Two
HERMIONE
Los pies se me quedaron pegados al piso, no soy capaz de moverme, el miedo me invade y lo único que hago es tratar de calmar mi respiración al ver al hombre que entra por la lujosa puerta de la casa.
—Papi te estábamos esperando—corre abrazarlo, no sé a percatado de mi presencia. Los años lo hacen ver más maduro, la fina barba, los ojos verdosos, su altura de 1.92, el cabello castaño, su mirada transmite seriedad revuelta con algo que no logro captar—Llego mi nueva amiga, le enseñaba mi cuarto ¿Por qué tardaste? Le dije a la nueva empleada que seguro ya ibas a venir—le toca la frente como si quisiera saber si tiene fiebre—Papá me siento bien—ella se ríe mientras le quita la mano.
—¿No la vamos a...despedir porque a la señorita de la casa se le pega la gana?—la voz ronca y varonil se hace presente en la sala y eso empeora mis nervios.
—No Papá creo que está vez no—lleva un dedo a su labio tratando de pensar—Le contaba un poco sobre mí y ella definitivamente no es como las demás—el chico está en la mesa sacando las cosas de la bolsa que traía. Me quedo observando cada cosa, la pequeña hace lo mismo y luego le entrega un tarro de pastillas ¿Por qué le da eso a una niña de 6 años?
—¿Cuántas veces tengo que decirte...—la acribilla con los ojos—...qué no me gusta que seas tan confiada?
—No seas exagerado, ¿Qué tienes allí?—le señala otra bolsa, él se la entrega—¿Para mí?—se le ensancha una sonrisa a la diminuta mujer que actúa como una joven de 15 años, me apoyo en la pared. Yo sé que él sabe que la empleada está aquí, pero no sabe de quién se trata y no creo que le importe, mientras no se dé cuenta de que soy yo, va a seguir ignorándome—Vamos a ver—chasquea los dientes y se le forma una O cuando saca la caja de un iPhone—¿No dijiste que no me ibas a premiar por hacerle bromas a las visitas?
—No es un premio mocosa—le recalca quitándole la caja—En realidad no te lo mereces por mal portada, pero si por las notas que has sacado y digamos que es un premio a medias.
—Como quieras—le entrega en la mano el celular rosado—Aunque siempre me premias hasta por respirar, pero bueno—confiesa soñadora.
—No me hagas cambiar de opinión—espeta viendo a la pequeña encender el teléfono—Esa cosa se la doy porque eres una berrinchuda y no tengo mucha paciencia, pero bajas las calificaciones y eso...—le señala el aparato electrónico—Se va a la basura.
—Qué pobrecito mi teléfono—él arruga el ceño.
—Pobrecito.
—Pobrecito mi teléfono—repite sacándome una sonrisa. La criaturita me vuelve a ver—Oh Papá ¿No quieres conocer a mi amiga? Mira ese serio y peleón que ves acá, es tu jefe—está concentrado leyendo los medicamentos que tiene en la mesa, me muerdo la lengua—Papi, ella es Hermione—el hombre pasa de tener la vista en el tarro de pastillas a los tacones que ando puestos, no necesita levantar la cabeza para saber de qué soy yo, arruga de nuevo el ceño y ve nuevamente a la pequeña.
—Madison ve a guardar todo esto a tu cuarto—le dice cambiando completamente el tono de voz, si se escuchaba antes tranquilo, ahora parece un volcán apunto de explotar.
—Como digas Papi—toma las pastillas, el teléfono y un lápiz que se había traído del cuarto, me muerdo el labio cuando desaparece de la sala, los nervios regresan revolviéndome todo por dentro.
—¿Qué...está...haciendo...aquí?—recalca cada palabra erizándome la piel, su atención sigue en uno de los tarros que dejó Maddy, trago grueso para no enredarme con mis mismas palabras.
—No tenía idea de que es tu casa, me di cuenta cuando ella me lo dijo—brinco en mi lugar cuando patea la silla que tiene enfrente impulsándola hacia delante.
