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Twenty One

HARMONY

El sonido de los platos, es lo único que se escucha. Leonor casi no ha comido y Kay hace bulla cuando suena la cuchara en el plato. Juego con la comida, el apetito cada vez se me va más. Matt come concentrado en el almuerzo.

—Le dije que llamara, pero no sé por qué no lo ha hecho—cuenta terminando de comerse la última cucharada que le queda.

—Seguro no le dieron permiso—susurro sin ganas. Al ser menor de edad no tengo permitido ir a visitar, solo la puedo ver en los malditos juicios. La última vez, quede devastada al ver esa imagen en mi hermana. Tengo tres días de no asistir a clases, me aterra la respuesta que nos vaya a dar el cochino juez que tiene el caso de mi hermana y el Abogado, apenas intenta ayudar en lo que puede, es más la plata que las promesas que dice siempre, "Ella va a salir" "Nadie tiene pruebas suficientes para acusarla de esa manera" ¿Y si tal vez es cierto? Puede que Hermione siga siendo la misma de siempre y si allá sido culpable de que esa criatura, no pudiera nacer.

Son tantas cosas que pasan por mi cabeza y la salud de mi Abuela se está apagando, donde ella nunca ha padecido de presión alta. Matt me presiona la mano, lo vuelvo a ver y sonrió cuando él lo hace también. Ni siquiera sé cómo decírselo, pero voy a tener que terminar nuestra relación. La última carta que recibí, decía que, si no lo hacía, lo iban a matar y no quiero que eso pase. Ya estoy cansada de tanto, no quiero sentir que alguien me sigue, que alguien me vigila, incluso hasta cuando me baño, las amenazas y cartas que aparecen de la nada en mi cuarto, me frustran más. Ya tengo miedo de entrar sola a mi habitación. El dinero tiene el poder de hacer tantas cosas, que los Walsh le pagan a los malditos policías para que le hagan daño a mi hermana, es tanto el odio de Aydan que aún no me creo que llegara a esos extremos, pero tengo una orden de alejamiento y prohibido acercarme a ellos, las denuncias que pongamos por el maltrato, las toman como pedazo de basura.

Solo me queda luchar para cuidar de mi Abuelita que es la única que tengo conmigo, pido que ese juez tenga un poco de compasión con mi hermana y el Abogado que es el único que está peleando para que Hermione este aislada de las demás, también está tratando de que todo sea lo más justo posible.

—Oye Abuela—habla Kay llamando la atención de Leonor—Quiero que salgamos un rato a despejarnos, Hermione en cualquier momento va a llamar y para la próxima visita, te voy a llevar, tenemos que tratar de ser fuertes, por favor—mi Abuela asiente.

—Yo espero que ustedes se cuiden de terminar en un lugar así—empieza otra vez con los regaños—Lo merece, aunque me cueste decirlo, pero Hermione está pagando por muchas cosas, el karma existe y se devuelve con el mismo impacto o hasta peor.

—Vamos a pagar lo que sea para que al menos este en un ambiente más cómodo—las palabras de Matt, me rompen más por dentro, porque yo nunca he estado con él por el dinero, es porque realmente lo quiero, siento que, al terminar la relación, de alguna manera va a pensar que solo lo quería por la plata.

—¿Por qué no vamos este jueves?—revisa algo en el celular—Los días de visita son los Domingos y Jueves, ya hoy es Martes, podemos ir a comprarle comida, es muy importante, está muy delgada.

—Buena idea—anima mi Abuela—¿Dejan ingresar lo que sea? Podríamos esconderle el celular—Matt se golpea la mano en la frente.

—Abuela—ríe Kay—Todo lo revisan, hasta la comida enlatada, les ponen un aparato que detecta cualquier cosa rara, droga o algún objeto oculto, hacer eso va a ser casi imposible—carraspea exageradamente—Deberíamos salir hoy a realizar las compras—sonrió al ver a Kayleth orgulloso porque mi Abuela se está animando más—Comida y todo lo que tenga que ver de uso personal.

—Creo que eso va a animarla también a ella—sonrió encogiéndome de hombros.

—Bien, entonces alístense para irnos.

—Yo no voy a poder ir—Kay arruga el cejo.

—¿Por qué?—suspiro fuertemente.

—Me duele un poco la cabeza.

—Si quieres me quedo contigo.

