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Thirty Five

HERMIONE

—¿Padece de algo?—nunca me imagine que iba a conocer a una persona que me cambiara tanto la vida. Una niña de seis años me a hecho entender muchas cosas y e tenido que aceptarlo. Las cosas secundarias que para mi eran importantes, ya no lo son y no se porque a empezado a crecer un sentimiento de querer proteger y cuidar a las personas que quiero. 

—No.

—¿Tiene ambos riñones completamente sanos?—estoy bajo la atenta mirada de Aydan, él solo me ve con estupefacción y lo entiendo, ni siquiera a mí se me ocurrió. Me aterra porque nunca me han operado, o siquiera se el proceso de una cirugía, le tengo pavor a los hospitales, pero quiero ayudar a mi hija, hacer algo por ella.

"Aunque sea algo, porque ya e fracasado como mujer"

—Realmente no lo sé, pero sí se que tengo dos riñones, no me he vuelto a hacer exámenes generales.

—¿Consume drogas, alcohol o fuma muy seguido?

—No—él doctor Philips me analiza con los ojos entrecerrados y viéndome por encima de sus lentes—La última vez que fume fue hace unos meses. 

—Para donar un riñón, tenemos que hacer algunas pruebas para saber si es compatible y si no tiene problemas de salud con las que pueda perjudicarse usted misma o incluso al paciente, ¿verdad?—trago grueso, ya que realmente me siento muy incómoda, nadie dice nada y solo ese señor me interroga con intenciones de intimidarme.

—No sé nada sobre esto, pero si estoy dispuesta a hacer lo que sea por donar ese riñón.

—¿Estaría comprometida a cuidarse durante un tiempo para poder realizar pruebas? Cuando digo cuidarse es, alimentarse bien, tener un peso adecuado, no tomar en todo este tiempo ninguna sustancia con alcohol u otras cosas dañinas y aparte de eso, ser consciente que se realizara una operación para retirar uno de sus riñones.

—Si señor—hablo decidida. Aunque tengo que tomar en cuenta que debo subir un poco de peso. Han pasado tantas cosas que no lo e tomado en cuenta.

—Muy bien, el próximo viernes se le realizaran evaluaciones, análisis de sangre, ocupamos hacer un examen físico y evaluación psicológica, su consentimiento y una revisión final, ¿está de acuerdo?—no me doy cuenta que froto mis manos contra mi pantalón. Realmente me asusta esto, pero estoy muy segura de lo que voy a hacer. 

—Me estaré presentando.

—Bien—observa la hora en su reloj y yo no haga nada más que guardar silencio—Con esto me despido.

—Lo acompaño—susurra Abdón mientras me ve disimuladamente. Una vez que ellos desaparecen, Collins se levanta de la mesa, ninguno logra decir nada, sé que debe de ser un golpe muy bajo, más que yo soy la que va a ayudar a mi pequeña. Ninguno me dice nada, ni siquiera Laura, solo observo como varios se alejan como si estuvieran procesando eso.

Pongo mi atención sobre Aydan, él me sigue viendo y puedo notar confusión en su rostro. Me levanto de la mesa cuando Laila lo hace, ella empieza a recoger como si estuviera tratando de irse por la tensión que nos rodea. Yo logro ver a Astrid que me ve con indignación y sé que su boca esta apunto de tocar el suelo.

—Con permiso—me apresuro a desaparecer de ahí, abro la puerta del gimnasio ya que no veo a nadie que pueda molestarme, pero antes de entrar, esa mano me toma del brazo, no tengo que volverme para saber quién es, conozco su tacto, su aroma, la reacción de mi cuerpo al sentirlo cerca.

—Hermione—susurra. Yo respiro fuertemente y me atrevo a levantar la mirada para enfrentarlo—¿Estás bien?—frunzo el ceño por su pregunta.

—Si, estoy bien, ¿Por qué?—él me ve con confusión, como si quisiera una explicación.

—¿Por qué haces esto?—me analiza lentamente y noto inseguridad en su semblante. Yo tomo una respiración profunda y lo veo a los ojos con intenciones de que me crea y que no piense que es un juego.

