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Thirty Night

HERMIONE

Abro la puerta del cuarto de Aydan sigilosamente y lo encuentro de espaldas, sin camiseta, se revuelve el pelo con una mano, todavía se ve estresado y me siento mal que se peleara con Ulises por mí. Cuando me escucha entrar, ve por encima de su hombro.

—¿Qué quieres?—cierro la puerta y camino lentamente, hasta que la cama me lo impide.

—Lo siento mucho—me acerco hasta él, todavía esta tenso y sin camiseta se nota más. Ulises le dejo el labio roto y se que se le va a hacer un morete en el ojo.

—Vete—camino hasta el baño y saco el botiquín. Me devuelvo hasta la cama y aunque me dedica una mirada infernal, lo ignoro y me posiciono quedando en frente de él. Saco toallas húmedas y un poco de alcohol. Su imponente mirada me analiza cuidadosamente, tomo una entre mis manos y él me agarra de la muñeca—Quiero estar solo—niego frenéticamente.

—No te voy a dejar así—él me ve con el ceño fruncido y suelta mi muñeca cuando nota que no me voy a retractar. Pongo la toalla en su mejilla suavemente para no lastimarlo—¿Te sientes más tranquilo?—acaricio lentamente su rostro con la humedad del pañuelo y retiro toda la sangre, él me ve atentamente. Acaricio su labio y cierra los ojos.

—¿Por qué no te defendiste?—trago grueso sin saber como contestar eso—A veces no te reconozco—bajo mi mirada hasta la botella de alcohol y la vuelco para empapar el trapo.

—Esto va a doler un poquito—le advierto. Él sigue viéndome con seriedad y ni siquiera arruga la cara cuando se lo pongo en la piel irritada.

—No me ignore cuando le hago una pregunta Hermione—gruñe cuando presiono un poco el trapo en su ojo.

—Lo siento—él me ve impaciente—No lo sé Walsh, no quería hacer más problemas.

—Antes no se metían contigo porque no te dejabas, pero ahora te pasas de tonta.

—Ya no importa—inconscientemente porque no me había dado cuenta, ordeno un poco su cabello y lo peino con los dedos—Estoy acostumbrándome a esto—él se pone de pie logrando intimidarme con la altura.

—Pero yo no—me agarra de un brazo y literalmente me quita del camino para poder pasar.

—No he terminado.

—Vete—cuando se comporta así, siento como si me estuvieran metiendo clavos en el pecho. Él abre la puerta del baño y lo veo abriendo toda la ducha para que salga el agua fría.

—¿Por qué le afecta tanto que me digan la verdad?—la manera en la que me volvió a ver, me hizo estremecerme completamente. Creo que si las miradas mataran, ya me abría descuartizado

—¿Es en serio Golubev?

—Tu me confundes, te pasas de bipolar, siempre peleas conmigo y después me habla como si nada—exaspero mientras guardo las cosas en su lugar—¿Cómo no quiere que pregunte?—él me ve fijamente y hasta noto las venas de su cuello. Lo veo bajando la mirada por todo mi rostro, luego me muevo nerviosa porque ve mi sudadera, baja a mis piernas y me llego a sentir muy expuesta ante sus ojos, incluso cuando tengo toda mi ropa puesta—Deje de verme así—él sonríe con maldad y empieza a acercarse lentamente.

"Me siento como una presa que esta apunto de ser devorada"

—Nunca les vas a caer bien ni porque le salves la vida a mi hija, por lo que es en vano todos tus intentos de demostrarles que cambio.

—Yo a ellos no quiero demostrarles nada.

—Si yo le digo que se tire de un puente para que me demuestre que si cambio, ¿Lo va a hacer?—odio que siempre sepa como leerme—Lo ves—hace con su mano mi cabello hacia atrás y enojada me quito con brusquedad.

—Yo no dije que si.

—Pero tampoco lo negó—chasquea la lengua con una sonrisa de superioridad—¿Estás celosa o me equivoco?—pelo mis ojos sin saber que decir. Él me ve de arriba a abajo y hala una toalla, yo sigo tan desconcertada que no logro abrir rápidamente la puerta cuando se baja el pantalón y el bóxer.

—Aydan—grito horrorizada. Él se atraviesa en la puerta y no tengo como salir. Veo hacia otro lado.

—No es como que nunca me haya visto Hermione—susurra con voz ronca en mi oído—Le dije que se fuera y no me hizo caso.

—Quítate de la puerta Aydan.