—Si—contesto inmediatamente. Matt arruga el cejo extrañado, pero Kayleth parece que le tranquiliza más eso.

—Bien, entonces, ella va a ir con el nieto favorito—Leonor rueda los ojos. Kay toma las llaves del auto y mi Abuela me da un beso.

—La cuidas bien ¿Entendido?

—Aww—se queja Mathew con el agarre repentino de oreja que le da la señora de carácter fuerte—Si, no se preocupe.

—Bien—con solo la mirada, nos da una advertencia de que nos portemos bien y sale cerrando la puerta.

—Hey—hala la silla dejándome cerca de él—¿Te sientes bien?—besa mi nariz haciéndome sonreír.

—Creo que no—le contesto con una voz tranquila—Necesito hablar contigo y ni siquiera sé cómo hacerlo.

—Bien, soy todo tuyo—quito la mirada. No puedo decirle que alguien me está obligando a hacer esto, no es el momento, ya con lo de Hermione es suficiente—Dime, no tengas miedo—acaricia mi pierna, logrando que repose mi mirada en el movimiento suave de su mano.

—Pasa algo, simplemente ahorita no lo puedo explicar, pero me siento muy insegura conmigo misma—él lleva un cabello que se resbala de mi cola, por detrás de mi oreja—Tanto mentalmente, físicamente, psicológicamente y quiero trabajar con eso, pero también que me permitas, darnos un tiempo para pensar todo mejor—su mirada de confusión lo hace alejarse de mí—Él problema no eres tú—me apresuro a decir—Soy yo y si no me quiero yo misma, es muy egoísta de mi parte que compartas con una persona que tiene una vida completamente diferente a la tuya, mereces a alguien mejor Matt.

—Suave—cierra los ojos, tratando de asimilar lo que le dije—¿Estás terminando conmigo?

—Si—una mirada de decepción se hace presente en su rostro.

—Harmony, yo no quiero estar con nadie más, me gusta tu sencillez porque sos muy diferente a otras, él ambiente con tu familia es bonito, yo he intentado dar lo mejor de mí y tu nada más hechas a la basura ¿3 años de relación?

—No es eso Matt, yo entien...

—Ni siquiera soy un enfermo que desea solo su cuerpo, bonita manera de decirme que ya no le importo, realmente espero que le allá importado algo de nuestra ex relación.

—Claro que me importa—levanto la voz cuando el empieza a gritar también.

—¿Inseguridades? Te quiero delgada, gordita, con estrías o sin ellas, amo sus complejos porque yo los veía perfectos, pero está bien, hasta nunca—toma el teléfono y los audífonos con intenciones de irse.

—Matt, yo no estoy diciendo que no podemos ser amigos.

—Pero yo no pienso como usted ¿Ok?—se vuelve dejándome helada en mi sitio—No soy de esas parejas que terminan siendo mejores amigos, yo contigo no podría tener simplemente una amistad Harmony—me observa de arriba a abajo—Siempre le dije que la podía esperar, hasta si era posible después de casarnos, porque no me interesa solamente su virginidad, de verdad mis sentimientos son amor de verdad, o más bien eran amor—derramo una lágrima que cae lentamente por mi mejilla, él me observa por un momento con tristeza—Ojala encuentre a una persona que de verdad dé, lo que yo no logre hacer—sale dejándome con el corazón roto y lágrimas que me llenan más de dolor.

—Lo siento—susurro para mí misma. Me siento en el suelo y espero allí, porque me aterra estar sola, más ahora que no hay nadie en la casa. Voy a extrañarlo mucho, pero esto lo hago para cuidar de él, como Mathew siempre lo hizo conmigo.

HERMIONE

Dicen que nadie es perfecto, pero yo me pasé. Lo único que sé, es estorbar. Tengo un espejo enfrente de la pared y me veo horrible, ya en mí no hay nada que rescatar, solo soy un asco como mujer. Me siento agotada, deseo estar pegada en una máquina, para que solamente me desconecten y no saber ya nada de nadie, no sentir tanto dolor.

Un brazo quebrado aumenta mi porte de inútil, más en una camilla donde me veo toda golpeada. Millones de moretes decoran mi cara, con unos hematomas en el abdomen que se notan más por lo blanca que soy. Tengo el labio despedazado y la mandíbula me duele, ya no puedo hablar bien, la última vez, si podía abrir la boca para comer, ya ni eso. En el cuello, tengo la piel con pedazos de pellejos, porque la pinza la presionaban con mucha fuerza.