—Quiero ayudarla, es lo más que puedo hacer Aydan—no bajo la cabeza, pero si retiro mi contacto visual, porque su mirada ya me pesa demasiado—Nunca he hecho nada por ella y quiero que viva muchos años, que sea una niña feliz, todavía está empezando a vivir, le falta mucho por descubrir, no quiero que aparte de que ha estado luchando contra el cáncer, todo sea en vano por un órgano que le hace falta—él niega lentamente.

—Hermione es una operación delicada, no se sabe si todo va a salir bien o mal, odias los hospitales y tienes que saber que te va a quedar una cicatriz de por vida—sonrío. Creo que nunca había tenido una sonrisa más sincera como la que le estoy mostrando ahorita.

—Voy a correr el riesgo por ella y además, ya no me importa si se marca mi piel—llevo mis manos a mi cabello y desordeno mi pelo con frustración—Aydan realmente he cambiado, yo sé que mi yo del pasado decía muchas cosas, pero ya no soy la misma, lo estoy intentando.

—Quiero creerte—bajo la mirada hasta mis manos. Recuerdo que, aunque no quería tener a Madison y que la odiaba, Aydan me advirtió que me realizarían una cesaría si no lo hacía por mi cuenta. Siempre he odiado las cicatrices, ya sean de golpes, e incluso moretes, lo más insignificante como las celulitis o estrías, no quería cesaría porque sabía que iba a tener esa marca en mi abdomen para siempre y ahora soy consciente de que me van a quitar un riñón y por supuesto me va a quedar el recuerdo en mi cuerpo, pero es algo que si quiero llevar en mi, ver esa marca y saber por qué fue, después de todo solo es un cuerpo. Aydan levanta mi barbilla con su mano y no puedo evitar el escalofrió que sube con desesperación por todo mi cuerpo—Gracias Hermione—su manzana se contrae cuando traga.

—Voy a luchar por salvar a tu pequeña Aydan—mi voz falla cuando digo su nombre—Realmente eres muy valiente, porque yo no he podido dejar de llorar desde que llegue a esta casa—él solo me observa en silencio, pero no dice nada.

Lo observo con discreción, ya que él parece pensativo mientras me observa en silencio. Puedo leer en su mirada miles de preguntas y solo guardo silencio esperando a que lo diga. 

—¿De verdad vas a hacerte las pruebas?—asiento lentamente.

—Tengo un poco de miedo, pero...si lo voy a hacer—Aydan me toma la mano cuando me ve jugando con el pelo. Sabe que cuando empiezo a enredar mi cabello entre mis dedos es porque tengo miedo, que estoy nerviosa, que no puedo manejar algo como tiene que ser o que pasa algo.

—Tranquila Hermione—retiro una vez más la mirada. ¿Cómo puede actuar tan normal? Yo me siento, nerviosa e incómoda, él solo me observa como si nada, como si yo ya no tuviera sentimientos. Él ya no siente nada por mí, pero yo...no puedo decir lo mismo. Sorbo mi nariz y me obligo a relajarme un poco.

—¿Son solo exámenes normales verdad?

—En realidad son varias pruebas, pero no te van a doler, las ecografías son como ultrasonidos, tienen que sacar sangre, realizar examen de orina, creo que una cita general de tu cuerpo...—no se si es que yo no disimulo, pero él nota que estoy tensa y más incomoda me pongo—¿Quiere preguntar algo?

—No, yo solo quería saber si...¿Me puedes acompañar? Es que...no confió en nadie más y tu conoces más estas cosas, bueno, si no quieres no importa, solo que...—guardo silencio pero no me atrevo a verlo. Siento como su mirada me examina lentamente y tengo que tragar grueso para calmarme un poco—No es cómodo para ti, lo sé, pero...