—Siéntese—ordena entre dientes tensando la mandíbula. Camino desde la pared que está cerca del sillón hasta la inmensa mesa, odiando el ruido que causan los tacones con cada paso, me siento acatando la orden, no puedo verlo directamente a la cara, solo me pasó las manos sudadas por la enagua—Te vas a largar de mi casa y no te quiero ver por acá, no vino por trabajo no soy estúpido.
—Le juro que...
—Pedí una empleada, no una puta—lo vuelvo a ver de manera inmediata, tampoco es para que me trate así.
—No soy ninguna puta Aydan.
—Oh lo lamentó, es que ya no se ni como decirle—escupe con el odio reflejado en su rostro y matándome con la mirada—Lárguese—suelta lo último sin rodeos, los ojos verdes se le oscurecieron a tal punto de que el miedo de levantarme de está silla y que haga una estupidez me aterra. Se queda esperando a que me valla pero lo tengo enfrente mío, literalmente no puedo moverme—¿Está sorda o qué?—me grita haciendo que mis ojos quieran salir disparados de su lugar, ver a un Walsh enojado, es como meterse con el mismísimo diablo.
—Papi no le grites—aparece Maddy bajando las escaleras—me duele un poco la cabeza—Aydan se calma viendo a la pequeña que camina hacia donde estamos—Creo que ahora si me quiere dar fiebre y no es momento para que peleen por el trabajo—Aydan la ve enojado e inmediatamente le toca la frente.
—Usted lárguese—me repite.
—Oye no quiero que se vaya.
—Pero yo sí—le contesta, me levanto de la silla dispuesta a irme, es la primera vez que él me grita y eso duele. Tiene razón, voy a respetar todo lo que me quiera decir, no voy a decir nada, tomó el pequeño bolso negro que traje y antes de salir...
—No puedes irte—gimotea dando un fuerte pisotón y arrebatándomelo de las manos.
—Aquí, ahora—le habla Aydan a la pequeña.
—No quiero—se tira al piso. Empieza a respirar agitada, Aydan rueda los ojos—Por favor Papá es mi amiga.
—Ella no es una amiga, incluso es peor, que la idiota a la que le dices bruja—él la ve plasmada en el suelo.
—Dale una oportunidad—llevó la mirada hacia el patio, ¿Qué le hice a esa criatura? Una lágrima se escapa de mi rostro y me siento peor cuando empieza a llorar más fuerte—Hermione—me limpio con brusquedad y me doy la vuelta para verla—Espero volver a verte algún día—asiento lentamente, respiró profundo para no perder la cordura aquí mismo, me devuelvo otra vez pero...—¿Me prometes qué vas a regresar?—la voz le salió tan débil que no puedo quitarle la mirada, veo a Aydan que sigue enojado observando a su hija en el suelo—Promételo—la escena me deja en shock, es como si estuviera perdiendo fuerza. Se levanta de la silla, esta vez con una mirada de preocupación, pero a la vez tratando de pelear con el mal humor que se tiene.
—Está bien, ya no te pongas así—le habla llamando la atención de su casi gemela, le hace un ademán a Maddy para que se acerque, ella apoya una mano en la pared para levantarse y camina lentamente hasta el hombre que tiene al frente.
—Papá si ella se va, va a venir otra peor que la bruja y yo no quiero que vengan más mujeres como ella—se suelta a llorar desgarrándome por dentro—Ella me habló y las demás solo me molestan.
—Paciencia—se repite frotando el puente de la nariz—Madison actúas como una loca, ya cálmate—cuando ve que no se tranquiliza la alza—La bruja no se va a ir—idiota—Pero si sigues llorando...
—Es que no puedo evitarlo—habla frotándose los ojos—Papi Hermione es buena.
—Mmm...—duda arrugando la nariz.
—Ya, no te enojes—le dice llorando en su hombro, la ignora mientras saca una pastilla del tarro.
—Tomate esto y vete a descansar.
—Pap...
