Buenos días. No tengo la mínima idea de cuando leas esta carta, si será a la mañana, tarde o noche, pero yo recién estoy comenzando el día.
Buenos días, tardes o noches.
El día está soleado, no hay ninguna nube andando por el cielo, y gracias a los molestos pájaros que cantan al amanecer desperté alrededor de las cinco. Ahora mismo son las seis, y como tengo mucho tiempo libre decidí escribirte.
Cuando mi casa esta así de silenciosa es extraño. Te comenté que vivo con mucha gente; mis padres, mi hermano, las hermanas de mi padre y un par de primos. El ruido es mi habitat natural, por decirlo de alguna manera. Me pone inquieto, pero estoy demasiado perezoso.
Ayer subí a las montañas con mi hermano, caí en la bajada y ahora tengo el cuerpo lleno de hematomas. Sigo cansado de eso, por lo que aprovecharé este momento libre para descansar (y escribirte).
Te cuento que estuve averiguando sobre los trenes que se dirigen hacia Gyeonggi. Es un poco difícil conseguir una parada en Yeoncheon, ¿tenías que vivir en una zona militarizada? En fin. El viaje es largo, un par de horas sentado (en el peor de los casos parado y sosteniendo el equipaje de alguna señora) y hablando con esa misma señora, si es que estoy con suerte.
Pero, es que sí estoy con suerte. Debo dejarle un recado a un familiar y averiguar sobre los cupos en la universidad. Supongo que tú me acompañarás, ¿no?
El veinticinco es mi único día libre, espérame en la parada. Mientras hacemos el recado, podrás llevarme a esos lugares que tanto te gustan. Un tour pequeño, cortito. ¿Qué opinas?
No puedo esperar a que sea el día. Es emocionante; se me pone la piel de gallina pensar en que por fin podré verte y *********.
Recuerda llevar tu prendedor de ballena, quiero verlo al menos una vez. Yo tampoco iré con las manos vacías.
Te quiero, me haces feliz. Tus cartas me hacen olvidar lo malo de mi vida, no importa cuántas veces las relea, siempre se sienten nuevas, emocionantes.
Gracias.
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Y cuidado con las manifestaciones.

> Lee MinHyuk