—Hermione—lo vuelvo a ver. Él me observa en silencio por unos segundos, exhalo silenciosamente cuando pasa un mechón de mi cabello rubio por detrás de mi oreja y deseo que no rompa la cercanía que ambos tenemos en este momento. Tengo esa mirada verdosa sobre mí y no puedo evitar bajar mi mirada hasta sus labios gruesos. Quiero que me vuelva a morder, que me bese como aquella noche, amo chupar esos labios—Si voy acompañarte—asiento lentamente y por un momento sentí que solo yo deseaba un beso, pero el pega su frente con la mía y cierra los ojos. Su aliento se revuelve con el mío, siento mi cuerpo reaccionando por sí solo, no puedo hacer nada para evitarlo, solamente entre abro los labios—Bésame—acaricia mi cadera con sus dedos, ni siquiera sé en qué momento terminamos así. Mi estomago no me ayuda, siento un revoltijo de mariposas.

—Tu familia está afuera y Madison...—mi voz sale agitada.

—No me importa—golpea levemente con uno de sus dedos mi cadera, como si me estuviera dando una orden. Subo mi mano hasta su mejilla y dejo reposando mis dedos sobre su mandíbula. Aydan acerca más mi cuerpo al suyo y yo termino de romper la mini distancia que nos separa. Al sentir sus labios sobre los míos, suelto un gemido que no logre retener, él hala mi labio inferior y cuando siento que su lengua chupa mis dientes, abro la boca. Él enreda su lengua con la mía y me empieza a besar lentamente, primero lo dejo que juegue con ella, es como si estuviera evaluando mi boca, succiona mi lengua lentamente y la suelta, abre los ojos levemente, hala mi labio inferior hacia afuera, muerde sacándome un jadeo y lo siento chupar mi sangre mientras saborea lentamente—Cierre los ojos—susurra. Hago lo que me pidió y siento como mi espalda choca con la pared cuando me hace retroceder, él no tarda en empezar a besarme con desesperación, lo dejo enredar sus dedos en mi pelo, yo lo imito llevando mis manos hacia su cabello castaño, no hacemos pausas ni para respirar, solo saboreo su boca.

Aydan me devora como un depredador, gira un poco la cabeza y con eso logra que el beso se vuelva más intenso. Está vez yo tomo uno de sus labios gruesos y lo muerdo suavemente, me da un pico rápido por encima de mis labios y empieza a dejar besos en mi cuello. Yo hago la cabeza hacia atrás y lo dejo oler mi aroma, morderme, chuparme, me tiene tan sedienta de más, que no puedo evitar chocar mis caderas sobre su pelvis y restregarme lentamente. El gruñido de Aydan me saca un gemido, vuelvo a repetir lo mismo y sé que le gusta sentir nuestros sexos rozándose por encima de la ropa.

"Necesito parar, pero no puedo"

Él abandona mi cuello y quiero reclamar cuando ya no recibo la atención de su boca, pero hace algo que me calienta más. Baja la mirada y pone sus manos sobre mis caderas, con la mirada me ordena que me mueva. Me froto sobre él y soy muy consciente que mis bragas están a su vista porque ando vestido, hasta siento su erección creciendo más. Cuando abro los ojos él me observa, sabe que me encanta que me dé ordenes, eso me pone más. No dejo de moverme sobre él y juro que me vuelvo loca cuando el empuja su pelvis como si me estuviera envistiendo. A pesar de que tengo ropa, siento mi clítoris estimularse con sus movimientos atrevidos.

—No te detengas—susurra mientras muerde levemente la piel de mi cuello. Siento su erección creciendo más y mis bragas cada vez se corren producto de mis movimientos, solo se que mis piernas desnudas están totalmente expuestas, que estoy disfrutando la sensación de tener su mano acariciándome con la yema de los dedos.

—Tengo que...—intento hablar pero las palabras se me quedan atascadas. Este hombre me hace sentir débil. Siempre suelo dominar a los hombres y salirme con la mía cuando quiero a uno en especifico, pero él...Aydan simplemente me transforma en otra persona. Beso su cuello y revuelvo su cabello sin dejar de masajear mi sensible clítoris sobre su apetecible erección. 