—Lo ves, eres una cobarde—me hala de la cadera—Últimamente solo busca como huir de todo.

—No soy una cobarde.

—Corrección—increpa—No eras una cobarde.

—Aydan lo que estás haciendo es una falta de respeto, Laila está en la planta de abajo con Lali.

—¿Por qué falta de respeto?—habla con desconcierto.

—Porque ella y tú...

—Ella no es nada mío y yo no salgo con nadie, solo fue sexo lo que le ofrecí, ella lo tomo y ya.

—Si pero ella te quiere.

—Ay Hermione que tonta eres—baja la mirada a mis labios y me siento fea que me vea tanto porque no me arregle.

—Ya quítese de la puerta.

—Lo que tengo abajo la pone nerviosa—lo afirma, ni siquiera me deja decir que no—Y contestando la pregunta de antes—observo su espalda ancha, sus fuertes brazos y lo delicioso que se le ven los labios—Véame a los ojos—exige alzando la voz y me maldigo por caer en su estúpido juego—Si alguien de mi familia se atreve a humillarla como lo hacen o la intentan tocar, defiéndase.

—Si no quiero defenderme no lo hago Walsh.

—Lo va a hacer porque me jode que le digan prostituta.

—¿Por qué?—pregunto poniéndome de puntillas y con atrevimiento pego mis labios en su apetecible boca.

—Porque a nadie le importa si lo sigue siendo o no y además, aunque usted intente saciarse con cualquier idiota, no lo va a lograr, esa siempre va a hacer su maldición, ¿O me equivoco?

"¿Cómo sabe él eso" No es como que yo se lo allá contado.

—El único que la pone entre la espada y la pared soy yo—agarra mis muñecas y las pega fuertemente contra la pared—La excito solo con la mirada, ni siquiera ocupo tocarla para saber que esta mojada, ¿O qué tal las mariposas que siente ahorita ahí abajo?—mi corazón late fuertemente y ni siquiera quiero separarme—Es desesperante y horrible tratar de sentir satisfacción en el sexo y no encontrarlo, porque los hombres de afuera no saben como darle duro, ¿No?

—Aydan, por favor basta—susurro, me embriaga tanto tenerlo cerca y lo peor es que tiene razón.

—No le voy a hacer nada, solo estoy diciendo la verdad—se que es cierto y que no me va a hacer nada que yo no quiera, pero no voy a dejarlo así, porque la última vez lo hice y es irritante quedar con ganas. Le dejo un beso por encima de los labios y bajo mi mirada hasta su imponente erección. Trago grueso al ver ese tamaño, el grueso de esa verga es...increíble—Haga lo que quiera con ella—muerde mi oreja cuando la agarro con una mano. Siento como palpita y deseo con todo mi ser darme placer con él. Me observa atentamente cuando me agacho y me pongo de rodillas. Lo veo a los ojos y chupo el glande.

—Alguien esta muy caliente últimamente—hablo por encima de la punta. Él me agarra del pelo, yo llevo mi mano hasta sus testículos y los acaricio con la yema de mis dedos, con mi boca succiono uno, tomo el tronco de todo el pene y paso mi lengua hasta llegar de nuevo al glande. Mojo mis labios y recorro con estos toda la punta lentamente.

—Deje de torturarme y métasela a la boca—sonrío malévolamente.

—¿Toda?

—Cada centímetro Golubev—posiciono su exquisita punta en mi boca y él la empuja sin remordimiento. La tiene tan grande que primero empiezo por la mitad, succiono el glande y con las manos empiezo a masturbarlo.

La adentro a mi boca y mientras lo hago paso mi lengua. Me excita verlo con la mandíbula apretada y los ojos dilatados. Con ambas manos masturbo todo el enorme tamaño de su verga, llevo mi mano hasta sus muslos y dejo que él me envista la boca mientras le acaricio las piernas. Siento su glande tocando mi garganta y no puedo evitar el gemido de satisfacción que sale de mí.

Él gruñe cuando logro meterla toda, frunce el ceño y noto como empieza a mover la cadera. Verlo excitado me satisface mucho. Agarra mi pelo con fuerza y afloja el agarre cuando empiezo a bajar nuevamente hasta llegar al glande. La meto rápidamente, pero empiezo a bajar lentamente. Presiono mis labios sobre todo el tronco y cuando Aydan empieza a restregarse, cierro mis ojos, la saco y paso la lengua por todo el largo del pene.

