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11. ¿Ella es...?

—¿Cuándo es tu cumpleaños?

—El 17 de Mayo. —respondió Daiki tomando un sorbo de su té de menta. —Soy Tauro, por si se te ocurre preguntar.

—Es bueno saberlo. —contestó Mina que lo miraba fijamente con los dedos entrelazados y una sonrisa traviesa. Daiki sabía que ella quería un montón de respuestas, y aunque no estaba negado a dárselas preferiría estar solo con sus padres o en la habitación que le habían dado para así poder dormir. —¿Quiénes son tus héroes favoritos?

—Contando las personas con las cuales tengo vínculos familiares claramente son Creati, y Welder. Con aquellas que tengo vínculos cercanos, serían Battle Fist, y Spiral. Y si me preguntas de héroes que conozco pero mi relación con ellos no es nada cercana, diría que Uravity junto con Bakugo, pero como sabrás no puedo revelar su nombre de héroe.

—¿Cuál es tu nombre de héroe? —Setsuna volvió a tomar la palabra, Daiki volteó a verla pareciendo cada vez más exasperado. Podría decirse que no tenía una buena relación con Tokage en el futuro, y trataba de calmarse recordando que esta chica joven, no era la misma persona con la que había tratado alguna vez.

—Héroe de la creación: Creable. —respondió, peinando su cabello hacía atrás y acomodando las mangas de su suéter.

—Creable, es una palabra en ¿Español? —preguntó Yosetsu algo curioso, le sonaba como una palabra que alguna vez había oído de parte de su madre.

—Uhm, sí, ahora que lo pienso, pronunciado de otra forma es una palabra en español, pero yo uso la palabra en latín, cuyo significado es "Aquel capaz de crear". —explicó el de ojos azules mordisqueando la galleta que tenía en sus manos. Los demás en la habitación hicieron diversos comentarios, diciendo que era un muy buen nombre.

—¿Cómo defines tu estilo?

—¿De ropa? Pues, Kane sabe más sobre esto, el dice que soy un e-boy la mayor parte del tiempo. —Otro sorbo a su té, las preguntas empezaban a ser tontas pero de cualquier forma eran cosas que sus padres o las versiones jóvenes de ellos, escuchaban con atención. —También uso un poco de estilo softboy, cuando uso suéteres muy anchos, ropa suave, mis lentes y eso.

—¿Usas lentes? —preguntó Momo curiosa, ella se había mantenido al margen porque le daba algo de vergüenza preguntar al no saber cómo hacerlo sin sonar demasiado intrusiva, pero Setsuna parecía ignorar eso.

—Sí, son lentes de descanso, tengo la vista algo débil por herencia... —Daiki vió a Momo ponerse algo triste, claro, debía sentirse culpable sabiendo que ella necesitaba de los lentes para leer. —Pero principalmente fue mi culpa. No le hice caso a mamá cuando me dijo que quedarme demasiado tiempo frente a la pantalla podría dañarme la vista. Ella tenía la razón, pero es que los videojuegos no se ganan en una sola partida.

—¿Juegas videojuegos? —Yosetsu sonó feliz cuando preguntó, a Daiki le parecía adorable como esos dos se emocionaban cada vez que se enteran de alguna cosa en común que tenía con ellos. Momo también había sonreído enormemente cuando tuvieron una larga charla sobre los distintos tipos de té, sus sabores y dieron sus opiniones.

—Soy gamer. Era bastante reconocido antes, creo que aún lo soy un poco, aunque no estoy tan activo en mis cuentas desde que entré a U.A. —El de ojos azules le restó importancia, amaba los videojuegos pero era una de las cosas que había tenido que dejar un poco de lado cuando sus responsabilidades (y problemas) aumentaron al empezar la preparatoria.

—Si eres e-boy ¿Significa que estás buscando tu e-girl? —Mina movió las cejas de forma coqueta, y Setsuna aplaudió, agradecida de saber que no era la única que buscaba esa respuesta. Daiki bufó con molestia.

—No tiene que responder si no quiere, Daiki-San. —Momo se interpuso, sin importarle la mirada exasperada de Setsuna. No quería incomodar al chico que amablemente respondía a todas las preguntas.

