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Fourteen

NATASHA

En un rincón oculto, logro visualizar donde un oficial tira fuertemente a una chica rubía, ella se cubre con las manos para no golpearse la cara en el suelo. Intenta incorporarse, levanta el rostro cuando Ámbar, la mujer que más años tiene de estar aquí, le majá la mano con el pie. Estar aquí es cansado, solo sueñas con salir. Tengo 2 años aquí encerrada y es el infierno más desesperante, no se lo deseo a nadie y menos si es alguien inocente. Ella anda un gran abrigo envidiable, es blanco, de peluche y le queda como gabardina.

Yo ya sé lo que le van a hacer, por que pase por lo mismo y todas las arpías que están aquí, son unas desgraciadas, por eso me escondo, porque tengo miedo, no quiero revivir lo que me hicieron hace una semana. La rubía de rostro lindo, porque es muy bonita, le regala una mirada retadora. 

—Carne fresca—se chupa los labios. Ella es lesbiana, la única, yo por supuesto que no lo soy. La muchacha tiene aretes de plata y anillos caros, no creo que dure mucho con eso, o se lo quitan ellas o los oficiales por el espantoso uniforme que le brindan después del primer juicio. La muchacha se levanta del suelo, empieza a ignorarla, mientras ve el lugar con molestia. Se nota que estaba llorando.

—Qué rico meterle los dedos a esa mamacita—la joven la vuelve a ver. Mejor que se mantenga callada. Las enjacha, por Dios, si yo fuera ella, estuviera despavorida. Cuando llegué aquí, tenía miedo desde que pise este encierro. 

—Entrégueme el abrigo—le pide Ámbar tomando unas tijeras de la mesita. La rubia la ve con una expresión de burla. Da un paso adelante y se quita este sin rechistar. Anda un juego de pijama, que consiste en un short y una blusa—No le dio tiempo de cambiarse—se le burla en la cara—Le iba a cortar el pelo—ríe divertida—Pero sos obediente—la analiza de pies a cabeza—Qué cuerpazo, me dan ganas de...—le dice algo en el oído. Ella busca algún lugar disponible para sentarse. Pero aquí todo lo tiene que comprar. 

—¿Le hacemos algo?—sostiene Ambar de manera amenazadora. Samantha y Virginia se levantan para rodearla entre todas. Ella las ve atentamente. Abigail la agarra del pelo, dispuesta a pegarle con el puño cerrado pero ella le frena el brazo, entre todas empiezan a pegarle y arañarla. Intenta defenderse, si me meto no voy a poder ayudarle y me va a ir peor a mí. Ella se queja del dolor cuando la patean en el estomagó. Cae en el piso y le empieza a salir sangre de la nariz. El maldito guarda está de retrato, ve la escena con diversión. La golpean con intención de dejarla inconsciente, ella lucha por no dejarse pero es inútil.

—Pobrecita parece un gusano retorcido—le grita Samantha en el oído, pero ella se encuentra tan débil, que queda tirada en el suelo sin poder levantarse. Si hizo cosas indebidas se lo tiene muy merecido. La estúpida de Ámbar, huele el perfume y la observa en el piso de una manera asquerosa, pasa la lengua en el peluche de la gabardina. 

—A está tía yo me la voy a coger—promete acostándose en la cama para dormir. Siempre que lo hacen, suelo aprovechar para salir unos segundos de mi escondite, suena muy cobarde de mi parte, pero solo una persona que pasa por esto, puede entenderlo. Camino hasta la muchacha inconsciente, está llena de sangre y le rompieron la blusa, el perfume que anda, entra por mis fosas nasales, parece de los caros. La tomó de la muñeca pero ella se sobresalta retirándola bruscamente. Le pido con un dedo en los labios que guarde silencio. Me observa con desconfianza. Intento tomarla del brazo, pero me rechaza. 

