One
HERMIONE
Desordeno mi cabello por el estrés que tengo en estos momentos. Estoy de cuarta en la fila y me falta muy poco para poder hablar con la jefa que se encuentra en su despacho atendiendo a cada uno de los empleados que buscan una nueva labor. El estrés por salir de aquí y los nervios por saber cuál es mi nuevo trabajo, me están matando.
Delfín una conocida de años, habla demasiado y solo deseo que se calle de una vez. Tengo un trabajo fijo, porque la mujer que se encuentra adentro, nos ayuda a conseguir empleos gracias a una prueba que se realiza para evitar el desempleo. Yo me mantengo estable siempre, pero falleció la señora a la que le trabajaba y vine a buscar otro tipo de lugar. Ya harta de estar aquí, agradezco cuando sigue mi turno y me permiten el paso.
-¿Golubev?-me observa la fina mujer con sorpresa-Me alegra verte por acá-señala la silla para que me siente-Desde que trabajas para mí, no has venido a quejarte por el trabajo.
-Falleció la señora a la que le trabaje-me encojo de hombros con simpleza. Ella sonríe con orgullo.
-Creo que tengo el trabajo indicado para ti-observa la laptop-Es una mansión aquí cerca y vive un hombre que es amigo mío, junto con una niña que a lo que he entendido, no duran mucho las empleadas allí por el carácter de la menor-finjo una sonrisa.
-No me gustan los niños-arquea una ceja.
-El salario es muy prometedor, ganas el doble de lo que tenías con la señora anterior y pagan por semana una gran cantidad de dinero-froto las manos en mi regazo.
-No lo sé, los niños, al igual que los adolescentes, requieren de mucha responsabilidad y no estoy segura de estar cómoda en un lugar donde no estoy acostumbrada a trabajar.
-No sea exagerada-bufa-Solo eres empleada, no profesora o niñera-me ofrece el documento para firmar.
-Espero que esto valga la pena-me entrega el lapicero y firmo, pero solo porque me precisa el trabajo.
-Ven al menos a saludarme, no seas amargada, ¿Cómo está tu Abuelita?
-Todo super bien, solamente que me precisa el trabajo porque no me gusta estar en la casa encerrada todo el tiempo, me da ansiedad-tomo la hoja, ahí viene la dirección, fotos del lugar y números de teléfono. No viene el nombre del dueño de la casa, solo esos datos, apenas para poder guiarme hasta mi nuevo objetivo que parece ser una tortura. Me despido de ella con intenciones claras de no seguir la conversación. Subo al primer taxi que se me acerca y no tardo en hablarle-Lléveme a este lugar por favor-en todo el camino, se ven millones de casas donde vive gente adinerada, hasta nos adentramos a un parque gigante, donde veo la mansión que está imprimida en la fotografía. Los portones eléctricos nos permiten el paso y ya estando allí, le pago al chófer. Bajo para acercarme a tocar la puerta y no puedo ignorar el jardín, es una belleza, tiene una hermosa fuente que deja caer agua. Me pongo sería cuando una niña abre la puerta, pero es una diminuta cosita con cabello castaño y hermosamente largo. Tiene unos grandes ojos verdes, junto con unas cuántas pequitas.
-¿Y usted es?-vuelca la cabeza hacia un lado con un semblante lleno de curiosidad.
-Soy la nueva empleada de la casa y supongo que usted es la hija del jefe, ¿No?-le sonrió para que no se sienta tan incómoda.
-Ah-asiente lentamente. Su voz es muy dulce-Está bien, puedes entrar-La veo por unos segundos con curiosidad pero a la vez me apresuro a entrar.
-Gracias-entro admirando las bellezas que tiene la casa, es algo caliente y acogedora-¿Tengo que buscar al jefe o él viene?-ella tiene una muñeca en la mano, viste un vestido de cenicienta. Su mirada transmite miedo o inseguridad.
-Tuvo un nuevo caso de urgencia y salió, pero ya vuelve, osino me hubiera llevado con él-solamente asiento. Me acerco al sillón y espero allí.
-Bien, supongo que toca esperar-ella se sienta de frente. Noto cansancio en ella o pereza. Es una niña delgadita, pero lo que roba por completo mi atención, son unas ojeras que se asoman por debajo de sus ojos.
-¿Está segura que usted es empleada?
