8. ¿Estás molesto?
—¡¿Cómo pudo perder así de fácil?! —gruñó Bakugo, sosteniendo con fuerza la baranda. Kaminari lo observó con curiosidad.
—Creí que ella no te importaba. —comentó casual el rubio eléctrico, Katsuki lo miró muy mal.
—Si esa enana se atreve a decir que es mi hija, más le vale no ser una perdedora.
—No creo que sea una perdedora, tú no has estado encerrado ahí adentro, aunque ella sea más poderosa que yo, eso es muy difícil. —A Denki le dió un escalofrío, nunca se consideró claustrofóbico, pero aún podía sentir las ramas apretándolo con fuerza y la desesperación de saber que no podía salir por más que lo intentara.
—Mi hija no puede ser una perdedora.
—¡Ella no es una perdedora! —Le recriminó el de ojos dorados, definitivamente ya se estaba molestando. La conocía hace apenas unas horas, pero los padres siempre defienden a sus hijos ¿No?
—¡No me grites, maldita rata eléctrica!
—¡Deja de llamar perdedora a mi hija, imbécil! —Denki se cubrió la boca luego de gritar, no sabía qué le sorprendía más, que ambos la habían aceptado abiertamente como su hija, o porque no solo le había gritado a Bakugo, sino que también lo había insultado.
—No puedo creer que Daiki-San sepa manejar cuchillas. ¡Y dos a la vez! —comentó Yaoyorozu procesando el despliegue de habilidades que había mostrado su hijo. Es que justo ahora, él era por lejos muchísimo mejor que ella en el combate cercano, ya que Momo siempre se mantenía en un rango medio o donde el contacto fuera mínimo. A diferencia de su hijo que se había lanzado sin dudar a la lucha cercana, incluso cuando Kendo tenía ventaja.
—Es impresionante. —dijo al aire Yosetsu, ciertamente no creía que ella le prestará atención. De cualquier forma y para su sorpresa, Momo sí volteó a verlo, el pelinegro se sonrojó un poco. —Tú solo usas un boo para tus luchas ¿No, Yaoyorozu?
—He aprendido las técnicas del boojitsu, además de su uso junto al escudo, pero nunca había considerado usar cuchillas. Además yo no soy tan valiente en el combate cuerpo a cuerpo. —susurró lo último como si fuera algo penoso, el chico la miró fijamente, antes de bufar.
—El combate cercano da miedo. —comentó él con una sonrisa. —Yo siempre estoy muy asustado cuando debo acercarme para usar mi quirk, nunca sabes qué puedan hacer. ¿Y si no conoces el quirk de tu rival? Me dan escalofríos de solo pensarlo.
—¿A usted le asusta?
—¿Asustarme? ¡Me aterroriza! —respondió acompañado de una risa, Momo lo observaba perpleja. —Para ser héroes hay que hacer muchas cosas que asustan. Y aún así las hacemos, eso es lo que nos hace valientes ¿No crees? Yo creo que eres muy valiente, Yaoyorozu.
—¿De verdad? —Momo tenía las mejillas ligeramente sonrojadas. A este punto Awase entendía completamente porqué Daiki heredó el hecho de sonrojarse con suma facilidad.
—¡P-por supuesto! Es solo cuestión de practicar, y reaccionarás mucho más rápido al momento de tener que atacar a corta distancia. Y-yo podría ayudarte con eso, digo, podríamos entrenar juntos, no soy un experto pero sé cómo moverme para evitar ataques y también cómo regresarlos. —El pelinegro miraba a otro lado, con la voz sonando como un murmullo al final.
—Me encantaría entrenar con usted, Awase-San. —respondió Momo con una sonrisa, Awase se sintió desfallecer.
