━twenty three: the chief's plan
╭══❅•°•CAPÍTULO XXIII•°•❅══╮
EL PLAN DEL JEFE.
❝Háganse a prueba de fuego como los dragones que son❞
Las exigencias del pueblo lo estaban sofocando, intentaba hacer todo lo posible en ser un buen jefe, hacer lo correcto y tener aún tiempo para sus propias cosas, los cuales se estaban reduciendo. Los días se habían vuelto pesados, el invierno estaba aquí y la gente parecía entrar en pánico debido eso, iban de acá para allá comprando cosas. Gastaban las reservas e Hipo no podía hacer nada para que los barcos mercaderes lograran llegar en pleno invierno e incluse así la gente parecía no entender, dirigir la Orilla del Dragón con su equipo y ser jefe interino cuando Estoico aún estaba no era nada comparado a esto.
Era realmente el jefe ahora hasta que le traspase a alguien más, Hipo Abadejo no había estado preparado mentalmente para esto o al menos eso era lo que él pensaba, ¿qué era que había dicho su padre referente a esto? Ugh, apenas lo recordaba, apenas y escuchaba cuando su padre se ponía a hablar sobre eso.
Y el recuerdo de su padre lo abatió. Ya habían pasado meses y aunque no dolía cómo las primeras semanas aún había un hueco en su corazón cada vez que se acordaba, realmente lo necesitaba, ahora más que nunca que había llegado a su límite. Estaba dentro de su pequeño taller en la herrería ocultandose como solía hacerlo cuando era pequeño, fue el primer lugar que encontró cuando se deshizo de la gente que comenzó a asfixiarlo. Lo habían aturdido y se encontraba sorprendido por ello.
Sin querer había soltado algunas lágrimas sin siquiera darse cuenta, el esfuerzo le estaba cobrando frutos y el recuerdo de que necesitaba a su padre en estos momentos fueron los culpables. Segundos despues sintió como lo abrazaban por detrás y unos brazos rodeaban su cintura, suspiró posando sus manos sobre esta sabiendo de quién se trataba. Idunn posó su frente por la espalda del castaño sin decir una palabra, solo se quedó ahí para ser su soporte, sintiendo como acariciaba su brazo encima de la chaqueta que usaba ese día.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó unos minutos despues en voz baja oyendo su respiración pausada.
— No puedo hacerlo sin él —contestó luego de un corto silencio pensando que le diría, era tonto mentirle y ella sabía que decir cuando lo requería. La oyó suspirar poniendo esta vez su mentón sobre su espalda.
— Tú eres capaz de hacer lo que quieras y más, sé que a veces necesitamos a nuestros padres para que nos guíen y nos sentimos perdidos cuando no, sé que lo extrañas pero él confiaba en ti y en la capacidad que tienes, ¿cuándo será el día en que lo notes tú? —dejó la pregunta flotando en el aire ya que él no contestó.
Idunn sabía que Hipo solía dudar de su propia capacidad la mayoría del tiempo, nunca se lo había dicho u mostrado, sin embargo, ahora parecía estar rompiendo ese caparazón que había hecho por todas las responsabilidades sobre sus hombros. Lo había estado observando y quería que se diera cuenta que era capaz de hacer cualquier cosa, pero no lo hacía. El castaño entonces se dio la vuelta quedando así frente a ella, agarró sus manos y las besó. La pelirroja ladeó la cabeza con una pequeña sonrisa antes de soltarse de su agarre y tomar su rostro entre sus manos, se puso de puntas para dejarle un beso en la frente.
— Eres increíble, Hipo, nunca lo olvides.
El castaño suspiró con las cejas bajas y una pequeña sonrisa por la preocupación de la chica, siempre aparecía cada vez que lo necesitaba y estaba para él en todo. Sabía que Idunn había mejorado y que ambos eran personas diferentes, pero aún así se tenían el uno para el otro para cualquier adversidad. Abadejo entonces abrió la boca para decir algo más el sonido de metal chocando entre si lo detuvo, alzó la mirada e Idunn volteó hasta la entrada donde el sonido se había oído. No era el choque de espadas que ellos ya conocían, este parecía que el montón apilado en la herrería se había caído y confirmaron eso cuando la cabeza de la Pesadilla Monstruosa se asomó entre la cortina que simulaba una puerta.
Idunn bufó, desde que lo habían liberado de Vrede siempre estaba tras ella y realmente no le había tomado tanta importancia pensando que el dragón solo estaba agradecido con ella. Hipo le dijo que podía ser eso ya que a él ya le había pasado con Eructo y Vómito —el Cremallerus de los gemelos— hace un tiempo, sin embargo, ya comenzaba a ser un tanto molesto.
— Te siguió de vuelta —señaló el jefe, la pelirroja lo miró con obviedad antes de acercarse al dragón, de color verde con negro, que intentaba entrar a la pequeña habitación sin éxito por su tamaño.