—No te preocupes, no es algo que me incomode. Solo me molesta que si eso era lo que querían saber desde el principio, no debieron someterme a tan largo e inútil interrogatorio. Era obvio que no les interesaba saber sobre mí pero a sabiendas de que no les respondería nada sobre su futuro, decidieron al menos satisfacer su necesidad de un chisme. —respondió el del futuro, bufando de nuevo, y poniendo los ojos en blanco por un momento antes de fijar su vista en las chicas. —Para nosotros en el futuro, eso de "salir del clóset" es algo anticuado para la mayoría de las personas. Solo preguntas y ya, sin rodeos. Claro que aún existen homofóbicos pero son realmente pocos.

Daiki le restó importancia, no le molestaba en nada la pregunta pero no le encantaban los interrogatorios. No tenía buenas experiencias en ellos.

—Soy bisexual. Me gustan las chicas y los chicos, sin preferencias. ¿Ya están felices? —Daiki tenía una ceja alzada, tomando un sorbo de su té. Mina chilló emocionada.

—¡Sí! ¡Eso significa que mi shipp puede ser real! —chilló Mina. Daiki se atragantó con su té.

—¿Tu shipp? —Tosió la pregunta, cubriéndose la boca con una servilleta para no escupirle a nadie. —¿Cómo? ¿Qué shipp?

—¡Tú y Teru! ¡Estoy segura de que ahí hay algo! —dijo señalando al pelinegro con el dedo. Aunque Setsuna le golpeó la mano ligeramente, negando con la cabeza.

—No, no, ¡Él y Hanabi se traen algo! ¿Has visto las miraditas? ¿La forma que ella se acerca más a él? ¡Es obvio! —explicó la chica de la clase B.

—¿Estás ciega o qué? ¡Ha tenido muchos más roces con Teru obviamente! —rechistó Ashido, y Tokage estaba a punto de dar otro argumento pero fue interrumpida por el sonido de la taza de porcelana siendo dejada con fuerza sobre la mesa del centro.

—¡Bien! Me iré a dormir. —Daiki se levantó, dispuesto a irse a dormir. Ya hablaría con sus padres en otro momento.

—¡Espera!

—¡No te vayas!

—¡Eres el único que responde preguntas sin ignorarnos! —Mina y Setsuna se quejaron evitando que el chico siguiera su camino. El ceño de Daiki se frunció pero respiró profundo intentando calmarse.

—Los demás no se quedan aquí para evitar problemas, así no tienen que cuidar tanto sus palabras.

Era la forma amable de explicar que realmente el resto los estaba ignorando por simple flojera. Hibana, Kane y Teru consideraban molestos a la mayoría de los chicos del pasado, Hanabi hacía alarde de su actitud indiferente sin opinar ni hablar a menos que le hablen primero, y hasta ahora nadie se había atrevido a hacerlo. Y solo quedaba él, que siendo como es, tan amable y educado no podía ignorarlos.

—Mi interacción con uno u otro de los gemelos no es su problema, no tienen que opinar sobre eso. Soy un maldito ser humano que está escuchando, no pueden bromear, ni opinar en lo que no saben y con temas tan serios como las relaciones personales sin saber todo el contexto, así que será mejor que hagan silencio y dejen de hacer insinuaciones de cualquier tipo si no quieren que sea yo el siguiente en ignorarlas.

Una sonrisa suave adornaba los labios de Daiki, aunque su voz era algo más ronca y baja, les dió un escalofrío a todos. Incluído Shoji, Jirou, Rin, Kaibara y Tsuburaba que también estaban en la sala junto a ellos. A Momo le sorprendió la forma grácil y elegante que tenía su hijo para infundir miedo siendo que ella no podía ser nada más que dulce todo el tiempo. A Yosetsu en cambio, le parecía ver al fin un poco de su personalidad en su hijo.

—Good nigth, Daiki! —Los gemelos aparecieron por la puerta de la cocina sin conocimientos de lo que pasaba. Se acercaron sin problemas, ignorando el ambiente pesado en la sala hasta alcanzar al pelinegro de ojos azules que aún se mantenía de pie mirando de mala forma a Mina y Tokage.

