Si vas a un bosque prohibido o una parte que esté fuera de límites, cuando estás a punto de cruzar, te encontrarás con un hombre.

Alto y fornido, vestido como tu típico leñador de las películas: camisa de cuadros con las mangas dobladas sobre el codo, camiseta interior blanca, pantalón de mezclilla y botas de cuero de punta reforzado.

Cargará una hacha en el cinturón y una moto sierra en la espalda.

Su barba no será larga pero es frondosa. Café como el arce con algunas cañas al igual que su cabello escondido debajo de una pasa montañas.

El es John y es amable.

A un principio puede intimidar pero aquellos ojos marrones claros te harán ver que no es mal sujeto.

Solo es un hombre modesto con un trabajo humilde en las montañas y te advertirá del bosque y sus peligros.
Pero lo ignorarás.

Entrarás al bosque prohibido y te perderás en su encanto letal.

Estarás tan en trance que no sentirás como el tiempo vuela hasta tropezar con algo y notes que no es una rama lo que ocasionó tu caída.

Allí será cuando la semilla del pánico brotará y sus enredaderas comenzaran a trepar por tu cuerpo.

Mirarás el cielo y notarás que comienza a volverse oscuro, darás media vuelta y volverás sobre tus pasos, o mejor dicho; donde crees que están.

Comenzarás a caminar apresuradamente cuando vuelvas a escuchar un aullido, parece estar cada vez más cerca pero solo te encontrarás con las sombras y comenzarás a correr.

"¿Quien te persigue? ¿Quien eres?" "¡Corre! ¡Corre! ¡No dejes de correr!" Te dirán los cuervos y búhos mientras pases debajo de sus árboles.

Sentirás pánico al no poder concentrarte en otros sonidos. Los latidos de tu corazón y el canto de las aves rapiñas parecerán sofocantes.

Te inclinaras sobre un árbol tratando de descansar y cuando alces la vista verás a lo lejos una fogata. Un enorme alivio recorrerá tu cuerpo y caminarás al sitio ignorando los aullidos que te atormentaban o las advertencias de las aves.

Cuando llegues te encontrarás con un grupo de jóvenes pero ninguno te dirigirá la palabra sus ojos parecerán bolas de billar blancas y antes de que puedas retroceder estarás inconsciente.

Pero eventualmente despiertas y verás delante tuyo la cabeza de un hacha con la punta enterrada en el suelo e intentarás moverte pero encontrarás que estás atado y que tu pecho esta sobre un tronco.

Mirarás a tu alrededor y te encontrarás con rostros falsos. Los jóvenes de antes pero ahora con máscaras, sabes que son los mismos jóvenes por la ropa.

Volverás a enfocarte en la hacha solo para ver en su lugar un par de botas de punta reforzada y zapatos negro de Prada. La guillotina está preparado.

—Te dije que no entraras al bosque. —dira John.

—Pero nunca te escuchan. —Agregara su pálido acompañante.

John es un hombre amble y con trabajo honesto. El vive en las montañas y bosques. Te advertirá de los peligros de la naturaleza. No hay quien conozca mejor el bosque que El Sabueso mismo que la protege.

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—34 años… ¿No crees que tardaste mucho esta vez? Apuestas a muerto. —comento John antes tomar un poco de su cigarrillo y exhalar una nube negra.

Luka miro al leñador con pereza. Observo flojamente los detalles de su persona hasta dar con el tatuaje apenas visible en su ante brazo. Un círculo tachado con una equis.

—Te habíamos dado finalmente por muerto. ¿Porque no pases a la cabaña y le dices hola? —apunto en cierta dirección con su hacha John y se quedó observando como se iba aquel saco de huesos y carne vieja infestado de bichos llamado Luka.

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Hola, la autora aquí. No apareceré mucho pero cuando lo haga solo será para avisarles de cosas importantes. Estoy en la universidad y seré franca en que ocasiones tardaré en actualizar este libro como otros por razones obvias.

Aún así, les agradezco por leer este... extraño fanfic y recopilación de cuentos(? (no sé cómo llamarle) ¡Y no olviden dejar un comentario o like!

Atte: Cherry Terry