—Me llamo Natasha—no parece importarle mucho, porque me quita la mirada—No soy mala, quiero ayudarte, tengo un lugar secreto para que no me pase esto, créeme que lo vas a vivir a diario si no te dejas tocar—La tristeza se le nota demasiado, parece una niña que sufre por recibir maltrato—Vamos, acompáñame—estiro mi mano. Ella ve está desconfiadamente, pero al fin, cuando me toma de la mano, la piel suave e hidratada, me hace sentir avergonzada, porque a la par de la mía, da vergüenza. La ayudó a levantarse, es muy alta, me siento enana. Ella observa mi mini escondite que consiste en el rincón de mi cama, pero no en el dormitorio, si no que en la parte del suelo, en el fondo de la celda, de otra manera si me ven en esa dura cochinada de esponja, me van a ver. Ella se sienta en el banco que le señalo, yo me siento en el suelo—¿Cómo te llamas?—arruga el ceño, no creo que me quiera contar eso a mi, después de todo soy una "Criminal, delincuente, asesina, abusadora, drogadicta, prostituta" Como quieran llamarme, yo ni sé ya quién soy—No le diré a nadie, todo este tiempo he estado sola y no confío en esas tipas—ella me observa por unos minutos. No soy bonita y me siento incómoda. 

—Me llamo Hermione—su voz es fina y suave. Le regalo una sonrisa triste. 

—Tengo dos años de estar aquí, cumplo este próximo mes, 24 años de edad y me acusan de haber asesinado a un viejo de 47 años—ella me escucha con atención—Estaba embarazada cuando entre aquí y tenía 4 meses, pero por los golpes que recibí, tuve una perdida—me cuesta decir esto último—De verdad estaba muy ilusionada, no quería que me hicieran legrado para retirar mi feto, quería morirme con mi bebé. 

—Lo siento mucho—saco el alcohol y una toalla que me queda limpia. Se las entregó para que se limpie, me agradece y empieza a retirar la sangre, suelta unos gemidos del dolor, le ayudó con todo el cuidado del mundo, ella es muy blanca. Cuando termina, empieza a frotarse los brazos, aquí hace mucho frío, pero no tengo nada para prestarle. El sostén blanco que anda, tiene que cuidarlo, por que si la ven así se lo van a quitar. 

—¿Y tú tienes hijos?—la observo. Aunque lo dudo porque con el cuerpo que se tiene, no creo que allá quedado embarazada. Ella traga grueso, baja la mirada. 

—¿Cuánto tiempo crees que me tengan aquí?—mi cara no debe de ayudar mucho. 

—Tu juicio es maso menos, en tres o dos días y depende a lo que hiciste...

—Es que yo no hice nada, ella se cayó sola por las escaleras, no fui yo—le recuerdo que guarde silencio con el dedo en mis labios. 

—¿Era una adulta mayor o un niño?—preguntó intrigada. 

—Una mujer embarazada—pelo los ojos como platos.

—No es por a huevarte pero...te están acusando de intentar asesinar a dos personas y aunque no sea cierto, puede que para este juicio, tu proceso de sentencia quede pausado durante dos meses, eso quiere decir que si después de ese tiempo, la jueza no tiene una decisión aún, puedes estar hasta dos años sin salir, no saber cuánto tiempo estarás aquí, o que lo decidan de una vez y te metan como 4 o 5 años. 

—No puede ser—solloza recostando la cabeza en la pared. ¿Para que le voy a mentir? 

—Siempre intento buscar maneras para entretenerme—intentó calmarla. Hermione se pone en posición fetal para cubrirse. Tomo la cobija de mi cama, aunque no es muy grande, la abrigo y la extiendo para cubrirnos ambas. Guardó silencio, ella ve hacia un punto fijo, no se le ven ánimos de nada. 

HERMIONE

El agua fría me hace levantarme de golpe. No levanto la mirada, solo aprieto la mandíbula de la cólera, fueron esas tipas. Ignoro lo que dicen, me quito la cobija que me dio esa muchacha. Me levanto, notando que a mi lado esta una nerviosa ¿Natalia? o ¿Cómo era? No le tomo importancia. Mi cabello quedó empapado y los golpes me tienen adolorida. Una oficial de policía se acerca con un garrote, trae a dos compañeras regordetas igual que ella. 

—Muévanse al comedor—grita golpeando el palo fuertemente en las rejas. Otra abre los portones y empiezan a halarnos del brazo. 

—Alguien se levantó salvaje—se burla la perra que me quito mi abrigo. Nos arrastran hacia lo que parece ser unas mesas de comedor. Aquí escaparse es imposible, es casi un laberinto. La vieja esa me suelta y se retiran quedándose en la entrada. Natasha se me acerca. 