Todos los “padres” estaban apoyados en la misma baranda, con la mejor vista de las batallas que se debatían abajo, y algunas de las futuras “parejas” habían tenido extraños roces, como Shoto y Hitoshi que estaban comentando sobre las batallas con Midoriya como la tercera rueda y única razón por la que no se sentían tan incómodos juntos, Bakugo miraba muy mal a Kaminari que se mantenía firme —O al menos eso aparentaba su rostro, sino observaban sus piernas temblando— Monoma estaba ensimismado sin perder ni un segundo de vista a su hijo, que sin los piercings, y muy pocos tatuajes, era abrumadoramente parecido a él, con la única gran diferencia del color de su cabello.
Estaban bastante intrigados por la manera de actuar que tenían sus hijos, su formas de interactuar, de hablar, de ser. Era tan raro, que veían cosas que reconocían de sí mismos, y otras que nunca podrían haber considerado. Además muy emocionados por tenerlos más cerca, tan cerca para luchar con ellos, o un par de minutos sin nadie haciendo preguntas y ellos evadiendo respuestas. Un terreno donde todos se sientan cómodos, mostrando sus habilidades en la arena.
[✨]
—Algo me dice que no voy a nacer en esta línea de tiempo. —comentó Hibana, viendo a sus padres alejarse mucho uno del otro para no discutir más.
—No puedes saberlo, tal vez se vuelvan enemies to lovers. O tal vez, ciertamente nunca se casen. —Kane tembló al decir lo último. Él tenía uno de los Jacks conectado a la pared (cortesía del quirk de Jirou) y en su mano había una boca formada (cortesía del quirk de Shoji) escuchaban entretenidos lo que sucedía arriba, mientras tomaban un par de bebidas en su descanso. —Ugh, que opción del asco. Un mundo sin Hibana, no suena a un mundo donde yo quiera estar.
—Empalagoso de mierda.
—Así me amas.
—Tal vez yo nazca antes y sea mayor que ustedes. En nuestra línea de tiempo ellos empezaron a salir a finales del segundo año, pero ahora... —Daiki estaba sentado con la espalda apoyada en una de las rocas, mientras sacudía la tierra de su chaqueta. Aunque sería más cómodo para su quirk andar sin ella, sentía frío de vez en vez por la calefacción que no cubría por completo el clima frío del exterior.
—Tío Yose está coqueteando con la tía Momo, muy sutil como para ser un Awase pero es aceptable. —comentó el rubio, con los ojos entrecerrados y apretando los dientes. Sacudió su cuerpo, sintiendo un cosquilleo, el tiempo se había acabado y las alteraciones físicas de su cuerpo desaparecieron. Ya no había ni Jacks, ni ninguna boca extra. Los otros cuatro tuvieron un escalofrío, lo habían visto miles de veces pero nunca se supera la impresión de ver el cuerpo del Monoma deformarse y reformarse por consecuencia de cada quirk. —Genial, tal vez nazcas con la edad de los cuatrillizos, o la edad de Kenta y Yara. ¡Incluso podrías tener la edad de Sully y Mike!
—Primero, para eso tendrían que tenerme a los diecinueve o veinte. Segundo... —Daiki empujó a Kane con el brazo. —Serías feliz así ¿No? Serías el consentido de la familia.
—Ya soy el consentido, los Yuzuru me aman, soy el bebé de los Awase, joder, incluso Yaoabuela me ama. —respondió egocéntrico. —Todos me aman porque soy adorable.
—Sí, claro. —respondieron los otros cuatro, rodando los ojos.
—Como sea, es hora de la acción.
—¿Midoriya no competirá? Que extraño. —Hanabi miraba al último equipo de la clase A, que bajaba por las escaleras, eran Mina, Sero, Kirishima, Uraraka y Jirou.
—Sero es el único con un ataque de larga distancia.
—No. Mina también puede atacar a larga distancia. —comentó Hibana, antes de subir sobre uno de lo muros de roca y recostarse sobre el. —Suerte, perdedores.
Teru le enseñó el dedo medio y luego le mostró la lengua.
—Lo repetiré: Púdrete.