—¿Qué?—su voz ronca me hace jadear, pero detengo mis movimientos cuando me agarra la cadera fuertemente con una mano. Lo observo con curiosidad, solo se detuvo y no me quita la mirada, intento esquivarlo, pero me agarra de la barbilla. Trago grueso cuando retira su mano de mis caderas y me alza contra la pared para finalmente dejar su mano por encima de mis bragas—¿Qué iba a decir?—contengo la respiración y mis parpados fallan cuando corre la diminuta tela que me cubría, siento como frota mi clítoris con uno de sus dedos, él me ve interrogante pero no soy capaz de poder abrir mi boca ni siquiera para decir "A"—¿Cuántos hombres te hacen sentir así Hermione?—quiero decir algo pero desliza un dedo en mi entrada y lo empieza a mover en círculos—No soy el único que la deja con la boca cerrada ¿O sí?—vulnerable, chiquitita, incapaz de hacer nada, así es como me siento, solo con esa mirada me intimida lo suficiente. Me observa con lujuria, odio, hambre, tiene muchas expresiones diferentes en su semblante y no soy capaz de explicar cual—Estás demasiado mojada—adentra dos dedos más y no soy capaz de articular ni una sola palabra—Hable o dejo de masturbarla—entreabro la boca, él observa mis labios y sube la mirada a mis ojos, empieza a mover los dedos más rápido y lo odio por hacerlo a propósito. 

—Y-yo...—un suspiro se escapa de mi boca. Agacho mi cabeza queriendo ocultar el placer que lastima mi cordura, pero él vuelve a alzar mi barbilla y me siento realmente indispuesta a querer hablar, pero se que no esta bromeando—Me haces sentir inútil Aydan—me agarro fuertemente de la rica espalda que tiene para aruñar y odio la camiseta que me lo prohíbe, ya que realmente quiero pasar mis manos por ahí. 

—¿Inútil, por qué?—me acerco más a él porque quiero tenerlo más cerca de mi. Enredo mis brazos alrededor de su cuello y escondo mi rostro en su pecho, logrando que sus dedos se adentren más a mi cavidad. 

—Porque ningún hombre...—jadeo sin poder evitarlo y me obligo a concentrarme, eso es lo que él quiere, mueve más rápido los dedos para ponerme peor, pero tengo que contestarle—Ningu...ninguno eres tú—suelto rápidamente. Aprieto los dientes cuando escucho su palma dándome placer, me encanta como mueve los dedos. 

Siento mis pezones duros, mi feminidad sensible, mi cuerpo no reacciona, mi mente esta en otra parte. Empieza a frotar rápidamente y yo solo ahogo mis gemidos en su cuello, restriego mi sexo sobre su mano. No puedo explicar como me siento, solo se que los momentos de intimidad con Aydan, no se olvidan. 

Él gruñe en mi oído cuando paso mi lengua sobre su hombro, enreda mi clítoris entre sus dedos y sigue con sus movimientos bestiales que no me dejan ni respirar. Se siente tan bien, después de tanto tiempo lleno de problemas, dolor, sufrimiento...solo deseo no terminar, no quiero tener mi orgasmo porque se que no voy a sentir más esta fantasía. Siento que me va a volver loca, no quiero gritar porque hay personas en la casa, pero esta siendo insoportable tener que callar lo que siento ahorita. 

—Aydan—hago mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos. Me sostengo de sus hombros mientras suelto gemidos silenciosos, él sigue dándome placer con sus dedos y no me quita la mirada, yo solo muerdo mi labio para que sepa lo mucho que me gusta esto. Cuando abro nuevamente los ojos, observo la excitación que comparte conmigo, también hay algo más. Gimo suavemente al sentirme satisfecha por el orgasmo que me acaba de dar y guardo silencio cegada por los ojos verdes que me analizan silenciosamente.  

Él me observa con resentimiento, el mismo que siempre me demuestra, el mismo que me mata por dentro, no necesito que me lo diga, lo veo en sus ojos. Bajo mi mirada hasta su camiseta y subo mi mano lentamente, mis dedos se ven delgados cuando los paso por encima de sus brazos, hombros, pecho. Cuando dejo mi mano ahí, siento su corazon latiendo rápidamente, incluso peor que el mío, solo se que somos un desastre. 

