamada "Elmira", la cual estaba a cuarenta y cinco minutos de un lago, con el objetivo de poder cumplir uno de los sueños ue Jason siempre ha querido realizar.

Pescar.

La de ascendencia latina recuerda con vividez como el primer día en el le pregunto a Jason sobre cosas que le gustaría hacer pero que nunca las hizo sin importar el por qué de la negativa:

"-Durante este viaje ¿Qué cosas te gustaría hacer?

-No lo se

-Pero...

-Nunca me he detenido a pesar sobre cosas que he querido hacer

-Pero en la ciudad ¿Hacías algo? ¿Slías a divertirte o algo por el estilo?

-Solía beber con Roy

-¿Roy?

-Mi mejor amigo

-¿Y ya no sales a beber con él?

-¿Por qué?

-Se cogió a mi ex novia cuando no llevabamos ni una semana separados

-Oh

-Si, oh -rio negando con diversión.

-¿Aún duele? Quiero decir ¿Quieres hablar de ello?

-No quiero hablar de ello porque es un tema superado. Ya no salgo tan seguido con Roy porque ahora el idiota es un gobernado

-¿No te enojaste con él?

-No vale la pena, después de todo siempre se gustaron y ahora por fin estan juntos

-Uhm... Lo siento -Odelya sintió pena por el hombre a su lado. -Si quieres ahora puedo ser tu mejor amiga, aunque no bebo pero puedo hacerte compañía -el de mechón blanco rio a carcajadas al oír la ternura de la chica.

-Lo tendré en cuenta, Odelya

-Bien, entonces ¿Hay algo que te gustaría hacer?
-Siempre he querido intentar la pesca pero...

-¿Pero?

-No tengo la paciencia y me da flojera pedirle a alguien que me acompañe

-¿Flojera o vergüenza? -la pregunta hizo que el antihéroe se volteara a mirar a la chica.

-Mhm

-No te vas a morir por aceptar que te da vergüenza pedirle a alguien que te acompañe. Anda, admitelo

-Vete al diablo -la chica lo miró sorprendida e inevitablemente se sintió mal.

Había cogido demasiado confianza y ahora el hombre a su lado se había molestado Seguramente pronto la echaría del vehículo y le daría fin a su extraño viaje sin rumbo.

-Estoy bromeando Odelya -la chica alzo la mirada con un nudo en la garganta. -Y tienes razón, me da... Vergüenza... Pedirle a alguien que me acompañe -lo último lo dijo entre dientes.

-¡Puedo acompañarte!

-No te estoy...

-Si sé ¡Pero! Esta vez me estoy ofreciendo. No. Te estoy invitando -todo su cuerpo se giró a mirarlo. -Te invito a pescar"

Habían organizado todo la noche anterior horas antes de irse a dormir al motel del pueblo, dejando listas las cañas de pescar que utilizarían, cubetas para los pescados y Jason se había encargado de adquirir un set de platos y servicios para poder comer con mayor decencia y evitar que su nueva compañera de aventuras se sintiera incómoda por comer con la mano o algo por el estilo.

Por la mañana la joven castaña había ido a un supermercado a comprar unas sodas, un six pack de cerveza para su amigo y aperitivos necesarios para hacer la horas, todo esto mientras el antihéroe se alistaba para emprender su primera aventura como una pareja de mochileron que recorren los Estados Unidos de América con el fin de huir de aquellos fantasmas que lo perseguían. Ly estaba esperando con las cosas fuera de vehículo intentando reprimir las ganas de entrar y sentarse para esperar más cómodamente al hombre.

Pero Jason había sido claro con su regla.

-¿Qué estas haciendo? -la voz ronca de jaybird hizo saltar a la civil.

-Estaba esperándolo

-¿Por qué no entras?

-Porque esperaba a que usted llegara y acomodora todo

-¿Qué carajos? ¿No tienes manos o algo así?

-Las tengo pero -se sintió afectada por el tono irritado del contario. -Pero dijiste que tenía prohibido tocar cosas en el auto, acomodar o limpiar

Y fue ahí cuando Jason recordó la regla.

-Sube -la chiquilla obedeció a sus palabras. Acomodó su mochila y Ukelele en el asiento trasero y se dispuso a colocarse el cinturón de seguridad. -No debes pedir permiso para entrar al auto ¿Esta claro?

-Si señor

-Jason, solo Jason

-Si, lo siento -jugeteó con sus dedos incómoda.

-Eres demasiado complaciente, Odelya

-¿Qué...?

-Esta bien romper las reglas de vez en cuando -el hombre encendió el motor del Jeep. -Ya no debes aparentar perfección y obediencia en todo, por eso huiste de la ciudad

-Lo sé es solo que... No quiero que me eche de su auto y de los planes que hemos estado haciendo -el hombre alzó una de sus cejas al oírla.

El antihéroe entendía a la muchacha a pesar de ser todo lo contrario a ella, pero había algo en él que siempre había tenido y era el ser firme en sus palabras. Si él promete algo, lo cumple porque es de una sola línea.

