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Four

HERMIONE

Después de haber terminado de limpiar todo y haber finalizado con la comida, estoy admirando el vestido volado que se puso Maddy junto con las zapatillas.

—Es del mismo color que el tuyo, solo me falta el moño—Aydan se fue hace un rato a la oficina...pero no se me olvida lo que me dijo "Te estoy vigilando desde allá" Veo disimuladamente la cámara. Me siento incómoda tal vez en estos momentos lo esté haciendo y Maddy está hablándome cada cinco segundos—¿Me estás escuchando?

—Si perdón es que estaba pensando en...creo que me falta algo de la casa—le hablo lo más cortante posible mientras acomodo la mesa.

—Te dije si ¿Me ayudas a peinarme?—respiro profundo, ¿Por qué me complicas tanto las cosas criatura?

—¿Por qué no te quedas así? Te ves muy linda—hablo sin verla, se acerca con pasos grandes hacia mí.

—¿Oye qué te pasa?—me dice con el ceño fruncido.

—Nada solo estoy algo ocupada—arruga las cejas.

—Ya veo—se va para el cuarto cerrando con un fuerte golpe la puerta, preocupada trato de acercarme, pero esas malditas cámaras. Tal vez piense que no quiero peinarla, pero es lo mejor, un pequeño berrinche de ella, me puede costar el trabajo por culpa del idiota que se mantiene en el último piso de la casa.

Sigo con lo mío, pero el sonido del timbre me eriza la piel, fijo y son ellos. Veo la hora 2:30 de la tarde. Maddy sale del cuarto brincando feliz junto con Aydan que viene bien vestido bajando las escaleras, me voy para la cocina, esto va a ser una tortura. Cómo la casa es tan grande se escucha el eco de las personas que entran, yo no sé por qué tienen estas costumbres de versen una vez a la semana todos los Walsh, sé que para el mismo Aydan no es nada agradable que su familia se sienta incómoda una vez y yo salga de la cocina. Si me dicen algo estoy preparada para recibirlo después de todo tienen razón.

Trata de calmarte, vamos Hermione no seas cobarde, sal y da la cara.

Preparo las botellas de vino, voy a necesitar contar personas para la cantidad de copas que necesito. Salgo de la cocina llamando la atención de unas primeras miradas, el ruido que había se disminuye y los que estaban riendo dejaron de hacerlo, me siento ridícula.

—Buenas tardes—hablo tragándome la vergüenza y las ganas de desaparecer que tengo en estos momentos. Ulises el hermano mayor de Aydan se queda en un estado de shock, Uma me observa con el ceño fruncido y Astrid...

—¿Qué hace esta muj...

—Madison—habla Ulises entre dientes para que se calle, todos en la sala ven a la pequeña que se queda viendo el comportamiento del tío.

—¿Tío por qué dices mi nombre así?

—Por nada—sonríe, la Abuela de Aydan y los Papás me observan con enojo, mantengo mi mentón en alto y dispongo de seriedad, no quiero verme con una cara de pobrecita.

—No quise interrumpir—hablo con una voz silenciosa pero lo suficientemente fuerte para que me escuchen—Vine a servirles su vino y claro cuando quieran cenar, me lo informan—Aydan se mantiene serio en la mesa al lado de la señora Collins que lo ve disimuladamente esperando una respuesta, pero este solo se dispone a ignorar, Iclal está de metiche al lado del Papá de Aydan—Con permiso—me devuelvo a la cocina, en estos momentos es donde odio el sonido escandaloso de los tacones, respiro profundo y tomó las copas, son como 20 personas en total.

—Dame unas—Uma se aparece con un semblante de seriedad, ella es idéntica a Ulises, en realidad los cuatro se parecen, pero Aydan se parece más a la odiosa de Astrid que nunca logre llevarme bien con esa muchacha, Uma es todo lo contrario a ella, solíamos ser uña y mugre.

—No te preocupes, es mi trabajo—las toma ignorando completamente lo que le dije, mientras las acomoda y toma las botellas, noto sus cambios, se ve más madura, ella es de mi edad—En serio yo lo voy a se...

—Cállate porque no me alegra mucho tu presencia—toma la mitad y yo hago lo mismo—Vamos—se va caminando hacia la sala, ella es de cabello corto, por los hombros y negro idéntico al de la señora Collins, un poquito más bajita que yo y lleva un pantalón ancho que le hace juego con una blusa manga larga, ella es sencilla de vestirse, junto con los finos y perfectamente limpios lentes que lleva, la hacen ver muy elegante. Anda con tenis blancas y tiene los ojos azules de la señora Collins, todos siguen hablando mientras yo camino hasta la mesa y dejo todas las copas junto con las botellas.