—Puedo sentir tu desprecio y eso duele—trago grueso y el solo frunce el ceño. Se que si abre la boca no me va a decir nada bonito—No digas nada—tensa la mandíbula y me quita la mirada para bajarla lentamente hasta su mano. 

—¿Sangre?—arquea la ceja. Noto en sus dedos mis flujos revuelto con eso, sangre. 

—No e tenido sexo con nadie desde hace mucho tiempo y...tampoco me e ni siquiera masturbado—trago grueso—lo siento—él me regala una sonrisa de lado y devuelve la mirada hacia sus dedos. Me siento incomoda cuando se chupa los dedos—Eso es asqueroso—no me molesta que me pruebe, pero la sangre...no es agradable. Él deja escapar una sonrisa de lado y la mirada egocéntrica que deja escapar, lo hace ver más atractivo. 

—Si fuera vampiro ya no existirías—odio sonrojarme, lo odio, detesto eso con todo mi ser, solo me delata y me hace sentir peor. Arrugo el ceño enojada y quito la mirada porque se que estoy roja. 

—No digas eso. 

—¿Por qué?—hunde la nariz en mi cuello y me besa suavemente. Cierro los ojos y busco su mano mientras él esta muy concentrado queriendo llegar a mi brasier. Tomo sus enormes dedos y los ubico en mi entrada. Aydan frota mi clítoris, yo aprovecho a bajarle el zíper del pantalón, pero cuando estoy apunto de adentrar mi mano...

—Aydan, ¿Estás ahí?—escucho la voz de Collins, observo la entrada cuando escucho sus pasos en el pasillo. Suelto un suspiro por la manera en la que mueve los dedos, siento que voy a tener otro delicioso orgasmo aquí mismo, realmente se siente delicioso sentir mis dedos rozando su verga. 

—Aydan—él me ignora por completo, sé que está muy excitado, sus ojos están dilatados, se tiene una erección que me hace tragar grueso, las venas de su cuello, la manera en la que se mueve, pero soy yo la que tiene que alejarse, porque sé que él no lo va a hacer—Por favor—lo empujo levemente, aunque sé que para él no es nada porque obviamente tiene más fuerza que yo, logro que reaccione. Me suelta las caderas y me deja tocar el suelo mientras me da una última mirada y desaparece rápidamente por la puerta trasera. Apenas cierra, me acomodo rápidamente. Una Collins con el ceño fruncido aparece y no se ve nada contenta. 

—¿Y mi hijo?—me ve cautelosamente. Gracias a Dios mi cabello oculta mi cuello, porque no se si dejo alguna marca. Aprieto las piernas disimuladamente, ya que me siento afectada por lo que acaba de pasar y la observo con seriedad.

—No lo sé, creí que estaba con ustedes—ella frunce aún más el ceño y entre cierra los ojos.

—¿Y usted que hace ahí de retrato? Póngase a limpiar—me grita mientras literalmente agarra la botella del desinfectante y me la tira en los pies. Suspiro fuertemente para no decirle nada—No crea que porque va a donarle un riñón a mi nieta, va a lograr que todos olviden lo que es usted—no me da tiempo de decirle ni media palabra porque se da la vuelta y desaparece después de tirar la puerta del gimnasio.

Muerdo mi labio con cólera y me agacho a recoger la botella. Una lágrima cae por mi mejilla y me limpio con brusquedad. Por eso nunca quise estar con Aydan, cuando todo está bien y desaparecen los problemas, ella hace estas cosas, es humillante y duele. Recojo el reguero con los primeros trapos que se me atraviesan, me levanto del suelo y los tiro en la canasta.

HARMONY

Dejo de estudiar y me quito los lentes cuando mi hermana aparece con una cara de cansancio en su cara. Son las 11 y 50 de la noche, siempre llega más temprano como a las 8 o 10, pero no casi a las 12.

—Hola hermanita—ella me sonríe mientras se acerca y besa mi frente. No puedo evitar sonreír, pero a la vez hacer una mueca.

