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Eleven

HERMIONE


Dos semanas de no saber nada de los Walsh, semanas horribles de no saber sobre la existencia de Kay, ya envié currículos para nuevos trabajos y he recibido algunas propuestas para salones de uñas, pero no sé qué me pasa, yo debería estar empezando a trabajar, no les he contestado nada, mi hermana y mi Abuela, no han querido hablarme.

Tomo de mi té para intentar relajarme, son las diez de la noche, navegó hacia el contacto de Kay, está en línea, quiero escribirle, pero siento que no es el momento ni la hora, cierro la laptop de mala gana.

Cuando te acostumbras a algo o a alguien es tan difícil dejarlo ir. Mi celular empieza a vibrar, pertenece a una persona desconocida, así que, arrugo el ceño para después contestar.

—Hermione hola, ¿Está Aydan en la casa, por qué no contesta el celular, sigues limpiando o ya termino, dígame que no se ha ido?

—Oye tranquilízate Uma—le detengo—Yo ya no trabajo para tu hermano.

—Oh—deja escapar un fuerte bufido—¿Desde cuándo?

—Hace dos semanas, ¿Pasa algo malo?

—Hubiera ayudado en algo si estuviera en la casa de mi hermano—escuchó silencio por unos segundos—Pero bien, adiós.

—Uma—le detengo antes de que me cuelgue—¿Qué necesitas?—no debería involucrarme en esto, pero Aydan me ayudó cuando yo estaba en problemas, algo debe de estar pasando.

—Sali hace una semana con mi familia del país, desde que llegamos he intentado comunicarme con Aydan, me dijo que lo llamáramos cuando aterrizáramos en México y no me contesta las llamadas, ni siquiera los mensajes, se me ocurrió llamarte, algo debe de pasar y justo ya nos estamos apurando para regresar a Colombia—se escucha alguien hablando con preocupación, aparte de Uma, es Collins tratando de llamarlo impacientemente—Necesito saber que pasa con él.

—¿Quieres que lo vaya a buscar a la casa?—me muerdo la lengua para que no sea eso.

—Por favor, es solamente para asegurarnos de que todo esté bien—me lleva.

—Está bien, veré que puedo hacer.

—Gracias, te agradezco mucho—¿Qué me va a decir cuando me vea husmeando en su casa? Me aleje precisamente para evitar problemas, tuvo que suceder esto.

Me veo yo misma, ando un juego de pijama, tomó una gabardina de peluche para evitar el frío, mi billetera para pagar un taxi, el celular, las llaves por si no me abre, se me olvido devolverlas y con sigilo salgo de mi casa cerrando la puerta en silencio. Subo al primer vehículo que se estaciona con el ademán que hago para detenerlo, le indico dirección y espero hasta llegar con la duda consumiéndome. En toda esa semana, Walsh no ha dado señales de vida.

Salgo rápido, casi olvidando que tengo que pagar al conductor, me devuelvo por el insulto de ladrona que me hecho. Al terminar de disculparme, salgo corriendo hacia los portones eléctricos que me permiten el paso, toco la puerta, miro por las ventanas, todo está oscuro. Abro rápidamente, enciendo las luces y me quedo impactada viendo a mi alrededor.

Hay millones de documentos esparcidos en la mesa, una cobija en el sillón con los cojines desordenados, junto con un peluche de Madison, la mesita principal de la sala tiene pastillas como las que tomo para dormir, claro al menos él no es tan loco para bajarse un tarro entero. La casa está desordenada y se nota que no ha tenido tiempo de ordenarla, no veo señales de ninguno de los dos, ni Maddy.

Camino a las habitaciones, la ropa de Madison está esparcida en la cama y el closet desordenado, la zapatera es un desastre. Lo primero que se me ocurre es empezar con la sala, pero me quito la gabardina para sentirme más cómoda, mientras me realizo un moño alborotado le doy una mirada al baño, este no es tan desastroso, pero antes de averiguar dónde están esos dos, voy a darle un poco de brillo a esta casa. Opto por quitarme los zapatos, necesito no durar mucho con el aseo.

Empiezo con los sillones, sacudo, ordeno y retiro todo. Me encamino a la cocina por un trapo, el desinfectante, limpiador para vidrios y aún lado de la cochera, encuentro la aspiradora. Aseo la mesita de noche, quitó las pastillas para ordenarlas en el botiquín del baño, los vasos que parecen de té, café, los llevó a la pila de la cocina, intentando ignorar cómo está ese lugar de la casa, hasta el fregadero tiene platos sucios. Aydan no es cochino, pero algo malo está pasando para que se note tanto el desinterés de cuidar ahorita la casa, no es su mayor prioridad.

