7. ¿Debería felicitarte?
—Sus hijos me están comenzando a dar miedo. —comentó Mina al grupo de "padres" que se encontraban pegados al barandal sumamente atentos a lo que los del futuro hacían.
—Sus quirks son impresionantes, eso no se les puede negar pero, lo único que hemos visto es que tienen un tiempo de reacción mucho más corto que el nuestro. Su agilidad, velocidad y fuerza parece ser mayor a la que aparentan pero... —dijo Midoriya, atrapando su labio inferior entre sus dedos. —Siento que aún no nos han mostrado sus verdaderas habilidades.
—Se están burlando de nosotros. —dijo Bakugo molesto.
—No creo que sea eso, ¿O si? —Se preguntó Ochako.
—Quisimos darles unos segundos de ventaja esta vez, pero parece que no supieron aprovecharlos. —Se burló Kane.
—¿Ahora lo crees, cara redonda? Esos bastardos se están aprovechando de su poder para dejarnos en ridículo, eso y que además les han enviado equipos de mierda a pelear contra ellos. —gruñó Katsuki, molesto por la mirada de superioridad que le enviaba la enana de cabello ceniza. Joder, esa bastarda compartía muchos rasgos físicos con la rata eléctrica de Kaminari, pero además del color de su cabello, su personalidad, sus gestos, su forma de actuar y reaccionar, era imposible no le recordara a sí mismo.
—No diga eso, Bakugo-San. No son equipos ridículos. —regañó Momo, al escuchar la ofensa a sus compañeros, y también hacia la otra clase.
—Tomando en cuenta el punto de vista estratégico, esos equipos tenían movimientos algo predecibles. —comentó Shinso, que se acarició la nuca incómodo al tener tantas miradas en su dirección algunas algo ofendida y molestas. —No niego que tengan talento, pero el primer equipo tenía como fortaleza el cuerpo a cuerpo, ellos tomaron eso a su favor tomando otro rumbo que nadie esperaba, pero sabían que era un truco que solo podían usar una vez. Ahora todos irán en contra de mi... De Hanabi, harán todo lo posible por callarla. Del segundo grupo, los únicos de ataque cuerpo a cuerpo eran Iida y Hagakure, parecen conocer muy bien nuestros movimientos, esos últimos ataques, no lo sé, me pareció que solo estaban jugando en lugar de luchar.
—Sí ven la oportunidad de acabar con su adversario de forma rápida, la tomarán. No les importa que solo uno acapare la atención. —dijo Shoto, sorprendiendo a la mayoría. —Están ahorrando energías para el momento en que tengan que atacar en grande, ¿Eso es lo que quieres decir?
—Exactamente. —Hitoshi titubeó antes de asentir, hasta ayer, el era totalmente indiferente a la presencia de Todoroki, sin darle mayor atención tomándolo como solo otro estudiante más al que debía superar, pero ahora, tomando en cuenta que muy posiblemente en algunos años ese chico se convertiría, no solo en su esposo sino que decidirían incluso realizar un procedimiento para tener hijos juntos. Eso lo ponía nervioso, sobretodo el hecho de que justo ahora parecía caer en cuenta de lo guapo que Shoto era.
[✨]
—Tenías razón, Dai Dai. Ahí viene un grupo mucho más completo. —comentó el de ojos grises a su primo, viendo bajar de los balcones a los estudiantes de la clase B.
—Kendo, Ibara y Shishida son nuestra prioridad. Ya sabemos que Ibara-San irá tras de...
—Mí. —respondió Hibana al pelinegro. —La electricidad no sobrepasa cierta cantidad de sus vides, así que harán la "vieja confiable" para dejarme fuera.
—Kendo irá tras Daiki, y no sabemos quién, pero no hay duda de que alguno irá tras Hanabi.
—Pues lo único que nos queda, es no darles la oportunidad.
Dicho eso, la bocina sonó, las vides se acercaron con velocidad como habían predicho, y Hanabi fue la primera en reaccionar, creando un círculo de fuego que los rodeó, los cinco quedaron de espaldas entre sí vigilando en todas direcciones.
—¡Daiki! ¡Necesito...! —gritó Teru. Kendo estaba creando ráfagas muy fuertes de viento, que apagó el fuego y los empujaba lejos. El pelinegro apenas pudo tocar la espalda de su amigo, antes de ser lanzados en distintas direcciones.
Daiki se levantó del suelo, sacudiendo la tierra que cayó sobre su cuerpo, miró al frente Kendo lo miraba seriamente con las manos en alto lista para atacar.
