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Twenty Seven

Siete años antes, 1995 en Colombia.

HERMIONE

Termino de servirle el tequila al viejo intenso que no ha dejado de molestar. La humanidad a veces es un asco, simplemente la gente es una montada.

—Mira hermosa—Delfín me señala a los tres hombres que vienen ingresando en el bar, dejo de limpiar la mesita y me permito observar a los tres con atención—Al fin vienen hombres sexys e interesantes, porque con esos viejos verdes ya me estaba cansando.

—Se les ve pinta de tenerla grande—los observo atentamente. A uno de ellos ya lo conozco y claro que mi mejor amigo tiene una medida demasiado prometedora.

—Me gusta el pelinegro, se le ve una pinta de malo y el otro, es un riquillo en todos los sentidos, solo vean ese físico—aparece de la nada Fabiola mientras arrecuesta su brazo en mi hombro. Lo he visto un par de veces, pero el que me llama la atención, es el castaño de ojos verdes que observa el lugar con aburrimiento, apenas pisa el lugar, brinca la primera...

—Y a mi me gusta el castaño—me vuelvo para ver a Leila.

—Es una lástima, ya tengo planes con ese—formo un puchero fingido. Me encanta hacerle la vida imposible.

—No preciosa, lo siento por ti—ella es un poco más baja que yo, solo un poco, yo soy muy alta—Vas a ver que logro atraparlo más rápido—juega con sus extensiones de pacotilla—Ya sabes, soy más sexy.

—Con implantes y cirugías, toda mujer queda perfecta—la arrincono disimuladamente para no formar un escándalo en el lugar—Yo soy completamente natural, my love—le tiro un beso y me alejo para acercarme donde estaba hace unos segundos. Escucho como se burlan de ella, es una tarada. Los tres hombres se acercan, Kayleth me tira un beso.

—Guapa—le sirvo un poco de tequila, siempre viene a tomarse eso.

—Páseme una botella de wiski—me ordena el amigo de Kayleth, que ni siquiera sé cómo se llama. El chico castaño ignora a las mujeres que se acercan para que las toquen, él se sienta a la par del hombre sin nombre y la asquerosa de Leila lo agarra de los hombros y empieza a hacerle supuestos "masajes" en los hombros. Anda en otro mundo, ni siquiera quita a Leila, porque debe de saber que va a seguir de necia.

Es la primera vez que lo veo aquí y la verdad, los tres son muy guapos, pero a mi me gusta él, no puedo dejar de verlo. Tiene unos labios gruesos que me hacen lamer los míos inconscientemente, una espalda ancha, apenas para arañarlo mientras me coge con fuerza. Ojos verdes con una mirada demasiado intensa y lo mejor, cuando se pasa la mano para alborotar más su cabello, es altísimo.

—Hermione—me habla Kayleth sacándome de mi atasque mental—¿Me regalas limón?—se inclina hacia delante quedando cara a cara conmigo—Ya vi tus intenciones—y se vuelve a sentar, mientras se ríe con el pelinegro. Creo que son hermanos, porque tienen la misma cara, la única diferencia es que uno tiene ojos verdes y el otro, ojos azules, uno castaño y otro con pelo completamente negro, pero tienen el mismo rostro, podría decir que también estatura, pero el que conversa con Kay, es unos centímetros más alto, muy poco pero si lo es. El hombre castaño sigue ido en sus pensamientos, es muy callado y me encantaría escuchar su voz.

—Disculpe, ¿Va a pedir algo?—pregunto con seriedad y hablando algo alto por la música de fondo, él levanta la mirada y se toma la molestia de verme detenidamente. Veo disimuladamente a Leila que trata de llamar su atención, pero no lo hace.

Pobre perrita...

—Una botella de Jack Daniels por favor—me muerdo la lengua para no soltar un gemido delatador, esa voz por Dios. Me pongo de espaldas, soy experta en seducir a un hombre en cinco segundos, solo los que me importan claro. Saco una sensualidad disimulada y me ayuda lo nalgona, que bueno que me puse un vestido corto, muy cortooo.

Me vuelvo lentamente y corro mi cabello hacia un lado dejando a la vista mis senos, él baja la mirada y vuelve a la mía en segundos. Tiene una mirada de malo demasiado interesante.

—Gracias—rozo la piel de su mano con doble propósito.