Cada gemelo se acercó por un lado, Teru sujetó con soltura la barbilla de Daiki, girando un poco su cabeza y dejando un beso en su mejilla izquierda, Hanabi sin tardar, hizo exactamente lo mismo en la mejilla derecha, el rostro del pelinegro en cambio estaba completamente sonrojado, y se cubrió el rostro con sus manos.

—¿Podrían dejar de hacer eso? No soy el novio de ninguno de los dos. —comentó, sonando exasperado, y molesto. Algo pasaba ahí, eso creían todos, al ver los rostros sorprendidos de los gemelos al oír sus palabras.

—But you are my pretty boy. —Teru apoyó su barbilla en el hombro del pelinegro, abrazando su cintura con un brazo.

—Shut up, bro! He is my cute boy. —Hanabi se abrazó con ambos brazos a la cintura del hijo de Creati, apoyando la cabeza en su hombro. El rostro de Daiki parecía que podría estallar por lo rojo que estaba, abrió la boca para decir algo pero los pelimorados rápidamente le taparon la boca con sus manos.

—No lo niegues. —dijeron ambos, se miraron de reojo un momento antes de dejar otro beso en su mejilla correspondiente, esta vez ambos al mismo tiempo. —Te queremos, Daiki. Eres importante para nosotros.

—Ignora lo que digan. —dijo Hanabi.

—Ellos no tienen porqué opinar. —Teru lo dijo mirando mal a todas las personas a su alrededor sin saber exactamente quién fue. —Nosotros nos entendemos.

—Hace tiempo que dejé de entender todo esto. —respondió Daiki con el mismo tono, separándose de los gemelos, sin ser brusco ni grosero. Solo los apartó ligeramente, dejando un apretón en el hombro de cada uno, y murmurando un "Buenas noches a todos" apenas audible. El de ojos azules hizo un gesto con la cabeza en dirección a sus padres, quienes algo desorientados lo siguieron sin dudar, entrando los tres en el ascensor.

Los gemelos se quedaron ahí con un mal sabor de boca, entendiendo que de alguna forma habían logrado molestar a su amigo aún cuando se despidieron como hacían cada noche desde hacía semanas, incluso tal vez, meses.

—¿Qué le dijeron?

Una voz fría, profunda y muy molesta los alertó, todos se mantuvieron en silencio. Los ojos turquesa de Teru los miraban de forma pesada, nadie se atrevió a hablar por temor a ser controlados, siendo ligeramente conscientes de los casi inexistentes límites que tenía el control mental del chico.

—No quieren vernos enojados. —hablaron ambos a la vez, sonrisas torcidas naciendo en sus labios, Teru caminó a paso pesado, elevando su mano en dirección a Tokage, él lo sabía, lo recordaba, ella no era agradable, ella en el futuro había lastimado a pretty boy, y para ellos (incluído Kane, incluso Hibana aunque no lo quisiera admitir) eso era algo imperdonable. La chica se mantuvo con la frente en alto, retadora, aunque sus piernas temblaban ligeramente, y es que Setsuna no sabía a quién temerle más si al chico frente a ella, que había dejado más que clara su fuerza casi asfixiando al presidente de la clase A o temerle a la versión femenina de Shoto.

—Si no van a hablar, será mejor que se vayan de aquí ya. —dijo Hanabi con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—No es necesario llevar esto a tanto. —reprochó Rin, colocándose frente a Setsuna.

—Sí, no hicieron nada malo. —comentó Jirou, levantándose frente a Mina que al sentirse apoyada levantó la frente en alto.

—¿Hostigar a una persona con preguntas no les parece nada malo, héroes? —preguntó Teru con un tono sarcástico. —¿Incomodar a una persona por su forma de relacionarse tampoco es algo malo?

—No lo hicieron con esa intención. —dijo Shoji, intentando salvar la situación.