—Mierda—murmura. No puedo evitar sonreír cuando acaricia con las yemas de los dedos mi cabello y no logro controlarme porque me lo quiero comer, es un impulso insaciable, infernal, por lo que no lo pienso más, empiezo a bajar y subir con rapidez con la boca echa agua.

Él sabe lo que quiero cuando le hago una mirada suplicante y sonríe de lado como si me estuviera leyendo la mente. Esto es lo que me gusta del sexo con él, que ya sabe lo que quiero, me conoce bien.

Me presiona con fuerza contra su pene, empieza a dominarme a su antojo, él me agarra a lo bestia y me enviste fuertemente logrando mi primera arcada. Libera mi pelo y me deja respirar un poco para luego meterlo inmediatamente y llevarlo hasta el fondo, ambos compartimos miradas lo suficientemente extasiados para pensar con claridad. Siento como empieza a ahogarme y no me quiero apartar hasta que sienta el semen en mi boca.

Hace la cabeza hacia atrás y maldice nuevamente, yo se que está cerca y empiezo a succionar fuertemente, suelto para repetir lo mismo una y otra vez. Me ve a los ojos e intenta halar mi pelo para que me aparte, pero no lo dejo. A los segundos siento como se libera en mi boca y empiezo a tragarme todo.

Mi corazón late violentamente. Al igual que él, empiezo a respirar agitadamente, hago mi cabello hacia atrás y lo veo directamente mientras chupo lo que quedo en mis labios.

—¿Satisfecho Walsh?—él me observa mientras limpio mi mano con la lengua. Se ve tan sexy y no puedo evitar ignorar el tatuaje que tiene en la costilla, tengo una excelente vista.

"Verlo desnudo es lo más rico que existe"

Él me ofrece la mano y me ayuda a ponerme de pie. No se lo que me quiere decir esa mirada, solo se que sigue excitado.

—Tócalo—susurra. Yo lo veo confundida, pero entonces él agarra mi mano y la pone encima del tatuaje. Trago grueso cuando leo mi nombre nuevamente, es pequeñito, pero al ser violetas llaman mucho la atención.

—¿Por qué no te lo has quitado?—levanto la cabeza para verlo. Él toma mi cabello entre sus dedos y los desliza hasta llegar al final del largo de mi pelo rubio.

—Porque yo cumplo mis promesas—lo veo directamente a los ojos y si, eso no se me olvida, él me prometió que nunca se lo iba a quitar. Aydan tiene más tatuajes, por ejemplo una serpiente en el pecho y en la espalda lleva la fecha de nacimiento de Madison, que por cierto se ve muy bonita porque está en medio de la columna. En el brazo tiene una calavera, de hecho la misma que tiene Uma o también el que tiene en la cadera cerca de la V y también cerca de eso que tiene entre las piernas, son dos alas abiertas, una esta rota y la otra intacta.

Tiene un cuervo negro en el otro brazo, pero no me he tomado el tiempo de apreciarlos, todos son muy bonitos, pero siento que mi nombre esta de más.

—Si yo fuera tú, ya lo abría quitado hace mucho tiempo—él sonríe de lado y niega lentamente.

—No voy a hacerlo.

—¿Y si Maddy pregunta?

—Ella no entiende la letra cursiva—frunce el ceño, no le gusta para nada que yo la mencione, lo he notado.

—Algún día va a crecer y va a entender—aclaro—Aydan, ¿Puede ponerse algo?

—¿Por qué? Yo estoy muy cómodo así—ruedo los ojos y giro el picaporte de la puerta para salir, pero Aydan cierra nuevamente.

—Hey...

—Quiero preguntarle algo primero.

—¿Qué?—él es tan perfecto que ni siquiera se donde ver, no le aguanto la mirada, sus labios me dan ganas de besarlos y esa espalda...

—¿Por qué estuviste llorando?—chasquea los dedos en mi cara para que lo vea.

—Yo no estuve llorando—me fulmina con la mirada.

—Sus mentiras no encajan conmigo.

—¿Se me notan mucho?—saco el pelo que tengo por detrás de la oreja para esconderme un poco.

—Siempre andas con esas cosas negras que te haces en los ojos.

—Delineado—corrijo.

—O el labial rojo que sabe delicioso, te encanta usar ropa elegante o vestidos cortos que combina siempre con tacones—señala mi ropa—Te vez bonita, pero esa no eres tú—por inercia veo mi ropa.

—¿Por qué supones qué tengo algo? Siempre tengo problemas.

—Porque lo veo en tus ojos—agarra el mechon que me cubría un poco la cara y lo vuelve a poner por detrás de la oreja—Yo si se leerte fácilmente.