—Te lo diré una sola vez: Mueve el trasero, y gana, imbécil. —respondió ella. —No me decepciones.
—No trato de impresionarte.
—Deberías.
—Basta. —Daiki los calló con un gesto, la rubia lo maldijo a su espalda, el pelimorado solo lo miró con molestia pero en silencio. El pelinegro los ignoró, dejando que Kane caminara al frente del equipo en esta ocasión.
—¿Hibana no participa? —preguntó Mina, mirando a la ceniza que se limaba las uñas indiferente sobre la roca.
—Ella perdió en la ronda anterior. Y el trato que hicimos con ustedes decía que al ser eliminados dejaríamos de participar. —respondió el de ojos grises, mirándola con ojos chispeantes y muy dulces según la opinión de Ashido. —Hibana está respetando el acuerdo, a menos que ustedes al unánime decidan que ella puede participar. Aunque, no esperen de pie, conozco a mi mejor amiga y ella no se los pedirá, así que...
Él no pudo terminar de hablar, porque estaba tirado en el piso, gruñendo del dolor.
—Podrías solo decirme que me calle. —dijo, sentándose y mirando molesto en dirección a la ceniza, que lo miraba enojada y con los dedos apuntando en su dirección.
—No pidas nada en mi nombre, puedo hablar por mí misma. Además si no lo he pedido es porque no quiero hacerlo.
—¿No quieres competir con nosotros? —preguntó Kirishima con un rostro triste. Hibana trató de no mirarlo, demonios, siempre había sido débil a los pucheros del tío Eijirō.
—No es que no quiera, es que así era el trato. No sería muy masculino romper un trato establecido ¿Cierto? —comentó la de ojos dorados. —Es lo que es. Me vencieron de forma justa, y no puedo hacer nada para cambiarlo. No voy a suplicar por una tontería así, no estoy molesta por perder, sé que hice lo correcto.
—¡Estoy súper orgulloso de tí! —chilló Kane y la ceniza puso los ojos en blanco, gruñendo por lo bajo, haciéndole gestos para que se quedara callado.
—Además ya he entrenado con todos ustedes, las versiones adultas de ustedes. Nada que no haya hecho antes. —Hibana se encogió de hombros, literalmente había entrenado toda su vida con sus padres, y sus tíos, incluído Hitoshi las pocas veces que estaba en el país. No le interesaba mucho la pelea. —Suerte, tíos. La necesitarán.
—¡Chicos recuerden este día, Hibana por primera vez dijo que éramos geniales! —gritó el de ojos grises y cabellos rubio.
—¿Acaso le afectó el viaje en el tiempo? Nunca en la vida había dicho tantas cosas buenas de nosostros un mismo día. —Se burló Daiki.
—Todos ustedes se pueden ir a la mierda para no volver.
—Ya volvió la Hibana que amamos. —dijo Hanabi con una sonrisa pequeña. —Supongo que eso sería todo, debemos comenzar y antes de que lo digan, competiremos así, 5 vs 4, no tenemos ningún inconveniente.
—Pero...
—Solo acabemos con esto rápido. —Se quejó Teru, que ya se estaba cansando, quería ir a dormir, o a tomar un café, lo que consiguiera primero.
—Bien, si así lo pidieron...—dijo Sero con su sonrisa triangular, luego la bocina sonó, y Hanta no tardó en lanzar una larga tira de cinta para atar al hijo de Shinso. Aunque nunca llegó a su destino porque se convirtió en cenizas antes de llegar.
—No tocará a mi hermano mientras yo este aquí, Cellophane. —Hanabi lo miró mal.
—¡Veamos que pueden hacer con esto! —gritó Kane, antes de lanzar una gran descarga eléctrica en dirección a los del pasado. Uraraka logró flotar, y tocar a Jirou para que flotara, Sero se elevó con su cinta, trayendo a Mina con él, Kirishima fue el único que quedó sobre el suelo con su cuerpo Unbrekable.
