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━fourteen: a leap of faith

══❅•°•CAPÍTULO XIV•°•❅══
UN SALTO DE CONFIANZA.

NA: reproduzcan la música después de los tres puntitos (• • •)

❝Y es solo mi alma respondiendo al corazón pesado que estoy sosteniendo❞

FAIR.

El barco Magmalo que lograron destruir comenzaba a arder en llamas y hundirse en las aguas frías de la costa de Fair. Los habitantes comenzaron a gritar de emoción, alzando sus hachas o espadas al aire en forma de júbilo por la victoria obtenida. No recordaban la última vez que habían ganado contra cazadores y esto era un gran avance para ellos. El mástil principal se rompió debido al fuego que lo rodeaba causando que, al caer, rompiera el costado del navío en un fuerte sonido por la madera chocando entre sí.

Alistair sonrió alzando también su espada, vio por última vez la gran embarcación antes de darse la vuelta con las intenciones de ver como estaba el resto de la isla, pero fue interrumpido por un sonido casi hueco como si fuera un golpe. El pelirrojo frunció el ceño volviendo a girar para observar al barco hundirse, donde nuevamente se escuchó el sonido. Hizo callar al resto de su gente y berkianos que seguían celebrando para poder saber con exactitud de donde venía el golpe, cuando lo volvieron a oír junto a un leve gruñido Alistair abrió los ojos cuando afirmó que venía del navío destruido.

— Viene del barco —murmuró el pelirrojo a la persona más cercana a él, pero parecía que hablaba más con sí mismo. Al volver a escuchar otro sonido más, esta vez afirmando que si se trataba de un golpe, se puso alerta—. Hay alguien ahí adentro.

— Jefe, podría ser una trampa —alertó uno de los hombres, deteniendo las acciones del más joven de ir hasta el barco que estaba siendo consumida por las llamas—. Podría ser un Magmalo —manifestó con tal de que su líder no se exponga al peligro. Cuando Alistair iba a replicar otro sonido estuvo presente y no fue un golpe o el crepitar del fuego, esta vez pareció ser un gruñido mezclado con un bufido que el pelirrojo supo diferenciar.

— Los hombres no hacen ese sonido —aseguró antes de ponerse en marcha con tres de su hombres hasta el barco en llamas y que tenía parte de la popa hundida.

Si estaba en lo seguro y ahí adentro había un dragón no lo iba a dejar morir por nada del mundo, no si tenía la oportunidad de salvarlo esta vez. El fuego no le haría daño, era el agua colandose lo que lo preocupaba ya que podría morir ahogado. Al entrar al navío estuvo a punto de arrepentirse ya que estaba totalmente un desastre, el agua filtrandose y el techo en llamas con posibilidad de que se desplome eran grandes señales para alejarse lo más que pueda, pero un lamento llegó a sus oídos. Ahí había un dragón atrapado que necesitaba su ayuda. Entonces continuó su camino tratando de desviar trozos de mandera en llamas que ni las aguas podían apagar.

No le sorprendió saber que había un dragón ahí, era un barco de cazadores, a esto se dedicaban, pero le dio mucho más asco y rabia ver a lo que estos hombres hacían de sus vidas. Vio uno de los pilares en llamas con intenciones de desplomarse, por lo que apresuró el paso todo lo que las aguas —que le llegaban hasta sus rodillas— se lo permitían. Para cuando pudo cruzar el pilar cayó rompiendo una de las paredes de madera que estaba en el lugar, impidiendo así el paso a los demás fairianos de pasar igualmente.

— ¡Jefe! ¡Alistair! —gritó uno de los jóvenes que lo habían acompañado al ver como su jefe había quedado del otro lado del fuego.

— ¡Salgan de aquí! —exclamó el pelirrojo alejándose del lugar donde había caído el pilar ya que las llamas se avivaron encima de las aguas. Los hombres no dieron señal de que lo iban a abandonar, pero tuvieron que retroceder cuando comenzó a arder mucho más grande—. ¡Vayan! Voy a estar bien.

Los Fairianos, sin tener de otra, tuvieron que alejarse a regañadientes y al salir del barco notaron como estaba ardiendo mucho más que antes. Alistair suspiró antes de seguir su camino, desviando por pura suerte la madera que caía frente a él, bajó más hasta la popa ya que era de donde se oía el lamento y tras una puerta destruida con el agua, que ya había llegado muy alto, pudo apreciar a un dragón. La pobre criatura estaba encadenada por lo que no podía moverse, estaba con la cabeza arriba queriendo alejar sus fosas nasales y boca del agua.

