Five: lose fear of the unknown
Capitulo cinco: Perder el miedo a lo desconocido.
La primera semana de aventuras de la pareja había finalizado con éxito y se pudo evidenciar cuando en la noche del día domingo Jason terminó intoxicado en alcohol y una Odelya agotada cargaba apenas con el borracho a sus hombros. El de cabellos azabaches despertó con una jaqueca horrible, la cuál solucionó con las dos pastillas de quinientos miligramos de Tylenol que la Ly le había dejado junto a un vaso de agua provocando un milagro magnífico en su cabeza. El antihéroe sabía que había hecho mal en emborracharse a lo desgraciado pero no había podido beber de la forma que lo hiciera sentir a gusto gracias a que estaba a cargo de la conducción porque la pequeña Zaharie no tenía licencia de conducir.
El de mechón blanco gimió al sentir náuseas. Cuando se levantó para ducharse se dió cuenta qur durmió en la cama y muy seguramente Odelya en el sillón. Cuando terminó de alistarse en el baño y salió de este se dió cuenta que los bolsos individuales de viaje que ambos llevaban ya no estaban en la habitación —Que por cierto, comparten para evitar generar gastos innecesarios—. Se apuró en salir de la habitación con el fin de entregar las llaves y poder largarse de aquel pueblito en el que se estaban hospedando.
—¡Jason! —lo llamó la de ascendencia latinoamericana al verlo aparecer en la puerta de entrada del motel.
—No grites —le pidió masajeando la cien.
Si bien el dolor de cabeza había desaparecido, pero la sensación de querer vomitar aún no.
—Te ves terrible
—No volveré a emborracharme de esa forma —la castaña rió al oírlo.
—Los alcohólicos siempre dicen eso y terminan bebiendo el doble
—No soy un alcohólico
—Yo creo que si —sonrió divertida. —Probablemente termines en alcohólicos anonimos
—Te estas volviendo muy atrevida mocosa
—¿Recuerdas lo que pasó ayer?
—Ni un poco —se acercó al vehículo.
—¿Siempre te borras así?
—Tengo buena tolerancia al alcohol pero...
—¿Pero?
—No se que sucedió
—Bueno, yo te cuento —se subió de copiloto para abrocharse el cinturón y emprender camino a su nuevo destino lleno de aventuras. —Lo que sucedió es que mezclaste muchas bebidas
—Siempre lo hago y es extraño que esto me haya sucedido
—Ajá —asintió no muy convencida.
—¿Cuál es el panorama para el día de hoy?
—Hoy quiero perder un miedo que siempre he tenido mientras hago algo que siempre he deseado hacer
—Ilumina mi cerebro revuelto
—Quiero tirarme de un acantilado
—¿Qué? —la miró con el entrecejo arrugado.
—Bueno, no de un acantilado pero si quiero tirarme desde las alturas a un río, lago o al mar
—¿Por qué?
—Porque le tengo miedo a lo desconocido y a todo lo que me saqué de mi zona de confort —se removió en el asiento. —He estado leyendo formas de dejar de cargar con el peso de aparentar ser perfecta. Anoche, mientras roncabas, escuché a un psicólogo hablar que una forma de vencer el miedo es enfrentándolo
—Lógico
—Si pero... No se cómo hacerlo porque tengo miedo de nadar en aguas profundas y ahogarme
Y Jason captó más o menos lo que quería pedirle la chiquilla.
Ella quería que él la ayudará.
—Esto me suena a algo
—Si, yo, ehm —jugueteo con el cinturón para luego mirar a su compañero. —¿Puedes ayudarme? No importa si no quieres tirarte solo... Puedes esperarme en el agua
—¿Y que gano con eso?
—¿Un excelente y muy bonito recuerdo? ¿Que tu compañera de aventuras se esta atreviendo a hacer cosas y dejar las apariencias?
—Mhm, no me convence
—Jason —le suplicó pero el mencionado solo sonrió burlesco y negó con la cabeza.
La de hebras castañas sintió una sensación de ahogo, rabia y desesperación. Ella había ayudado al chico a cumplir un deseo que siempre quiso hacer; estuvo por horas esperando a pescar y fue paciente. Sin embargo, ahora el hombre a su lado se comportaba de forma egoísta.
—¿Sabes qué? —habló con la sensación de querer llorar. —Olvidalo, simplemente sigamos nuestro camino
Jason dejó de sonreír.
No espero que esto saliera así. Él solo estaba intentando jugar con Odelya pero le salió el tiro por la culata y solo quiso golpear su frente contra el volante.
A veces olvidaba que la chica se tomaba todo de forma literal.
—Estoy jugando Odelya. Claro que te ayudaré, te lo debo por acompañarme en la pesca
—No lo hice para que...
—Lo sé mocosa pero es mi forma de no sentirme en deuda —aumentó la velocidad. —Ahora pasemos a comprar algunas cosas al mini market que esta a unos kilómetros para poder estar a gusto en el agua
[...]
La bonita muchacha de ojos ansiosos miraba preocupada el río que Jason había escogido para poder satisfacer su petición. En un principio Odelya se sentía segura de hacerlo para poder librarse de una vez por todas de las cadenas que se aferraban a ella con tanto vigor impidiéndole avanzar en su aventura de encontrar sus propios colores; aquellos que durante toda su vida reprimió y que ahora buscaba de forma tan desesperada sacarlos a relucir. Trago saliva para caminar hacia el Jeep, donde su compañero de viaje se estaba sacando la camiseta de manga corta y es ahí cuando la castaña se dió cuenta que no traía traje de baño.