— Te lastimarás, acosador —murmuró agarrando la cabeza alargada de la Pesadilla para empujarlo con la finalidad de sacarlo de la herrería. Tuvo cuidado de guiarlo hasta la salida escuchando las quejas de Bocón, ya que el dragón caminaba desde atrás sin quitarle la mirada con ojos bastante dilatados, con Hipo detrás suyo levantando las hachas y espadas caídas. Cuando estuvo finalmente afuera puso sus manos en jarra, mirando al dragón queriendo saber que quería—. ¿Qué es lo que pasa contigo?
La Pesadilla se paró correctamente con sus dos patas traseras y las garras de sus alas, ladeó la cabeza sin entender más que hacer para que lo reconociera. Bufó exhausto causando que Idunn alzara las cejas un tanto indignada.
— No creo que seas la única cansada en esto —murmuró un divertido Hipo desde atrás recostandose por el marco de la herrería, la fairiana rodó los ojos más se quedó quieta cuando el dragón se acercó y puso su cabeza sobre la suya—. ¿Qué está haciendo?
La pelirroja soltó una risa nerviosa antes de salir del techo improvisado que el dragón había hecho con su cabeza, ladeó la cabeza sintiendo la familiaridad. Frunció el ceño acariciando su cabeza hasta bajar por su cuello, caminó hasta su ala derecha, específicamente hasta la paleta donde su unía con su cuerpo. Se puso de rodillas bajo la atenta mirada del dragón —y también de Hipo y algunos aldeanos—, antes de que la criatura verdosa alzara su ala para enseñarle la marca que tenía haciéndola soltar un jadeo cayendo al suelo.
La marca era más un tatuaje que ella recordaba muy bien, se podía leer dos iniciales en alfabético runico: "B & M.K". Tragó saliva al darse cuenta finalmente del por qué la perseguía tanto y el cómo dejó de estar agresivo cuando la vio, la Pesadilla se puso bien de vuelta y retrocedio para verla con ojos comprensivos, él también se había sorprendido al verla.
Las iniciales significaban Brann y Morag Kerr.
— Brann —susurró, la Pesadilla al escuchar su nombre luego de un largo tiempo ronroneó y se acercó restregando su cabeza, teniendo cuidado con sus cuernos y dientes, por la chica que aún no salía de su conmoción hasta que sintió el aliento caliente del dragón—. ¡Brann!
Algunas lágrimas se le escaparon mientras abrazaba la cabeza del dragón de clase fogonera, la Pesadilla la envolvió con sus alas de la forma paterna que su dueño había tenido con ella. Hipo y Bocón, quien se acercó curioso, ladearon la cabeza confundidos de la reacción de ambos. El castaño fue quien se acercó con lentitud teniendo una idea de que tal vez el dragón haya vivido en Fair antes de la partida de los dragones, Idunn volteó para verlo con una sonrisa pero con las lágrimas bajando por sus mejillas.
— Es Brann —repitió el nombre—. El dragón de papá.
Con su explicación corta se le aclaró la mente ya sabiendo por qué se había emocionado tanto, sonrió al verla feliz en el suelo abrazando la cabeza de la criatura alada. Brann ya era viejo y la había visto nacer y crecer, siempre estuvo para Morag cuando Ishbal murió y aunque le disgustaba, solía ser el niñero de los gemelos hasta que le comenzó a gustar jugar con ellos. Cuando Morag murió Idunn había logrado sacarlo del establo y dejar de lado la agresividad que se había apropiado de él por la tristeza de perder a su alma gemela, todo incluso mientras la propia Idunn sufría la pérdida de su padre. Alistair se había alejado de él un cierto tiempo, era claro que era el más afectado entre todos.
Cuando Idunn había tomado la decisión de dejar ir a los dragones y Trueno se quedó, Brann se encontraba en el grupo que abandonó la isla y pensó que nunca más volvería a ver a los hijos de su mejor amigo. Había volado mucho, lejos, alejándose de humanos hasta que cayó en la trampa de Vrede hace algunos meses hasta que ella lo rescató, aunque no lo hubiera reconocido al principio.
— Pensé que no te volvería a ver, chispitas —comentó mirando al dragón—. Nunca debí dejarte ir —sorbió de su nariz antes de secarse las lágrimas.
Se puso de pie de vuelta cuando Brann la soltó de su abrazo, se llevó una mano a su pecho antes de voltearse a Hipo quien le sonrió de forma sellada. La fairiana le extendió su mano para que se acercara y así lo hizo.
— Brann, quiero presentarte a la persona más importante que tengo ahora junto a Al, estoy segura que a papá también le hubiera agradado —lo miró y él no pudo evitar quererla un poco más de lo que ya de por si ya hacía, la pelirroja desvió su mirada para fijarse en Brann—. Él es Hipo, Hipo él es Brann.