—Después de la comida, tenemos 20 minutos para salir al patio, es mi parte favorita del día—hago una mueca, yo no le veo nada de interesante a esta mierda. Caminamos hacia un lugar extraño y lo único que hago es meditar lo que hace ella, tomó una bandeja y le doy una chequeada a la comida, pero el olor, me marea. Me alejo porque me entraron unas ganas de vomitar. Me apoyo en la pared, que asco, eso huele terrible. Ella se acerca con un revoltijo asqueroso que me hace vomitar en el basurero. Maldigo a mis adentros, esto no puede estarme pasando. Me limpio con el brazo. 

—Aléjese con esa cochinada.

—Eres una grosera—me dice con molestia. Me encojo de hombros, antes yo era así y si me da la gana de ser la hijueputa que era, lo voy a ser, por que ya estoy cansada de muchas cosas, lo peor fue su mirada, él no hizo nada para ayudarme, yo se que no valgo nada, pero es injusto que yo esté aquí por algo que no hice. Estuve analizando y es cierto era su hijo, debe de sentirse dolido, pero...

—Camine perra—me grita una marimacha para que me corra. Si no fuera porque aquí la gente están vengativa, le doy un buen vergazo. Camino hacia una mesa desocupada y me siento, hasta esperar a que se acabe la hora de está comida tan extraña. No es que sea malagradecida, pero de verdad huele mal, yo no puedo comer así. La chica se sienta quedando en una distancia prudente. 

—¿Te digo algo?—intenta hablar, pues tiene comida en la boca. Corro la mirada para no salir con una grosería—Intenta comer, porque esta es la única comida que tenemos—guiña un ojo hacia mi dirección—Ósea, no es que comemos esto todos los días, me refiero a que solo la comida de la mañana tenemos y una manzana que nos llevan antes de dormir, algunas veces—bufó enojada, estoy empapada. 

—Con las manzanas me basta—me veo terrible. Una oficial me ve de manera extraña, tengo la camiseta prácticamente hecha pedazos, ando un short de pijama, parezco loca.

—No te preocupes—tantea con algo de pena—La hora del baño no es mi favorita parte del día—se acerca para que nadie escuche—Me gusta bañarme, no me malinterpretes, pero tienes que hacerlo al frente de todas, mudarte junto con las demás y sabiendo que la principal es lesbiana, es terrible, a mi me hicieron algo y desde ese día intentó esconderme, pero gracias a ti, encontraron mi escondite. 

—¿Disculpa?

—Te estaban buscando, andaban diciendo "¿Donde está la nueva?" Y se pusieron a buscar y buscar, solo mírate—me señala para que me vea, pero no lo hago porque ya es suficiente humillación—Nos levantaron con agua fría. 

—¿A que hora se acaba esta mierda?—preguntó malhumoradamente. 

—Tenemos un rato para ir al patio a jugar básquet u otras cosas y luego nos bañamos, para que nos lleven nuevamente al encierro—observo a mi alrededor, las mujeres no dejan de verme, unas se besuquean, otras pelean por estupideces y el escándalo tan fuerte, me tiene más mareada de lo que estoy. ¿Por qué me fui por las escaleras? pude haberme ido directamente a la sala y dejarla sola. Me arrepiento de muchas cosas y no entiendo siquiera, ¿Cómo cayó esa mujer si yo ni la toque? Según yo, iba a pasar una semana al lado de Maddy para que se despejara, no me imagine que me encerraran aquí, eso no lo vi venir. Desearía poder hablar con mi Mamá, decirle lo mucho que la extraño, ver los partidos con mi Papá e incluso extraño que me regañarán y castigarán por mis rebeldías, que tuviera a mi hermanita en estos momentos, cuidarla, decirle que todo va a estar bien. Mi Abuela de alguna manera debe de sentirse feliz de que ya no le voy a dar más cóleras, pero si las extraño, quiero salir de aquí y cuando lo haga, ahora si me voy alejar de esa gente, por que me hacen daño, quieren enviarme al lugar donde quise huir, pero yo he intentado cambiar estos años y solo me dicen en la cara que soy la misma, ¿Por que apareció? Por poco ¿Por qué no se murió? Me alejo de mis pensamientos cuando un policía me hace levantada del brazo. 

—¿Está sorda? Lárguese con sus compañeras antes de que la vaya a encerrar otra vez—me libero bruscamente de ese agarre. 

—Váyase a la mierda y tenga maneras para hablar—me voy hacia el lugar mencionado, echando humo por las orejas de la cólera que me manejo. Tienen bancas, gente jugando los juegos que me mencionó Natalia o Natasha, como se llame. Optó por sentarme en las bancas, el fuerte sol golpea mi piel, pero no me quito de aquí, porque en ese encierro oscuro, lo que uno más anhela es ver la luz.