—No se va a ir mocosa chantajista—repite enojado, a ella se le forma una sonrisa y se baja super normal para después desaparecer por la cocina—Dos cosas—ordena apretando los dientes—La quiero a kilómetros de mi hija, un mínimo error con esa orden y yo mismo me dispongo a arruinar su miserable vida, dos, tenga muy claro que ella es solo mía, no es más que la sirvienta de la casa ¿Entendido?
—Si...
—¿Sí qué?—su mirada intimidante no me permite hablar, tragó grueso y respiro por la boca.
—Sí señor—no bajó la cabeza, sé que me está probando, pero no lo voy hacer, no vas a bajar la cabeza Golubev. Trato de actuar normal aún sabiendo que me sigue viendo con esos ojos tan penetrantes. Se retira hacia el segundo piso desapareciendo de mi vista y dejándome completamente desorientada...¿Esa niña es...mi hija?
HARMONY
—La leucemia es un tipo de cáncer de los glóbulos blancos sanguíneos. Está comienza en las células que forman las partes interiores esponjosas de los huesos, llamada médula ósea. Normalmente las células sanguíneas son producidas de manera organizada y controlada. Cuando se desarrolla la leucemia, la médula ósea produce células anormales que no funcionan adecuadamente—leo en voz alta con Matt a mi lado, escuchando toda la información—¿Y se puede donar sangre y ayudar económicamente verdad?—se supone que estoy estudiando, pero no puedo evitar preguntar miles de veces.
—Si en el caso de los niños que lo necesitan, hay familias que se ocupan ellos mismos por combatir con el cáncer y no permiten que otras personas donen sangre a solo que sean familiares o progenitores, parece ilógico viendo el caso, pero si pasa mucho, más si viven bien económicamente para sacar todos los gastos.
—Qué batalla, pobre criaturitas—se me humedecen los ojos—Yo no puedo leer nada de esto, solo me hace sentir mal e inútil.
—No seas dramática—me limpia las lágrimas, yo no puedo evitar hacerle una mala mirada—Eso es de guerreros—terminó de anotar la última información y caigo rendida en la cama.
—Estoy pensando seriamente en ayudar a esos niños—Matt me vuelve a ver con una mirada divertida—No económicamente porque la que trabaja es mi hermana, pero si a donar sangre—se acuesta a mi lado.
—Si, pero tienes que ser consciente, que debes de cuidarte mucho para poder ayudar a los demás y fumando lo dudo—me abraza, tiene razón—Harmony—se acomoda de lado poniendo la mayoría de peso sobre su codo y la cabeza en su mano—¿Desde cuándo lo haces?
—Solo cuando estoy estresada no es para tanto—niega con el ceño fruncido.
—Mejor no ayudes.
—Ya no seas pesimista—hablo acostándome en su pecho—No lo voy a ser más—si no fuera por Matt, no sé donde estaría. Me preocupo más de lo normal y hago drama para que después todo este bien—Gracias por ayudarme.
—Sabes que nunca estás sola, puedes contar conmigo para lo que sea y tienes a personas que se preocupan por ti—me acomodo quedando cara a cara con él y contemplando los ojos grises que me tienen hechizada, me toma el rostro con una mano y me besa jugando con mi lengua—Tus labios saben a fresas—interrumpe el beso mientras chupa mi boca.
—Es el labial—enreda sus manos en mi pelo, me acerca para morder suavemente y tocar con su lengua cada rincón, para besarlo mejor me subo a sus regazos y aprieta mis muslos cubiertos por el pantalón—Me encanta cuando haces eso—baja por mi cuello.
—¿El qué?—se concentra en besar.
—El agarre de tus manos en mis muslos señor Matthew—deja de besarme y hace una pequeña mueca.
—No me gusta hacer esto por el simple hecho de que me pones cachondo en segundos—muerde su labio—Y eso duele chiquita—bajo la mirada al pantalón, observando el gran bulto marcado que me moja la entrepierna, sigo siendo virgen pero no quiere decir que sea una santa que no piensa obscenidades de vez en cuando—Harmony un día no voy a soportar y me voy a masturbar al frente tuyo—se queja cerrando los ojos para controlarse.
