Fifteen: first times
Capitulo quince: Primeras veces.
La ventisca que ocasionaba el imponente océano provocaba que de vez en cuando la imponente y robusta anatomía de Jason Todd temblara, mantenía oculta sus masculinas manos en los bolsillos de su chaqueta de cuero en un intento de cobijarse mientras cuidaba desde la distancia a su efusiva chica. Odelya estaba riendo y compartiendo con un grupo de chicos y chicas surfistas, que con esfuerzo intentaban enseñarle a dominar las olas de la playa de Santa Monica, su mirada en todo momento estaba sobre la chica por si algo ocurría y debía socorrer su vida.
Sentado en la arena húmeda, cuidando los objetos personales ocultos en la mochila de la castaña, observaba a su alrededor sintiéndose extraño por la paz que repentinamente lo había invadido desde que aclaró su situación sentimental con su compañera de aventuras. Soltó un suspiro mientras cerraba los ojos y movía el cuello en un intento de descontracturar y dejar de pensar en las cálidas y pequeñas manos de Odelya sujetándose de su brazos y sus fantásticos labios que estaba seguro que fueron hechos exclusivamente para él.
Abrió sus ojos y diviso a su sonriente chica saludándolo con tanto entusiasmo y alegría.
Sonrió con ternura mientras le respondía agitando su mano derecha.
Se sentía tan extraño al lado de la mujer.
Era como si... como si nada le faltase.
Como si la pieza faltante en su rompecabezas y complicada vida hubiera sido encontrada y encajada perfectamente.
La estuvo observando unos minutos más con una sonrisa boba en sus labios hasta que divisó como salía del mar y caminaba en su dirección cargando a duras penas la tabla de surf que le había comprado horas atrás. Se puso de pies tomando la mochila de su morena y caminó dando pasos largos para ayudarla.
—¿Te divertiste? —le preguntó mientras le entregaba su mochila y él se hacía cargo de la tabla.
—¡Demasiado! —sonrió de forma abierta extasiada. —¡Deberías intentarlo! Sería genial que ambos domemos las olas
—Otro día ¿Te parece? —le tomó la pequeña manita enlazando sus dedos con los de Odelya provocando que esta última se tensara y sonrojara. —Ahora vamos a cenar que tengo un hambre voraz
—¿Q-qué vamos a comer? —preguntó tímida ante el gesto cariñoso que Jason había realizado.
—Filete
—¿Otra vez? —se quejó mientras comenzaban a caminar sobre la arena hacía el vehículo. —¿Podemos comer ensalada? ¿O algo más fresco? Hace mucho calor —alargó las últimas palabras en signo de protesta.
—O podríamos besarnos un largo rato y después tomar unos helados —la muchacha se sonrojo.
Odelya no sabía donde meterse.
Penso ingenuamente que Jason olvidaría el beso luego de haber pasado una buena cantidad de horas separados: ella metida en el mar nadando y surfeando mientras que el americano se quedaba en la arena observando las hermosas vistas de las mujeres en diminutos bikinis. Sin embargo, lo que ella no sabía era que él solo tuvo ojos para ella.
Para mirarla con su cabello mojado y rebelde.
Para oír sus risotadas al caer de la tabla.
Para apreciar su anatomía en aquel traje de baño de una pieza.
Vio a muchas mujeres voluptuosas pasar justo frente a él, pero no pudo apartar su mirada de la chiquilla con la que había compartido su día y noche durante tiempo.
—N-no deberías bromear con eso —soltó su mano para que el hombre abriera la maletera del jeep y porque estaba demasiado nerviosa.
—¿Quién dijo que estoy bromeando? —se volteo para mirarla.
—¿No lo estas? —Jason sonrió mientras bajaba la cabeza negando.
—No lo estoy —se acercó a la chica y la tomó de la cintura levantándola del suelo provocando un gritito de sorpresa, luego la sentó sobre la maletera abierta. —Besémonos hasta no sentir nuestros labios
—¡Jason! —lo regañó pero cuando sintió los labios carnosos y masculinos sobre los suyos lo aceptó gustosa.
Y así estuvieron un buen rato hasta cumplir la promesa que Jason le había hecho.
(...)
El gran letrero de la cadena de comida rápida "Burger King" estaba encendido iluminando la gasolinera vacía gracias a que ya era de madrugada. Luego de haberse perdido durante horas en los labios del otro justo en el mismo lugar donde habían comenzado, decidieron ir a comer comida chatarra gracias a que Odelya le habían entrado ganas de comer una "Hamburguesa grasienta y llena de queso" —Palabras dichas por ella—.
La castaña intentó a toda costa pagar los alimentos pero el antihéroe se negó rotundamente y cuando llegaron a la caja el pobre muchacho tuvo que decidir quién debía pagar, siendo Jason el victorioso.
Y ahora estaban sentados justo frente al ventanal que da vista hacia el exterior. La muchacha con síndrome de la niña buena sorbeteaba con ganas de su popote para beber la Coca-Cola de su vaso de plástico, Jason masticaba gustoso de su mega hamburguesa porque estaba feliz.
Por primera vez en mucho pero mucho tiempo era capaz de disgustar un alimento sintiéndose a gusto con quién lo acompañaba.
No había quién lo criticara por su forma tan poco saludable de alimentarse. Tampoco lo regañaban por ensuciarse los dedos.
—Si fueras un animal ¿Cuál serías?
—Esa pregunta me la hiciste hace un tiempo
—Pero te la vuelvo hacer
—Mhm —el de mechón blanco pensó. —Un gato
—¿Por qué?
—Porque solo dormiría, comería y cagaría sin preocupaciones —el comentario le sacó una risotada a la castaña.
—Ahora que te miro si tienes pinta de gato —lo miro de pies a cabeza.
—No creí que fueras tan descarada como para mirarme así —se cubrió con sus brazos. —Degenerada —la chiquilla le golpeó el brazo riéndose.
—Callate —le dió un pequeño empujoncito y cuando iba a volver a darle un mordisco a su comida se detuvo al ver la comisura de su compañero de aventuras sucia.
Dejó la hamburguesa en su bandejita, se limpió los dedos y con una servilleta limpia se acercó a asear el lugar manchado dejando sin palabras al hombre, quien se quedó quieto y con la espalda muy recta.
Sus ojos se toparon y Odelya rió al verlo tan quieto.
—Tenias sucio —le explicó.
—Voy a besarte
—¡No! —lo alejé. —Tenemos la boca aceitosa
—Más rico
—¡Jason!
Y las risitas siguieron al igual que los besos porque al final de cuentas sus almas errantes en un mundo donde no encajaban se habían encontrado.
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