-Si, ¿Por qué?-se encoje de hombros.
-Eres muy bonita y coqueta, no cualquiera limpia con tacones.
-Siempre ando tacones o botas, es lo que más me gusta usar-baja la mirada hasta la muñeca.
-¿Cómo te llamas?
-Hermione, ¿Y tú?-sonríe grandemente.
-Madison-se levanta del sofá y camina hasta las escaleras, pero se vuelve hacia mí-¿Quieres conocer mi cuarto?
-Claro-camino a su lado, ella no deja de tararear una canción infantil. La segunda planta es un pasillo enorme. Dejo que me lleve hasta una puerta rosa, ya que las demás son cafés. Se pone de puntillas para girar la perilla de la puerta y después la empuja con la mini cadera que tiene.
-Mi casa es increíble, igual que yo, así que tienes que tener cuidado cuando limpias-arrugo las cejas.
-Entendido-entro al cuarto y lo primero que me llega es un olor a colonia de bebé-Todo es tan rosa y chiquito.
-Yo no soy chiquita-gruñe cruzándose de brazos.
-Lo siento-camina hasta la mesa donde tiene hermosos dibujos pegados en un área de la pared y las sostiene unos chinches al igual que postales pequeñas. Tomo asiento en un sillón muy acolchonado y suave que ella me ofrece. Al verme cómoda, me entrega una hoja, hasta toma una para ella.
-Me encanta dibujar, es mi pasatiempo favorito-toma una pluma y un lápiz-¿Cuál es el tuyo?
-También me gusta dibujar y hacer ejercicios.
-Con razón tienes ese cuerpazo-sonrió.
-¿Y solo vive tu Papá aquí, contigo?
-Si, la familia de mi Papi, viene muy seguido. Somos muy unidos los dos-observo su dibujo que poco a poco le va dando forma.
-¿Tienes Mamá?-bufa sin dejar de ver su creación.
-Si tengo, pero no la conozco-una sensación de lástima me invade-Pero soy muy feliz con mi Papá.
-Lo amas mucho, ¿No?-me ve con una mirada graciosa.
-Solo cuando no está amargado-suelto una risa con eso. Arruga el ceño y me quita mi hoja-Ya veo que no quieres dibujar, voy a escribir mi nombre completo en está hoja tan blanca-intento no reírme por la trompa que hace al escribir. Creo que me voy a llevar bien con ella-Listo-tomo la hoja y empiezo a leer, "Madison Walsh Golubev" Pelo los ojos como platos. Leo los apellidos hasta tres veces más, pero el miedo se apodera de mí y no puedo evitar levantarme de la silla, la dejo ahí sola, hasta intento salir, pero la pequeñita se me atraviesa con seriedad.
-¿Pasa algo?-niego observándola atentamente, es la misma copia, ¿Cómo no me di cuenta? Mi corazón palpita muy rápido y el pánico no me deja hablar bien-¿No te gusto algo, te vas a ir?-su mirada recae.
-No, no pequeña-me pongo de cuclillas hasta llegar a su altura-Eres una niña muy hermosa y también inteligente, pero no le caigo bien a tu Papá.
-Pero tu si me caes bien, te va a dejar trabajar en mi casa, porque siempre me consiente mucho-solo me da tiempo de incorporarme nuevamente, ya que la puerta se abre, revelándome al hombre que deje hace años.
HARMONY
Voto el cigarro, es como un chicle, pierde el sabor y se tira porque no sabe igual. Si mi hermana me viera haciendo esto, estaría muy decepcionada, pero es la única cosa con la que me logro relajar. Ser estudiante y tener una vida difícil, no es buena combinación. Camino hasta el área de piscinas para recibir mi clase de natación, tengo días de no venir, pero las tareas que me dejan, son una cantidad demasiado exagerada, por día van siendo maso menos 2 de cada materia.
-Señorita Golubev-aprieto los parpados cuando escucho al entrenador de espaldas. Tomo una bocanada de aire y me doy la vuelta con una sonrisa bulliciosa.
-Hola Profe-conecto mi mirada con él hombre que me observa con seriedad, la mirada tan intensa que tiene tampoco ayuda.
-Tienes una semana completa de no asistir a clases Harmony-bajo la mirada.
