Capítulo final: Parte uno
Ningún persona me pertenece.
Capítulo final: Parte uno
El Bifrost los arrojó contra el recinto dorado con más fuerza de la normal, se había sentido como un gran pellizco en todo su cuerpo, en vez de la muy agradable sensación de cosquillas que a todos los viajantes les gustaba sentir y el cual era un claro indicativo de una bienvenida a un hogar seguro. Ambos dioses se miraron confundidos y ese sentimiento solo aumentó al descubrir que Asgard estaba en una perfecta condición, en nada se parecía a aquel lugar que dejaron cayéndose a pedazos, todo parecía normal incluso Heimdall los observaba expectante ante la extraña reacción de sus reyes.
— ¿Necesitan ayuda, majestades? —Preguntó el guardián—. La reina madre Frigga y el todo poderoso Odín los esperan en el Fensalir para tener su desayuno.
Loki no pudo evitar fruncir el ceño, Odín fue el primero en morir, él lo vio, en cambio Thor no pudo evitar tener un brillo de esperanza en sus ojos— ¿Padre sigue vivo?
El azabache negó—. Esta muerto, mejor contesta esta pregunta Heimdall ¿Dónde está Hela?
Ese nombre pareció desconcertarlo, por un momento dejó su espada y caminó directo a ellos—La veo encarcelada en el Helheim como siempre ha estado ¿A qué se debe su repentino interés por ella, mi rey?
No se había dado cuenta de los títulos con los que los llamaban hasta ese instante. Tal vez en otras circunstancias hubiera dado una carcajada feliz pero ahora solo lo mantenía más alerta pues no recordaba haber sido coronado o presentado ante los sabios, simplemente todo parecía falso.
Quiso comunicarle esa idea a su rubio adorado pero cuanto menos lo notó ya estaban dentro de un carruaje espacial con dirección al palacio de su madre. Este cambio de escenario le provocó náuseas y juzgando la cara de Thor sabía que estaban pasando lo mismo.
La ciudad dorada los recibía con trompetas, muchos salían a saludarlos o a intentar darles regalos, Loki apenas pudo esquivar una enorme canasta tejida que aventaron adentro de carruaje. La sensación de peligro solo pudo aumentar y ni siquiera las deliciosas e inmaculadas frutas que venían adentro del objeto lanzado, pudieron darle alivio. Cuando llegaron los anteriores reyes los recibieron en la puerta de su hogar, viéndose muy saludables...aunque eso no fue lo más sorprendente pues a su lado una pequeña niña de ojos azules y cabello negro saltó a sus brazos al verlos bajar.
— ¡Padres! —Gritó la jovencita colgándose del brazo de Thor— ¡Los extrañe!
El rubio agarró torpemente a la niña viendo con expresión confundida a Loki, quién no podía dejar de tener esa expresión preocupada. Este mundo no era suyo ¡Recordaría haber tenido un bebé! El día de su coronación no sería algo fácil de olvidar ¿Por qué ahora no lo recordaba? ¿Sería un efecto secundario? Instintivamente llevó la mano a su pecho como si alguien estuviera a punto de robarle su alma de nuevo.
Era fácil provocar ilusiones así, él las había hecho pero aún así había algo diferente en esta...algo que te obligaba a mantenerte alerta...también se sentía bien.
— ¡Sigrid! —la hermosa Frigga se acercó para cargarla—. Tus padres están cansados, déjalos respirar, cariño.
— ¿Y ustedes qué esperan? Vayamos a comer—gruñó Odín mientras se metía de nuevo al palacio.
Como si de nuevo fuera un mal corte de película, ambos dioses aparecieron de la nada en el comedor, su supuesta hija se encontraba en medio de los dos moviendo su pequeña cabeza de un lado otro tratando de controlar esa energía que parecía desbordar de ella. Te inspiraba darle amor...pues era el perfecto equilibrio entre las personalidades de sus padres.
— ¡Entonces por fin pude hacer la ilusión de una mariposa! —habló Sigrid. Todo el tiempo lo estuvo platicando pero ningún sonido entró a los oídos de Loki hasta ese momento.
El azabache pensó que si tuviera una hija le gustaría que fuera así solo verla le causaba sentimientos de orgullo, calmaba su corazón y cuando vio como Thor la veía desaparecieron todas sus dudas.
Ahora lo recordaba, el nacimiento, el dolor, lluvia en ese día, el rostro de Thor, su mano áspera sobre la suya, llanto y sonrisas. Rememorar aquello trajo a su interior, una sensación similar a la de la anestesia, ya no se encontraba mareado.
Sintió como alguien besó su dorso, al voltear encontró a su rubio favorito sonriéndole mientras cargaba en su regazo a su hija, una imagen valiosa sin duda—. Llegamos a casa, amor mío.
Loki asintió completamente convencido.
Soles desparecieron y lunas salieron. El palacio lucía más oscuro que nunca, solo el silencioso ronquido del rey se escuchaba, hasta que cierta dulce voz se coló en sus oídos.
—Háblame sobre algo nuevo, padre—murmuró la pequeña Sigrid.
Su pálida mano acarició el petróleo que era su cabello—. Deberías estar dormida, padre Thor podría despertar—sonrió, en realidad había muy pocas posibilidades de hacerlo abrir los ojos.
La joven negó—. No lo hará, vamos háblame.
— ¿Qué deseas escuchar?
—Dime ¿Qué es vivir?
—Vivir es sentir.
Tropas enteras, carne y huesos peleaban entre sí. No había diferencia ambos apestaban a podrido.
— ¿Entonces cuando mi pie se duerme y ya no lo siento significa que murió?
Frigga miró su ciudad destruida, el antiguo brillo dorado ya no existía, dentro de muy poco tampoco los soldados.
—No, porque si lo acomodas la sangre vuelve a fluir. Mueres cuando ya nada funciona.
Otro estallido, los hechiceros estaban haciendo un excelente trabajo eliminando cualquier entrada del Helheim a Asgard.
Frigga se había esforzado tanto en hacer que el Bifrost funcionara...todo por falta de tiempo, solo segundos bastaron, ellos casi llegaron.
Casi.
— ¿Qué se hace al morir?
Hela.
Hela se encontraba esperando a Frigga. Estaba sentada en el trono, jugando con un martillo y una daga.
La diosa madre entró furiosa cual sol ardiendo.
—Recordar.
—Dame a mis hijos.
Se escuchó una carcajada. Los cuerpos de Thor y Loki flotaban a los costados del trono, rodeados por un extraño brillo negro—. Están fuera del juego, solo los mantengo aquí por mera decoración ¿No son lindos?
Frigga sintió miedo.
— ¿Y tú recuerdas todo, padre?
Loki recordó cómo se sentía tener miedo.
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