—De nada—me inclino hacia delante y se que mis pechos se ven más provocativos cuando hago eso—¿Desea algo más?—él va a decir algo pero...

—¿Verdad que si hermanito?—le habla el pelinegro sin poder dejar de reírse. Él me quita la mirada para verlo a él.

—Si—apuesto que ni sabe de lo que están hablando y me doy cuenta porque toma del Jack Daniels y me ve a mí en ocasiones.

—Vamos a salir con las chicas, ¿Vienes?—dice Kay señalando al grupo de mujeres en ropa interior.

—No gracias ahorita tengo que irme—este se encoge de hombros.

—Cualquier cosa me escribe—le dice el otro, el castaño asiente y sé que va a volver a ver, por lo que bajo la mirada hacia las botellas vacías que no tienen nada.

Nunca me he sentido así, pero mis hormonas se alborotan demasiado, nunca e deseado llevarme a un hombre a la cama como lo estoy deseando ahorita. Mis pezones se endurecen y no me importa si lo nota o no, pero el vestido que ando, es demasiado expuesto, sé que tal vez se va a notar un poco.

—¿Cómo te llamas?—alzo la mirada. Sabia que me iba a hablar, Leila lo suelta y se da la vuelta furiosa.

—Hermione y ¿Tú?—bajo la mirada, anda una llaqué negra, es que la verdad se ve demasiado bien.

—Aydan.

—Aydan—saboreo el nombre en mis labios. Doy la vuelta y me salgo de ahí, para después acercarme hasta donde está—Nunca te e visto aquí.

—Es que nunca he venido aquí—chupo mis labios y lo obligo a que quite los codos de la mesilla para poder sentarme en sus regazos. Él no dice nada, solo me agarra de las caderas, logrando que quedemos muy cerca, llevo mis manos a su cabello suave y lo acaricio levemente.

—¿Nunca en la vida ha ido a un bar?—sonríe de lado, por fin una sonrisa.

—Claro que sí, pero yo no vivo aquí, soy mexicano—chasqueo mi lengua.

—Mmm—eso me salió demasiado excitante—Y, ¿Tienes pareja?—baja la mirada a mis labios.

—¿Se me ve cara de tener pareja?

—No—recorro mi dedo sobre su mandíbula—Eres guapo.

—Ya lo sé—arrogante...me encantaaa.

—¿Quieres subir arriba?—está vez rozo mis labios con los suyos, él toma mi labio inferior y lo hala con los dientes, yo suelto un gemido.

OMG...

—Guíeme—lo tomo de la mano y lo empiezo a llevar hacia el segundo piso, él ignora la mirada de las mujeres y con eso me doy cuenta, que no se mete con cualquier mujer que se le atraviesa, de hecho, creo que ni siquiera tenia intenciones de venir a follar. Abro una habitación y me adentro con él que sigue siguiéndome, aseguro la puerta cuando él entra y me da la vuelta pegando mi espalda en la pared.

—Eres muy bonita—lo analizo con cuidado—Y no lo digo para echarle labia Hermione—mi nombre sale perfecto de su boca—Es en serio—me pongo de puntillas y uno su boca con la mía.

—Nada más no me pegues mucho—susurro en su boca—Ayer me lastimaron demasiado—Aydan se aleja y me ve con el ceño fruncido.

—¿Por qué voy a pegarte?—me encojo de hombros.

—No lo sé, siempre lo hacen—él niega con confusión.

—¿Y por qué dejas que te peguen?—quita el pelo de mi cara y lo manda hacia atrás.

—Porque si—digo con obviedad—Siempre me lo dicen, soy una puta—intento explicarme mejor—Se acuestan conmigo para bajarse la calentura, pero se que les doy asco cuando terminan—traga grueso y la manzana que tiene en su garganta se contrae.

—No deberías hacerte esto—empieza a besarme, pero no es nada grosero, ni tampoco lo hace suave, es simplemente un beso desesperado, sé que está igual de ansioso que yo, me besa de una manera que no he sentido con los demás. Por primera vez me siento deseada, como si él tuviera sed de tenerme y no solo para saciarse él mismo, porque siempre buscan la satisfacción para ellos mismos, quisiera explicarme mejor. Se separa de mí y luego se chupa los labios—¿Por qué lo haces, por qué te vendes así?—juego con mis manos algo incomoda, nadie nunca me había preguntado por mi vida privada, solo teníamos sexo y listo.