—No sé tu pero...—se sienta de golpe en la banca, me muerdo la lengua, que mujer más imperativa—A veces me gusta lavar los platos de la cocina, es mejor que lavarle los pies a los policías—pelo los ojos.

—¿Por qué me dices eso?—me regala una sonrisa, para a continuación acostarse en mis regazos—Necesito ir al baño—pone la palma de su mano en mi cara.

—Tienes que pagar—intento quitarla.

—Joder Natalia, que rarita sos—ella se levanta quedando sentada.

—Es la verdad, aquí tienes que pagar para todo, solo la comida, la hora de bañarse y salir en la mañana media hora, es gratis—me desordenó el pelo, necesito mucha paciencia—Para tener tu propia cama, tienes que pagar, para el aseo en el encierro también, para usar tu propia ropa se necesita una gran suma de dinero al mes, además de pagar para hacer una llamada a una persona, pero solo dura 20 minutos y pueden visitarla dos veces a la semana. 

—¿Ósea puedo hacer una llamada ahora mismo?

—Tú no puedes, porque tu juicio es mañana, depende a lo que diga la jueza. No se sabe por cuánto tiempo estarás aquí y además si no tienes dinero, nada de llamadas—genial. No sé cuantos años voy a estar tras las rejas, pero si se algo, a Madison la voy a tener pendiente siempre, nunca más la voy a olvidar y el día que salga, va a ser para despedirme de ella como tiene que ser. 

HARMONY

Doy vueltas en mi lugar, ¿Por qué Hermione no llega? Dijo en el mensaje que iba a regresar. Recibo una llamada entrante, mi Abuela contesta de inmediato poniendo en alta voz lo que sea que va a decir está muchacha. 

—Me tenía preocupada mujer, casi me da un infarto—regaña Lita con enojo—A la próxima, quiero detalles y explicaciones por su irresponsabilidad de desaparecer—no recibimos respuesta. 

—¿Hermione?—la llamó para que diga algo. 

—Hola Abuela, hola Harmony—es Aydan, no me lo esperaba.

—Muñeco ¿Cómo estás? Me alegro que nos llames.

—No muy bien—se escucha ¿Enojado o triste? 

—¿Mi nieta se encuentra bien, es Hermione o Madison?—pregunta mi Abuela con desesperación. 

—Madison está bien, no te preocupes—intenta buscar una manera de decirnos algo, pero no lo suelta—Hermione vino antier en la noche a buscarme por que Uma le dijo que fuera a verme para un asunto urgente que se nos presentó, al final ella se quedó en la casa porque era muy tarde para que se fuera a esas altas horas de la noche y...—respira fuertemente, puedo jurar que está demasiado estresado—Ayer en el desayuno, estábamos mi pareja, mis hermanas y Madison junto con ella en la mesa, no sé qué paso, Hermione se fue hacia la segunda planta y por razones que desconozco mi novia también, se pusieron a pelear, estaban en la segunda planta, su nieta la empujo y ella cayó por las escaleras, está mal en el hospital, mi suegra la denunció...

—¿Cómo?—grita mi abuela, le pido que se siente, retiro el celular. 

—Pero Aydan, yo no creo que mi hermana allá hecho tal cosa—recibo silencio de su parte—Está bien yo se que ahorita las cosas entre ustedes dos no están bien, soy consciente de muchas cosas, pero, Hermione no es así, ya no. 

—Por favor Aydan di algo—llora mi Abuela con temor. 

—Ella estaba embarazada por eso la acusan de algo grabé—me quedo estática, ¿Estaba? 

—Aydan, lo siento mucho, de verdad, yo, nosotras...—intentó hablar pero solo logro enredarme con mis propias palabras, me suelto a llorar—Lo lamento de verdad, lo siento mucho—sollozo, él no dice nada—Se que probablemente mi hermana tenga merecido estar en ese lugar, conozco el daño que te a hecho, pero de verdad creí que ella había cambiado, quise creer en ella, eres muy fuerte Aydan, no pierdas nunca tu manera de ser por una persona—caigo en el suelo con el llanto consumiéndome, ¿Por qué Hermione? 