—Me separó de mi equipo, ¿Ese es su plan maestro? —preguntó sarcástico, viendo que las vides del cabello de Ibara formaban una pared para mantenerlo encerrado. —¿No es lo mismo que hizo con mi mamá ayer? Hasta dónde sé, ese plan no resultó como usted esperaba, ¿Por qué cree que este sí lo hará?
—Cada uno de tus compañeros tiene un contrincante con un quirk completamente opuesto, capaz de inutilizarlos atacando. —respondió Itsuka, sin perder la pose de batalla, pero sin dar un paso al frente. —¿Qué te hace creer a tí que ganarán?
—La falsa seguridad que tienes creyendo que podrás vencernos. Usted cree que nos conoce, Kendo-San, porque ha estudiado a nuestros padres, sus debilidades, su fortalezas, sus tácticas, su forma de pensar... —dijo el de ojos azules, colocando la mano tras la espalda. La chica se acercó a la defensiva, esta vez no pasaría, ella no se dejaría asustar por el cañón. Evitaría que cualquier cosa saliera de los límites. —Compartimos genes, rasgos físicos y comportamientos, pero no debes olvidar que nosotros no somos nuestros padres y...
Kendo lanzó el primer golpe, y sintió la misma decepción que el día anterior, la sensación de que los Yaoyorozu siempre estaban un paso adelante, se sintió como una tonta, Daiki antes había creado un arma, es cierto, pero él mismo les había explicado luego a Hagakure y al resto que era un arma de aire comprimido, doloroso, pero no mortal, ni peligroso en manos de quién supiera usarla. Se había confiado demasiado, creyendo que Daiki y Momo tenían un carácter igual, que ninguno estaría dispuesto a hacer daño innecesario, pero justo notó su equivocación al sentir el corte en la palma de su mano, ella retrocedió y desde ahí vió sorprendida como el Awase sostenía cuchillas en ambas manos, mientras la miraba con una sonrisa torcida.
—Y que hasta ahora solo hemos estado jugando con ustedes. —Completó, antes de lanzarse a atacar contra ella.
[✨]
Hanabi logró congelar sus pies al suelo así que no había sido lanzada a otro lugar, aunque no podía decir lo mismo del resto, el viento no le permitió abrir la boca para ordenar que a sus amigos les pasará lo mismo.
Ella podía controlar la temperatura de su cuerpo, congelarse e incendiarse a voluntad como su padre, pero de esa forma solo podía proyectar el hielo y el fuego sobre su propio cuerpo, y apenas uno o dos centímetros más lejos.
—¡Estoy aquí para vencerte, niña Todoroki! —gritó un chico, la de cabello tricolor ni siquiera se esforzó en mirarlo, estaba más ocupada viendo las paredes de vides que la encerraban.
—Sí, sí, lo que digas. ¿Sabes dónde está mi gemelo? Siento un hormigueo en la cadera, creo que se golpeó al caer. —No era un dolor fuerte, o importante, así que simplemente quería verlo y ya.
—¡No te dejaré salir de aquí! ¡Yo me llevaré la victoria! —Hanabi puso los ojos en blanco antes de mirar a TetsuTetsu. El chico tenía los puños metalizados, y el ceño fruncido.
—Si no pudiste vencer a mi papá ayer, ¿En serio crees que podrás vencerme a mí?
Los gemelos habían escuchado múltiples veces la historia de los enfrentamientos de la clase A vs clase B, ya que fue un evento muy importante para su Dad al momento de convertirse en un héroe, por consiguiente también por curiosidad, le había preguntado a su papá Shoto, como fue para él ese enfrentamiento. Hanabi sabía que debía tener cuidado con Tetsu.
Ella se agachó, y esquivó con semblante aburrido un par de puños que iban en su dirección.
—¿Golpearías a una chica? Creí que eso estaba en contra del código de caballerosidad o algo así.
—No sería muy masculino de mi parte subestimar tu fuerza. —contestó el peligris, intentando conectar un golpe, pero la de ojos púrpuras no tenía problemas en esquivarlos con pasos medidos. —Si eres una heroína, es porque sabes recibir golpes y por lo que veo, esquivarlos también.
—Creo que me agradas, TetsuTetsu. Ese es un pensamiento muy genial de tu parte, sigue así. —Ella se movió con agilidad, el chico creyó que ella estaba evitando un golpe pero en realidad, logró conectar una patada con el pie congelado en las costillas del chico, que al no esperarlo no había endurecido esa parte de su cuerpo.