—No importa, fuera o no a propósito, eso da igual. Ellas causaron un daño. —Hanabi las señaló. —Lastimaron los sentimientos de Daiki, él ya tiene suficiente de esta mierda. ¿Se creen con el derecho de opinar sobre su forma de interactuar con nosotros? Eso es problema nuestro y de él. No importa lo que crean, no importa lo que piensen, incluso si les parece sumamente gracioso comentar si formaríamos una "linda pareja". Nadie les preguntó su maldita opinión.

—Un par de palabras dichas sin pensar pueden lastimar a cualquiera. —Teru empezó a caminar en dirección al ascensor, esta mierda no valía la pena, si seguía ahí, seguramente golpearía a alguien, no soportaba que las personas estuvieran molestas con él, mucho menos cuando no era por su culpa pero antes de irse, miró a un costado, tratando de enfocar su vista profundamente en los ojos de Setsuna, mientras que Hanabi miraba a Mina. —Piensen en lo que hacen héroes.

—No importa que tan increíbles y buenas personas se crean por ayudar a otros y salvar vidas. —habló Hanabi, caminando a la par de su gemelo. —Incluso ustedes pueden causar daño y arruinarlo todo para los demás.

Y así ambos se fueron sin mirar atrás, dejando al resto de los del pasado con una perspectiva que jamás habían considerado.

[✨]

—¿Estás bien?

Momo lo miraba algo preocupada, Daiki estaba apoyado a la pared del ascensor con la cara oculta entre sus manos, murmurando un par de cosas inentendibles. El chico de ojos azules destapó su cara y giró ligeramente la cabeza para verla, era gracioso ya que la diferencia de altura entre los tres era prácticamente invisible, Yaoyorozu era un centímetro más alta que Yosetsu, y Daiki un centímetro más alto que ella. Podían verse directamente a los ojos sin esfuerzo, y al hijo de ambos le parecía genial pensando que en el futuro ellos eran mucho más altos que él.

—Por supuesto. No se preocupen por lo que pasó. No fue nada. —Daiki le restó importancia agitando su mano de un lado al otro con una sonrisa algo forzosa. —Los gemelos y yo podemos resolverlo con facilidad.

—¿Hiciste eso solo para molestarlos? —preguntó Yosetsu con una ceja alzada.

—Uhm, quería enseñarles una lección a los del pasado pero no contaba con la aparición de los gemelos, hablé de más sobre algo que estamos resolviendo pero en serio no es la gran cosa. —El de ojos azules se recostó de nuevo contra la pared del ascensor, suspirando mientras peinaba su cabello hacía atrás con los dedos.

Tal vez era un corazonada, no eran muy buenos leyendo los sentimientos de los demás pero ni Momo ni Yosetsu le creyeron del todo.

—¿Para qué nos llamaste? —preguntó Yosetsu, cambiando de tema.

—Nada en especial. ¿Tienen alguna pregunta que no pudieran decir antes? De cualquier forma, me asignaron la habitación frente a la de Yaoyorozu, si no tienen nada que decir podré irme a dormir. —Una respuesta casual y sin ningún tipo de profundidad, Daiki caminó fuera del ascensor al momento que las puertas fueron abiertas.

—Debes estar cansado, puedes irte a dormir no es ningún problema. —contestó Momo.

—Es cierto, no pareces muy feliz que digamos. —comentó el pelinegro del pasado.

—Tan considerados como siempre, supongo que hay cosas que nunca cambian. —Daiki tenía una sonrisa en su rostro, mirándolos con una expresión enternecida. Sus padres eran adorables como adolecentes, apenas podían respirar sin avergonzarse de saber que serían pareja en un futuro. —Ustedes se casaron a los 23 años, y me tuvieron a los 24.

Comentó de pronto, y es que, si no querían preguntar, ¿Por qué no simplemente se los decía?

—Nuestra casa es prácticamente una mansión, aunque no tan grande como la que tienes actualmente Momo. Pa-Yosetsu no terminaba de acostumbrarse a la vida vaporosa de los ricos, aunque lo somos, no tenemos cosas tan dramáticamente exuberantes. La casa de la tía Yoshi está justo al frente y aunque estructuralmente son casi iguales, es obvio que somos familias totalmente distintas.