—¿Te estabas besuqueando con Kayleth? Apestas a colonia de hombre—ella sonríe por un momento y no puedo evitar arrugar todavía más mi cara.

—Ya es muy tarde para estudiar, ¿Por qué no estás dormida?—acaricia mi cabello y trato de responderle lo mas normal posible, pues me extraña mucho la sonrisa de babosa que tiene en la cara.

—Mañana tengo examen, pero justo ya me iba a dormir—ella asiente y guarda silencio repentinamente. La observo esperando a que siga, se que quiere decir algo.

—¿Por qué me ve así?

—No lo sé, ¿Quieres decirme algo?—me observa como medio alarmada por unos segundos, pero luego lleva sus manos a su cabello y se desordena el pelo con frustración.

—Tengo que hablar contigo y con Leonor también—ella se mueve incomoda en su lugar y no puedo evitar contener una risa al ver su labio nuevamente mordido. ¿Con quién estará saliendo?—Esto tengo prohibido decirlo, pero voy a tener que hacerlo...y quiero que él mismo se los diga, entonces no se si ustedes ¿Me pueden acompañar a casa de Aydan, mañana?—pelo los ojos como platos queriendo entender y parece que ella lo nota porque se pone roja como un tomate.

—¿Aydan te hizo eso?—señalo su labio y como no me dice nada, no puedo evitar abrir mi boca en una enorme O con demasiada sorpresa—¿Ustedes tienen algo?

—No, no, solo fue...él no ha vuelto a salir con nadie y los hombres tienen sus propias necesidades, creo que fue porque solo nos causó tentación, pero no—suelto un grito de alegría y mi hermana tiene una cara de seria realmente grabe, pero para mi no lo es.

—Por Dios—intento asimilar eso—¿Pero entonces que es lo que esconde?—ella niega lentamente.

—Es algo malo, realmente malo y...lo e estado ocultando porque él me lo pidió.

—¿Qué hacen despiertas tan tarde?—ambas nos sobresaltamos cuando mi Abuela se acerca con extrañeza hacia nosotras. Hermione se apresura a levantarse de la silla y la abraza.

—Había mucho trabajo en casa de Aydan y llegue un poco tarde—ella la ve con rareza y entrecierra los ojos notando el mordisco que tiene en su labio, pero no dice nada—Mañana las voy a llevar a la casa de Aydan.

—¿Cómo, por qué, paso algo malo?

—Es algo que tienen que saber, pero no quiero decírselos yo, prefiero que lo haga él.

—Está bien—besa la frente de mi hermana—Kayleth y tu son realmente incontrolables, ¿Usaron condón?

—Abuela—empiezo a reírme a carcajadas sin poder controlarme, Hermione esta seria y un poco roja, se nota más porque es muy blanca.

—No, solo me mordió y ya—mi Abuela rueda los ojos.

—Vamos a dormir, ya es tarde.

AYDAN

Observo a Madison durmiendo plácidamente en su recamara. Son las 9 de la mañana. No e podido dejar de pensar en Hermione, me imagine a otra persona, pero no que ella se ofreciera a donar un riñón.

Me costo dormir demasiado, pensando si de verdad ese riñón va a ser compatible para Madison y también por el simple hecho de que me costó bajarme la molesta erección que me dejo esa mujer. No entiendo muchas cosas, lo que menos me calza aquí, es el ver como ella deja que yo la siga tocando, seguro piensa que no me doy cuenta, pero ella reacciona todavía a cada uno de mis toques.

Tengo que admitir que la calentura me gana, ese vestido que se puso ayer, simplemente me tiene mal, Hermione antes tenia cuerpo de adolescente, ahora es toda una adulta con excelentes atributos. Me cacheteo mentalmente, parezco un enfermo, tal vez si me quito las ganas con otra mujer en cuanto salga de este asunto del riñón de Madison, ya logre controlarme.

La falta de sexo me tiene más estresado, con ganas de matar a todo el mundo y ya casi nueve meses de no estar con nadie, me está matando, nunca había durado tanto tiempo en esto. He tenido otras prioridades y una de esas es mi hija, necesito que ella ya se sienta mejor, que esta sesión de quimioterapia la ayude, ahora el trasplante de riñón me tiene peor.