—Hermione Golubev—se acerca un policía, frunzo el ceño, creo que es alguien nuevo—Tiene visitas—que yo sepa los miércoles, no es día de visitas. Él lee mi confusión, porque me contesta al momento—La persona que vino, pago para poder entrar—Kay vino ayer. No puedo evitar sentir los ojos llorosos, lo más probable es que sea mi Abuela. La enfermera se acerca con un semblante de repulsión.

—No se la pueden llevar, está en un estado muy delicado.

—¿Entonces cancelo la visita?

—No—susurro. La doctora me ve mal, me dijo que tenía que reposar—Yo quiero ir.

—Pero no está en condiciones para caminar.

—¿La silla de ruedas?—ofrece el oficial. No quiero que se asusten más, después piensan que quede invalida. Me enderezo en la cama, gimo del dolor cuando muevo la cadera para levantarme.

—¿Y las esposas?—el mismo desgraciado de siempre, se aparece en el mini hospital que tiene el lugar. Una sonrisa llena de maldad se asoma.

—No es necesario, ni siquiera puede escaparse en ese estado—le contesta el Policía nuevo. Mis pies tocan el suelo, la bata llega un poquito más arriba de las rodillas.

—¿Le ayudo?—la enferma me ve con preocupación. Niego poniéndome las sandalias, no es necesario que me agache, con solo que las acomode entre mis pies, ya las tengo puestas.

—Con su permiso señorita—pasa una mano por mi cadera y me ayuda a caminar. Me duele mucho el cuerpo, pero estoy tan feliz, que no me interesa, puedo soportarlo. Muerdo mi labio para no quejarme en voz alta, la cercanía del joven que me acompaña, no es tan molesta, siento que es diferente a la par de los otros estúpidos. Me lleva hacia el mismo lugar, donde estuve la última vez con Kayleth, el abre la puerta sin dejar de vigilarme en ningún momento.

—Gracias—el solo hace un gesto con la cabeza para que continúe yo sola. Empujo la puerta y me adentro sin poder evitar un quejido. Cuando alzo la cabeza, la cólera me sube en segundos, las ganas de llorar regresan otra vez, intento retroceder, pero los nervios no me dejan.

—Hermione—la perilla de la puerta no abre y las lágrimas se asoman otra vez. Siento que me toma del brazo, pero lo rechazo quitándome con brusquedad.

—¿Qué está haciendo aquí?—grito con un alarido que me lastima más. Quita la mirada sin poder verme—¿Vino a terminar de matarme, a burlarse de mí, va a pagar para ver cómo me abusan, me torturan?

—¿Pagar?—forma una cara llena de incredulidad.

—No sé haga el tonto y lárguese—presionó la perilla de la puerta, deseando que se abra.

—Solo quiero que hablemos, solamente eso, tranquila ¿Ok?—trago grueso, no sé con qué intenciones viene este hombre—Siéntese, por favor—intento analizar sus gestos, pero no creo que vaya a hacerme algo y va a ser inútil que logre escaparme de aquí. Empiezo a renquear hasta la silla, Aydan quita la mirada al verme caminando, lo más probable y le satisface verme así, pero le toca disimular para no verse tan hijueputa. Cuando logro sentarme, vuelve a posar la mirada en mí—Explíqueme, ¿por qué pensó que iba yo a hacerle algo?

—Me da risa Walsh—tengo tanto dolor, que las lágrimas se salen solas, no puedo evitarlas—Ya Astrid pago para que me hicieran todo esto, ¿Y no lo voy a esperar de usted, qué es el que más ha sufrido por mis estupideces?—presiona la mandíbula fuertemente.

—Qué poco me conoce Hermione—niega molesto—Nunca he sido capaz de ponerle una mano encima.

—¿Para qué vino?—Aydan anda un bolso negro, la marca es de Pandora. Lo abre, después de regalarme una mala mirada, saca una carta.

—Madison la hizo a escondidas y la encontré tirada cerca de mi cama, es para tí—me chupo los labios y un sollozo se me escapa, siento vergüenza que Aydan me vea, solo quito la cara.

—Astrid dijo que ella me odiaba—él suspira fuertemente, algo me dice que no estaba enterado de esto.