Sintió su corazón ir más rápido al verlo indefenso pero no sabía como acercarse ya que la puerta estaba destruida, el techo encima de él fue crujiendo alertando de una próxima caída y en segundos cayó encima de él más Alistair se tiró bajo el agua con rapidez para que el golpe no sea tan fuerte. Se quejó cuando la madera golpeó su costado pero no fue un golpe grave, la madera que cayó abrió un hueco en una de las paredes causando que el agua se filtrara con mucha más facilidad, haciendo que suba más y por ende hundir más rápido el gran barco.

Alistair aprovechó eso ya que pudo ver una abertura debajo de los escombros que cubrían la puerta, nadó hasta atravesarlo y ahí pudo ver con más facilidad al dragón que ya estaba sumergido. Era de un color marrón, variando de tonalidad en su lomo, pero no quedó a contemplarlo más de lo necesario ya que el aire ya se le estaba acabando. Se acercó hasta estar frente a la criatura quien abrió sus ojos al sentir una presencia, su iris era de un púrpura eléctrico que traspasaron el alma del joven Kerr. La pupila del dragón se dilató cuando notó que el muchacho no tenía intenciones malas y se limitó a mirarle pidiendo ayuda para que lo libere.

Alistair acercó sus manos hasta la correa que rodeaba su cabeza y comenzó a forcejear por él hasta que logró romperlo, sacó el gran yugo con manos temblorosas de la cabeza del animal sintiendo como sus pulmones se apretaban entre si por no estar recibiendo aire. El dragón sacudió su cabeza al notar que el peso se había ido y miró al hombre que se estaba ahogando, rápidamente se impulsó hacia arriba tomándolo con sus patas y así rompió el techo del barco para salir volando. Él la había salvado, tenía que devolverle el favor.

El dragón de escamas claras lo dejó en el suelo a unos metros alejado de su pueblo que comenzaron a acercarse luego de verlo. Alistair se apoyó por sus antebrazos buscando el aire que se le había ido, miró al dragón agradecido y esta vez si pudo detallarlo mejor.

Era más grande que Rhaegal pero más chico que Trueno, de un color marrón oscuro en la parte superior, en su lomo parecía tener pelaje en vez de escamas —o eso supuso ya que no podía ver bien esa parte— y era de color marrón pálido en la parte inferior, tenía cuatro patas cortas y sus garras eran de color purpura un poco más oscuro que sus ojos, su cuello era corto también, notó que no tenía una sola espina en su cuerpo sin contar los dos cuernos pequeños que sobresalían sobre y debajo de su cabeza, su cola terminaba en un par de aletas con pequeños picos igual a sus grandes alas. Era simplemente hermoso.

Alistair extendió su mano hasta el dragón claro que lo miraba con ojos curiosos, se alejó unos centímetros más se dejó tocar por el muchacho luego, el menor de los Kerr suspiró con una sonrisa queriendo tirar de sus labios.

— Gracias, creo que estamos a mano, amigo —sonrió de lado mientras acariciaba su cabeza, el dragón arrugó su nariz y achicó sus ojos para luego abrir su boca donde el pelirrojo pudo apreciar que era de color púrpura en su totalidad, pero se sorprendió cuando su aliento frío chocó con su rostro donde creó pequeñas escarchas de nieve. Su boca formó un perfecto "o" al notar que no era un dragón de fuego, sino de hielo, por lo que su sonrisa se agrandó hasta que notó el rostro, tal parece molesto, del dragón. Luego de pensar un segundo notó su error—. Amiga, disculpe reina del hielo, aún tengo problemas en diferenciarlo.

Los hombres, que habían quedado a una distancia prudente, finalmente se acercaron para ayudar al jefe a levantarse pero Alistair no quería separarse del dragón, se sentía bien a su lado como hace años no se encontraba. La dragona —ahora ya reconocida así— no se asustaba de tantos humanos rodeandola, parecía ya acostumbrada de hecho. Se sentaba perfectamente bien mientras alzaba su cabeza, no de forma orgullosa como solía hacer Trueno, ella parecía ser en una forma más elegante.

Era una dragona digna de ser compañera de un rey.

UN MES DESPUÉS.