—Buenos días señor Aydan—susurra Laila mientras observa a Madison dormir. La vuelvo a ver. Ella tiene sus hebras rojizas recogidas en una cola alta y anda un juego de pijama que consiste en un short corto y una blusa de tirantes.

—Buenos días—cierro la puerta de la habitación de Madison—No me diga señor me siento viejo, solo Aydan por favor—ella se ríe mientras empieza a caminar detrás de mí.

—¿Quería preguntarle si quería comer algo en especial para el desayuno?

—¿Qué tenía planeado?—tomo un baso de vidrio y abro el grifo para llenarlo de agua.

—No lo sé, estuve viendo la dieta de Madison, pero supongo que usted no va a comer lo mismo.

—Solo un café y ustedes coman lo que quieran, Madison no despierta todavía, gracias—quito la dieta vieja de Madison de la refrigeradora para no enredar la nueva con esta y luego la tiro a la basura. 

—Señ...digo Aydan, yo...—la vuelvo a ver cuando se posiciona a mi lado, pero cierra la boca cuando el sonido del timbre retumba en la casa. 

—Yo abro, prepare su desayuno—camino hasta la puerta mientras le sonrió a Lali. Ella me ve rápidamente para seguir comiendo su helado derretido. Cuando abro la puerta, arqueo una ceja de la sorpresa. 

—Holaaa—Harmony se lanza en mis brazos y ni siquiera me da tiempo de saludar porque solo me encargo de mantener el equilibrio para que ninguno de los dos nos caigamos. 

—Mona—no puedo evitar sonreír.

—¿Cómo estás gigantón de mi vida?

—Que agradable sorpresa—es lo único que le digo mientras dejo un beso en su frente y me dedico a observar a Leonor que observa la casa con ¿Admiración? 

—Hola Muchachote—entrecierra los ojos y luego me hala del brazo—¿Todo bien?

—Si.

—Mentiroso.

—Aww—me quejo cuando me pega un pellizco.

—Abuela—espeta Hermione mientras aparece en la sala. 

—Casi nunca te veo y cuando lo hago te atreves a mentirme en mi cara, Hermione me dijo que había algo importante que tenias que decirnos—la vuelvo a ver con extrañeza pero ella quita la mirada. 

—¿En serio?—susurro más para mi mismo.

—Por cierto, es una mansión muy bonita, ¿Cuánto tiene de vivir aquí?

—Seis años. 

—¿Te independizaste cuando nació Madison?

—Si, en la casa de mis Papás no estaba cómodo.

—¿Muy chismosos?

—Buenos días—interrumpe Laila—Disculpe es que quería avisarle que ya Madison despertó pero no quiere bajar.

—Ya voy—ella desaparece nuevamente. 

—Que lindas fotografías—Harmony observa cada una de las imágenes que están en la pared, la mayoría son de Madison.  

—Ya casi vuelvo—me doy la vuelta para subir al segundo piso. Lali baja las escaleras y desaparece rápidamente. Abro la puerta de la habitación de Madison y vuelvo a cerrar porque por alguna extraña razón a mi hija no le gusta que deje la puerta abierta cuando se viene levantando—¿Madison?

—Estoy aquí Papi—grita desde el baño. Me acerco mientras frunzo las cejas por ver su pijama tirada en el suelo. 

—¿Por qué siempre haces esto Madison?

—¿Qué?

—Dejar tu ropa en el suelo.

—Es que me duele agacharme—arqueo una ceja cuando la veo en la tina mientras hace burbujas con las manos. 

—¿Y desde cuando te bañas a las 8 de la mañana?

—Porque si—frunzo el ceño cuando hace cara triste—¿Me pasas mi jabón Papi? Este no me gusta porque no huele tan rico—estiro la mano y le paso uno nuevo mientras ella me sonríe. 

—¿Qué paso?

—Nada...solo me bañe. 

—Madison véame a la cara y no me mienta o te voy a castigar—alza un poco los ojos y pela los dientes con una sonrisa que me deja en claro que algo hizo. 