—¿Por qué cree todo lo que una mocosa de 15 años le dice?

—¿Mocosa?—lo veo estupefacta—¿Le dijo a su hermana, mocosa?—rueda los ojos.

—Es cierto que usted ante mis ojos es una desquiciada, pero no soporto injusticias y no voy a permitir que esa muchachita se meta en problemas ajenos que no le importan.

—Pero debería estar enojado porque...—bajo la cabeza—Tu bebé ya no está.

—No era mío—pelo los ojos con asombro—Estoy cansado que todos crean eso—se alborota el pelo con enojo. La colonia de Aydan, me hace sentir avergonzada, porque se ve tan bien y yo parezco casi una indigente, huele muy bien.

—¿Ella te lo dijo?—arruga las cejas.

—Yo lo supe desde que andaba con síntomas—los ojos verdes, se posicionan en mi persona—Soy Ginecólogo, Obstetra, Pediatra, conozco el cuerpo de una mujer, yo tenía dos meses de no tener relaciones con ella, era obvio que no es mío si ella tenía como una semana de embarazo apenas, ni siquiera era un mes como para salvarla un poco de esa mentira tan gorda en la que me quería meter.

—Lo siento mucho—se encoge de hombros—¿La querías?

—Iclal es muy concha con mi hija, y que se metan con Madison, solo logran sacarme el demonio en persona—la molestia se nota en los gestos que hace—Solo era una distracción, ya le dejé muy claro que no quiero saber absolutamente nada de ella, estaba esperando a que me dijera la verdad, pero como nunca lo hizo—mastica un chicle que ni había notado que tenía—Eso termino con la mucha paciencia que suelo tener—guardo silencio, procesando semejante cosa—Qué yo sepa a la única que he hecho es a Madison—agradezco que no me está viendo, no sé porque eso hizo que me sonrojara.

—¿Solo vino a dejarme la carta?—niega buscando otra cosa en el bolso. El sobre donde descansa la nota que Madison me hizo, es de mi color favorito, el morado. Me da mucha curiosidad leerla, pero tengo que esperar. Aydan saca una taza grandecita.

—La comida de aquí es asquerosa y le traje esto para que se le abra un poco el apetito—le quita la tapa, un olor delicioso me hace tragar grueso. Es una pasta Alfredo, con pan de ajo, la salsa se ve deliciosa. Las tripas de mi estómago, piden un bocado, no sé cuánto tengo de no almorzar decentemente—No es por ser chismoso, pero estás demasiado delgada y en ese estado, mínimo una buena alimentación—chupo mis labios sin poder evitarlo—Hermione—una risa ronca, sale de su garganta—Puede comer, no se preocupe.

—Gracias—con la mano izquierda, que es la que tengo bien, halo la delicia que me espera. Ya el tenedor Aydan lo puso allí. Todavía está caliente y eso me anima a comer más. Enredo la pasta en el tenedor, para después acercarlo a mi boca y empezar a masticar. Cierro los ojos, tratando de ignorar el dolor—Está delicioso, ¿Quién lo hizo?

—Yo—cambia su semblante por uno más serio y de molestia—Ulises es un glotón y como se quedó a dormir, en la mañana me puso a cocinar, pero como Madison iba para el kínder, aproveche a hacerle eso, es la comida favorita—mientras que él habla, yo no dejo de comer. Saca un jugo de uva y me lo pasa. No sé cómo estoy haciendo sin la mano derecha, pero logro acomodarme bien.

—De verdad, está muy rico—intento sonreír, pero todavía me duele—¿Cuánto tengo de estar aquí?

—Un mes y dos semanas—mi mundo se cae al escuchar eso.

—¿Apenas?—susurro—Los días aquí son tan lentos, odio esto—no me importa lo que piense, solo lo digo asqueadamente. El apetito amenaza con irse otra vez—Ni siquiera me han sentenciado todavía—acuesto mi cabeza sobre el único brazo que tengo mejor. Desde hace rato las lágrimas caen solas, ya no me importa que Aydan crea lo muy patética que me veo—Lo siento mucho Aydan, porque, aunque no fuera tuyo, no quita lo mal que me siento por ese Bebé—agradezco que no diga nada, solo lloro con la cabeza palpitándome de dolor—Realmente creí que había cambiado, estaba intentándolo.

