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Prólogo

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Hanagaki Takemichi siempre fue un niño problemático, pero era del tipo que prefería no iniciar una pelea cuando sabía que estaba destinado a perderla; por eso no comprendía por qué su mejor amiga se empeñaba en luchar cuando era obvio que su enemigo era mucho más fuerte. Lo frustraba no poder hacer nada, en serio amaba a esa chica. Era él quien siempre terminaba llorando mientras ella se limpiaba sus heridas toda frustrada. Le dolía ver cómo se lastimaba, no había forma de que Mirai Hoshizora aprendiera de una vez por todas la lección.

No, se engañaba a sí mismo, no lo entristecía verla partir a defender a ese pobre pequeño que estaba siendo intimidado por un tipo tres años mayor, eso lo hacía sentirse orgulloso de conocer a alguien así, de poder tenerla en su vida; lo que en realidad apretaba su corazón era que su cuerpo se quedaba estático en ocasiones como esas, incapaz de poder dar un paso aunque también quisiera socorrerla.

Esta era una de esas ocasiones. El día había comenzado bien, estaban en uno de los parques que había en la gran ciudad, jugando con otros amigos a cualquier tontería que se les ocurriera, parecía el sábado perfecto; pero no fue así. Las cosas se pusieron feas cuando en medio de su charla los interrumpió un gritito asustado. A tan solo unos metros de distancia —en la acera frente al lugar— había un niño tirado en el suelo, probablemente fue empujado por el ya adolescente que le exigía demandante algo sobre un almuerzo. Nada más alzar la vista, sin darle tiempo a procesar la situación, Mirai se lanzó contra el abusón.

Takemichi y sus amigos se quedaron impactados, a pesar de no ser la primera vez que eran testigos del espíritu justiciero de la única fémina de su pequeño grupo, seguían tan asombrados como si de verdad fuera la primera vez. Solo a una loca se le ocurriría hacer semejante estupidez.

Y todo pasó tan rápido...

Takemichi sintió como se le aguanban los ojos nuevamente, se le nubló la vista mientras se gritaba internamente que debía ir a defenderla, debía ser valiente, no por el niño, por ella, su mejor amiga, quien siempre lo defendía. ¿Por qué los sentidos le fallaban en un momento tan decisivo como ese? Le temblaron los pies cuando pudo divisar difícilmente como comenzaba la pelea que no pintaba nada bien para Mirai, quien fue la que recibió el primer golpe del mayor e indiganda se abalanzó sobre él. Por lo pronto eso es todo lo que sus ojos captaron, porque a partir de allí las incontrolables lágrimas se encargaron de tapar el panorama y casi le faltó la respiración.

Ah, era un llorón que no merecía formar parte de la vida de la Hoshizora.

El tiempo se volvió un arma de doble filo y cada segundo que pasaba de rodillas en la tierra era un cuchillo clavado en su espalda. Otra vez debía disculparse por no poder obtener un poco de la valentía que siempre le estuvo pidiendo compartir a su mejor amiga. Era agonizante.

De repente sintió como otro chico de los presentes colocaba una mano sobre su hombro, invitándolo a alzar la vista para poder presenciar el espectáculo. Un poco más tranquilo, Takemichi decidió hacerlo, y ya por fin asistir a Mirai en su tarea; lo que no esperó fue encontrarla justo al frente, en esa pose triunfal tan tierna que tenía, de piernas abiertas, con un signo de paz hecho con sus dedos y una sonrisa hermosa a pesar de ser carente de un diente, diente que seguramente había sido víctima del fuerte golpe que recibió.

—¡Hoy gané, Mi-chan! —exclamó energética, con su vocesita ligeramente chillona.

Tenía su lindo cabello castaño revuelto y despienado; su labio inferior mostraba signos de estar roto y alrededor de él estaba rojo, lo cual seguramente dejaría algún moretón; su carita angelical tenía varios raspones y su ropa estaba sucia... Pero, ella estaba tan felíz, no había vacilación alguna en el tono que empleó para vanagloriarse, Mirai estaba tan orgullosa de sí misma y de lo que había logrado.

Y es que, era la primera vez que ganaba una pelea, una batalla que luchó por el bien de alguien agendo, alguien a quien logró salvar.

Takemichi no lo dudó al verla así, el propio mundo no merecía a Mirai Hoshizora. Era como una valiosa perla cuyo valor jamás sería apreciado correctamente.

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Palabras del autor:

Bueno, primero que nada, Hellou.

Llevo planeando este finc tiempo y ya vine anunciándolo. Aquí estamos.

Es recomendable leer las advertencias de la info de la historia porque cambiaré algunas cosas, si bien este Fanfic está ambientado en el anime, la incorporación de los oc's podría provocar cambios bruscos en la historia

Otra cosa, mi protagonista es humana, al igual que su co-protagonista Celeste. Ellas cometen errores, se equivocan y meten la pata, no son perfectas y van a cometer varios fallos en el transcurso del finc, es parte de la naturaleza humana.

El interés amoroso principal será Sano Manjiro, pero como no solo desarrollaré un romance, voy a hacer una historia, y como tal quiero desarrollar a todos mis personajes, eso sí, lo que más abundarán son escenas de amor porque es por lo que escribo.

No esperen una protagonista súper fuerte que sea capaz de hacerle frente a Sano Manjiro, Mirai no tiene esas capacidades y se los advierto desde ya, quise salirme un poco del estereotipo de fanfi de Tokyo Rivengers.

Este proyecto es una hermosa colaboración con mi dibujante y amiga: 000sky-blue000

Ella también pone sus varios granitos de arena en la historia.

Recuerden seguirme en mi Twitter: Mio_Uzumaki, donde estaré publicando cositas de mis historias, adelantos, dibujos, etc.

Si te está gustando la historia vota y comenta para que llegue a más personas ~(˘▽˘~)(~˘▽˘)~

Lean comiendo palomitas ( ̄ω ̄)🍿

~Sora.

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