Pero algo más le dió impresión y era el cuerpo magullado del hombre frente a ella. Toda su espalda estaba llena de cicatrices que se esparcían por todas la dirección que le sacó un jadeo silencioso. Odelya tuvo la necesidad de extender su mano y tocarlas, de preguntarle a Jason que le había sucedido y si aún dolían.
Sin embargo, se guardó toda pregunta para no irritar más al chico y fingió no darle importancia a las marcas.
—Jason —lo llamó con timidez.
—Ah, no —el hombre se dió vuelta al escuchar el tono de voz de su amiga. —Llegamos hasta aquí así que no puedes acobardarte
—No, es que —se sonrojó. —No tengo traje de baño
—Puedes meterte con ropa interior —se volteó sin darle mucho importancia. —No te preocupes por mi, no eres mi tipo así que no te miraré con otros ojos
—Lo sé es solo que... Me incómoda solo pensarlo
El de mechón blanco suspiró irritado mientras apoyaba sus manos en el capo del auto y baja la cabeza hacía adelante. En Gotham, si las chica estuvieran en esta situación con él no dudarían en desnudarse y acompañarlo en el agua para poder tener un final feliz con sexo duro, pero una vez más la joven castaña frente a él era todo lo opuesto; tan tímida y mojigata que lo irritaba.
Tomó aire para evitar decir algún comentario mordaz.
—Puedes ocupar mi polera para cubrirte
—¿De verdad? —la emoción en su voz explotó al máximo cuando vió como Jaybird asentía. —¡Gracias!
—Me voltearé para que no te sientas incómoda
Ly no esperó más e ingreso al vehículo para poder retirarse el vestido y colocarse la camiseta encima de su ropa interior. Cuando salio hacía el exterior se dió cuenta que la tela le llegaba hasta la mitad del muslo y agradeció al cielo que Jason fuera alto y corpulento.
—Estoy lista
—Ahora no puedes arrepentirte —el hombre le tendió la mano. —Vamos a lanzarnos juntos y me aseguraré de que no te ahogues
—Gracias Jason, por todo lo que ha hecho por mi
—Agradeceme cuando salgas sana y salva del agua —apretó con fuerza la manito de la chica y caminaron hasta la orilla del pequeño acantilado. —Cuando saltes, cubrete la nariz para que no te entre agua
—Esta bien
La chica se aferraba con fuerza a la mano del americano mientras se acercaban cada vez más al borde del acantilado, sintiendo cómo el miedo se agolpaba en su pecho. El viento revoloteaba a su alrededor, sus cabellos ondeaban como banderas agitadas. Cerró los ojos un instante, intentando calmar el cosquilleo en su estómago que la invadía cada vez que pensaba en el salto inminente.
—¿Te gustaría gritar algo antes de saltar?
—¿No te molestaría? Digo, tienes resaca
—Tu solo grita
—Esta bien —sonrió con ternura. —Tambien podrías gritar ¿Sabes?
—Bah
—¡Vamos! Será divertido
—Bien, a la cuenta de tres gritamos "hijos de puta" y saltamos
—¡Jason! —lo regañó.
—¿Qué? Es solo un insulto, mujer
—Esta bien —dijo no muy convencida.
—¿Lista?
—Lista —apretó la mano de su acompañante. —Despues de esto, no seré la misma. Seré una Odelya sin miedo a esconder sus colores
—Uno
—Tengo miedo...
—Dos
—Jason
—Tres —con firmeza.
—¡Hijos de puta! —las voces mezcladas se escucharon por todo el lugar junto al grito femenino de Odelya y la risa burlesca de Jason.
El momento llegó rápido. Jason saltó primero, y ella fue arrastrada casi al instante. El aire rugía a su alrededor, y unas lágrimas rebeldes escaparon por sus mejillas mientras el vértigo la embriagaba. Sintió el frío abrazo del agua cuando finalmente impactaron. En ese instante, sus manos unidas se separaron en un instante de libertad, cada uno entregado a su propia experiencia en el azul profundo.
Flotar bajo la superficie fue una revelación. El agua fría la envolvía, pero Odelya se sintió ligera, como si todo el peso que había llevado como la joven perfecta, complaciente y ansiosa se disolviera en el agua. Sintió que la máscara que había usado tanto tiempo se desvanecía, y por primera vez en mucho tiempo, se permitió ser solo ella misma.
La mano de Jason encontró su brazo bajo el agua, tirando suavemente hacia arriba. Rompió la superficie con una respiración entrecortada y una risa nerviosa escapó de sus labios. Se rió y rió, con una felicidad pura y liberadora, mientras el sol brillaba sobre el agua tranquila.
—¡Eso fue increíble!
—¿Estas bien? —Jason la miró con ligera preocupación mientras la sujetaba de los bíceps.
—Ahora lo estoy —sonrió demostrando un brillo diferente en sus ojos.
Porque ahora no era Odelya la perfecta.
Ahora simplemente era Odelya, la chica que podía moverse por el mundo sin temor a cometer errores.
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