Arwen, la había llamado Arwen, que significaba Doncella Noble y que mejor nombre para una dragona tan elegante como lo era ella. Alistair también descubrió que tipo de Dragón era; un Aullido Lanudo, nombre por las muchas y pequeñas escamas en su lomo que parecía pelaje. Al principio no quería que se quedara, la culpa de lo que pasó con Rhaegal aún lo perseguía y que ella le pareciera, un poco, físicamente a los Furias Nocturnas no ayudaba mucho, pero era de su misma clase y tal parecido tenía una razón.

Sí, ella se fue pero entrada a la tarde volvió, había algo que no la dejaba querer abandonar la isla y era porque Alistair y ella habían conectado, por más que el pelirrojo quisiera negarlo. Sentía que reemplazaría a Rhaegal de algún modo y simplemente no quería dejarlo de lado, no cuando le falló de tal manera a su compañero de toda la vida. Pero finalmente pasado la primera semana no se resistió a los bonitos ojos púrpura de la dragona, ¿y si Arwen no había aparecido por mera casualidad? Luego de tanto tiempo y con una esperanza creciendo en Fair nuevamente, ¿encontrar un nuevo dragón que sin conocerlo ya le era leal sería algo malo? ¿Y si se daba una nueva oportunidad con Arwen?

Y lo hizo esa tarde cuando su mente comenzó a divagar en el pasado y Arwen lo encontró llorando, él no supo que estaba sacando lágrimas hasta que la dragona apareció. Debía dejar el pasado donde tenía que ser y darle un descanso a su mejor amigo, no olvidarlo, Rhaegal siempre ocupará parte de su corazón pero debía pensar en el futuro, y eso es darle paz a su padre y compañero.

Esa tarde mientras soltaba lágrimas en silencio y miraba a Arwen sentada a su lado, decidió que no quería estar más solo y que si ella significaba un comienzo nuevo lo tomaría, tenía que. Por lo que extendió una mano hasta ella, quien curiosa se movió hasta él para indicarle que se suba. Ella parecía ya conocerlo o le confundía con alguien más, porque ella tomaba el primer paso siempre y le tenía confianza, era un poco extraño a su parecer.

Y aquí estaban ambos, un mes despues de la partida de Idunn a Berk, un mes despues donde Alistair encontró un nuevo amigo, un mes sin ataques, volando sobre el mar y desviando dragones marinos que saltaban de las aguas mojandolos a ambos. ¿Hace cuanto que no volaba? Sentía que había pasado una eternidad que le parecía una nueva experiencia sentir el viento y la libertad que el cielo ofrecía. Tenía miedo, por no ser con Rhaegal, pero un mes bastó para entrar en confianza y que el jinete que alguna vez fue volvería a resurgir de las cenizas.

Iban a Berk, quería visitar a su hermana, porque supuso que todo había salido bien y por eso ya no regresó. Nunca habían estado tanto tiempo separados y aunque trataba de acostumbrarse no podía del todo, también quería evaluar Berk y ver si era bueno para Idunn. Cuando finalmente llegaron pudo ver desde arriba los dragones que caminaban o sobrevolaban la isla, pero no consiguió a ver una cabellera roja por lo que luego de aspirar una buena cantidad de aire le dijo a Arwen para bajar.

La dragona piso tierra segundos despues bajo la mirada de los berkianos, que al notar una cara nueva lo tacharon de algún peligro por ser un extraño más él, al bajar del lomo de Arwen, alzó los brazos diciendo con sus gestos que no venía para eso. Solo quería hablar con su hermana, tenía que saber que iba a pasar con Fair si ella se quedaba aquí para poder tenerlo todo bajo control. Sus ojos rápidamente se encontraron con el Furia Nocturna que andaba acostado frente a una casa un tanto abierta, él levantó la mirada reconociendolo y lo miró con sus grandes ojos con curiosidad, mientras que Alistair se limitaba a sonreír de lado.

— ¿Alistair? —escuchó una voz femenina del otro lado donde andaba mirando, giró su cabeza viendo como una cabellera rubia se acercaba hacia él.

— Hola, Astrid —saludó con una pequeña sonrisa, había compartido pocas palabras con la Berkiana cuando se fue a Fair y solo era para cuidar a la suicida de su hermana, pero ya la conocía al menos.

— ¡Hey! Que calurosa sorpresa —llegó ella frente a él, alzando su cabeza por la diferencia de altura, puso sus manos en su cintura antes de continuar—. ¿Qué haces aquí? —preguntó en un tono jovial, el pelirrojo pudo ver salir a Hipo de la casa abierta donde el Furia andaba acostado y lo vio acercarse lentamente mientras se limpiaba sus manos con un pequeño trapo.