Tetsu jadeó sorprendido, la gemela estableció distancia entre ellos en esa oportunidad.
—¡Eres genial, pero tú cuerpo está congelado en un cubo de hielo denso! —habló fuerte, sabía que con eso no lo detendría pero ganaría tiempo. TetsuTetsu quedó dentro de un bloque de hielo, pero a diferencia de los otros, de él si se podían ver ligeros movimientos como espasmos, aunque ella sabía que ese era él con toda su voluntad intentando escapar. Si en cinco minutos no salía, tendría que sacarlo para evitarle una hipotermia. —Y estas vides no son tan poderosas ya que el fuego las está arrasando.
Las llamas empezaron a levantarse, pero las vides se movieron para encerrar y sofocar el fuego. Ella no le dió mayor importancia, y elevó el fuego mucho más alto, más fuerte, las hojas verdes se marchitaban con facilidad, pero aún trataban de sofocar el fuego. Hanabi lo extendió por todas las paredes que la rodeaban, llevaría al límite la concentración de Ibara, que por muy poderosa que fuera, no la creía capaz de mantener en su lugar todas las paredes, evitar el escape de sus prisioneros, tener a salvo a sus compañeros y además sofocar los distintos incendios a la vez.
Escuchó el hielo crujir detrás de ella, así que tuvo el tiempo suficiente para girar, ver fijamente al chico y sonreír con malicia.
—Te aconsejo endurecer tu cuerpo, chico de metal. ¿Sientes el aire frío, la temperatura bajando, el frío calando tus huesos? —Hanabi cerró los ojos, inclinó la cabeza hacia atrás y un suspiro helado salió de sus labios.
TetsuTetsu tembló, ciertamente el creía que la chica tenía el mismo quirk de Shoto, con hielo —poderoso— pero común, no muy complicado de romper. Cuando la chica lo encerró se sintió diferente, el hielo era distinto, más duro, más difícil de romper, y ahora nada está congelado, pero Tetsu siente un frío que le sube por los huesos, apretándole el pecho, y no podía evitar temblar. Intentó moverse, pero era doloroso sentir el frío como si le acuchillara los músculos, gimió adolorido, cayendo de rodillas eso también lo hizo gritar de dolor, eran como miles de agujas clavándose en todo su cuerpo, el pecho se le apretaba, le dolía respirar.
—¿Tienes frío? —preguntó Hanabi acercándose, ella congeló su puño y golpeó el rostro del peligris. Tetsu logró endurecer su cara, pero rápidamente el metal desapareció acompañado de sus gritos, el frío se sintió mil veces peor con su cuerpo metalizado, la pelimorada no parecía herida, así que le sujetó el rostro, y sintió más frío, más, más, más, extendiéndose desde donde sus dedos lo estaban tocando.
—¡Ya basta! —Su voz sonó rota, sus dientes castañeaban, y sentía mucha rabia. ¡Ella no podía vencerlo! —Ya ba-bast-a.
—Surrender! —gruñó. Tetsu podía ver cómo su mano estaba llena de escarcha, y el roce de sus dedos era simplemente doloroso.
—N-nunca.
—Bien. —respondió Hanabi, Tetsu sintió dolor cuando ella conectó una patada con el pie congelado en su rostro, y él cayó de un solo golpe al suelo, gimiendo bajito, ni siquiera tenía fuerzas para quejarse. —Give it up, I see how it hurts. Don't stand any more just give up.
—J-ja-más... —TetsuTetsu no pudo soportarlo más, terminó inconsciente, su piel estaba pálida y sus labios empezaban a colorearse de morado.
—Estarás bien, TetsuTetsu. —dijo la gemela, colocando las manos cálidas sobre su pecho, mientras daba órdenes en voz baja para calentar el cuerpo del chico de a poco y sin hacerle daño. Escapar sería después, justo ahora ella era la única que podía ayudarlo. —Tienes una valentía muy masculina en tu corazón.
[✨]
—Shit. —Se quejó Teru, levantándose del suelo. Su aterrizaje había sido espantoso.
La buena noticia, al parecer Daiki sí había conseguido tocar la suficiente piel para crear el objeto que Teru necesitaba así que, ágilmente lo escondió en la cinturilla de su pantalón.
La mala noticia, es que había aterrizado de golpe sobre esa cosa y ahora le dolía la cadera.
—¡Ahg! ¡Fuck You, Kendo! —Se quejó una vez más al levantarse, dejando escapar un gemido de dolor, miró a los costados y solo pudo ver muchas plantas verdes. —¡Fuck You, Ibara! Ni siquiera sé dónde está Nabi.
