Estoy algo curioso e impaciente, sigo en la sala ansioso por quien será el dueño de ese manuscrito tan delicado y perfecto cual cuerda de violín vibrante, erizando la piel con cualquier melodía visual.

Ahora que estoy sobrio, lo recuerdo; es la misma carta que llegó cuando tu cerraste los ojos para no abrirlos, y hasta ahora no lo había visto.

Lo más extraño aquí, es lo que me trataba de decir es última línea.

Sin duda, un trabajo único y me gustaría conocerlo en persona, así que espéreme y en ocho días estoy ahí.  Atte. LB

Esa pequeña frase me desconcertó por completo; querido o querida "LB", ¿Quién conocería a un pobre vago que vive de palabras muertas?

[...]

Todos cuchicheaban a sus espaldas, después de que ella preguntará por aquella casa, señalaban una dirección con desagrado para después hablar entre ellos sobre la mujer.

—"¿Por qué pregunta por él?", "¿Quién es ella?", "Tenía que ser una turista"—; parecía que poco le importaba, era como si ya estuviera acostumbrada a críticas no pedidas.

Ella golpeó delicadamente un par de veces la puerta y yo me levante a abrirla, sorprendiéndome al encontrarme con una hermosa fémina de cabello rojo y ojos azules tan profundos como el océano. Uno al que tenía un miedo irreversible a sumergirme.

—¿Señor Demon?

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No me maten, pero es necesario para sacar a Meliodas de la tristeza y yo no pienso matarlo :P