— Hola, amigo, es un placer —sonrió alargando su mano libre hasta el dragón quien lo miró curioso, demasiado consciente de las veces que lo vio junto a ella y su Alfa cuando intentaba acercarse a la pelirroja. Olfateó su mano antes de dejar que lo toque.
Idunn sonrió feliz, presentarles a ambos era lo más cercano que tendría de que conociera a su padre y les diera el visto bueno. Sabiendo que en alguna parte del Valhalla Morag estaría junto a Estoico cuidándolos, trayendo a Brann de vuelta a su vida.
• • •
Tiempo despues Hipo había llamado a todo el equipo a la herrería, los gemelos lo miraron desinteresados ya que en sus quejas Idunn entendió que estaban haciendo algo para una de sus habituales bromas y los había interrumpido en medio de algo importante. Ellos de verdad eran muy creativos e incluso se pasaban semanas construyendo y planificandolo para que todo saliera a la perfección, la mayoría de las veces Patán era el que caía en la broma de los rubios, aunque claro, ella ya había sido una de sus tantas víctimas.
Nadie se salvaba de los Thorston y ya había aprendido eso.
La pelirroja se sentó encima de la mesa como ya era costumbre y Astrid la empujó, casi echándola, para tener lugar a su lado. Ah, tenía una amiga muy salvaje más no se quejaba, estaba segura que era igual. Los demás se quedaron parados esperando lo que sea que Hipo iba a decir, donde los únicos atentos eran Patapez y Eret, incluso Valka se acercó a ellas luego para hablar.
— Está bien, gracias por venir —llegó Hipo cargando unos planos con Chimuelo tras él.
— No teníamos de otra —se encogió de hombros Patán para luego encogerse de hombros, Hipo simplemente lo ignoró.
— Estaba pensando en volver al trabajo de antes, liberar dragones —informó mirándolos, Bocón quien estaba trabajando más allá, paró sus movimientos y subió su casco de hierro para fijarse en él—. Hay cientos de dragones ahí afuera y la misma cantidad de barcos cazadores que los derriban por dinero, saben eso, creo que sería bueno devolverles su libertad.
— ¿Y solo eso? Si los liberamos pueden ser atrapados otra vez —apuntó Astrid.
— Es por eso que se quedarán aquí —asintió y Bocón casi se cae de su silla al oírlo—. El Alfa está aquí, tenemos espacio y ellos necesitan un lugar seguro en donde quedarse. La idea llegó cuando con Idunn liberamos los dragones de Vrede, la mayoría estaba herido y asustado, no podemos quedarnos así sin más sabiendo que afuera hay un montón en esas condiciones y están sufriendo por ello.
— Quieres crear una utopía de dragones —afirmó la pelirroja pensando en sus palabras, lo que pasó en Vrede y con Brann en la mañana eran pruebas suficiente para apoyarlo. Hipo asintió.
— Digamos que fue Fair quien inspiró también esa idea —suspiró mirándola antes de fijarse en los demás—. Entonces, ¿qué opinan?
— ¡Estoy con él! ¿Quién más? —exclamó Brutacio quien había tenido una mano en su mentón analizando sus palabras, antes de levantar ambos brazos espantando a Patán quien estaba a su lado.
— Thor santo, dame fuerzas —murmuró Bocón a lo lejos.
Hipo alzó las cejas y una pequeña sonrisa se elevó mirando al rubio, miró al resto quien comenzó a asentir luego de pensar en el plan del jefe.
— Yo opino que si vamos a atacar a esos monstruosos barcos cazadores debemos llevar alguna protección o algo —sugirió Patán—. Es decir, ya pasé por esto y no quiero sufrir más heridas graves, gracias, amo mi vida.
— Sugiero llevar protección, jefe, estuve en esa profesión y un cazador haría lo que fuese necesario para proteger su botín —habló Eret por primera vez.
— Estoy con Eret —apuntó Valka mientras que Patán abría la boca y los brazos ofendido porque claramente lo había dicho primero, también porque desvió la atención de la mayor—. También para proteger la identidad porque si saben donde escondemos a los dragones nos van a atacar, usa mi traje de ejemplo, hijo.
— Ya se me ocurrió también y estoy de acuerdo —asintió el castaño agarrando un plano doblado y lo abrió revelando el dibujo de un traje—. Creo que todos ya hemos visto como actúan los cazadores de cerca y también debemos estar protegidos de los dragones, en estado de cautiverio ven a cualquiera como enemigo.
— ¿Y cómo se supone nos vamos a defender del fuego de dragón? —preguntó Brutilda alzando una ceja.
— Escamas, con sus propias escamas —apuntó Patapez quien se había quedado analizando el dibujo del castaño, este sonrió de lado.