—Yo—continua—No te preocupes, mañana es el juicio y pueden estar presentes, después de eso, les asignan dos días a la semana o al mes para que la vayan a ver—no escucho emoción al decir que mi hermana va a quedarse allí encerrada, de hecho se que debe de sentirse triste por nosotras, por mi Abuela y yo. 

—Gracias—susurro—Adiós—estoy por cortar la llamada, pero él no lo hace y yo tampoco quiero hacerlo, Aydan es y siempre a sido un gran cuñado y desearía que nada de esto estuviera pasando.

UMA

En la mesa todos comemos en silencio, mi hermano se sienta también, desearía saber qué pasa ahorita por esa cabeza. La mayoría están felices por lo que pasó en el hospital, primero porque Madison está con nosotros y medio come viendo a todos con intriga. Segundo por que encerraron a esa mujer donde "Pertenece" Tengo que admitir que creí que había cambiado, no estoy un cien por ciento feliz, después de todo y aunque duela decirlo, es la Mamá de Madison. Ulises se ve normal y tranquilo, mi Mamá y Astrid están más felices de lo normal, pues llame a mi Abuela y les dije que diera la noticia a todos antes de que llegáramos con Madison, si ella se entera de esto, se va a poner muy mal. En fin mi Papá y todos, se ven satisfechos ya que dice que es el lugar donde esa mujer pertenece.

Por otro lado, si hablo de Aydan, es que ¿Por qué los hombres son tan evidentes? Por Dios. No sé ve para nada feliz y tiene razón, el bebé de esa retorcida también es de él, pero mi hermano están estúpido, busca a otra peor que la primera, una loca y la otra demente. El comparte miradas conmigo y sé que quiere desahogarse, lo conozco demasiado. Mamá lo ve y sabe que no está bien porque juega con la comida sin siquiera comerla. 

—Papá—lo llama Madison, más de uno sonríe, es que es inevitable—Ya no quiero comer más.

—Bueno, se comió la mitad de la comida—defiende mi Mamá para que Aydan no la regañe. Este la deja porque no le queda de otra cuando mi Abuela retira el plato.

—¿Por qué están tan felices?—sonríe la pequeñita viendo a todos. Yo no estoy ni triste y tampoco feliz, pero no puedo decir lo mismo de mi hermano, sabe que Madison no está bien y perdió un bebé, pero aparte de eso, aún pienso que yo me estoy engañando, se que pasa algo más. 

—Por nada Madison—contesta Aydan de mala gana. Todos en la mesa le dan una mala mirada, a veces es muy grosero. 

—Princesa ¿Por qué no vas a jugar con tus primitos?—la anima Laura. Mis sobrinos empiezan a brincar felices. 

—Vamos Malí—le dice Gael jalándola del brazo. 

—Es Maddy no Malí—le corrige Bryan. Madison se baja feliz y se pone a correr hacia la habitación de juegos junto con ellos. 

—Con cuidado Madison—le advierte Aydan con el ceño fruncido. 

—Ya déjale, no seas pesado—dice mi abuela. 

—Nunca me había sentido tan feliz—sonríe de oreja a oreja mi hermana. Aydan no dice nada.

—Mi amor siento mucho lo de tu bebé, pero ¿Ya vez que esa maldita no se salió con la suya?—anima mi Mamá comiendo un pedazo de pollo.  

—En mi opinión, el objetivo de esa mujer era que pasara esto, que nunca pudiera conocer a mi nieto—se queja Papá con algo de tristeza. 

—Se lo tiene merecido—sigue Astrid. 

—¿Por qué hablan tanto de ella y le prestan tanta atención, si ni siquiera se la soportan?—se irrita Aydan levantándose de la mesa—Ya superen el tema y mejor preocúpense por el juicio de mañana. 

—Falta el postre—intenta que se quede. 

—No Mamá gracias, Madison no puede estar comiendo eso—la manera de hablar es fría y directa, se va al segundo piso. En la mesa se forma un silencio incómodo. Les doy un saludo militar colocando la mano en mi frente, me levanto de la mesa y subo las escaleras. Abro la antigua habitación de Aydan.

—¿Qué pasa?—me tiro en el lado vacío de la cama. 

—Nada—contesta secamente.

—¿Qué piensas de todo lo que pasó? Y quiero sinceridad—le aclaro antes de que me mienta. Los ojos verdes me ven atentamente, acuesta la cabeza en mis piernas. 