—Pues...no lo sé, cosas que pasan—formo un mohín con mis labios, pero esa mirada de decepción aparece de nuevo.

—¿Alguien volvió a criticar tu vestimenta?

—No.

—¿Entonces por qué te pusiste ropa tan grande?

—Aydan ya se que me veo mal.

—No te ves mal, es que...—se desordena el pelo—Si fuera que te gusta ese tipo de ropa, pero tú la detestas.

—Ya no la detesto—él me ve directamente y se que no me cree por la mirada de desaprobación que hace. Bajo la mirada hasta el tatuaje de su pecho porque siento ganas de llorar.

"Y no quiero llorar"

—No voy a preguntar más, pero se que tiene algo Golubev—suspiro pesadamente.

—Tuve una pelea con Harmony y...creo que fui muy grosera con ella porque me dijo muchas cosas, solo que no quiero que le pase nada malo.

—Ahorita se le va a pasar.

—No, esta vez no—él frunce el ceño.

—¿Por qué le pasaría algo malo?

—Te lo diría, pero siento que es algo muy intimó para ella.

—Está bien—Aydan entrecierra los ojos. Yo se que no esta satisfecho con lo que le dije. Él se acerca más a mí y pienso que me va a besar por lo cerca que estamos pero no lo hace—No te reprimas Hermione, solo llore—cuando acaricia mi mejilla no lo puedo evitar más y me desmorono ahí mismo. Él me hala de la sudadera y me atrae hasta su pecho.

Solo guarda silencio, me acaricia, eso me causan más ganas de llorar pero a la vez siento un peso menos. Me siento protegida, con él siempre estoy segura.
Besa mi frente y yo escondo mi rostro en su pecho.

Mis lágrimas salen solas y no puedo evitarlas, porque ya estoy muy cansada y se que tengo que seguir adelante porque así es la vida, no soy la única que tiene problemas, pero no es fácil, ya no quiero sentirme así. Todo lo que pasa siento que es mi culpa.

—Tengo miedo—susurro.

—¿Por qué?

—Es que...—me alejo un poco de él para verlo a los ojos—Quiero ayudarle a Madison pero...se que tienen que realizarme muchos examenes y hay algo que me da mucho miedo.

—¿La cirugía?

—No eso no...—él me ve con atención porque se que esto le importa mucho—Y no pienso cambiar de opinión, pero es que, lo recuerdo mucho y me da miedo, hoy me levante con asco.

—¿Asco por qué?

—Siempre lo recuerdo, nunca desaparece y aunque hace unos años trabajaba en esos lugares, eso no significa que no me allá dolido—niego varias veces—Ser mujer no es fácil y todos los hombres me ven como un objeto sexual.

—Hermione.

—Ya han abusado de mi y me han usado a su antojo, ya no quiero que vuelva a pasar y la última vez fue en el hospital de un prostíbulo, yo de ilusa creí que era una carcél—mis sollozos no desaparecen y me estresa mucho no poder calmarme—Tengo que estar de nuevo en un hospital y los doctores...no quiero que ellos me toquen.

—Mira, escuchame—besa mi mejilla—Tranquila yo voy a estar contigo, es un hospital privado, es de Abdón, conozco ese lugar más de lo que te imaginas y si tu no quieres algo, no pueden obligarte a nada que no quieras.

—Pero es importante hacer todo lo que me digan, por Madison.

—Yo voy a estar ahí—niego lentamente.

—Por eso mismo te peleaste con Ulises, por mi culpa, ellos no quieren que me acompañes.

—Me vale un bledo lo que piensen—cierro los ojos al sentir un beso en mi cuello y como arrastra los labios en mi piel—No piense en esas cosas—deja otro beso más—Y ya no llores—baja un poco mi abrigo y besa mi hombro. La sensación me causa un cosquilleo delicioso.

—No Aydan—lo detengo cuando mete las manos por debajo de mi sudadera.

—¿Por qué?—él huele mi cuello.

—Porque estoy fea—me arrepiento de decir eso cuando deja de morder suavemente la piel.

—Tú no eres fea Hermione—abro los ojos cuando saca la cabeza de mi cuello y me toca la barbilla—Eres muy bonita.

—Ya no—niego—Antes era linda y me gustaba todo de mí, pero ahora estoy fea.

—¿Por qué te importa tanto ser perfecta? Las imperfecciones es lo más bello Hermione—lo veo indignada y confundida a la vez.