No la necesitaba estrictamente, pero era su gemela, para él era imposible no buscarla fuera consciente de ello o no.
—Sr. Shinso, ruego me disculpe por lo que haré pero soy el encargado de acabar con el eslabón más débil del equipo futuro, además de ser aquel con mayor experiencia tratando con su quirk.
Teru levantó la vista en dirección a la voz profunda de Shishida, el peludo estudiante de la clase B que hablaba con una elocuencia demasiado forzada para alguien tan jóven.
—Ah, ¿Soy el eslabón más débil? Que triste, pensé que había demostrado mi valía al casi asfixiar a Iida. —El de ojos turquesa habló, sin mostrar mayor emoción. Juurota se mantuvo callado, mirándolo fijamente antes de lanzarse contra él con el cuerpo agrandado, en una muestra de su agilidad el pelimorado saltó hacía un lado para evitarlo, el del pasado chocó de lleno su cara contra el muro de vides. —Beast of evil. Do you really think it is worth fighting with the weakest link?
La fuerza de salto de Teru era impresionante, no tuvo problemas en esquivar una vez más para evitar a Juurota.
—Cierto, usted es el señor experto en mi quirk, así que claramente sabes que puedes hablar libremente siempre que no me respondas una pregunta. —comentó el chico del futuro, acomodando disimuladamente el objeto en la cinturilla del pantalón. —Sabías eso ¿No? Aunque lo mejor será que te mantengas callado, no sea que tu pequeño cerebro de bestia confunda las cosas y responda cuando pueda controlarte. Si es así jamás volverán a confiar en tí, digo, ni siquiera puedes contra el "eslabón más débil".
El pelimorado lanzo una patada en el abdomen de su rival cuando lo vió acercarse, luego rodó por el suelo, enredando sus cintas en las piernas de Shishida logrando que este cayera golpeando su cara contra el suelo.
—Cálmate, bestia del mal. ¿Tan fácil es molestarte? Aún no he dicho la gran cosa, pensé que darías un poco más de batalla. Se supone que peleas con el eslabón débil, tienes la tarea más sencilla, al menos podrías intentar no cagarla. —Teru saltó sobre la espalda de Juurota que aún estaba tendido sobre el suelo, y luego pisó su cabeza gigante, logrando que se golpeara de nuevo el rostro. —Eres tan feo, que solo tu madre podrá quererte. Eres tan bestia, que no piensas más allá de tu puño. Tienes un gran olfato aunque no sirve de nada si ni siquiera puedes golpearme aunque me observas. ¿Quieres que siga? Porque literalmente estoy usando insultos de niño pequeño.
Shinso lo miraba aburrido, tenía la espalda apoyada en la pared de vides con los brazos cruzados. No era la primera, y estaba seguro que tampoco sería la última vez que lo consideraban débil, las comparaciones nacieron junto a los gemelos, siempre hablando de las miles de diferencias que había entre ellos. Las comparaciones incluso habían aumentado desde que era amigo de gente tan poderosa como Hibana, o con un despliegue de habilidades tan impresionantes como Daiki o Kane, pero ellos no tenían la culpa por lo que decían los demás, después de tanto en algún punto dejó de doler.
Con sus ojos turquesa pudo ver la nariz de Shishida con una hemorragia de sangre considerable.
“Que no tenga algo roto o Daiki me matará” pensó, el pelinegro había sido muy específico en el hecho de que no rompieran ningún hueso.
—¡Oh, bestia del mal! ¿Creías que esto sería fácil? ¿Qué tenías esta pelea ganada? ¿Qué, cómo por tu culpa perdieron ayer, hoy podrías tener una reinvindicación contra el hijo del chico que te venció? —Se burló al verlo levantarse. Estaba intentando imitar su dramática forma de hablar. —Eres tan decepcionante. Lo superas en fuerza, velocidad, agilidad y aún así, ¿No puedes vencerlo? ¡Es lo único que debes hacer y lo estás arruinando! Tú eres el eslabón débil...
Teru usó la máscara, y con las cuerdas vocales artificiales imitó la voz de Kendo. “Tú eres el eslabón débil" esa oración la repitió con las voces de sus compañeros de equipo, luego la de Sekijirō, Aizawa, incluso All Might...
—¡Basta, yo voy a...!