—No paso nada Papito. 

—Madison—gruño enojado. Ella se pone seria y me quita de nuevo la mirada.

¨¿Qué tienen las mujeres por estar quitando la mirada a cada rato? Hermione siempre lo hace"

—No me grites—empieza a llorar. Ruedo los ojos tratando de tenerle paciencia. 

—No te estoy gritando—hace un puchero y termino de cerrar la puerta para adentrarme al baño. Me acerco a la tina de Madison y me dedico a ignorar el montón de espuma que tiene.

"Odio que haga eso"

—¿Qué paso?—ella sigue jugando con la espuma mientras llora en silencio.

—Tuve un accidente—susurra.

—¿No le dio tiempo de venir al baño?

—No fue eso—niega llorando más fuerte—Me sentía muy mal cuando desperté y mi pijama de unicornios se lleno de sangre.

—Ay Madison.

—Está vez no fue por la nariz—Madison anda sin peluca. Extraño tanto ver a mi princesa con sus hebras castañas, que tenga color en la cara, ahora siempre la veo pálida. En el baño se escuchan los sollozos y el ruido de la ducha. La cierro porque el agua se va a salir de la tina.

—¿Dónde tenías sangre en la boca, vomitaste?—intento agarrarla de la mano pero me rechaza mientras se aleja de mí.

—No.

—Madison no pasa nada tranquila—me empuja para que me aleje—No tienes porque llorar, no te voy a regañar por es...

—Es que me da vergüenza, déjame sola.

—¿Vergüenza por qué?

—Porque mi ropa interior estaba llena de sangre y era mucha.

—No pasa nada, tranquila.

—Me duele la panza—empieza a salpicar y a patalear cuando me acerco. Trago grueso y la atraigo hacia mi.

—Ya mi amor tranquila—forcejea pero no logra nada porque tomo la toalla y la envuelvo.

—Papá no—suplica, SUPLICA y solo me siento peor por verla así. Me muerdo la lengua y le beso la mejilla.

—Te amo princesa, no estas sola tienes que hablarlo conmigo, por favor Madison.

—Ya no quiero esto, estoy arta—susurra—¿Por qué no puedo ser una niña normal?

—Eres una niña normal.

—¿Tengo otra enfermedad verdad? Escuche a las doctoras.

—Si—suspiro cansado. Nunca le escondo nada, siempre le e prometido que todo lo que tenga se lo voy a decir, por más duro que sea—Pero tranquila pronto te vas a sentir bien.

—Siempre me dicen eso y no es cierto, solo me mienten.

—Madison—ella me ve a los ojos—Si pudiera tener todo lo que tienes, seria el hombre más feliz, porque odio verte así, si me dijeran que tengo que matarme para que tengas tu salud de vuelta, lo haría sin pensarlo, pero la vida no es justa.

—No Papá—quito la cara porque me duele verla así—Ya no digas eso.

—Quiero que disfrutes tu vida Madison, quiero llevarte fuera de Colombia para que conozcas el mundo, quiero verte crecer, quiero verte feliz, quiero que logres muchas cosas, voy a luchar para que puedas ser tú.

—Papá te amo.

—Yo también mi reina—esconde la carita en mi cuello.

—¿Puedes explicarme que es lo que tengo? Mis tíos no me quieren decir—guardo silencio. Ella se ve tan pequeñita, es tan valiente, ¿Por qué tan pequeña con tanta cosa?

—Prácticamente no tienes riñones—hablo después de unos minutos de silencio—Sin los riñones no podemos vivir, todo fue culpa del cáncer, tu última quimioterapia arruino tu órgano, eso esta aquí—le señalo el costado de la panza.

—¿Ósea que me voy a mo...

—No digas eso—la reprendo—Hay alguien que va a donarte un riñón, porque yo no puedo.

—¿Quién?—se sienta en mi regazo esta vez viéndome con curiosidad.

"De la persona que menos me imagine"

—De Hermione.

—¿Hermione?—la enorme sonrisa que me muestra, me pone de malhumor.

—Si de ella.

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CHALETO

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