—No quiero que le pase nada malo a Madison—juego con su cabello castaño, mientras lo escucho—No quiero ningún trasplante de médula, quiero huirle a eso, por que está muy pequeñita y los riesgos me atormentan, ¿Y si lo rechaza?—tomó una bocanada de aire. 

—Yo siento que es muy pronto para eso, mejor esperemos y mientras tanto...—suspiro haciendo que mi fleco se corra hacia un solo lado—Sigamos con el tratamiento, es normal que de vez en cuando ella no se sienta bien, esta empezando. 

—Desearía tenerlo yo y no ella—ruedo los ojos. 

—Madison no podría vivir sin ti y lo sabes. 

—Pero a veces siento que no soy el Papá que ella necesita, creo que mejor no escucho a nadie cuando critican a Hermione, si yo seguro soy igual. 

—Te pasas literalmente—sueno muy disgustada, pero es la verdad, es bien estúpido—Eres un gran Papá y ella lo sabe, es obvio que no la vas a entender en muchas cosas porque ella es una mujer y tiene maneras de pensar muy diferentes a las tuyas. 

—Va a llegar un momento en que va a crecer y aunque yo no quiera que eso pase, va a suceder y le tengo pavor a la adolescencia.

—Apenas tiene 6 años Aydan—le reprendo. 

—Ajá y el tiempo se pasa volando, solo mira en diciembre cumple los 7 años—que terco—Ella no lo ve ahorita, pero va a llegar un momento en el que va a empezar a sentirse incómoda, pues soy un hombre es normal y frustrante. 

—A veces eres rarito. 

—Y la otra diciendo que el chamaco que le coquetea, es solo un amigo—quedó descolocada con eso—Todo empieza así. 

—Aydan, tu hija tiene que sentir apoyo de tu parte, eres su mitad Mamá y mitad Papá. 

—Me siento gay cuando hablas así—suelto una carcajada. 

—Mira—me muerdo el piercing del labio para pensar bien lo que le voy a decir—Cuando ella empiece a sentirse incomoda porque tú estas en su cuarto cuando se está cambiando, no tienes que sentir raro, dile desde ya que cuando no le guste algo, te lo diga—él se queda con la mirada en el techo, como analizando lo que le estoy diciendo. Pero me espabilo y arrugó el ceño—¿Y por qué de manera tan repentina vienes a pedirme consejos de pubertad?

—Porque la semana pasada, se metió al baño y no salía, entonces yo me preocupe, la empecé a llamar y no me contestaba, tuve que entrar, ella se tapo, me dijo que ocurría algo, no quería decirme—me vuelve a ver—Al final me enseño que tenía sangre y también dijo que le daba vergüenza decirme eso, yo tuve que mentir y decirle que era normal.  

—Eres tan tierno—lo molesto—Aunque yo creo que tu estabas más preocupado por el sangrado, que por la vergüenza de Madison. 

—Por eso la interné en el hospital—se frota con los dedos, el puente de la nariz—Ninguna niña de ocho años para abajo, puede botar sangre tan pequeña, a partir de los diez empiezan a menstruar. 

—Si tu eres experto en todo lo relacionado con mujeres, las ves prácticamente a diario, estudias y examinas los órganos femeninos de una chica, ¿Por que sientes raro con Madison?

—Porque es mi hija—buen punto—Mi vida dio un giro de 90 grados cuando me tocó aprender muchas cosas que no sabía ni siquiera siendo ginecólogo—no sé, pero hablar de esto con mi hermano, es divertido. 

—¿Cosas como qué? 

—Qué venga a buscarme para que la peine, que la ayude a bañarse, cambiar pañales, jugar con muñecas—me río con eso—Cuál outfit es el indicado, hacer tareas, pintarle las uñas, vestirme de príncipe... 

—Pero eso son cosas que hacen los Papás.

—Terrible.

—¿Admite que es divertido? 

—Claro que no.

—Aparte de eso ¿Qué más pasa por tu cabeza?—pareciera que está dudando en decirme algo o miedo a que lo vaya a juzgar por algo o burlarme—¿Es Hermione?—me quita la mirada. 

—Es que fue algo muy raro—nos quedamos en silencio por unos segundos. 

—¿Sabes una cosa? Voy a decir lo que siento y lo que pienso, si tu quieres, lo compartes también—me acomodo bien—Ella no es ni la mitad de lo que era antes y eso que dice Iclal, es mentira—su asentimiento me deja muy en claro que tenemos que averigüar, ¿Qué fue lo que realmente pasó? 

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CHALETO

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