—Es satisfactorio verte en ese estado.
—Para mí, no es satisfactorio cuando deseo arrancarte eso, además tu no lo sientes maléfica—me susurra sacándome una carcajada—Hagamos un trato yo voy al baño y tú buscas una película en Netflix.
—Muy bien—me burlo por verlo sufriendo tanto.
—Nos vemos en unos minutos—desaparece después de darme un beso. No hay nadie en la casa entonces no hay problema con que salga así. Empiezo a buscar algo interesante para ver y mientras busco la peli, el sonido de un golpe en la ventana me hace girar.
Un sobre blanco es lo único que veo, esto me da miedo, pero solo arrugo el ceño y con pasos lentos me acerco hasta agacharme por la carta que aterrizó en el suelo, la abro rápidamente hundiéndome en el contenido, pero antes de empezar a leer veo la imagen que acompaña la nota, el miedo, vergüenza y enojo me dejan inmóvil, la boca empieza a temblarme. Soy yo bañándome y estoy completamente desnuda con la cortina tapando parte de mi cuerpo, con la otra mano sostengo la nota.
"Te estoy vigilando mi pequeña damisela, cuando duermes, todo lo que haces, en la calle, donde vayas, siempre estoy tras de ti, eres mi hermosa mademoiselle y lograré mi objetivo, solo estoy esperando el momento adecuado para que estemos juntos, con mucho amor para mi presa favorita"
Quede en shock, en blanco, los nervios me hacen retroceder y sin querer golpeó el vidrio de mi cómoda votando todos los perfumes que descansaban en este, respiro agitada, tengo que esconder esa carta antes de que Matt se de cuenta. Corro hasta el borde de la cama, quitó la colcha y levantó el colchón. Dejo la carta allí, no puedo preocupar a mi hermana tiene mucho en que pensar. Lo mejor es planear algo y tiene que ser algo inteligente, camino hasta la ventana y alumbró con la linterna de mi teléfono, pero maldita sea no hay nadie. Brinco en mi lugar cuando Matt sale viendo los vidrios del perfume en el suelo.
—¿Estás bien?—se acerca confundido.
—Si...yo...yo sólo me tropecé y voté todo, quería...—niega mientras se agacha tomando en sus manos uno de mis perfumes.
—No me mientas, ¿Qué te pasa? Harmony, estás actuando muy rara, primero te molestas por todo, fumas como si fueras una loca dependiente a esa mierda, andas preocupada y angustiada por cosas triviales y ¿Ahora acabas con tu maquillaje, los perfumes y todo lo que tenías en el mueble porque te tropezaste?
—Lo siento si, el estrés a veces no me deja pensar, estaba despistada y se me callo todo...
—También estás nerviosa—me abraza—Harmony no me mient...
—Estoy bien, no te preocupes—me toma de la cara, finjo relajarme y sonreír—Solo me tropecé y ya, estoy bien.
—¿Bueno? Eso no me convence, pero no quiero pelear por estupideces—mira la hora en el reloj—Tengo que irme se hace tar...
—No—gritó pestañeando varias veces, respiro profundo y me doy cuenta de mi error—Quise decir...—me aclaro la garganta—¿Por qué no te quedas conmigo? Ya sabes mañana es sábado y quería estar más tiempo contigo, ósea pasamos todo el rato haciendo tareas y quiero que te quedes, por favor—tiene una mirada que refleja confusión y está completamente serio, no quiero estar sola—No me hagas esa cara tú sabes que me gusta que te quedes a dormir, además Leonor aún no viene y voy a estar sola el resto de la tarde.
—Por mí no hay problema pero ¿Estás bien?
—Sí, estoy perfectamente bien.