Daiki habló, los ojos de su padre se abrieron de par en par, y tuvo que cubrirse la boca. Ese era un sueño que Yoshimi y él siempre habían tenido, vivir cerca el uno del otro, pero lo habían imaginado en un apartamento o algo así, no teniendo mansiones, eso era algo difícil de imaginar pensando que hace unos años sufrían junto a su madre por llegar a fin de mes.

—Fuí un niño secreto al igual que Kane, deseaban que tuviéramos una vida "normal" sin la excesiva opinión pública. Fue así hasta los trece años cuando nos "descubrieron" por un accidente. —Daiki se encogió de hombros, restándole importancia. —Todos los secretos salen a la luz tarde o temprano supongo. Y aunque él público habló mal de ustedes, supieron mantener su postura al respecto.

—¿No te molestó ser un secreto? —preguntó Momo, dudando al respecto.

—¿Bromeas? Se los agradezco, estoy seguro que mi vida habría mucho más difícil de haber sido pública. Fueron años sin ser la comidilla de los chismes, fue bueno mientras duró.

Una sonrisa de costado, y Daiki vió los hombros de sus padres relajarse, estaba siendo totalmente honesto. Hibana, y los cuatrillizos Ashido eran una prueba de lo duro que era crecer de esa manera.

—Llevan 17 años de casados, y son felices. Al menos nunca me han dado razones para pensar lo contrario. Y son buenos padres, no tengo nada por lo cual quejarme. Aunque desde ya pido disculpas si en el futuro no soy un hijo ideal, sé que he cometido errores y he logrado preocuparlos. Lo siento mucho.

—¿Tú? ¿Nos has dado problemas? —Yosetsu sonaba irónico como si verdaderamente no pudiera creerlo.

—Sorprendente pero cierto. Por algo soy tu hijo ¿No crees? —respondió sarcástico y el otro azabache lo captó, rodando los ojos como única respuesta. Le daba puntos extra a su hijo por no dudar ni un segundo antes de responder.

—No dudo que sabremos perdonarte o supimos perdonarte en su momento. Lo siento, no sé cuál sería la forma correcta de decirlo. —Momo se rió algo apenada, al igual que Daiki. —Tengo una última pregunta, si no es algo, desubicada...

—Adelante.

—¿Amaya es...? —Momo había tenido tiempo para pensarlo, la niña era muy hermosa pero ella...

—No es su hija biológica. —respondió Daiki sin titubear.

Momo abrió los ojos de par en par, no le sorprendía, de hecho lo sospechaba pero él lo dijo sin ningún tipo de filtro, eso le sorprendía, debía empezar a recordar que aunque Daiki era muy parecido a ella, seguían existiendo diferencias sumamente grandes entre los dos.

—Perdón. A veces soy demasiado directo. —Daiki se aclaró la garganta, algo apenado. —La conocimos cuando ella tenía cinco años, empezó a vivir con nosotros a los siete y la adopción oficial fue poco antes de que cumpliera los nueve, muchos problemas legales que no entendí en su momento porque ustedes dos son héroes y según los estatutos eso "no es muy seguro para la estabilidad de la niña" pero finalmente lo lograron, y ahora somos una familia.

Daiki buscó en su celular con una sonrisa adorable, después de conseguir lo que buscaba les enseñó algunas imágenes, en la primera aparecía la misma niña que vieron en la imagen esta mañana, pero esta vez usaba un vestido rosa claro muy lindo con volados, una diadema de brillantes y sostenía en posición un violín transparente tal vez era de vidrio o plástico, difícil de saber, ella tenía los ojos cerrados y parecía concentrada en lo que tocaba.

Siguiente imágen, la pequeña peliazul en una piscina sobre un flotador con forma de orca y junto a ella estaba Daiki también sobre un flotador, pero con forma de dinosaurio, ambos tenían puestos lentes de sol, trajes de baño y chocaban sus vasos en una especie de brindis.