—Porque desde los 9 años me abusaron—bufo—Estaba jugando en el patio de mi casa, nos veníamos mudando—la verdad este tema me incomoda mucho—Llegaron siete adolescentes, todos varones y me obligaron a subirme en un auto, después me llevaron a algún lugar de Colombia y paso todo—muerdo mi labio por unos segundos—Me quebraron las dos piernas y me abusaron de todas las maneras posibles, solo me acuerdo que me dejaron en la puerta de mi casa, desnuda, abierta de piernas con semen de todos esos asquerosos—le sonrió—Y en la escuela me decían, que nadie nunca me iba a querer y que doy asco, siempre me lo dicen todos los que vienen a buscarme y me recuerdan que no valgo nada como mujer.

—No digas eso—apoya su frente en la mía, tiene los ojos cerrados y la mandíbula apretada—Nunca había escuchado a ninguna chica que me dijera esto.

—Me cuesta creérmelo—él sonrió ampliamente y con una mirada llena de sinceridad me lo dijo.

—Eres hermosa, pero a la vez imperfecta, porque todos cometemos errores—no me llega nada, me pueden decir que valgo, pero ya no me lo creo, él levanta mi mentón—La belleza es un pecado muy grande, todo el mundo ve belleza Hermione, se fijan en eso, pero no saben lo que realmente tienen en el corazón y por eso causan tanto daño.

—Si, gracias por pensar así —suspiro con fuerza. Me analiza con cuidado, luego pasa el dedo por mi labio inferior—Por favor follame porque te deseo demasiado—él sonríe y sin dudarlo más, empieza a besarme con una fuerza deliciosa, simplemente me encanta. Juego con su lengua, el enreda sus dedos entre mi cabello y yo solo deseo liberar la bestia que se asoma en su pantalón. Baja por mi cuello y muerde levemente, asiéndome gemir llena de placer. Mete la mano debajo de mi vestido y mueve mis bragas hacia un solo lado para penetrarme con los dedos.

—Pueden pasar miles de hombres por aquí Hermione, pero...—muerdo mi labio con fuerza, él es muy caliente y me moja toda con solo respirar a mi lado.

—Mmm...

—Pero no cualquiera va a provocarte sensaciones que de verdad a ti te gusten—se adueña de los labios de mi vagina, me aferro a su hombro cuando siento como choca los dedos en mi cavidad. Estoy de rodillas en la cama, ni siquiera sé cómo termine así, pero él está sentado en la orilla de la cama mientras hace eso y mi peso sigue en su hombro, no puedo evitar hacer mi cabeza hacia atrás y cerrar mis ojos con fuerza.

Siento el calor adueñarse de mi sistema y él es rápido al moverse dentro de mí, deja de chocar los dedos y la palma de su mano, para frotar de paso mi clítoris. Me lastimo el labio por lo mucho que lo muerdo y cuando logro venirme, él prueba mis fluidos. Lo observo asiendo eso y solo trago grueso porque necesito más.

Sube mi vestido lentamente, yo alzo los brazos y me deja solamente con brasier, no tarda en bajar la mirada por todo mi cuerpo, se detiene en mi vientre y se acerca a este para halar levemente el piercing que tengo en mi ombligo.

—Amo esto—susurra tomándolo entre los dientes. Yo lo halo del llaqué para ayudarlo a quitarse eso, sinceramente ya me estorba verlo con tanta ropa. Él me ayuda quitándose la camiseta y no puedo evitar fantasear con ese hombre, quiero sentirlo, quiero que me siga tocando, no sé qué me pasa.

Me quita el sostén y no tarda ni cinco segundos en torturarme con la lengua, gimo fuerte cuando prensa los dientes levemente, me veo ombligada a acostar mi espalda en la cama, ya que él se pone encima de mi mientras me devora las tetas con la boca.

—Aydan—gimo llena de satisfacción. Él pasa las manos por todo mi cuerpo, tomo sus hebras castañas y las enredo entre mis dedos cuando va bajando por mi vientre, posiciona la cara entre mis piernas.