-Lo siento, he tenido unos días difíciles-juego con mis manos-Lo más probable es que no asista más a sus clases, el colegio se me está complicando mucho.
-Pero tienes una beca que muchos desearían tener-el entrenador es un hombre joven como de 28 años y tiene 4 años de ser mi profesor, desde que entre a séptimo de secundaria, ha sido un excelente maestro.
-Yo lo sé, pero si sigo así, voy a entrar en una depresión-observa a los estudiantes que terminan de prepararsen para empezar a nadar. Se acerca hasta llegar a mi lado, es algo alto.
-Intente esforzarse más y si realmente, ve que la cosa se complica...-forma un mohín-Entonces hablamos para ayudarte con un horario menos agotador-le muestro una sonrisa.
-Está bien.
-Apresúrese ya casi empezamos-me anima señalando a mis compañeros que están por entrar en la piscina. Abro mi casillero, donde guardo siempre el traje de baño entero que tengo que ponerme, los tapones para los oídos, me pongo también las gafas, tomo la toalla, junto con los calcetines de látex y ato mi cabello en un moño, para ponerme el gorrito. Salgo en carrera y me posiciono entre las filas, donde esperan los demás-Bien jóvenes, empezamos con un calentamiento, van y se devuelven diez veces-suena el silbato, todos brincamos hacia el agua y me sumerjo, haciendo lo que más me gusta. Esto me relaja, porque cada impacto y choque de mis pies con el agua, descarga en mí, miles de sensaciones que me distraen un rato.
Los calentamientos no suelen ser carreras, pero cuando tenemos que realizarlas, tiene que ser en un tiempo récord y si no se hace correctamente, tienes que salir del agua, es como quedar eliminado. Soy una de las mejores nadadoras, sin contar a un chico que es el flash del grupo. Después del entrenamiento, realizamos unos juegos y lo agradezco, la clase fue un poco relajada. La sudadera que me pongo, me calienta un poco porque con el frío que tengo después de bañarme, es un éxito. Cuando finalizo mi vestimenta, me despido de mis compañeros y tomo mi bolso para ir a la salida del lugar.
En el camino voy viendo hacia todo lado. Hace meses siento una mirada que no me deja tranquila y la hora no me favorece, así que camino rápido. Me siento tan cansada que ya estoy un poco mareada de tanta cosa. Mi corazón late al mil, porque esa presencia extraña me trauma.
-Harmony-me halan del brazo, pego un grito, logrando que mi mochila caiga al suelo-Hey, ¿Qué te pasa?-las lágrimas se resbalan de mis ojos, pero no pienso decirle nada, no quiero que piensen de que estoy loca.
-Suélteme-le pido cuando me tiene agarrada del brazo, el solo rueda los ojos.
-Ya dejé de comportarse así conmigo-me hala de la cadera.
-Lo más probable es que la otra lo esté esperando-intento empujarlo lejos de mí.
-Es cierto, me viste en una situación horrible, pero ya te dije que...
-No te creo.
-Siempre hemos sabido que te tiene envidia-Matt nunca me ha sido infiel o raro conmigo, pero después de que vi a esa tipa besándole, no sé si es cierto o no-Harmony, mis cosas también son tuyas, siempre andas mi teléfono, ¿En qué momento viste algo extraño? No me interesa ninguna otra.
-Eso dicen todos y déjeme, tengo muchas cosas que hacer-bloquea mi espacio para que no me vaya.
-Yo no soy todos-gruñe con molestia-Te conozco y sé que ocupas ayuda, así que...-levanta el bolso del suelo, se aleja y empieza a caminar-Vamos a tu casa a hacer esas malditas tareas-camino atrás de él, soy algo orgullosa, pero dejó escapar una sonrisa. Me siento más protegida con el chico que le llamo novio. Las malas vibras o las miradas que siempre me vigilan, siguen estando presentes, pero ya no me da miedo, camino hasta su lado y lo agarro de la mano-Deje de fumar, osino le voy a decir a tu hermana.
-Voy a intentarlo y no me amenaces con eso-pasa su brazo por mis hombros, hasta dejarme encerrada en sus brazos.
-Te estoy cuidando.
Bienvenidos a Wabi Sabi, Saga Fantasías Infernales, espero que disfruten el libro.
Está en proceso de corrección, perdón por faltas graves de ortografía, esto tiene un proceso de edición.
CHALETO
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