—Si lo has hecho—saca el teléfono, en el, tiene un video y soy yo, con Iclal—Había olvidado que en mi casa tengo cámaras de seguridad que graban absolutamente todo—mi corazón palpita fuertemente, Aydan lo reproduce, no se escucha lo que decíamos, pero se ve, hasta se agranda la imagen, ella fue la que se cayó sola y yo me doy la vuelta quedándome quedita...después aparecen Uma y Astrid reclamando—Aquí esta toda la verdad en un solo video—no puedo dejar de ver eso.

—¿Entonces soy inocente?—asiente lentamente.

—Lo siento mucho Hermione—el alivio me llena, suspiro tranquila e intento secar mis lágrimas, que ahora caen, pero de una felicidad grande—Prometo que mañana mismo, vas a salir de aquí.

—¿En serio?

—Solo ocupo, que me digas una cosa—eso lo susurra, inclinándose un poco hacia delante—¿Conoce al idiota principal que le hizo todo esto?

—Está afuera.

—¿Qué le hicieron, aparte de lo que se ve?—trago con dificultad, recordando cada cosa por la que tuve que pasar.

—Me abusaron entre varios, no sé cuántas veces—Aydan me ve impactado—La primera vez que vine, me echaron agua hirviendo con una manguera y esto—le enseño el cuello—Fueron con unas pinzas, tengo hematomas en el abdomen, una costilla fracturada, las piernas con quemaduras, por los cigarros y...

—Suficiente, no sigas—no deja de ver cada golpe que tengo en la cara. Mientras que él piensa lo que sea que este pasando por esa cabeza, abro la carta de Madison y no puedo evitar imaginarme la voz tan suave y angelical que tiene mientras leo.

"No sé porque te fuiste, no sé porque la vida es injusta, ni siquiera sé porque mi familia te odia tanto, tampoco sé cuántas veces e corregido esta carta para que quedara bien escrita, pero te extraño y tengo miedo que te vayas para siempre, desearía salir a buscarte, pero puedo terminar perdiéndome, no se cuidarme sola y menos ahora con el cáncer. Ojalá regreses de nuevo, porque esta vez, no te voy a dejar ir tan fácilmente. Eres simplemente alguien que me parece muy interesante, porque tienes un misterio muy gracioso que no logro descifrar. Eres muy linda, ¿Lo sabías? Tenemos algunas cosas en común, existen amigas que tienen almas gemelas. No sé qué más decirte, solo desearía que Papá se llevara bien contigo para poder decirle, que te busque y te de mi patética carta"

Con amor, Maddy.

Estoy demasiado sentimental, el dolor, la buena noticia y las palabras de mi pequeña, simplemente me sacan las lágrimas fácilmente.

—¿Por qué eres así, a pesar de todo lo que te he hecho Aydan?—observa la carta en mi mano—Perfectamente hubieras podido borrar ese video.

—No me gustan las injusticias, soy muy humano—se aclara la garganta para continuar—Si mi hija es feliz contigo, no soy nadie para obligarla a odiar, después de todo ella no sabe nada y tiene derecho a comportarse así—se levanta de la silla—Ve a descansar—me entrega una bolsa mediana—Aquí tiene algo para que cene en la noche y sepa que ya es su último día, así que, le deje la ropa para la salida de mañana—cierra el bolso y se lo pone en el hombro—Mañana la llevo de sorpresa a su casa, ellos no saben nada—me extiende la mano para ayudarme a ponerme de pie. Me falto terminarme algo de la pasta, pero la voy a dejar para acabármela ahorita.

—Muchas gracias Aydan, no sé cómo agradecerte—juego con mis dedos, siendo consciente de que esa mirada me ve con una expresión que no logro entender. Apreto mis puños llena de nervios cuando sube una mano para correr mi cabello de la cara.

—Solo discúlpame por haber creído por un momento en esa gente y en mi familia—los policías abren la puerta y entre esos está el mismo de siempre, Aydan es unos centímetros más alto. Él observa a cada uno—Le ponen otra mano encima, malditos maricones...—el idiota que parece ser el jefe, ni siquiera puede volver a ver a Walsh a la cara—Y tengan en cuenta que se van a acordar de mí, los que van a terminar aquí son ustedes y ni cargados en fortuna salen de está mierda—se ven entre ellos, pero él se dispone a salir. Abrazo la carta sin dejar de ver al hombre que abandona en segundos el lugar.

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CHALETO

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