—¡Creí que no podía copiar dones de almacenamiento! —gritó Mina, en dirección a la del quirk gravitacional.
—¡Eso creí...! —respondió la castaña.
—El quirk de Hibana es crear electricidad, no almacenarla. Deberían haber prestado más atención antes. —respondió Teru, lanzando sus cintas en dirección a Ochako, ella sin perder tiempo tocó el arma de captura que la había atrapado por la cintura, y aunque la cinta empezó a elevarse por la falta de gravedad, el pelimorado la enrolló alrededor de su brazo y jaló con toda su fuerza. Como si estuviera jalando una cometa contra la dirección del viento.
Uraraka no podía hacer nada más, no tenía a nadie, ni nada cerca que poder tocar o usar, al parecer la falta de gravedad en el arma de captura no ayudó porque Teru la atrajo con velocidad, sacando algo de la cinturilla del pantalón, con un último tirón de extrema fuerza, el la acercó lo suficiente, y aunque lo intentó, Ochako no pudo tocar el objeto para quitarle la gravedad, el golpe le llegó en las muñecas y en la sien, dejándola inconsciente.
—Una menos. —dijo Teru, sosteniendo su cinta que aún seguía atada a la castaña, como si fuera un globo lleno de helio, y no un cuerpo inconsciente que no estaba aplicando a las leyes de la gravedad. En la otra mano sostenía el bate de metal retractil que había usado para golpearla.
—¡¿Estás loco?! —gritó Mina, desde la cima de una de las rocas, ella tenía los puños apretados, y luego empezó a lanzar ácido en dirección al pelimorado, quién se sorprendió por la acción, y atrajo con rapidez a Ochako para abrazarla con fuerza, girando su cuerpo para alejarse.
Para sorpresa de los del pasado, Teru protegió a Uraraka, ya que recibió algunas gotas del ácido que derritieron la parte trasera de su chaqueta, mostrando la piel pálida de su espalda.
Kane direccionó un par de rayos eléctricos contra Ashido, que sufrió espasmos a causa de las descarga y se resbaló por la orilla de la roca.
—¡Mina! —gritó y luego gimió Hanta temblando al encontrarse atrapado en un bloque de hielo, del susto de ver a Mina caer, perdió de vista a la niña Todoroki que no perdió la oportunidad de congelarlo. —No otra vez...
—Aquí estoy. —respondió ella, molesta y algo sonrojada. El chico lindo de los tatuajes la había atrapado al ridículo estilo de las princesas cuando cayó de la roca que no era tan alta. En cuanto la atrapó, el empezó a mirarla con el quirk de Aizawa activado, y una sonrisa que, ¡Demonios! Su sonrisa le quitaba las ganas de golpearlo a cualquiera.
De cualquier forma, le había puesto unas esposas bastante ajustadas en los antebrazos, aprovechando el hecho de que ella aún tenía calambres en los brazos a causa de la descarga, las esposas estaban lo bastante lejos de sus manos como para evitar que las derrita con su ácido.
—Deberías tener cuidado, Pinky. Pudiste lastimar a Uravity al ser descuidada con tu ácido. —Kane señaló con la cabeza en dirección a Teru que dejaba a la castaña sobre la camilla, al verlo de espaldas, Ashido pudo ver qué su chaqueta se había derretido, y tenía manchas rojas en su piel blanca, debido a las quemaduras. —Pudiste haber derretido la cinta que evitaba que se fuera flotando, y dime, ¿Cómo bajaríamos un cuerpo inconsciente a más de diez metros de altura sin hacerle daño?
—Yo...
—Piénsalo ¿Sí? —comentó el rubio. —Ahora ¿Te rindes o te dejo inconsciente?
