[Perenne]

Amor mío, que ha pasado que las puertas de tu corazón has cerrado, ¿fue porque se salió un "te amo" de mis labios?...

Un día me dijiste que me fuera y no volviera, a pesar de que tus ojos pedían que no lo hiciera.

Nunca te había escuchado llorar tanto, algo estaba pasando. ¿Por qué no puedes decirme?, entenderé porque no me quieres ver.

Me dolió verte deshecha y destruida escondida, pero yo sigo necio a no darme por vencido en que te devolveré esa sonrisa.

—Elizabeth...— toque un par de veces, ya había perdido la cuenta de cuantas veces iba a intentar que me abrieras. Dejaste de responder, pero sentía tu presencia tensa —Sabes que insistiré una y otra vez...

Con tristeza sonriente me alejo de la puerta creyendo ingenuamente que todo se resolverá con los días.

—Eres terco Demon...— escuché la voz de Guila seguida de Jericho —Esa niña no te quiere ni ver, ¿por qué insistes?

—No sé qué le vez. Olvídala, recuerda que eres uno de nosotros— sonrió con arrogancia y yo solo acumule mi enojo en un puño.

—Prefiero seguir insistiendo a ser lo poco que son ustedes— ignore sus caras de indignación, necesitaba relajarme o terminaría golpeando a alguien.

Tomé mis lienzos y como costumbre dejé que el aire fresco golpeara contra mis facciones. Veo el cielo, me recuerda a tu ojo, veo el sol, me recuerda tu lucero derecho, veo las nubes, tan blancas y suaves como tú. ¡Carajo!, en todo estás tú.

Pájaros en el cielo, ¿podrías ser tu?, así como las palomas volando raso alejándote cada vez de lado.

Suspiro corto y un sentimiento largo, no tengo más que pintar tu retrato; no importa, yo seguiré insistiendo en tu puerta con un ramo de rosas en un cesto.