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—Tan solo esto lo pedimos en tu nombre...amén—Justin terminó su cuarta oración del día depositando un tierno beso en las manos de Stella mientras la sostenía fuertemente. Ella curveó sus labios y le susurro un desanimado "gracias" antes de bajar su mirada.
Él se encontraba sentado al lado de su camilla, con su cabeza recostada a un lado de el gran objeto de metal, mientras que Stella estaba recostada dirigiendo su mirada a él, pero aún así totalmente desconcentrada de lo que había a su al rededor. Era una situación en la que estar cerca uno de el otro dolía tanto como estar separados. Y no era un acto de debilidad por parte de ambos, simplemente estaban uniendo sus pocas fuerzas y oraciones por la salud y el bienestar de Ian, pues no importaba lo que sucediera... él era su hijo, era el producto del amor que ambos algunas vez se tuvieron, y no iban a decaer ante ello.
—¿Crees qué... reconozca mi voz cuando finalmente esté en mis brazos?—Stella sonrío, tal y como siempre esperando lo mejor de la situación—Desde que me enteré del embarazo hablé con él durante todos los días hasta ayer—dijo—Y a veces cuando le decía lo mucho que lo amaba y ansiaba su llegada lo sentía patear, creo que de felicidad—una lágrima se deslizó por su mejilla, al igual que a Justin.
—Apostaría por ello—le dedicó una mirada cargada de ternura—¿Cuál temática te gustaría en su primer cumpleaños? ¿Crees que le vayan a gustar mucho los autos? Bueno, a todo niño le gusta los autos—rió—Mamá muere por verlo, y todos también, seguramente.
—No quiero decepcionar a nadie, Justin—su voz se rompió—No quiero llegar a casa sin mi pequeño, no podría soportarlo.
—No digas eso, cariño—hizo una pausa—Vas a ser una excelente madre. De esas que siempre te avergüenzan frente a todos sin darse cuenta—sonrío—Una sobre-protectora, hermosa, amorosa, fuerte y perfecta madre.
—Tú también lo serás...—ella sollozó—Sé que vas a amarlo muchísimo y siempre estarás para él cuando te necesite, tal cual en éste momento.
—Pero lo arruiné—hizo de sus labios una línea recta y observó a otro lado—Arruiné la posibilidad de poder despertar cada día junto a ustedes. No puedo enmendarlo y no sabes cuánto lo siento.
—Me encantaría decirte que te perdono, ¿Sabes? Realmente me gustaría irnos a casa como una familia, olvidar todo y estar felices por nuestro bebé—tomó un respiro—Y ahora que lo entiendo y analizo... no quiero que mi hijo crezca sin un padre, no me lo perdonaría. Podrás verlo cada vez que quieras, y sea necesario—dijo—Pero lo siento... no puedo dejar atrás lo que me hiciste, y sé que tardará más de lo que me gustaría admitir en sanar.
—Aún así nada ha cambiado, te amo como la primera vez—susurró—Ni siquiera fue una aventura, Stella yo...
—Realmente no es el momento adecuado de hablar sobre esto, Justin—ella lo interrumpió.
—Pero...
La puerta de la habitación silenció las palabras de Justin de inmediato. El doctor que se había encargado de monitorear al bebé durante las últimas horas ingresó a esta, provocando que la pareja se exaltara por completo. Stella cambió de posición rápidamente, gruñendo de dolor por los restos de su aún reciente cirugía, mientras que Justin intentaba calmar su respiración.
Entonces todo quedó en un sepulcral silencio.
"No, no, no, no, no" Stella repetía esas palabras mil veces en su cabeza intentando no comenzar a llorar nuevamente.
—Vengo a decirles que lamento muchísimo todo lo que le ocurrió a su bebé—comenzó y las manos de Justin empezaron a temblar—Pero sus oraciones debieron ser escuchadas—sonrió—Ian mejoró muchísimo las últimas horas, y esperamos que su recuperación ya sea inmediata—dijo con entusiasmo. Justin y Stella se abrazaron fuertemente mientras sollozaban y daban gracias a Dios por todo—Podrán ver a su hijo en cuanto una de las enfermeras venga—anunció—Y felicidades... se llevarán a casa un pequeño luchador.
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