—Vaya que eres idiota. —susurró Teru decepcionado controlando al chico. Creía que costaría un poco más que solo molestarlo con ¿Bromas? Joder, lo que le dijo ni siquiera contaba como un insulto. La bestia se mantenía inmóvil con los ojos en blanco. —Tengo frío en la garganta, Hanabi debe haber usado mucho su quirk, aunque no me duele nada supongo que ella ganó. Da igual, camina. Veremos si alguno de los chicos nos necesita.
[✨]
—Simplemente fantástico. —Kane rodó los ojos, quedándose tirado en el suelo un rato.
Se había raspado los codos al aterrizar rodando por el suelo rocoso, así que se quedó mirando fijamente las luces del techo.
—Separar al equipo para poder derrotarnos. ¿Esa es su grandiosa idea? ¿Acaso no vieron que pudimos hacerlo muy bien por separado en la ronda anterior?
—Asui y Fumikage eligieron a los rivales que tenían ventaja sobre ellos. Una completa tontería de su parte. —Escuchó la voz de Setsuna, el rubio ni siquiera se movió de su lugar. —Nosotros hicimos un plan, tomando en cuenta los distintos datos que hemos recolectado de ustedes.
—Llevamos menos de doce horas conviviendo con ustedes. ¿Qué datos pudieron haber recolectado? —Kane hablaba aburrido, recordando que no traía puesto el labret en el labio para jugar con él, así que empezó a apretar sus puños, antes de volver a abrir las manos.
—Esta es una de las primeras cosas que notamos... —Kane sintió algo tocándole el brazo, se movió intentando alejarse de lo que sea que fuera eso, hasta que notó que del otro lado también había una parte del cuerpo de la chica que lo estaba tocando. —Por alguna razón, no soportas que te toquen, ¿Cierto?
—No soporto que me toquen sin permiso. —gruñó el rubio, levantándose de un salto, intentado alejarse de las manos que lo estaban tocando.
—¿A dónde crees que vas? —La voz de Setsuna sonó como un arrullo. El rubio de mechas negras tropezó con una de las piernas de la chica que estaba estratégicamente colocada en el suelo. No se lastimó al caer, pero varias partes del cuerpo de ella empezaron a recorrer el suyo, Kane cerró los ojos y empezó a contar en su cabeza.
Se sentía orgulloso de sí mismo por como estaba manejando la situación a pesar de los kilos de estrés que llevaba sobre los hombros desde que llegaron al pasado, y el hecho de que no había tomado su medicina para la ansiedad hace mucho. Se suponía que la actividad física de este entrenamiento lo mantendría distraído pero justo ahora no estaba ayudando para nada, se sentía incluso peor que antes, necesitaba deshacerse de...
Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo al sentir que algo húmedo le tocó la mejilla, apretó la mandíbula con tanta fuerza que le dolió.
—No me pareces tan peligroso, incluso creo que nuestro Monoma podría ser un mejor oponente.
Justo en ese momento, abrió los ojos muy en grande, vió la mandíbula de Tokage cerca de su rostro, ella le había lamido la mejilla, pero ni siquiera eso le había molestado tanto como sus palabras.
—No me compares con él, maldita lagartija. —dijo el de ojos grises, antes de liberar electricidad de todo su cuerpo así como Hibana lo hacía. Setsuna gritó antes de que las partes de su cuerpo se alejaran para volver a unirse a un par de metros. —Deberías sentirte afortunada de que no te he lastimado gravemente.
Y él se sentía agradecido de no haber tenido una ataque de ansiedad, porque tener uno en medio de un combate era de las peores cosas que podían pasar y no quería repetirlo.
—Pues quiero ver que lo intentes. —dijo ella antes de empezar a desarmar su cuerpo, pero no llegó muy lejos porque había sido congelada en un bloque de hielo, el de los tatuajes había usado el quirk de Hanabi.
—Y yo quiero ver cómo sales de ahí. —Kane desató la chaqueta de su cadera para limpiar la húmeda saliva de su mejilla, y apretó la boca contra la tela para reprimir el sonido cuando gritó intentando liberar sus emociones. —¡Qué asco! ¡Asco, asco, asco! Maldita lagartija de mierda, es más de veinte años mayor que yo.
Rápidamente creó una pelota anti-estrés para apretarla de forma seguida. Aunque un pie le golpeó el rostro, y el enseguida lo congeló.