—Tráeme otro vino que no sea ese—esa hijueputa Iclal se cree tan importante.

—Pues te quedas con ese, porque es el que vamos a tomar y el favorito de mi Papá—le aclara Uma viéndola de pies a cabeza con desprecio, la rubia se devuelve rodando los ojos y sentándose al lado de Aydan que está hablando con sus parientes. Se acerca una mujer de ojos celestes, no sé si son lentes de contacto pero que cosa más bella y de cabello entre medio pelirrojo y castaño claro, muy fina, aparenta unos 28 años.

—¿Tú eres la sirvienta de la casa?—me pregunta sorprendida.

—Si, Hermione un gusto.

—Ella es Laura, esposa de Ulises y madre de mis sobrinos—contesta Uma orgullosa.

—Es un gusto también para mí—se ríe mientras me ofrece un saludo con la mano, encantada hago lo mismo—Creí que eras tú la pareja de Aydan—me dice haciendo una mueca mientras ve a Iclal de entrometida en la conversación que están teniendo.

—No ella es solo la empleada—se aparece Astrid—La asquerosa rata, la pesadilla andante y la idiota que no me explico qué hace aquí y si no fuera porque mi sobrina está cerca, te echo de la casa despedazándote las greñas.

—Si gustas hacer eso, no voy hacer nada para no dejarme Astrid, pero no ahorita porque no es el momento ni la hora y Madison es muy atenta, todo lo escucha, prefiero evitar problemas—le sonrió de una manera descarada, Ulises no se acerca, solo me ve con la rabia reflejada en su rostro, a ese le tengo algo de miedo, más que es el mayor, luego Aydan, Uma y Astrid. Maddy se acerca, pero me ignora, sigue molesta lo sé.

—Tía tengo una tarea de unas manualidades, mi Papá me ayuda siempre, pero en eso es malísimo y a Hermione no le voy a decir porque estoy enojada con ella.

—¿Ah sí y por qué?—sonríe Uma.

—No me quiso peinar hoy.

—Tiene muchas cosas que hacer ¿No crees?—le pregunta mientras la alza.

—Si—asiente. 

—Tengo hambre—se queja un niño un poquito más pequeño que Madison, creo que es de Ulises porque me acuerdo que cuando estaba más joven era idéntico a la miniatura que tiene un juguete de Toy Story en la mano.

—Yo me retiro—le digo a Uma y hago lo mismo con Laura, sacó las lasañas, los platos de ensaladas y acomodo las cucharas en la mesa. Colocó toda la comida en el centro de la gran mesa y las pinzas. Ya están las servilletas, los vasos en su lugar, contando los platos más pequeños para los dos bebés de Laura y Ulises, no son gemelos porque uno tiene como 2 y el otro 5 o 6 años. Cuento a Madison entre los niños y creo que solo serian ellos, cuando terminó todo, se empiezan a organizar en la mesa, Aydan está tan serio que da miedo, estoy por retirarme para no estorbar, pero...

—Tú—me señala la abuela de Aydan.

—¿Si?—Abdón el Papá de Aydan, le hace una cara a doña Marta, queriendo seguro advertirle algo a su Mamá.

—Ven acá—me ordena enojada, trago grueso y me acerco con una distancia prudente—Suéltate el moño Hermione—está señora es un amor, pero enojada mejor cállese. Me halo la dona dejando que mi largo cabello caiga por toda mi espalda, a Marta no le gusta que me amarre el pelo, no sé por qué—Te salvas que tienes ese fleco, porque te ves muy pálida chamaca ¿O me equivoco?—me ve esperando una respuesta ¿Estoy pálida?

—Mamá—reclama el señor Abdón y esta no tarda en amenazar con la mirada para que se calle.

—Sírveme—menciona señalándome el plato vacío.

—Con permiso—hablo ayudándole a la señora que decidió que yo le sirva la comida, ella misma puede comer a su gusto. La mirada de todos en la mesa me incómoda, pero la de Aydan es lo peor—Listo.