—Hermione—gruñe con los labios reposando un poco más abajo de mi ombligo—Quiero que cierre los ojos y que disfrute lo que siente—hago lo que me dijo, siempre dudo mucho en hacer caso, no sé lo que me van a hacer, pero con él es diferente, me siento segura. Siento como empieza a chupar mi entrada, después me muerde el clítoris y eso me hace gritar, pero inmediatamente me penetra con los dedos, es un dolor demasiado delicioso—Abra más las piernas—habla algo agitado, le hago caso y empiezo a sentir de manera más intensa, su cálido aliento golpeando entre mis labios vaginales, introduce un dedo en mi ano, algo que no me esperaba, pero lo hace para atraer mi sexo más cerca de su cara y después me enviste con su propia lengua. Golpea mi feminidad contra su boca y con eso logra que pierda todo mi autocontrol.

—Por favor Aydan...—mi corazón late como loco y yo misma juego con mis senos, este hombre me va a matar de placer. Mueve los dedos rápidamente sobre mi entrada y no logro aguantar más, me libero sintiendo miles de sensaciones corriendo por mi cuerpo. Ya solo hoy tuve dos orgasmos y han sido una locura deliciosa.

Lo veo levantándose de la cama y quitándose el pantalón, yo sigo en la misma posición tratando de calmar mi respiración y en ningún momento dejo de admirarlo, se carga una erección enorme que pide a gritos atención, bajo una mano hasta mi entrepierna, estoy lo suficientemente mojada.

Cuando se quita el pantalón, saca un preservativo y conecta esos ojos verdes con los míos. Ahora soy yo la que lo veo completamente desnudo y solo veo en él, perfección, es lo suficientemente guapo para hacerme enloquecer fácilmente. Cuando termina de acomodarse el preservativo camina de regreso hasta mi dirección y apoya una rodilla en la cama.

La tiene muy grande y es tan gruesa.

—¿Cuándo te hicieron esto?—me señala una cicatriz que tengo al lado de mi muslo.

—Fue un día que me estaban obligando a tener sexo anal—pasa el dedo por este mismo.

—Nadie puede obligarte a hacer algo que no quieres—rueda los ojos, algo me dice que está arto de verme hablando tan tranquila de este tema.

—Si, pero...la idea es conseguir el dinero—lo tengo a mi lado, él no deja de pasar sus dedos en todo mi cuerpo y yo sigo con la mirada cada uno de sus roces—No puedo quejarme, ni siquiera por la cantidad de hombres que sean, ni como me cojan, todo lo que me pregunten tengo que decirlo y por eso me golpean porque a veces abusan demasiado, no logro soportar algunas cosas...

—¿Cosas como qué?—él parece querer saber todo sobre mí y no es que me agrade mucho recordar esto, pero...

—Tener que pasar más de dos días encerrada en una habitación, siendo torturada, violada, no es algo bonito, solo deseo que se cansen y se larguen lo más rápido posible.

—¿Quieres que me vaya?

—No—contesto de inmediato.

—Hermione—se desordena el pelo y no puedo evitar dejar de verlo tanto—¿Haces esto por conseguir dinero?

—No me interesa en si el dinero, siempre se los doy a mis padres, ellos no saben que hago esto, solo piensan que trabajo en algún lugar donde gano bien—Él se arrecuesta a mi lado, pero no del todo.

—¿No te aterra que alguno te pegue una enfermedad?

—Si—le quito mi mirada, no quiero que vea que eso me afecta un poco—Me cuido todo lo que pueda, me inyecto todos los meses, ellos siempre usan condón, al menos respetan eso y siempre trato de tener cuidado con los hombres con los que me acuesto, no es que me meto con el primer anciano que me ofrece millones—finjo vomitar y a él parece darle un poco de gracia mi gesto—Que asco...nunca he tenido embarazos, ni perdidas, el anticonceptivo que uso es muy fuerte, odio a los niños, es d...

—Entiendo tranquila—intenta buscar mi mirada.

—De verdad no quiero dar tanto asco—veo hacia todos lados menos a él.

—A mí no me das asco Hermione, la gente tiene que ponerse en los zapatos de los demás y yo entiendo—me siento nerviosa, no sé si es por la manera en la que me toca, pero siento que me sonrojo por nada y tengo miedo de hacer el ridículo, nunca me había sentido así. Está vez logra agarrarme de la barbilla y ya no puedo esconderme de esa mirada.

—No me veas así—me tapo la cara con las dos manos y la risa ronca que deja escapar, me pone peor.