—¡¿Aún me sigues jodiendo?! —gritó, aunque se mordió el labio de nuevo antes de respirar profundo. Miró a su alrededor, y no veía ninguna otra parte del cuerpo de Setsuna por ahí, viéndolo objetivamente, el quirk de Tokage no era efectivo contra él que tenía mil formas de contrarrestarlo, pudo haber sido muchísimo más efectivo al luchar contra Teru o Daiki, aunque si tomaba en cuenta su "pequeño problema" con el contacto físico, debía admitir que no sonaba como una completa estupidez el haber mandado a la chica contra él.
—Setsuna Tokage, ha sido eliminada.
Volvió a recoger la pelota anti-estrés que dejó caer y la mordió con rabia. Siempre le había resultado mejor bajar sus emociones mordiendo cosas por alguna razón.
Dió la orden y liberó a Setsuna, antes de volver a morder la pelota.
Revisó los bolsillos de sus pantalones, y consiguió un par de cabellos de distintas personas, era asqueroso, lo sabía y trataba de no pensar en eso, pero debían ganar ese tonto entrenamiento, además de que el brazalete que usaba —para no tener que recurrir a ese asqueroso método— se había quedado en el futuro.
Copió el quirk de Uraraka y flotó por los aires sobre la pared de vides, Ibara estaría muy ocupada como para preocuparse por él. Arriba pudo notar a Daiki peleando con sus cuchillas contra Kendo, a Teru frente a Juurota que estaba tirado en el suelo, Hanabi parecía ver cómo se llevaban a TetsuTetsu de la camilla, y notó que había una especie de esfera de vides que soltaba un par de rayos amarillos, antes de ser reforzada una vez más. Supo enseguida que esa era Hibana, que incluso con todo en contra no se daría por vencida.
Iría a ayudarla aún cuando sabía que se ganaría un golpe, porque los Bakugo nunca necesitaban ayuda —O nunca querían admitir cuando la necesitaban—.
[✨]
—¿Ya te cansaste? —preguntó con una sonrisa torcida el pelinegro, girando la cuchilla en su mano.
Kendo gimió adolorida, tenía múltiples cortes por sus brazos y manos. La sangre le corría por los dedos pero creía lo que el hijo de Yosetsu le había dicho, ellos estaban simplemente jugando. Ese niño no había dejado de sonreír desde el momento en que empuñó el arma contra ella, y no había hecho más que cortes ligeros que apenas dejaban caer hilos pequeños de sangre, era doloroso para ella moverse pero el daño no era grave.
—Aún puedo seguir luchando. —respondió con el ceño fruncido. —Eres muy bueno en el combate cuerpo a cuerpo.
—¿Crees que soy bueno? En un combate ni siquiera puedo tocar a mamá. Y cuando peleo con mi papá siempre termino besando el suelo.
Itsuka podía notar que ese niño sí tenía la dulzura de Yaoyorozu solo que su actitud en batalla demostraba rasgos competitivos y una abrumadora seriedad casi cínica como Awase, pero en cuanto a habilidades tenía la rapidez mental de Momo para pensar planes en cuestión de segundos, además de que también tenía la capacidad de tomar decisiones y actuar en consecuencia con un control corporal asombroso como Yosetsu.
—¿De verdad? ¿Tan buenos son?
—No por nada están ambos en el top 10. Aunque usted también es muy buena, Kendo-San, por algo los acompañas en el top. —Un golpe con la empuñadura la hizo chillar por el dolor en su muñeca, acompañado por un corte considerablemente largo en la costilla izquierda.
—Son cortes ligeros, apenas traspase las capas superiores de la piel pero tomando en cuenta la cantidad de cortes y tus movimientos que hacen que la sangre fluya con mayor rapidez, diría que tienes un aproximado de diez a ocho minutos para caer inconsciente por la pérdida de sangre. —comentó Daiki, que aún estaba detrás de ella. Él se agachó, evitando el puño que iba en su dirección e hizo una barrida con su pie, haciendo que la mayor perdiera el equilibrio y cayera al piso.
Daiki estaba frente a ella, con las cuchillas sujetas en ambas manos y ella cerró los ojos cuando las vió acercarse. Escuchó el golpe letal, y dió un respingo cuando abrió los ojos para ver ambas cuchillas clavadas en el suelo a los lados de su cabeza, muy cerca de su rostro. Sabía lo que eso significaba, aún si ni Aizawa ni Sekijirō lo contaban de esa forma, Itsuka lo sabía porque con ese movimiento el chico lo había dejado muy claro, él ganó y ella perdió.
—Debería sentirse orgullosa, hasta ahora usted ha sido la única capaz de golpearme en todo este tiempo. —dijo el con una sonrisa muy bonita, sus ojos azules brillantes y algo de tierra en las mejillas y un hilo de sangre corriendo por su labio. —Nunca deje de luchar, Kendo-San. De esa forma llegará usted muy lejos, no por nada es mi heroína favorita.