—Y no he dicho que te fueras—me devuelvo—Siéntate—pelo los ojos como platos, ¿Está señora está loca? Aydan se está tragando la cólera lo conozco, Abdón come enojado, Collins niega con la cabeza, Astrid me acribilla solo con la mirada, Uma está normal y si pudiera reírmele en la cara a Iclal sería lo mejor, esa metiche se cree mucho, Maddy está al lado de Aydan que me sonríe y Laura se mantiene feliz al lado de Ulises que está serio junto con sus dos niños que solo se concentran en comer. Con doña Marta, nadie opina nada. Me siento al lado de la mujer que prueba lo que le serví de una manera que no logro leer—Vas a comer, porque aunque seas empleada o no, eres un ser humano igual que todos los que están aquí y fui una excelente doctora como para no saber que tu semblante no es normal, no te alimentas bien ¿O me equivoco?—mientras no sea bruja todo bien.

—No—le contesto antes de que me reclame.

—Perfecto—todos comen en silencio mientras pruebo lo que prepare, creo que no está para nada mal—¿Bryan cómo te está yendo en el kínder?—el hermoso niño de ojos azules como los de Ulises levanta la mirada hasta donde su abuela.

—Bien...ya estoy aprendiendo a leer.

—¿Y Gael qué pasa haciendo todo el día?

—Yo paso comiendo todo el día—le dice Laura y el pequeño la repite sacándole una sonrisa de oreja a oreja a la señora que tengo al lado.

—Maddy ¿Cómo te va en la quimioterapia?—el pollo que estaba a punto de comer, queda guindado y dejó el tenedor en el plato.

¿Qué?

Siento la mirada de Aydan en mi.

¿Esto es una broma no?

La cabeza me da vueltas...

Esas pastillas, por Dios, se pone fatal cuando se enoja...espero que no sea lo que estoy pensando.

—Bien, aunque a veces si me siento mal y con un poco de dolor, pero ya me acostumbré—mi cara debe de ser un poema completo, se me quito nuevamente el hambre.

—Cambiando de tema yo tengo algo muy importante que decir...

¿Quimioterapia?

Iclal habla y habla, mientras que yo trato de analizar eso

¿Qué?

—Después de todo lo que he convivido con Aydan y todo este tiempo que he compartido con él...tengo que decirles que...—se acerca hasta donde él está, mientras él se concentra en Maddy que juega con el pollo—Estoy embarazada—un vacío me hace cerrar los ojos.

NO

El golpe de una silla cayéndose en el suelo me obliga abrirlos.

—No bromees—le grita Madison—Eso es mentira—sale corriendo desapareciendo por las escaleras, todos en la mesa están tan atónitos que me levantó para seguirla, a la mierda lo que piense Aydan, mientras corro para alcanzarla me atravieso en la puerta cerrándola después de entrar—Eso es mentira—se tira al suelo.

—Maddy tranquila—las lágrimas me empiezan a bajar empapándomen el rostro, saber que esa mujer está embarazada fue horrible, pero que mi hija tenga lo que no quiero decir es lo peor—No te pongas así.

—Yo a esa mujer no la quiero—grita pataleando, la alzo en mis brazos y la abrazo.

—Tranquila ¿Sí? No es bueno que te pongas así, nos preocupas—le acarició la cabeza consiguiendo que se acorruqué en mi pecho—¿Por qué tomas pastillas?

—Tengo cáncer—me muerdo la lengua, esto duele demasiado, sentir esto en mi pecho duele mucho—Tengo leucemia...pero eso no me importa, yo no quiero tener hermanos de esa familia—me quedo viéndola mientras cierra los ojos—¿Tú crees que mi Papá me deje de querer?—me apresuro a buscar su carita y la toma entre mis manos.

—No Maddy jamás, piense lo que quiera menos eso, porque él te ama más que a nadie en este mundo y si tuviera que matar a alguien para cuidarte lo va a ser—le digo acariciándole el pelo—Él te ama mucho no lo olvides—me quedo abrazándola mientras se queda dormida en mis brazos, esto duele demasiado, ella está embarazada y mi hija tan pequeña no merece tener esto, desearía poder decirle que yo también la amo demasiado, pero tengo que respetar los límites. Sentirla en mis brazos me hace sentir tan ¿Feliz?

Pero esto no dura mucho porque la puerta se abre, es Aydan y se ve fatal e incluso se acerca estresado.

—¿Hace cuanto se durmió?—el tono que usa es de molestia revuelto con la poca paciencia que se le ve.