— Quiero hablar con mi hermana, hay algunas cosas políticas de lo que tenemos que charlar —alzó las cejas añadiendo un tono divertido a su hablar, Astrid frunció el ceño y parpadeó repetidas veces mirándolo esta vez un poco confundida.

— Idunn se fue a Fair —respondió un tanto obvia, Alistair asintió.

— Si, pero regreso porque tenía que disculparse, algo así me dijo —miró a Hipo un segundo antes de volver hasta la rubia, que tenía una expresión ambigua. Astrid abrió la boca para luego girar y mirar al castaño que tenía la misma expresión—. Astrid, dónde está mi hermana —quiso saber ya que el silencio y la espera le estaba dando un mal presentimiento, a rubia volteó de nuevo hasta él.

Al, ella no regresó —declaró hablando lentamente para no alertarlo, el pelirrojo se enderezó y su expresión pasó a ser sombría. Algo en la mirada de Astrid lo hizo reaccionar, por lo que sin decir una palabra volteó para caminar hasta Arwen—. Alistair, espera, ¿no irás a buscarla tú solo, verdad?

— Es mi hermana, los dioses sabrán que le pasó para que no llegara —gruñó antes de agarrar con fuerza la montura y subirse en ella—. Cazadores la andaban buscando, nunca debí dejarla venir.

— Espera, ¿qué? ¿cazadores? —preguntó por primera vez Hipo llegado a lado de Astrid.

— Por Trueno, ellos... —suspiró sin poder continuar, no se atrevía a hacerlo.

— La van a matar —continuó la rubia a lo que el fairiano se limitó a asentir mientras miraba algún punto de las construcciones de la isla—. Iré contigo.

— No —declaró Hipo causando que Astrid lo mirara mal y antes de que abriera la boca para decirle muchas cosas, de las cuales seguro se arrepentiría luego, el castaño continuó—. Iremos contigo.

Alistair lo miró, pensando en las últimas palabras que Idunn le había dicho, y pensó que ella podría estar equivocada, que tal vez él sentía lo mismo también. Pero por más que quisiera analizarlo mejor, necesitaba buscar a su hermana, tal vez esté en peligro y no se perdonaría jamás si algo le pasara.

— ¿Porqué lo harían? —preguntó, estaba enojado, no con ellos ni con Idunn, sino con sí mismo por no cuidarla como se debía. Astrid iba a contestar pero alguien se le adelantó.

— Porque Idunn es nuestra amiga también —contestó Hipo con firmeza, tal vez Idunn le dijo que no era nadie para ella, pero para él si lo era todo por lo que no iba a dejarla morir.

Alistair lo miró antes de mover su vista hasta Astrid alzando una ceja, tenía muchas ganas de decir que Idunn lo consideraba más que un amigo pero solo suspiró asintiendo.

— Tormenta es rastreadora, la vamos a encontrar —aseguró la rubia antes de llamar a su dragón.

Mientras los esperaba el pelirrojo intentó tranquilizar su mente, ponerse sereno para no ser impulsivo. La diferencia entre Idunn y él era que ella era muy impulsiva, él sabía calmarse cuando lo requería, sabía que uno hacía y decía cosas sin pensar y que lastimaban cuando uno tenía la cabeza caliente, como Idunn siempre lo hacía. Cuando ambos jinetes finalmente terminaron de alistarse, Arwen tomó vuelo y así la delantera siendo seguida del Furia —al que aún le costaba mirar— y el Nadder, que por orden de Astrid comenzó a ofaltear el ambiente para así comenzar a rastrear.

— ¿Dijo que iba a disculparse? —preguntó Hipo luego de un largo silencio entre los tres, Alistair asintió mientras jugaba con las pequeñas escamas del lomo de Arwen—. ¿Porqué lo haría?

— Ay, niño —giró su cabeza para mirarlo con las cejas levantadas—. Tú no sabes muchas cosas —murmuró con una sonrisa de lado antes de adelantarse hasta donde estaba Astrid, Hipo se quedó mirándolo.

— ¿Qué me quiso decir? —le preguntó a Chimuelo quien le respondió con un ronroneo, incluso creyó verlo girar sus ojos.

