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—¿¡Justin!?—la voz de Stella penetra en mis oídos, y lo único que puedo hacer es cerrar con fuerza mis ojos, tratando de reprimir la sensación tan amarga que me provoca—Mi amor, ¿estás bien? ¿Qué sucede?—dice rápidamente, y sus manos se entrelazan con las mías. Pero aún nada en mi cambia; sigo en posición fetal a un lado de nuestra habitación—Kendall se fue malditamente mal. ¿Qué sucede?—cuestionó tomando mi rostro entre sus manos—¡Justin por favor, háblame!

Las lágrimas no dejaban de abandonar mis ojos, empapaban mis mejillas y terminaban su camino en mi clavícula. Me sentía estúpido en esta situación, incluso más que eso. ¿Un Hombre llorando por amor? ¿Justin Bieber llorando por amor? Vaya, realmente nunca me hubiera imaginado de esta manera, pero ni siquiera me importaba; lo único claro en mi cabeza era que ella iba a dejarme y yo no quería que lo hiciera, por supuesto que no.

Pero lo arruiné, justo en el peor momento.

Una parte de mi subconsciente me pide a gritos que simplemente lo diga y sea el final de todo; aquella parte que se preocupa por lo que ella sienta, aquella parte poco egoísta que sabe que mi hijo merece alguien mejor, y Stella también. Pero la otra... esa que se siente sola y vacía, que no sabe que hacer sin ella a mi lado... esa parte que la ama con cada centímetro de mi cuerpo; no quiere dejarla ir.

—¡Justin estás asustándome!—nuestros sollozos se mezclan de una forma aterradora—Llamaré a los chicos.

—¡No!—grito aferrándome a ella—Necesitamos hablar, tú y yo, solos. No llames a nadie—mis palabras tropiezan con mi lengua y ella traga en seco.

—Estás...

—Stella, lo siento—la interrumpí—Lamento haberte hecho perder años de tu vida en una basura como yo, lamento haberte tratado como lo hice, lamento todas las palabras que salieron de mi boca que te hirieron, lamento haberte hecho sentir que no eras suficiente para mi porque no es cierto—tomé aire—Yo soy quien nunca fui, soy, ni seré lo suficientemente bueno para ti.

Su rostro estaba monótono, excepto por la confusión que presentaban sus facciones. Sentía sus manos temblar levemente, tanto como mis labios al hablar. Pero simplemente ya no podía ir hacia atrás.

Kendall me dio la oportunidad de ser yo quien lo dijera, y lo aprecio como nada en el mundo.

—No sé a dónde quiere llegar con esto, Justin yo...

—Te engañé—solté de golpe y sentí como la opresión en mi pecho se hacia cada vez más grande.

—No... tú—un balbuceo incoherente la abandona.

—¡Si fue así!—grité y sus manos se alejaron de las mías rápidamente—¡Me acosté con Cindy y lo siento pero fue más de una vez!—sollocé—¡Y sé que soy un hijo de puta porque la primera vez solo fue un error, pero la segunda vez estaba en todos mis sentidos. Me gustó lo que había experimentado y quería saber si fue real! ¡Lo siento, lo siento, lo siento, y lo siento!

Stella se levantó rápidamente y salió de la habitación, sin decir nada, sin mirar atrás. Pero yo aún no estaba satisfecho, aunque no hubiera nada que pudiera decir para reparar el daño.

—¡STELLA TE AMO!—grité tras ella, desde las escaleras, llamando la atención de todos nuestros amigos—¡Y si te hace sentir mejor nunca quise que nos sucediera esto, no a nosotros! ¡Nunca quise provocarte este daño!

—¿Si me hace sentir mejor?—gritó con el rostro lleno de lágrimas—¿Si me hace sentir mejor?—repitió—¡Eres la persona más desagradable, deshonesta, cobarde, dañina y desinteresada que he conocido en mi vida!—me arrojó lo primero que se cruzó en su camino; lo cual era una copa de vidrio, objeto que estalló justo a mi lado—¡Y eres un imbécil! ¡Eres un egoísta! ¡Me viste la cara durante meses y meses sabiendo lo que habías hecho! ¡Me pediste un nuevo compromiso mientras te burlabas de mi por la espalda! ¡Y me dices esto mientras espero a tu hijo!

—¡Nunca te lo dije hasta ahora porque tenía miedo de perderte! ¡Tenía miedo de dejarte ir! ¡Y sé que te lastimé pero es algo qué...

—¡Puedes irte al mismísimo infierno!—se acercó a mi y comenzó a golpearme—¡Realmente desearía nunca haberte conocido, o nunca ser tan estúpida! ¡Debí haber dejado que siguieras con tu vida de millonario sin compromisos! ¡Que siguieras tu glamorosas vida mientras todas las chicas de Miami te hacían mamadas cada maldita noche!

Madison y Cameron se acercaron mientras la tomaban por la cintura, pero en un movimiento repentino Stella se aferró a ella, abrazándola con todas sus fuerzas mientras ambas sollozaban casi al borde de perder el equilibrio. Los demás simplemente estaban atónitos.

—Pensé en ti en cada momento—sollocé mientras Cameron oprimía mi pecho evitando que me acercara a ella—Siempre lo hice, y quiero que sepas que nunca me burlé de ti—me ahogué en mi propio llanto—Solo quería olvidarlo y ser mejor para ti—hice una pausa—Yo me mantuve fiel a la idea de algo mejor para nosotros como pareja, y cuando supe que estabas embarazada...—callé—Stella lo siento tanto.

—Sácame de aquí—suplicó hacia Madison y todas corrieron hacia ella y la abrazaron—Y Justin...—sollozó profundamente—Es un niño—lloró—Iba a darte una sorpresa pero tu has ganado—rió falsamente—Disfruta ese detalle porque es lo único que sabrás de él.