HERMIONE
Quise huir a los 15 años con la excusa de "Soy muy joven" ¿Qué clase de mujer tiene el corazón para dejar a una criatura inocente que no tenía culpa de nada? Y ahora sin yo darme cuenta estoy de vuelta, soy una estúpida. Él me odia, él no era así, yo soy la culpable de que allá cambiado tanto. Ya es tarde, porque ver a esa criatura tan grande y que no tiene ni la menor idea de que debería de desconfiar de mi, solo me convence de lo muy porquería que soy como mujer y debería irme, pero algo dentro de mí, por más que quiera, ya no puedo, no después de verla arrebatándome el bolso y rogándole a Aydan para que me quedará.
Nunca voy a perdonarme esto y ahora no va a ser trabajo solo ser la empleada de la casa, porque tener a una niña que te mira de una manera especial, no es fácil, mi error fue hablarle con cariño desde que la vi, tenía que actuar como una de esas brujas que dice ella, tenía que irme sin darle una explicación ¿Pero y esas pastillas...por qué le dio eso a una niña de 6 años? No me di cuenta que esa criatura es la copia de Aydan, tiene suerte que no allá sacado nada mío, porque me daría vergüenza saber que se parece a la porquería de "Mamá" que tiene y ni siquiera ella conoce. Me limpio las lágrimas, si sigo aquí, Aydan se va a enojar. Se escuchan los zapatos de Madison mientras se acerca, me doy la vuelta quedando de espaldas no quiero que me pregunte nada. Finjo organizar los sillones, la manera en que golpea los zapatos en el suelo me dice que está enojada ¿Por qué? No sé, el timbre de la casa, hace eco por toda la mansión. Me encamino a la puerta y abro encontrándome con una rubia.
—Ya sabía yo que Aydan estaba con una mujerzuela—me dice la tipa—claro, me quiere tanto que se buscó una igualita a mi para divertirse.
—Disculpa cariño—la miro con asco. Primero la analizo detalladamente—Yo a usted no me parezco, primero en lo rubia desgraciadamente si estamos de acuerdo, pero yo no soy una plástica, esas tetas quieren estallar con la farsa que tienen dentro, soy más alta que tú y no ando extensiones, en otras palabras, no soy tan falsa—está dispuesta a golpearme, pero la pequeña fiera que tenía a mis espaldas se le atraviesa.
—No puedes compararte con ella Iclal—se devuelve cuando estaba a punto de irse—Por cierto te está esperando en la oficina de nosotros—recalca la última palabra mientras rueda los ojos dejándola pasar.
—Lo siento cariño no quería que te molestaras ¿Esa quién es?—entra como perro por su casa, tiró la puerta del enojo.
—Es la nueva empleada y acostúmbrate que ella si se queda fija—aclara con una sonrisa de oreja a oreja.
—Oh ya veo—camina como chata arrastrando los tacones y desaparece haciendo un escándalo que retumba desde el piso donde estamos.
—Hermione—me hace un ademán para que me agache, me pongo a su altura, arriesgándome a que Aydan me vea—Iclal es la novia de mi Papá y ahora tengo a una cómplice para que me ayude con la lista de maldades que prepare.
—No Maddy eso no se hace—rueda los ojos.
—Mañana es sábado y viene toda mi familia—¿Todos? Eso va a ser muy incomodó, los Walsh me odian—Y esa mujer va a estar en la mesa principal, eso me enoja, no quiero que se siente al lado de mi Papá y lo peor que mi Abuela está encantada con ella—la Señora Collins, ¿Qué mierda?
—Tienes que querer a tu madrastra, es la pareja de tu Papá.
—Claro que no Hermione, ¿Qué estás diciendo? Mi Papá dice que la quiere, pero yo no le creo—créeme que yo estoy más horrorizada que tú—Porque el actúa distante o tal vez solo lo hace cuando yo estoy cerca, pero no que va...yo sé que mi Papá tiene algo que esa mujer quiere ¿Y sabes qué es?—se acerca a mi oreja—La plata y obviamente no es tonta es muy guapo por si no has visto, ¿Verdad que es guapo?