En la siguiente, Momo estaba sentada en el tocador, era la primera imagen que veían de ella y la apariencia que tendría en el futuro, pero la Momo del tiempo actual ignoró eso, fijándose en la forma que tenía su futuro yo para ver con tanto amor a la niña en el reflejo del espejo mientras la pequeña detrás de ella se balanceaba sobre una banca para pasar el cepillo por el cabello negro de su madre.

Otra foto, era más sencilla y al mismo tiempo la más adorable, Yosetsu adulto estaba acostado en la cama con el cuerpo estirado y la peliazul que se veía muy pequeña a su lado abrazada al costado del azabache y este tenía un brazo sobre ella, abrazándola dormido.

La última foto era una selfie que había sido tomada por Amaya, se veía a la peliazul sonriendo en grande con sus ojos verdes oscuros brillantes, ella usaba un uniforme de karate, Yosetsu aparecía detrás de ella con ropa deportiva pateando un saco de boxeo, y Momo junto a Daiki aparecían cada uno sosteniendo bastones de metal, como en un combate.

—Amaya está orgullosa de ir a clases de karate ya que ahora puede decir que va a entrenar con nosotros y realmente hacerlo, no como antes que solo lo decía para acompañarnos. —Daiki se rió, su hermana era adorable. —También va a clases de inglés y de violín. Además, se expresa en lenguaje de señas de forma fluida.

—Wow, es que...Tiene diez años ¿Cierto? —preguntó Yosetsu impresionado, a los diez años lo más exitoso que había logrado hacer era aprender a esquiar por la colina grande de los niños que había en Niigata.

—Ajá. Le dijimos muchas veces que no es necesario que haga tantas actividades extracurriculares, pero ella dice que no es demasiado. —Daiki se encogió de hombros, comentandolo como si no fuera la gran cosa. —A ver, yo a los diez iba a clases de kickboxing, clases de coreano, clases de ajedrez y clases de piano por diversión.

Yosetsu parpadeó sorprendido, aunque Momo no lo parecía tanto. ¿Era una de esas cosas de ricos?

—¿No era demasiado? —Se atrevió a preguntar.

—No, conocí a muchas personas, aprendí mucho, fue genial. Ustedes nunca me obligaron a ir a ninguna de esas clases, bueno, la de ajedrez no me gustaba al inicio, pero no tuve problemas, me gustó a la larga aunque la abandoné.

"Y es mejor ir a clases que estar con una niñera." Sus padres eran buenos, pero seguían siendo héroes con demasiadas responsabilidades, su tía Yoshi tenía sus propias preocupaciones, y aunque era un niño demasiado educado como para causar problemas, nunca llegó a conectar con ninguna de las personas que lo cuidaban, en cuanto cumplió doce sus padres le permitieron quedarse solo aunque bajo el riguroso sistema de seguridad que tenía la casa, lo cual aceptó sin dudar. De cualquier forma, lo peor que había hecho era pasar mucho más tiempo del recomendado frente a la pantalla jugando videojuegos.

Y ahora que hablaba de las clases de ajedrez, recordó que fue por ese entonces que nació la rivalidad y el desprecio que Chikuchi Iida le tiene.

Sacudió la cabeza, alejándose de sus pensamientos. Incluso pensar en Chikuchi era agotador.

—Te ves cansado, Daiki-San. Será mejor que vayas a dormir. Creo que fueron suficientes respuestas por hoy. —comentó Momo al ver la mueca que tenía el de ojos azules.

—Uhm, de acuerdo. Buenas noches, Momo, Yosetsu. —Una inclinación de respeto y la mano de Daiki ya estaba sobre la manilla de su puerta. Bastante torpe de parte de los tres hablar en el pasillo en lugar de entrar a la habitación donde hubieran estado más cómodos. —Descansen.

—Descansa.

—Buenas noches, Daiki.

Sus padres se despidieron, también con una inclinación, de reojo pudo notar el nerviosismo de ambos por tener que quedarse solos, y aunque quiso verlos un poco más, logró ver a los gemelos que aparecieron en cuanto la puerta del ascensor se abrió, los miró un segundo, ellos lo vieron a él, así que entró al cuarto y cerró la puerta en silencio.

Sí, definitivamente estaba cansado.

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