—Me rindo. —respondió ella, aún sentía espasmos por la descarga, y ni siquiera podía usar su quirk porque Kane lo seguía cancelando, sus brazos estaban inmovilizados, y el la tenía sujeta de forma que tenía limitado el movimiento de sus piernas. No estaba de ánimos para sumarle un dolor de cabeza o otra gran descarga que pudiera noquearla.
—Cuatro menos.
—Espera ¿Cuatro? —Kane señaló con su cabeza arriba a dónde (se suponía) estaba Jirou. Vió al suelo, Kyoka estaba temblando con una manta sobre sus hombros.
—Daiki fue muy amable al darle una manta luego de que Hanabi la congeló. Justo ahora están contra Red Riot.
—¿Y por qué no estás ahí?
—Estarán bien. Soy genial, no indispensable. —contestó, de cerca Mina pudo ver de cerca el kanji que aún mantenía en su cuello, decía “Suerte” pero escrito de una forma peculiar, era como un nombre. —¿Ya te bajas? Tengo fuerza pero no puedo cargarte todo el día, cariño.
—¡Ah! Claro, claro. —respondió la pelirosada. El chico la bajó, le acomodó el cabello, y le sonrió con una inclinación de respeto. —¿No odiabas el contacto físico?
—Aborrezco con mi vida que me toquen sin mi permiso. Yo decido a quién tocar, y cuando me tocan a mí. —respondió, antes de sonreírle. —Preferiría que no se me acerquen de sorpresa, no puedo procesarlo a tiempo, me asusto y reacciono de mala forma.
—¿Por qué? —El chico estaba hablando, tal vez conseguiría más información del futuro.
—Estrés postraumático, agrégale a eso ansiedad generalizada y hafefobia. No son una buena combinación aquí arriba, pero es lo que hay. —contestó él, señalando su cabeza. —Y ya sé lo que intentas, no hablaré demás sobre tu futuro.
—¿Nada de nada? Por favor. —pidió ella juntando las manos en súplica. Kane miró hacía arriba como si lo estuviera pensando, y sonrió antes de mirarla y decir:
—Tú y tu esposa son muy felices juntas. O bueno, eso creo.
Y luego se alejó en dirección a Kirishima que estaba peleando contra Daiki.
—¿E-esposa? —Mina apenas podía procesarlo.
[✨]
Daiki disparó un par de balas de salva en dirección al pelirrojo. Había modificado el calibre que usaba, así las balas no rebotarían de regreso sino que se aplastarían contra sus brazos.
Hanabi le congeló los brazos y piernas, aunque Kirishima lo rompía rápidamente parecía respirar con pesadez. La de ojos púrpuras le está congelando de a poco como lo hizo con TetsuTetsu.
—¿Tienes frío, Red Riot?
—No funcionará conmigo. —respondió el pelirrojo, que endureció sus brazos para recibir un par de balas que el hijo de Yaoyorozu disparó. Aunque no pudo evitar gruñir al recibir una de ellas en la pierna.
—Aquí somos dos, si te proteges de ella me dejas un punto débil a mí, y así, a la inversa. Es cuestión de tiempo, vas a perder. —contestó el azabache con una sonrisa. —No podrás evitarlo.
—Dos contra uno, no es muy masculino. —dijo el de ojos rojos, Eijirō sintió como algo lo tocaba por la espalda, cuando iba a girar, no pudo porque se encontraba flotando.
—¿Y que tal tres contra uno? —dijo el rubio, antes de estirar la mano en su dirección, y lanzar una explosión que lo lanzó muy alto.
—Mejor cuatro contra uno. —dijo Teru, atrapando a Kirishima con su cinta y jalando con fuerza, Kane liberó la gravedad, el pelirrojo azotó el suelo dejando un hoyo por el impacto, apenas pudo levantarse con piernas temblorosas.
—Es solo trabajo en equipo. —dijo Daiki.
Teru golpeó su espalda con el bate de metal, y Daiki, aprovechando la distracción, le colocó una especie de bozal, Eijirō intentó quitárselo, el bozal tenía un olor muy extraño, después de un par de jalones, perdió fuerza en las manos y cayó inconsciente.