—¿Piensas que cicatrices de quemaduras es algo que me guste ver en mí o todas las que tengo por cosas que me han pasado? Antes no estaban ahí.

—¿Por eso andas esto verdad?—me encojo de hombros.

—Supongo—limpio con la manga de mi abrigo las nuevas lágrimas que caen de mis mejillas—Cuando me baño ya no me veo y no quiero verme en los espejos porque veo todo, me atormenta y también quema la piel cuando toco las pinzas para las cejas—trago grueso mientras recuerdo—Dolió mucho.

—¿Puedo verlas?—alzo la mirada, él me ve con tranquilidad y yo siento que me va a dar un paro—Conmigo te puedes sentir segura, porque yo no voy a criticarte—besa mis labios y puedo sentir de nuevo su erección cuando me atrae hacia él—En vez de eso voy a besar cada una de ellas y si no quieres que haga nada, no lo voy a hacer—lo dudo por un momento, pero es que yo si confío en él, nunca me a decepcionado.

—Está bien—alzo mi abrigo pero me detiene.

—Yo lo hago—susurra por encima de mis labios. Me agarra del cuello y me atrae hasta su boca, ambos nos coordinamos con el beso, subo las manos a sus hermosas hebras castañas y lo dejo que juegue con mi lengua. Es un beso delicioso y apasionado, cuando prensa mi labio inferior, yo chupo con la lengua su labio superior. Aydan mete las manos por debajo de mi sudadera—¿Lo puedo quitar?—Aydan tiene la voz muy ronca, pero excitado es otro nivel.

—Si—él me agarra y me da la vuelta, logrando que mis manos toquen la pared. Cierro los ojos cuando siento la yema de sus dedos acariciándome la espalda, luego besos, yo amo los labios de este hombre.

—Ya están desapareciendo—siento como me quita el sostén con los dientes, me agarra de la cadera y me da la vuelta nuevamente, baja las tiras de mi brasier—No te cubras—ni siquiera me había dado cuenta de eso. Él me quita las manos y no tengo la valentía para verme, no quiero hacerlo.

—Aydan...

—No quiero que cierre los ojos, tampoco quiero que te sientas así—agarra los cordones de mis zapatos y con una agilidad demasiado sorprendente, los suelta, toma mi licra y la desliza por mis piernas. Él mismo me quita las tenis y solo quedo en bragas. Pasa la mirada lentamente por mi cuerpo, su enorme erección lo delata completamente.

—Yo no veo nada feo, estás hermosa—agarra mi mano y entrelaza sus dedos con los míos—Ven—lo sigo hasta el fondo del baño.

—No Aydan, yo...

—Confía en mí—guardo silencio y solo asiento lentamente. Él sigue caminando hasta llegar al enorme espejo. Veo hacia el suelo.

—De verdad no quiero verm...

—Shh—alza mi barbilla y me obliga a ver nuestro reflejo en el espejo. Aydan me agarra de la cadera y con la otra mano corre mi cabello hacia el otro lado dejando mi cuello expuesto ante él—Mírate en el espejo—hago lo que me dice—Es una chica joven, con un cabello hermoso casi de color dorado, tampoco ocupas maquillaje, tienes un cutis muy perfecto—empiezo a respirar agitada cuando acerca la mano en medio de mis pechos, me muestra las pequeñas cicatrices que me quedan en los pezones. Él las acaricia y cuando empieza a dar círculos en medio de mi pezón, suelto un gemido de satisfacción—Son el tamaño perfecto y eres muy blanca, por eso se notan tanto.

—No me gustan.

—Pues son perfectas Hermione, ninguna mujer debería de tener complejos—acaricia mi vientre, hace lo mismo con mis piernas—Bajaste mucho de peso, pero te sigues viendo bonita—hago lo mismo que él, analizo la imagen que tengo de frente, él se ve perfecto, besa mi cuello, mi hombro, acaricia mi cabello, me tiene agarrada de la cadera y está detrás mío, Aydan es más alto que yo, a pesar de que yo también lo soy—Tienes una cintura que me lleva al abismo—confiesa.

—Se ven horribles—toco la marca de los ya no tan notables hematomas.

—Tienes que aprender a amar tus imperfecciones y dejar el miedo, porque nadie puede criticarte si tu no lo conscientes—él baja por el piercing de mi ombligo, es cuando siento que mis bragas están de más—Y esas piernas—gruñe—Cuando te sientas fea, recuerda solo los cumplidos que has recibido Hermione, porque te los dan muy seguido y aunque nunca los recibiera, tú misma puedes valorarte, subirte el ego tan alto que nadie va a soportarte y van a estar tan artos, que les va a tocar darte la razón.