Alistair y Astrid compartieron una mirada, la rubia lo miró divertida ya que con eso supo que tenía conocimiento de los sentimientos de Idunn, el pelirrojo solamente negó rodando sus ojos haciéndola sonreír levemente hasta que Tormenta graznó y comenzó a moverse más. El Nadder ofalteó por última vez antes de que su vuelo baje más al suelo.

— ¿Encontraste algo? —preguntó su jinete viendo el suelo con nieve debajo de ellas, Tormenta entonces bajó hasta pisar tierra seguida de los otros jinetes.

Los tres se bajaron viendo como el Nadder se movía hasta un punto en el suelo, Astrid la siguió y se puso de rodillas cuando su dragón comenzó a rasgar la nieve hasta que comenzó a salir manchada. Entrando en pánico comenzó a cavar hasta que la nieve más nueva que comenzó a caer fue echada a un lado hasta mostrar una totalmente manchada de rojo, que supuso era sangre. Miro a ambos muchachos que estaban igual o más asustados que ella, Alistair tragó saliva mientras que Hipo se llevó la mano a su cabello.

— No necesariamente debe ser de ella —aclaró queriendo no perder la esperanza de que su amiga estuvo herida de gravedad en esa zona.

— Un dragón rastreador nos trajo hasta aquí, ellos no se confunden y si es de Trueno tampoco me tranquiliza, Astrid —escupió antes de voltear y caminar cerca de los dragones, respirando con largas pausas para tranquilizarse. Pronto Chimuelo comenzó a moverse también hasta un punto en la nieve donde comenzó a moverla hasta sacar un objeto, Hipo se acercó, luego de apartar la vista de la nieve manchada. Se puso de rodillas a su lado luego de preguntarle que pasaba y desenterró el mismo collar que causó todo el desastre. El castaño miró al pelirrojo confirmando que Idunn si había sido herida, Alistair puso una mueca—. La derribaron.

— ¿Qué se supone que vamos a hacer? —se paró Astrid mirando a ambos.

— Buscarla —contestó Hipo con firmeza—. Idunn no merece esto, sino una de las mejores vidas. Ella es fuerte, ella no estará... no estará muerta —murmuró lo último más para si mismo, no quería siquiera imaginarse si eso pasaba ni volverla a ver nunca más. Mientras Astrid asentía y volvía a pedirle a Tormenta que busque, Alistair se acercó hasta Hipo que seguía arrodillado en la nieve.

— Mi hermana te quería —declaró, el castaño alzó la mirada rápidamente mirándolo con el ceño fruncido, Al puso una mueca—. Ya sabes de que forma.

Finalmente Alistair se alejó de ahí dejando a Hipo ahí, en la nieve, sujetando su collar. Entonces, Idunn si lo quería, ¿pero porqué se fue de esa forma? ¿Él la quería? Estaba seguro en este punto que si, más siempre había un pero en su cabeza que solo lo confundía más. Miró a Astrid que comenzó a negar.

— Algo la bloquea, estamos ciegos, chicos.

Alistair suspiró y se alejó de ahí, Astrid lo siguió dejando de vuelta a Hipo junto a Chimuelo, preocupado por Idunn y de lo que podría significar para él.

• • •

Idunn Kerr estaba volando junto a Trueno del otro lado donde el trío se encontraba, se había escapado cuando Valka salió del santuario. Luego de alejar su miedo, estar tanto tiempo en tierra ya le estaba fastidiando, así que cuando tuvo la oportunidad de salir no lo dudo. Su herida se había cerrado pero había quedado una cicatriz un poco grande que la verdad no le preocupaba, era solo una marca más.

— Bien, hijo mío, ¿recuerdas las acrobacias que Hipo nos contaba? —preguntó con una sonrisa, vio el rostro travieso del híbrido causando que riera—. Vamos, hay que tocar el cielo —el dragón gruñó—. Si, si, si, sé que no es lo que quisiste decirme, tu solo debes improvisar.

No sabía donde ir, ¿regresar a Berk o a Fair luego de tanto tiempo conviviendo con dragones? El santuario era y siempre será tan hermoso como también especial para ella, porque Rhaegal descansaba ahí. Sentía que ya no tenía lugar en el mundo, así de mal ya estaba.

Trueno finalmente comenzó a elevarse más en el aire hasta que Idunn pudo tocar las nubes, se atajó de la manija de su montura antes de que el híbrido haga algunas volteretas y volara a través de las grandes nubes blancas que había en el cielo este día. La pelirroja extendió sus brazos y cerró los ojos cuando llegaron al punto más alto, se sentía como si fuera un dragón. Aspiró todo el aire puro que pudo antes de sacarlo nuevamente, puso sus manos sobre la montura.

