Epílogo: Alma errante
Odelya se movía de aquí por allá en medio del desastre que había provocado en el departamento. Las esferas de decoración estaban esparcidas y algunas estaban llenas de baba gracias a que el border collie que tenían había estado jugando y desparramandolas. Las luces estaban completamente enredadas y lo único que se mantenía en pie era el pino que armó con tan esfuerzo, sudor y lagrimas.
Su cabello corto, el cual le llegaba hasta los hombros, estaba sujeto de forma desordenada en un pasador de cabello. Sus pies yacían descalzos y la vestimenta, el cual consistía en un short viejo que le llegaba a la mitad de los muslos y una camiseta de su pareja, no eran las más adecuadas para el frío que se sentía en diciembre, sin embargo, la calefacción del lugar era la adecuada para tenerla calientita.
—¡Max! —regañó al can al ver que se llevaba otra decoración. —Suelta esa cinta —corrió para tomarla y comenzó una batalla de fuerzas con la mascota.
Ambos estaban tirando con fuerzas. Odelya en un intento de quitarle el objeto y el perro creyendo que estaban jugando.
Estuvieron así unos minutos más y cuando sintieron la puerta principal abrirse el perro soltó de su hocico el lienzo provocando que su ama cayera y corrió despavorido a recibir a su humano favorito.
—¿Odelya? —la voz masculina la llamó.
—Aquí —alzó una de sus piernas desnudas mostrando el lugar donde estaba sacándole una sonrisa al hombre.
—¿Qué haces ahí, muñeca?
—Estaba peleando con Max por un lienzo ¡Y gané! —se sentó con una sonrisa.
—¿Estabas decorando?
—Eso intentaba —hizo una mueca con su boca. —Es mi cuarto año intentando decorar sola pero no puedo, me rindo —volvió a recostarse de forma dramática en el suelo.
—Para eso me tienes a mi —jason comenzó a retirarse la ropa que lo protegía del frío y quedó finalmente en camiseta, pantalones y zapatillas.
—Pero quería darte una sorpresa
—Pero a mi me gusta que decoremos juntos
—Que pereza —se quejó.
—Tendrás que quitarte esa pereza de encima, cariño —la observó desde arriba.
—¿Por qué?
—Porque darte una de esas folladas que...
—¡Jason! —
—Vamos para los cinco años juntos y aún no te acostumbras a que te hable sucio
—Me gusta que me hables sucio en la cama
—Entonces —hizo una maniobra tomándola y dejándola como un saco de papas sobre su hombro. —Vamos a ponerlo en practica de inmediato —le dio una palmada mientras se dirigía al dormitorio principal, pero Max los siguió.
—Jason el perro —cuando la chica rebotó en la cama le hablo
—¿Qué hay con él?
—No vamos a coger estando él en la habitación. Sácalo
—No bromees
—No bromeo, sácalo —y el hombre se separó de malas ganas de la chica.
—Max afuera —intentó sacarlo. —Afuera hombre —pero no obedeció.
Así que con la peor de las actitudes lo tomó en brazos y lo llevó a la cocina.
—Si no molestas y te portas bien te haré un banquete de carne ¿Si? —mientras caminaba le habló. —Ahora guarda silencio que tus papis deben divertirse
Una vez que lo dejó en el suelo salió disparado a la habitación.
Esta era la nueva vida de Odelya: una donde la sonrisa, el amor y la confianza mutua sobreabunda.
Una donde ella no tenía que soportar malos tratos, humillaciones ni se sentía perdida.
Odelya Zaharie, la alma errante, se encontró a sí misma y en el camino halló al hombre de su vida.
Uno que la ama y la respeta de forma incondicional.
Muchisimas gracias a todos por llegar hasta aquí.
Los dejo invitados a que pasen por "Unlikely ties" de Damian Wayne.
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