Kendo abrió los ojos en grande, sus ojos verdes se llenaron de algunas lágrimas, no sabía si era del dolor de sus heridas llenas de tierra, la rabia de saberse derrotada de nuevo por un Yaoyorozu, o porque esas palabras le llegaron al corazón. Era la heroína favorita de alguien, de un chico que estaba lleno de talento, era la heroína favorita del hijo de Yosetsu uno de sus más habilidosos amigos, siempre capaz y dispuesto a ayudar, la heroína favorita del hijo de Momo, a quién ella siempre ha visto como su rival, pero aparentemente...
—Fue un placer pelear contra tí. Dulces sueños, tía Itsuka.
Ellos dos siempre la han visto como una amiga.
No estaba segura pero terminó inconsciente luego de que algo húmedo le tocó la nariz.
[✨]
—¡Maldita! ¡Sácame de aquí! Agh, tú sierva de Dios, o vaya a saber yo qué carajos seas.
Hibana pateó las vides, y estás se enredaron aún más, impidiéndole salir. Chasqueó la lengua con fastidio. Era obvio, los del pasado tomarían la única ventaja clara y confirmada que tenían, la cuál era una fórmula básica que hasta un estúpido sabría, planta vence sobre electricidad.
La rubia ceniza logró apenas ver cómo su mejor amigo, brain y gameboy habían sido arrojados a causa de la fuerza del viento, pero ella no se movió porque las vides se enroscaron en su cinturas, brazos y piernas dejándola inmóvil, hasta que el grupo del pasado vió a Hanabi con los pies congelados sin haber sido arrastrada fuera de su lugar. Y tal vez Hanabi la vió a ella con sus ojos púrpuras tranquilos y analíticos, o tal vez no, porque en un segundo parecía que las vides habían tragado su cuerpo por completo.
Da igual, ella era una Bakugo, y los Bakugo aceptaban ayuda, claro, después de haber agotado todas las opciones de hacer las cosas por sí solos.
Hibana conocía perfectamente su quirk, Denki le había enseñado todo lo que sabe sobre electricidad, sus técnica, formas de usarlo, y Katsuki también le había enseñado muchas cosas, porque aunque pareciera que había heredado todo de su papá eléctrico, la forma que ella tenía para usar su quirk era muy similar a como el de ojos rojos usaba el suyo.
Así que se concentró y comenzó a liberar una corriente continúa de electricidad de su cuerpo usando una alto voltaje.
Las plantas no eran conductoras de corriente, bien, eso lo sabía, pero también sabía que las plantas no soportaban las altas temperaturas. Y todos sabían que uno de los principales peligros de la electricidad eran sus altas temperaturas.
Las vides que tenía enroscadas se fueron quemando y solo necesito moverse para ser liberada, ahora su problema eran las —Vaya el carajo a saber— cuántas vides que se enroscaban entre sí para mantenerla atrapada en lo que parecía ser una esfera.
—¡Déjame salir! ¡Déjame salir ahora, estúpida! —Hibana golpeaba con fuerza las paredes con sus manos, y hombro, logrando que la esfera se sacudiera cada tanto lo que la hacía pensar que estaba elevada por los aires o algo así.
De cualquier forma debía demostrarles a Aizawa y a Sekijirō que ella estaba atrapada, pero no inmovilizada si es que aún no la habían descalificado.
Hibana mantenía su cuerpo en un muy alto voltaje, tanto que su cabello estaba casi totalmente levantado y de su cuerpo escapaban algunos rayos. Cualquier parte que cuerpo tocaba era quemado por lo alta que era su temperatura, pero las vides eran fuertes y rápidamente se reforzaban en esos lugares.
—¿Sabes qué? ¡Ya me tienes harta! —gritó, y su cuerpo liberó una gran descarga eléctrica, que dejó grandes quemaduras en las vides, ella lo golpeó con su puño pero las plantas se enredaron en su brazo, y fueron arrastrándose por su cuerpo, dejándola totalmente atrapada. —Maldita sea.
Miró hacía arriba verde, a los lados verde y todo era verde a su alrededor, ni siquiera le gustaba ese color, y definitivamente estaba molesta. Volvió a rodear su cuerpo con electricidad, y las que la tenían sujeta se rompieron fácilmente al ser solo una la que se había enredado en su cuerpo, en cambio las que la mantenían encerrada eran muchas capas de vides difíciles de quemar, porque enseguida volvían a regenerarse.