—Hace unos minutos—trato de ver cómo la dejó en la cama, pero me tiene muy agarrada del brazo—¿Por qué no me dijiste nada de esto?—veo las pastillas.

—¿A ti que te importa?—la acuesto en la almohada lentamente y le echo la cobija—No sé para qué viene si le dije que...

—No seas imprudente, nos puede escuchar, vamos afuera—lo halo del brazo para que me siga y me voy a la mesa a recoger todo, dándome cuenta que se retiraron, al menos se comieron todo. Tomo el plato pero Aydan me lo quita de la mano, me apoyo en la pared cruzándome de brazos—Ya sé que hice mal, pero ella lo necesitaba—se acerca quedando cara a cara conmigo.

—Odio que se meta en lo que no le importa, lo que ella haga o tenga, es cosa mía y no le incumbe.

—Aydan no quería que se pusiera peor por la gran idea de tu novia de divulgar eso al frente de ella y por cierto felicidades—asiento con la cabeza—Espero y siempre sigas siendo el gran Papá que eres, sé que tu nuevo bebé que viene en camino va a ser muy afortunado—estoy por irme, pero me bloquea el paso.

—Deje de fingir que lloras por algo que no te interesa—suspiro.

—Aydan—trago grueso—No soy de hielo, no soy una roca y me duele ver a una niña tan pequeña con una mierda que ella no merece cargar, puedo alejarme, pero si eso la afecta a ella no cuentes conmigo para que lo haga.

—¿Cuál es tu maldito problema?—me grita alterándome más.

—¿Lo que te preocupa es que se dé cuenta?—se queda callado—¿Eso es? Porque de mi boca nunca va a salir nada, no tengo el derecho de hacer eso, reconozco lo que hice, que yo allá vuelto aquí ya es cosa de...no sé, no tenía ni la menor idea, no sé si crees en la casualidad o algo de esas cosas, pero enserio lo único que Teresa hizo fue darme esta dirección y ni siquiera me había dado cuenta, osino hubiera evitado que me viera.

—Pudiste llamar, estaban los números de teléfono, eso no es excusa, me da tanto...—se pasa las manos por la cara—Me da tanto asco que mi hija la quiera tanto—sus gritos me humedece los ojos—No vale ni un cinco, me arrepiento de absolutamente todo lo que hice con usted, de lo que venga de su parte para mí, es solamente basura, lo único bello de esto fue Madison pero tu das...—se calla de golpe—Yo ya no sé qué esperar de usted, tal vez que un maldito día trabajando y yo no este, le ponga la mano encima y quiera hacerle daño, porque es tan poca cosa que nunca le va a importar lo que tenga o le pase a mi hija—me seco con las manos las lágrimas.

—Piense lo que quiera, deporci como tú mismo lo dijiste, yo no valgo nada, no me interesa lo que me pase, estoy aquí por las personas que me esperan en la casa de otra manera ya te hubiera hecho el favor de pegarme un tiro.

—¿Desde cuándo te importa tu familia? No seas ingenua que me da pena ajena.

—Los años muchas veces te cambian y me alegro no ser la misma de antes—me acerco quedando muy cerca de su cara—Nunca le voy a decir lo que no soy, en eso quédate tranquilo, porque yo...—resoplo—Nunca aprendí a ser lo que tu si eres y lo que posiblemente Iclal va a ser de Madison—contempló los ojos verdes—Yo voy a convencer a tu hija para que quiera a la madre de tu nuevo bebé—me encojo de hombros—Ella necesita a una persona que sea su amiga y que la quiera de verdad—dudo que esa Iclal tenga algo de interés en Maddy pero ok—Y después de eso, ella me va a olvidar, se va a encariñar con esa y luego me voy a ir hasta del país, que es lo que tú quieres—se queda callado retándome con la mirada.

—Lárguese de mi casa.

—Tengo que limpiar.

—Tenga está mierda que a la próxima y haga escándalo tan temprano, la hecho de mi casa—tira las llaves en la mesa—A ver si al menos sabe abrir la puerta.

—Con permiso—contestó con la voz entrecortada, es un idiota, enreda la teni con mi tacón haciendo que me agarre de sus fuertes brazos, se acerca a mi oreja sin dejarme reaccionar.

—Te detesto—me suelta con brusquedad, tomo las llaves para salir de esa casa, caminó hasta el parque y le marco a él, necesito distraerme o voy a volverme loca. Con manos temblorosas busco el número de teléfono. 

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CHALETO

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