—Si...pero no podemos hacer nada—tragó grueso, esta niña me dice esas cosas y yo que soy una salida no voy a soportar ver esa escena. Aydan viene hablando con esa mujer. Me alejo de Maddy y me encierro en la cocina. Tengo que preparar el almuerzo, ya se me hizo tarde perdiendo el tiempo, este hombre me va a desfigurar y lo más importante esquivar y alejarme de Maddy por la estúpida amenaza que me hizo. Reviso todo lo que hay en la despensa y antes de empezar a preparar la ensalada...
—Oiga, usted—me grita con voz chillona desde la sala, me trago el enojo, tengo que ver que se le apetece para mi desgracia. Salgo relajada y disimulando mi enojo.
—¿Qué se le apetece Ciclar?
—Es Iclal.
—Como sea ¿Qué quiere?—Aydan me ve directamente, yo me encargo de ignorarlo y Maddy ve la escena divertida en los regazos de Walsh.
—Tráeme uno de los mejores vinos—habla acariciando el brazo de mi ex. Me doy la vuelta para irme no creo poder convivir con esa mujer. Me dispongo a cocer la carne, sacar la botella de vino y preparar la ensalada. Preparo un batido de fresas para Maddy, un puré y de postre tengo el helado, en estás familias todo tiene que ser fino o al menos Aydan siempre a sido así. Camino hasta la sala, la tal Iclal se ríe contando algo que ni me interesa escuchar, Aydan ve a Maddy que está de frente con los brazos cruzados.
—Disculpe, ya la comida está lista, ¿Dónde les apetece comer, aquí?—la diminuta mujer sonríe.
—Estaba deseando que dijeras eso tengo mucha hambre y ya los oídos se me durmieron, huele delicioso—dijo eso a propósito, claro pobrecita con esa Lora ¿Quién no se cansa?—¿Papá a donde vamos a comer?
—En la mesa—contesta de mala gana—Ni modo que en el suelo.
—Es solo una pregunta Cariño—con la mano juega con el cabello de Aydan—no sé qué te pasa hoy baby, estás tan serio—si es que llegue yo y se le amargo la vida—No importa vamos—lo agarra de la mano, me voy adelante, que cosa más repugnante. Tomo las copas y el batido de Madison para caminar hasta la gran mesa, las acomodo, me devuelvo por el tazón de ensalada y el de puré. Acomodo los cuchillos y el tenedor junto con las servilletas, dejo los platos en una orilla, la carne en un fino plato para que se sirvan a su gusto. Mientras acomodo en la mesa, dejó la botella de vino que pidió doña señora—¿Desde cuando estás trabajando aquí?—me pregunta cortando un pedazo de la suave carne.
—Desde hoy—contesta Maddy por mí, gracias a Dios.
—¿Con esos tacones no terminas en el suelo?—se burla mientras me ve terminando de acomodar todo—¿Qué es eso amarillo?
—Se llama puré—vuelve a responder de mala gana Maddy.
—Vamos a probar eso, se ve interesante—¿esa mujer nunca se calla? Aydan no ha probado nada, yo ya se el dolor de cabeza que es ese hombre con la comida, toma con el tenedor un pedazo de carne y me vuelve a ver mientras lo mastica, pero la manera en la que muerde es con molestia, si no fuera por Madison yo no estaría acá, él no es así y por eso me dolió cuando me gritó—Oye, aunque al principio no tuve una buena impresión tuya, cocinas muy bien.
—Ella hace todo bien—la corrige Maddy ganándose la cara de desaprobación de Aydan.
—Pues me alegra—me encojo de hombros.
—¿En serio?—dice la idiota, Aydan ya me conoce y sabe cómo soy yo cuando alguien me cae mal, por lo que no disimuló ni un poquito el asco que me hace sentir la presencia de esa mujer.
—No—me voy hacia la cocina para empezar a limpiar lo que ensucie, mañana va ser un día cansado, si no fuera porque Madison me dijo, esa gente me hubiera tomado desprevenida para el día de mañana, saco lo que está en la despensa y la limpio organizando todo. Tengo que venir más temprano, los Walsh son demasiado exigentes.