—Equipo cuatro: eliminado.
[✨]
—Necesito una camisa nueva, pretty boy. —pidió Teru acercándose a Daiki. —Please.
—Y yo necesito comer algo. ¿Tienes comida? ¿No? Entonces no puedo hacerlo. —respondió con los brazos cruzados y una mueca.
—¿Estás molesto? —preguntó el de ojos turquesa, acercándose.
—No.
—¿Estás molesto? —preguntó la de ojos púrpuras.
—No. —Los gemelos se miraron, antes de acercarse mucho al pelinegro que los miró con los ojos entrecerrados.
—Are you ok? —preguntaron al mismo tiempo.
—Yes, i'm ok.
—No te creemos.
—Yo tampoco. —dijo Kane, golpeando con su mano la espalda de Daiki que gruñó, y cerró los ojos con fuerza. —Lo sabía, estabas algo lento cuando peleaste con Red Riot. Siéntate.
—Pero...
—Siéntate. —dijeron los gemelos y el rubio. Daiki hizo un puchero, y se sentó, la única forma de que el líder cediera era que sus amigos estuvieran en su contra.
—Quítate la chaqueta. —ordenó Teru, el azabache lo miró retador, pero el pelimorado no cedería. —Ahora.
—Chicos, no es nece...
—Cállate, Gameboy. Solo hazlo por la buenas. —Hibana le apretó el hombro como única amenaza, Daiki rodó los ojos. Ellos dos chocaban siempre, no era raro que se amenazaran mutuamente o discutieran por tonterías.
El azabache se quitó la chaqueta, en su espalda se veía un moratón que se formaba en su espalda baja. Daiki siseó cuando sintió la mano fría de Hanabi en esa zona.
—Te golpeó una parte blanda, uno de tus órganos. Por eso duele tanto. —comentó ella.
—Ven aquí. —Kane se agachó a dónde su primo estaba sentado, y besó su frente. Una energía verde empezó a rodear al mayor.
—¿Robaste el ADN de Recovery Girl?
—Robar suena mal, le pedí amablemente una muestra de su ADN, y me dió un cabello. Esa ancianita es un amor.
—¿Puedes curar las quemaduras de Teru? —preguntó Hanabi, levantando la vista del moratón de Daiki.
—No quiero besarlo.
—No quiero que me bese. —Ellos hablaron a la vez.
—Teru, shut up! Viene la pelea más importante, no vas a perder por unas quemaduras de ácido. —Su gemela lo regañó, el menor se cruzó de brazos como si fuera un berrinche. —Kane, please. Hazlo por mí.
—¡Bien! Lo hago por tí, amor. No por el amargado. —Kane volteó a mirarlo, Teru se veía molesto, y ciertamente no quería hacer eso, pero se resignaba, el rubio le sujetó la mano, y le besó los nudillos. —Listo. Estarán curados para cuando debamos competir.
—Thanks you so much, Kane. —El de ojos grises le sonrió, se acercó y le dejó un beso en la mejilla.
—Tu voz suena ronca.Te duele la garganta ¿No?
—Solo un poco, pero ya me siento mejor. Gracias. —Hanabi le sonrió, y antes de que el rubio pudiera decir algo un paquete de plástico lo golpeó.
—¡Oye! ¡¿Podrías dejar de arrojarme cosas?! —chilló molesto, en dirección a la ceniza que se acercaba masticando una galleta.
—Nah, no sería divertido. —respondió Hibana, arrojando la chaqueta a Teru, quién apenas lo atajó por reflejo y también arrojando un paquete de galletas a Daiki que lo atrapó sin problemas. —Espero un "Gracias, Hibana por resolver nuestros problemas mientras estábamos en un festival de besos sin tí. Gracias".
—Gracias. —respondieron los otros cuatro.
—No esperen que lo haga de nuevo
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