— Nunca me decepcionas, Patapez —asintió antes de dejar el plano en la mesa y avanzar hasta donde Chimuelo estaba rascándose, se inclinó para agarrar con sus manos una escama negra que se le había caído—. Los dragones de por si sueltan escamas, esto es lo que los vuelven a prueba de fuego y lo usaremos para serlo también. Recojan todo lo que puedan de sus dragones y hagan sus propios diseños, cubran todo, ¿está bien?
— Espera —interrumpió Patán para luego señalar a Astrid e Idunn aún sentadas en la mesa—. Ellas no están diciendo nada y si no lo aprueban, yo tampoco.
Hipo miró entonces a su novia y su mejor amiga calladas en el fondo, sabía que si no creían que era lo adecuado y se negaban los demás también lo harían. Al parecer le tenían más confianza a ambas que a él mismo y no había título de Jefe que pudiera salvarlo si su General y Estratega se negaban. Idunn se relamió los labios y miró a Astrid bajo la mirada expectante del equipo, la rubia suspiró devolviendole la mirada antes de girar sus cabezas hacia el resto.
— Suena bien —habló Astrid e Idunn asintió en silencio, Hipo suspiró.
— Bien, hagan sus diseños, sé que son creativos y recojan las escamas —asintió volviendo dentro de la cabaña—. Eret necesito que estés al tanto del tránsito de los cazadores.
El pelinegro asintió antes de irse, el resto lo imitó lentamente mientras hablaban de como querían que fuesen sus trajes y lo genial que sería ser aprueba de fuego. Idunn se puso de pie para ir a hacer lo mismo cuando Hipo la detuvo.
— Espera, Idunn, quiero mostrarte algo —habló deteniendola, ella frunció el ceño y volteó para ver a Astrid diciendo que la vería más tarde, sin más la rubia se retiró.
— ¿Qué sucede? —preguntó dando vuelta la mesa para ir a ver el plano, quería saber que tanto necesitaría para crear el suyo.
— ¿De verdad estás de acuerdo? No dijiste nada más que una oración —la miró mientras atajaba un pedazo de metal de Gronckle.
— Si, claro que si, es una buena idea —asintió mirando el plano—. ¿Solo me detuviste para saber que opinaba, Jefe?
— No, eso surgió de repente —sonrió antes de tragar saliva—. Quería decirte que me dejaras hacer tu traje —dijo e Idunn levantó la mirada para verlo y abrió la boca para claramente negarse, así que añadió con rapidez—: Y antes de que digas que no, tengo una idea y por eso quiero hacertelo —agarró el otro plano que había traído y se lo abrió para mostrarselo—. Pensé en la habilidad de Trueno y el traje tendría incrustraciones de metal de dragón en zonas específicas para que resistas la energía y que se distribuya bien para que no te traspase.
— Eres un genio, ¿sabías? —lo miró luego de observar el boceto del uniforme y todos los detalles que tendría—. Pero no tendrías que haberlo hecho, ya tienes muchas cosas que hacer para preocuparte por mi.
— Yo siempre voy a preocuparme por ti, mi lady —sonrió de lado—. Además, la próxima semana es tu cumpleaños y quería darte algo, déjame por favor.
— No me pongas esa cara, Abadejo —gruñó—. Ya no me puedo negar así, está bien, pero déjame ayudarte.
— Eso es más que suficiente —sonrió victorioso antes de agarrar ambos planos con los bocetos de su uniforme y el de ella para pegarlo sobre la pizarra de tela.
— Oye, mi hermano puede formar parte, sé que estaría encantado y sabe pelear bien —sugirió—. Además de salir de su monotonía de Jefe.
Hipo estuvo de acuerdo en llamar a Alistair, luego mandarían un mensaje al pelirrojo por si quería unirseles. Por el momento comenzaron a trabajar en los trajes de ambos para su próximo gran asalto.
Hola, sigo viva por si les preocupaba jeje. Bueno antes que nada quiero disculparme por mi tardanza, ayer me di cuenta que la última actualización fue en diciembre y bro, me sentí culpable, perdonen no encontraba nada de lo que me gustara, borré dos vECES I mean, esto debía llegar como en el cap 25 pero lo demás no me convencía y creo que por eso tarde tanto, igualmente perdón :(
Well, espero que estén bien y que no la estén pasando mal por la cuarentena y si este es el caso, mucho ánimo que vamos a salir de esta, si se puede gente 💚✊
Espero que el cap les haya gustado, las que dijeron que el dragón era del papá ¡acertaron! Muy bien, sigan así ahre. Btw, enseguida voy a publicar el fic aparte de Alistair, así que estén atentas, sé que Al tiene un club de admiradoras 😂
Les dejo un hermoso moodboard que la bella MarieWeasley me hizo:
Mag.
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