— ¿Qué te parece un salto de confianza? —Trueno abrió los ojos y giró su cuello para verla mejor, Idunn sonrió sin mostrar dientes a la vez que alzaba las cejas—. Sería lo último que hace falta hacer para saber que ya no tengo miedo.

Trueno achicó sus ojos mientras pensaba que tan descabellado sonaba la idea de dejarla caer desde tan alto, pero al final cedió, ya que no tuvo de otra. Idunn luego de suspirar hizo lo que Hipo hacía con tanto entusiasmo, él le había dicho cada vez que salía a explorar que era lo que hacía y ella encantada lo solía escuchar. Ahora quería intentarlo. Por lo que se soltó de su manija —un tanto temblorosa por lo que iba a hacer— antes de echarse a un lado y así comenzar a caer desde el cielo, el híbrido entró en pánico y cerró sus alas para caer con más fuerza y así estar a su lado.

Ambos quedaron frente a frente mientras se movían entre ellos creando un círculo, pronto Idunn, que había caído un tanto nerviosa relajó sus músculos al darse cuenta lo bien que se sentía la adrenalina en su cuerpo. Ella sonrió mirando a Trueno que también lo hizo, a su estilo, pero era una sonrisa despues de todo. Cualquiera que los viera pensarían que estaban totalmente locos, pero ellos estaban viviendo con la caída.

Cuando la pelirroja vio el océano cada vez más cerca miró a su compañero y mejor amigo, el cual se dio la vuelta para que ella pueda subirse sobre él de nuevo y fue lo que hizo. Se sujetó con fuerza de la manija hasta que faltaron solo metros para tocar el mar y ahí fue cuando Trueno extendió sus alas para frenar tan brutal caída, pero no se detuvieron, al frenar siguieron moviéndose sobre el oceano en donde comenzaron a saltar los dragones marinos. Idunn extendió sus brazos hasta arriba donde soltó un grito de pura emoción al igual que Trueno soltó un rugido con el mismo sentimiento.

Eso era vivir.

Dejar de pensar en los demás le había devuelto parte de su alma, algo que había estado necesitando desde hace mucho tiempo. Llenar sus pulmones de aire puro, sentir la adrenalina en todo su cuerpo. Ahora estaba lista para volver.

Hello, bitchesss, ¿me extrañaron? Les traje un cap de 4mil palabras para compensar mi ausencia, pero quiero decirles que me cOSTÓ UN OJO EN LA CARA ESCRIBIR ESTO, en serio tuve muchísimos problemas y sigue sin gustarme. Siento si hay errores, me duele el cerebro xd.

Xfavar, dejen de ponerme "sigue", "continúa" o "actualiza" cUANDO ACABO DE HACERLO. Lo peor es que lo hacen lectoras fantasmas, mi amor, si vas a comentar y no votar, te voy a silenciar y no vas poder leer más :) thanks, no entiendo como dicen que les gusta la novela cuando no dan ni un pinche voto. ¿Si saben que eso es importante, no? No se les va a caer el dedo ni el FBI vendrá por ustedes, ¿si ya comentaron porqué les cuesta votar? Pregunta seria.

Anyway, tengo puntos que aclarar, primero: Idunn se alejó porque piensa que es un total desastre, así que por primera vez puso su bienestar antes que los demás, you know, todos alguna vez en nuestra vida necesitamos un poco de espacio para nosotros mismos y es lo que le pasó.

Punto número dos: la frase al principio es por Alistair, en cambio el título es por ambos, tanto por Alistair por confiar en Arwen, Astrid e Hipo, como por Idunn por tremenda caída, literal, que hizo.

Punto número tres: Arwen es una referencia al Señor de los Anillos.

Y el punto más importante: ¡Alistair tiene dragón nuevo! Conexión que explicaré alguna vez xd btw si no saben como es un Aullido Lanudo aquí les dejo un par de imágenes de este hermoso dragón.

Creo que ya no tengo puntos que aclarar pero si tienen alguna duda me lo dicen aquí pa' responderles. Ah, en el próximo cap ya empieza la película, quiero leer teorías plss thanks.

Les dejó algunas moodboards que hice:

ASTRAIR (Astrid + Alistair)

IDUNN + TRUENO.

Mag.

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