No estoy preparada para ver a la Señora Collins, ni a los hermanos de Aydan, todo va a ser incomodo y algo me dice que eso va a traerme muchos problemas. Espero que todo salga bien. Me devuelvo para retirar los platos de la mesa.
—Mañana es un día muy especial y les tengo una gran sorpresa a los dos—habla la rubia entusiasmada. Madison arruga el semblante y vuelve a ver a Aydan ignorando a la mujer. Lo que hace me deja sorprendida toma el plato del puré y se echa más comida.
—Lo siento esto está muy rico—confiesa chupándose los dedos.
—No haga eso—la regaña Aydan, ella se limpia con la servilleta dándole una sonrisa de inocencia—¿Qué hora es?—me pregunta mientras se levanta de la mesa, saco mi teléfono.
—Cuatro de la tarde—pelo mis ojos como platos, el día se me pasó rapidísimo.
—¿Escuchaste señorita?—Maddy asiente con la cabeza, Aydan me ve—Dele un vaso con agua—me pide mientras sube hacia el segundo piso, me voy a la cocina y hago lo mandado, me devuelvo y le entregó el vaso a Maddy, ella tiene una de las pastillas en la mano ¿Serán algunas vitaminas?
—¿Cómo te ha ido con las medicinas princesa?
—¿Qué te importa?—la mujer abre la boca con indignación.
—No sea maleducada niña.
—No es necesario que finja, mi Papá no está—la rubia me vuelve a ver.
—¿Tú le dices que me hable con ese tonito?
—Creo que ella tiene razón no debería fingir que te importa donde sabemos que es mentira, no necesito decirle nada, es que se nota—la encaró esperando respuesta.
—Idiota—dice levantándose de la silla—Aunque no me creas, si me preocupo, espero que sigas mejor niña—se va hacia las escaleras—Mi amor ya me voy—grita llamando a Aydan.
—Buch—Maddy hace una mueca de disgusto, Aydan regresa con un buzo gris y una sudadera que le hace juego, se ve bien.
¿Bien, solo eso vas a decir mentirosa?
Aydan la toma de la mano y se la lleva hasta la salida, desapareciendo los dos de mi vista.
—Mi Papá se está arruinando con esa babosa—pelo los ojos.
—No hables así estás muy pequeña—se vuelve enojada.
—Yo no soy pequeña—me grita.
—Lo siento—se cruza de brazos.
—No importa, pero no me vuelvas a decir pequeña, yo soy grande—se parece a mí cuando tenía 8 años y me creía de 27.
—A bueno, si eres muy grande—bufo siguiéndole la corriente, la puerta se abre y me alejo a seguir con lo mío, el día que este hombre me encuentre hablando con ella, me va matar.
—Papá ahora que se fue la intrus...—se tapa la boca con las dos manos—Iclal, quería contarte el sueño que tuve ayer—él se sienta mientras abre una revista.
—¿Ajá?—le dice esperando a que siga, ella suspira.
—Soñé que yo tenía un vestido blanco de Ángel y tu estabas a mi lado con un traje muy hermoso como los que usas cuando salimos a cenar con mis Abuelos, tenía corbata, pero era también blanco, no azul, ni tampoco negro.
—¿Blanco? Interesante—repite concentrado en la revista.
—Cállate aun no termino—se levanta y empieza a saltar alegre—tu tenías a dos bebés en cada brazo, no les vi bien la cara, pero eran hermosos y yo cargaba a otro que era recién nacido igual que los que tu tenías—Aydan alza la cabeza viendo a la pequeña con una cara de sorpresa.
—Sí definitivamente era un sueño—asiente con la cabeza—Seguro eran los bebés de tu tío.
—Papá mi tío solo tiene dos varones, nada que ver con el sueño porque si eran dos bebés, pero también una niña.
—¿Estás segura que se tomó las pastillas? Solo fue un sueño Madison—reprende tirando en la mesa la revista.
—¿Me ves con ganas de bromear? Yo creo que no—lo reta con la mirada.
—Eso quiere decir que tus tías te van a dar muchas primitas para que juegues y ya deja de hacerme bromas que ya estoy viendo a millones de Madísones por toda la casa—Maddy se suelta a reír por la cara que le hace, pero...