Y por eso se había convertido en Red Hood.

-No te echaré por muy enojado que esté, quédate tranquila con ello.

[...]

-Deberiamos irnos -la voz irritada del americano se hizo notar.

-Jason, apenas llevamos una hora aquí

-Y todavía no pescamos nada

-¡De eso se trata la pesca! -exclamó exasperada al oírlo porque desde el momento en que se acomodaron en sus sillas para disponerse a pescar, el hombre se había quejado como un niño chico.

-Por eso nunca le dije a nadie que intentaramos pescar

-Eres como un niño

-¿Disculpa?

-Quiero decir... Yo... -Odelya se puso nerviosa al darse cuenta de lo que había dicho.

-¿Por qué?

-Es que yo...

-Mocosa -masculló entre dientes. -Sin importar lo que opine la contraparte, debes de hacerte escuchar

-Es que yo no quiero ofender

-La gente se ofende con la verdad -ambos se miraron, aún estando sentados en sus asientos desplegables. -A partir de este instante me dirás todo lo que opines, sin restricciones. Ahora termina tus palabras

-Te comportas como un niño ¿Sabes? -se acomodó en la silla. -Eres muy impaciente e impulsivo

-Si soy -rió.

-Jason ¿Cómo era tu vida en la ciudad?

-¿Mi vida en la ciudad? Mhm -le dió un sorbo a la lata fría de cerveza. -Aburrida

-¿Por qué no me cuentas algo? ¿Lo que solías hacer?

-Bueno, trabajaba por las noches, dormía un poco por el día y solía salir a divertirme con mi amigo y Artemisa

-¿Artemisa?

-Mi ex novia

-Entiendo ¿Se llevaban bien los tres?

-Si -sonrió nostálgico. -Cuando estaba con ellos me sentía acompañado y mucho menos solitario

-Eran como una familia

-Si, lo eramos. Me atrevo a decir que los consideraba más familia que mi propia familia

-Vaya ¿Y por qué se distanciaron?

-Bueno -bebió de la cerveza. -Cuando terminé con Artemisa, pasó a penas unos días y Roy se la cogió

-Eso debió doler

-Dolió y lo golpee por ello, pero después recapacite y me dí cuenta que no iba a perder una amistad de años por una mujer

-¿Pero fue lo mismo?

-No, pero al menos no perdí su amistad

-¿Cómo son ellos? Físicamente

-Ambos son pelirrojos. Artemisa es alta, atlética y un cuerpo de infarto -se recostó en la silla. -Roy es alto y vive una vida sin cadenas, es un alma libre

-Entiendo -asintió mientras bebía de su Coca-Cola. -Gracias por contarme

-¿Qué hay de ti?

-¿De mi?

-Si ¿Cómo era tu vida en la ciudad?

-Bastante aburrida porque mi vida se resumía en estudios y casa. Siempre intente ser una buena chica, ya sabes; aparentar perfección, complacer a los demás y que todos tuvieran una buena opinión de mi

-¿Por qué?

-Porque... -sus ojos se cristalizaron y su garganta se vió apretada por un nudo invisible. -Porque cuando era más pequeña siempre me comparaban con mi prima menor. Ella es bonita y cumple los estándares de belleza, yo nunca podré ganarle en eso pero si en calificaciones -jugueteó con la lata evitando mirar al hombre. -Obtuve excelencia académica en secundaria y preparatoria, pero no pude entrar a la carrera que mi familia quería -Jason la escuchaba atento. -Ellos querían que entrara a medicina y me esforcé por ello, pero no quedé en ninguna de las universidades estatales, pero...

-¿Pero?

-Pero si quedé en la carrera de mis sueños, solo que en una universidad que quedaba a mucha distancia de mi ciudad natal. Mis papás siempre me han apoyado en todo y son los mejores del mundo, así que me instaron a seguir mis sueños solo que había un pequeño problema y era que tendría que vivir con mi tía y prima, esa con la que siempre me han comparado

-Jodida suerte

-Si -sonrió con pequeñas lágrimas rodando por sus mejillas. -Durante tres años he estado aguantando muchas cosas en esa casa -se limpió las lágrimas. -Lo siento por llorar

-Deja de disculparte por todo Odelya -el hombre la miró con seriedad. -Ya te lo dije, conmigo no aparentes esa perfección. Solo sé tu

-Ser yo... -susurró, pero el ruido de la caña de pescar la sacaba de sus pensamientos. -¡Jason, tu caña!

La pareja se puso de pies emocionada. El hombre sujetó con sus dos manos el cabo de la caña y tiró el cordel hacía atrás mientra emitían grititos de emoción, luego de unos segundos un pez de tamaño mediano apareció fuera del agua.

-¡Lo hicimos! -Odelya y Jason se abrazaron emocionados y saltando.

Después de todo, Jason Todd pudo cumplir su sueño.