—Parece que la única forma de escapar es... —Hibana miró sus manos, estás desprendían rayos en distintas direcciones, pero sin alejarse mucho, apretó sus puños, se concentró y los rayos pasaron de ser amarillos a blancos. —Explotar. The Rain Explosion.
Acercó el puño a su cuerpo, preparándose para golpear con fuerza la pared de vides.
—No sé dónde están...
Hibana cerró sus ojos, podría destruir las vides con ese solo golpe, pero había una clara razón de porqué no lo había hecho desde un principio. No sabía dónde estaban ubicados los demás, ese era uno de los super-movimientos que había desarrollado. Era poderoso, eficaz pero sobretodo peligroso y letal. Su padre la había alentado a perfeccionarse, era una muestra sublime de su poder, pero debía estar totalmente consciente de su alrededor, si alguno de los rayos llegaba a alcanzar a una persona sin la capacidad de soportarlo. Sería trágico.
Si los rayos lograban destruir las vides, y golpeaban a Ibara, o algunos de los de la clase B, o incluso peor, a uno de sus amigos...
—No vale la pena. —Abrió los ojos, miró su puño apretado y suspiró. Liberó la tensión con la que mantenía su mano cerrada, y los rayos desaparecieron. —No vale la pena el riesgo.
Pateó con fastidio las vides, y estás intentaron enredarse en su pierna.
—¡No tienes suficiente con que te haya dejado ganar, maldita sier...!
Se escuchó una explosión, lo sabía porque ella las escuchaba cada jodido día desde que nació, miró hacía arriba, un par de explosiones más se dejaron escuchar antes de que unos trozos de las plantas le cayeran encima, y un agujero se formará dónde Kane asomó su cabeza.
—¿Qué tal todo, cariño? —El rubio sonrió, extendiendo la mano para ayudarla a salir, ella chasqueó la lengua antes de aceptar la ayuda.
—Perdí ¿Cómo crees que está todo, imbécil?
—Pudiste destruir esta cosa con...
—¿Crees que no lo sé? —gruñó ella, Kane dió un paso hacía atrás con las manos en alto en son de paz. —No tenía visibilidad de los alrededores, no sabía si ustedes se encontraban a una distancia segura, esto es solo un puto entrenamiento de mierda, no estaba en real peligro, así que no valía la pena ponerlos en peligro solo por ganar.
—Aww, te preocupas por nosotros. —dijo Hanabi con una sonrisa.
—No. Me importan una mierda.
—Repitelo hasta que te lo creas. Nos amas aunque no lo aceptes. —respondió Kane, pasando uno de sus brazos por los hombros de la rubia. Ella se cruzó de brazos, desviando la vista de la sonrisa de Hanabi.
—Dejé que se hicieran cargo. De cualquier forma ustedes no son tan inútiles como para perder.
—Púdrete. —respondió Teru al escucharla, detrás de él se podía ver a Shishida caminar con los hombros caídos junto a Ibara. —Yo la vencí.
—¿Debería felicitarte?
—Tal vez, después de todo hice tu trabajo. —respondió mordaz el pelimorado y Hibana no se lanzó a golpearlo porque Daiki se interpuso.
—¡Basta! —El pelinegro los miró mal a ambos. —Teru cállate, Hibana no está de ánimos para tus provocaciones. Hibana no lastimes a Teru, por favor.
—Bien. —respondieron ambos de mala gana.
—¿Al final como vencieron a la sierva de Dios?
—¿La sierva de...? No importa, Teru la distrajo con una actuación de Shishida hablándole, la controló y listo. Vencida. Luego te liberamos, Ibara estaba completamente concentrada en tí, ni siquiera volteó a mirar a Shishida. —respondió Daiki, limpiando la tierra en sus mejillas. —Pude cortar la pared de vides con la cuchilla.
—¿Enserio? Yo las congelé y se rompieron.
—Yo hice que la bestia del mal arremetiera contra el muro. —Teru se encogió de hombros. —Fue divertido.
—Yo floté sobre ella. —El rubio suspiró, cruzando los brazos detrás de su cabeza. —Creo que le estabas causando muchos problemas. Ella no se preocupó por nosostros.
—No planeaba dejárselo tan fácil. —contestó indiferente, aunque con los puños levemente apretados. Molesta. —Supongo que no lo hiciste tan mal, gemelo idiota.
—Supongo que ese es el máximo halago que recibiré de tu parte.
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