—¿Papá verdad que tú me quieres más que a ella y a cualquier otra persona?—se pone seria, el corazón se me ensancha, que ternura.
"Tú estás limpiando, Hermione"
—¿Dudas de mi, mocosa?
—No, pero tú eres mío y no de ella.
—Ya hemos hablado sobre eso y tú lo sabes—se le queda viendo el pelo—Uy Madison—pela los ojos.
—¿Qué?—dice asustada.
—Tienes piojos en el pelo—Maddy empieza a correr por toda la casa pegando gritos, vuelvo a ver a Aydan que se muerde el labio para no reírse.
—Hermione quítamelos me van a comer la cabeza—se acerca y me quita los vasos de las manos.
—Ya tranquila—le digo soltando la risa, vuelvo a ver a Aydan que me hace una cara para que no le diga que es una broma.
—Ve a lo mejor en tu sueño habían piojos que no viste—dice tranquilo mientras lleva las manos por detrás de la cabeza.
—Papá no puedo quedarme sin cabeza—se suelta a llorar, ese hombre sería buen actor por la seriedad que tiene en estos momentos, mentiroso—Papito ayúdame.
—Me gustaría ayudarte—se toca el pecho fingiendo lástima—Pero eso no tiene cura—Maddy se pone a llorar—No te pegues mucho que me puedes contagiar a mi—se queja haciendo que la pobre llore desmorecida—Aunque...—finge pensar e inmediatamente Maddy se queda callada.
—¿Qué?
—Hay una solución, pero es muy arriesgada.
—¿Me va a doler?
—No—Aydan arruga el entrecejo—Ven—ella le hace caso.
—Papá me dijiste que tú nunca me ibas a dejar sufrir, lo prometiste.
—Y lo voy a prometer, vamos a ver que hay en está jupa de popí, voltéate—ella le hace caso y él deja escapar una pequeña sonrisa—Limones, la colonia que estaba buscando—la molesta mientras le revuelve el pelo.
—Ay Papá qué exagerado—se ríe.
—Ya estás curada—le quita el pelo de la cara.
—¿Tan rápido?
—Si ¿No viste la magia?—ella le pega un manotazo y la risa ronca de Aydan hace eco en la casa.
—Me dijiste que la magia no existe—lo fulmina con la mirada.
—Solo a veces y entre todo eso, encontré esto—le enseña tres dólares.
—Qué barbaridad Papá yo soy una cochina.
—No, es solo que esos piojos, querían hacer una casita en tu cabeza—ella lo observa sorprendida.
—Gracias por curarme Papá—lo abraza, procuro no verlos, la escena me provoca mucha ternura—Y esto es mío—le quita la plata.
—Como quieras—le dice devolviendo la atención en la revista.
—Papi ahora que te veo leyendo, tengo una tarea horrible de unos números y no me gusta ¿Me ayudas?
—Vas a ser pésima en matemáticas—niega con horror.
—Y tú eres terrible con las manualidades.
—Nadie le pregunto, tráela—ella me sonríe y se va corriendo hacia el segundo piso, después de que termino de acomodar y llevar los restos de comida en un solo plato, los tomo y me los llevo a la cocina, limpio, sacudo y los organizo. Apenas finalizó camino a la parte trasera del lugar revisando todo, cambio las sábanas de los cuartos por unas limpias. Me imagino que para Maddy tiene que ser una rosada, el cuarto de Aydan es muy grande y espacioso, no hay mucho que ordenar.
Cambio las toallas del baño por unas limpias y conecto el aire acondicionado para refrescar el lugar. En el gimnasio desinfecto con alcohol y limpio las pesas pero a los minutos, el teléfono vibra en mi pantalón, lo saco y leo el mensaje enviado por un número desconocido.
"No es bueno que regreses muy tarde a casa"
Debe de ser mi hermana escribiendo por algún celular, lo que me extraña es, ¿Por qué no lo envió por su teléfono?
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CHALETO
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