—Como si fuera fácil.

—Claro que si, yo soy perfecto—subo hasta su cara y esa mirada de superioridad me hace reír. Él siempre a sido egocéntrico.

—Si lo eres.

—¿A sí, por qué?

—Creo que no ocupas saberlo.

—Puede recordármelo, yo te ayudo mientras me cuenta—sin previo aviso, mete la mano en mi sensible sexo—Tranquila, voy a tocarte y me vas a explicar lo que me acaba de decir—hago mi mano hacia atrás y lo acaricio, él toca mis labios vaginales, los hala levemente—Abra las piernas y empiece a recordármelo—susurra con la voz más erótica que puede existir. Acaricia mi clítoris, lo hace en círculos hacia la derecha, cambia de dirección hacia la izquierda, lo repite una y otra vez.

—Eres...—empiezo, él aumenta los movimientos—Eres demasiado sexy y...—no puedo evitar mi jadeo cuando adentra completamente los dedos en mi entrada—Me encanta tu cabello y esos ojos, ese pene—él sonríe con picardía cuando digo eso—Pareces un modelo sacado de revista—muerdo mis labios porque él mueve los dedos con rapidez—Esa verga...tan grande y gruesa—se la acaricio, más que todo la punta—Esa espalda tallada por los mismos dioses y tu abdomen—de mi boca salen miles de gemidos, mueve los dedos tan rápido que ni siquiera me deja hablar—Tus manos—Tapo mi boca por el grito que amenaza con salir—Sos un gigantón.

—Todo lo tengo grande nena.

—Tan grande que creo que esta cosa me rompe a la mitad—ni siquiera puedo sostenerme, él lo hace, en el espejo puedo ver todo, me restriego en su mano, mi entrada agradece semejantes dedos. Me muevo desesperada, esa sensación me vuelve loca, hace mucho tiempo no me sentía así. Abro más las piernas dejando mi vagina expuesta para él, siento su mirada ahí y eso me excita más.

—Deberías dibujarte así en un cuadro y regalarmelo para bajarme la calentura con está vista—juega con mi pezón mientras con la otra mano no deja de darme placer—Había olvidado lo mucho que me excita esa cara que pones cuando estás a punto de correrte—quiero reclamar cuando deja de moverse—Dile al diablo que me perdone porque ahora mismo quiero hacerte de todo—adentra los dedos de golpe, yo arqueo la espalda sin poder evitarlo, enreda mi clítoris entre sus dedos y los adentra tanto que siento mi punto G apunto de explotar.

—Aydan...—susurro fascinada. Empiezo a mover las caderas coordinándome con las embestidas. Siento como frota y masajea mi hinchado clítoris. Acuesto mi cabeza en su hombro y le acaricio el pelo cuando él me chupa el cuello.

"La boca, quiero la boca de Aydan en mi coño¨

Sus dedos me siguen penetrando, entra y sale con rapidez, ya no me importa como me veo en el espejo. Me aferro a su mano, mi respiración se corta completamente, trago grueso y no logro seguirle los movimientos.

Ruedo los ojos, realmente tiene razón, no logro satisfacerme con ningún hombre y menos yo sola, lo necesitaba hace mucho tiempo a él, sentirme así. Su polla roza mis nalgas, lo escucho jadear en mi oído, pero se que no fue por eso, es por los flujos que empiezan a caer por mis piernas.

—Eres la mujer más sucia y bella que conozco—mis pliegues me fallan y me dejo venir junto con un orgasmo que me hace ahogar un grito. Aydan me sujeta y respira agitado en mi oído. Solo se escuchan nuestras respiraciones. Ambos guardamos silencio, yo trato de regular mi respiración y en el espejo me ve fijamente.

—¿Una persona puede morir por exceso de placer?—no me da ninguna respuesta solamente sonríe y me hala del brazo.

—Vístete—se mete a la ducha y antes de cerrar la cortina, me giña el ojo. Sonrío como tonta, porque siempre voy a guardarle admiración, yo no quería sexo, no me forzó a nada ni me obligo a tenerlo para saciarse, solo me devolvió el mismo placer que yo le di. Me visto rápidamente y después de asegurarme de que no me falte nada, abro la puerta.

—Hermione—lo vuelvo a ver. Se ve todavía más sexy con las gotas de agua cayendo por su pecho y torso tan marcado, quiero reprenderlo por eso-Sos una diosa recuérdelo.

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CHALETO

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