—No estoy haciendo nada—él no me quita las manos de la cara, me deja cubrirme con ellas, pero hace algo peor que logra desconcentrarme. Yo estoy sentada en la cama, en posición de indio y siento donde roza el dedo en mi vagina, eso me manda un escalofrió con el que logra calentarme más.

—Me haces cosquillas—está vez acaricia mi pezón.

—No es necesario que te escondas—me quita las manos de la cara. Bajo la mirada, la tiene completamente erecta—Acomódela donde quiera—susurra. La tomo entre mis manos y empiezo a masturbarlo, él cierra los ojos mientras aprieta la mandíbula.

—No debe de ser nada fácil bajar esa bestia—está vez yo le susurro en el oído. Muevo mi mano de arriba a bajo y no me olvido de los testículos. Siento como palpita en mi mano, paso el pulgar en el glande y retiro el preservativo un momento.

—Mierda—abre los ojos y se limita a observar lo que le hago. Me acuesto de lado y acerco la polla hasta mi boca, acaricio con mi lengua todo su falo, hasta hago una pequeña presión con mis labios logrando que suelte un gruñido de satisfacción. Bajo dándole besos en toda su erección hasta llegar a los testículos para succionarlos con mi boca. Las venas de sus brazos y cuello logran estremecerme en mi lugar.

Meto la mitad y la vuelvo a sacar para repetir lo mismo constantemente, tomo una pequeña respiración sin dejar de masturbarlo con la mano y sigo torturándolo tal y como él hizo con mis senos hace unos segundos. Regreso a sus carnosos labios, no los libero ni un segundo y él enreda la lengua con la mía, termina encima de mí y yo tomo el pene, lo introduzco sin rodeos en mi vagina. Aydan me enviste con fuerza.

—Ah—me agarro de las sábanas, él no se detiene, entra y sale con rapidez. Enreda mis dedos con los suyos y entre más me ensarta, más hace presión con su mano—Aydan...quiero tocarte—él libera mis manos, yo llevo las mías hacia su espalda y lo araño queriendo que sepa, el nivel de excitación que tengo ahorita.

Esa espalda por Dios.

Golpea su pelvis contra mí, disfruto el choque de nuestros sexos y a pesar de que es tan serio y callado, es excelente en esto. Él lo hace duro, baja las manos a mi cadera y no puedo evitar querer abrir más mis piernas para darle más acceso. Yo me vengo antes, ya que su grosor frota mis paredes vaginales de una manera muy deliciosa, lo dejo que me siga envistiendo para que pueda liberarse él también. Gimo duro producto de las envestidas que me da, él la saca y vuelve a penetrarme haciéndome cerrar los ojos con fuerza, agarro mis senos con ambas manos porque sus embestidas hacen que brinquen. Luego une nuestras frentes tratando de calmar su respiración. Siento su aliento acariciando mis labios y no lo alejo, simplemente el calor que me proporciona, es lo mejor.

Frota mi clítoris, yo ahogo un grito al sentir su pene entrando con fuerza y su grosor me hace querer aferrarme más a él. Cuando lo veo a los ojos, él me observa con la mirada más sexy y erotica que nunca he visto en mi vida.

—Deliciosa—gruñe en mi oído haciéndome reír. Hala mi cadera hacia su pelvis cuando se libera. Entre abre la boca y me aprieta fuerte las caderas, yo gimo al tener un orgasmo más. Me regala una sonrisa y después sale de mí mientras se pone de pie, me cubro con las sábanas y él empieza a vestirse. Bajo la mirada hasta mis manos, desearía que no se fuera todavía.

Se pone el llaqué y luego los zapatos, después de eso se ve en el espejo mientras se acomoda el pelo. Llevo un cabello por detrás de mi oreja y cuando ve la hora en el reloj, se acerca de vuelta a la cama y saca su billetera.

—Ten—lo veo con asombro.

—Me estás dando mucho dinero—se acerca un poco más, no creí que fuera a hacer eso, pero me obliga a quitar la mirada del dinero para que lo vea a él—No cobro tanto.

—Vales mucho y yo no voy a humillarte de ninguna manera, después de todo es tu decisión—siento algo feo en mi pecho, yo sé que ya no va a volver—También se que necesitas la plata, yo no—Camina hasta la puerta y viendo por encima de su hombro, me regala una sonrisa—Un gusto conocerte hermosa—abre la puerta y desaparece.

Es la primera vez que alguien me dice algo lindo antes de irse. 

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CHALETO

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