Después de terminar de limpiar los muebles y retirar algunos juguetes de Madison tirados en el suelo, me dedico a sacudir las sillas para después irme hacia la cocina a lavar todo, secar, ordenar, dejar brilloso tanto los rincones, como paredes y muebles. Prosigo con barrer, votar, despedazar cajas viejas, sacar la basura de todos los basureros, cambiar prendas para lavar la ropa sucia, contando las toallas de los dos baños, igual que las del gimnasio. Conectó la lavadora, me mantengo atenta para pasarla al secado, limpió los inodoros, aseo la ducha, revisó la tina.

Agrego los aromatizantes para los baños, apartó jabones, nueva botella de listerine, acondicionador y Shampoo, los de niña que pertenecen a Maddy, los dejo preparados. Observo a mi alrededor, baños listos, cochera y gimnasio revisados, sala, cocina aseados. Me voy a los cuartos, el de Aydan, recojo los zapatos, los llevo a la zapatera, ordenó la cama, le quito las fundas y cobijas para reemplazar por unas limpias, hecho aerosol para darle un aroma rico al lugar, conecto el aire acondicionado de la casa para refrescar, abro la puerta del patio trasero, cambio los trapos de limpiar por toallas más decentes, como el del palo piso y cocina.

Me devuelvo al cuarto, ordenó las Chaquetas en el closet, la ropa de él, si está ordenada gracias a Dios. Reviso debajo de la cama, está limpio y me encamino al cuarto de Maddy. Repito lo mismo con la habitación de la pequeñita de Aydan, doblar ropa, cambiar fundas, cerrar cortinas ya que es de noche. Me detengo en la mini pecera al lado de la cama de Maddy, no puedo evitar sonreír, le gustan los peces, cambio cuidadosamente el agua y buscó el alimento de ellos, quien sabe cuánto tienen de no comer. Abro la puerta del patio de Madison para refrescar su rosada habitación, voto las puntas de los lápices de color y sus hermosos dibujos los ordeno en las carpetas.

Desinfectó el área de juguetes, ordenó lo más rápido que pueda, le hecho agua a las flores del jardín. Cierro los muebles y ordenó las muñecas en los estantes. El cuarto de videojuegos de Aydan está limpio, se nota que no ha tenido tiempo para eso. Tomó una gran bocanada de aire, observo a mi alrededor, me siento feliz por el resultado, creo que ya terminé, duré aproximadamente hora y media, era bastante.

Sacudo la alfombra rosada de Madison, tenía juguetes de cocina. Doy vueltas por toda la casa buscando algo desordenado y me detengo en la mesa principal de la sala, ¿Cómo pude olvidar los documentos? Estoy por tomarlos todos en filas para guardarlos en los folders, pero quedó en blanco con lo que leo "Médula Ósea, 14 de marzo" "Próxima quimioterapia, hablar con el doctor Phillips"

Abro una carpeta, dice "Estado de Madison"

1 año de vigilancia extrema, en las reacciones de medicamentos en la menor de 6 años, fecha de nacimiento, 25 de diciembre, a eso de las 11 de la noche. No padece de la vista, requiere de tratamientos fuertes por la Leucemia encontrada en los últimos exámenes realizados, por el Dr. Alonso Esquivel. Su pariente el Dr. Walsh, describe los síntomas de la menor, fatiga, dolor en la cabeza, molestias en el estómago que la hacen vomitar, mareos, náuseas y cambios de humor repentinos. Pastillas actuales llenas de vitamina, Madison Walsh, necesito mucha de estas [Calcio, hierro] en su reproducción, así como la leche materna. ¿Por qué los pediatras pelean tanto por la leche materna que debe de consumir un bebé recién nacido? Hay multitud de estudios en los que se demuestra que los bebés que no son alimentados al pecho tienen más riesgo de enfermarse (gastroenteritis, asma, meningitis, neumonía, leucemia, muerte súbita del lactante...) y más riesgo de sufrir enfermedades en la vida adulta, como la obesidad, la hipertensión y la diabetes. Su estado empeora cada vez más, para una niña tan pequeña es de alto riesgo no tratar esto a tiempo, la quimioterapia una vez al mes ya no le es suficiente, se intentó una vez a la semana, su cuerpo lo rechaza, por lo que tenemos que adquirir trasplante de Médula ósea, donada por la persona compatible, Uma Walsh Collins, tía de sangre, mayor de Edad. Su rendimiento académico ha bajado por su falta de ánimo en los últimos dos meses, esperamos para el próximo diagnostico cambios en nuestra paciente. Última Cita: 24 de enero, próxima revisión para preparación a trasplante, 14 de marzo.

Ya empecé a entender porque no están en la casa, porque la ausencia de Aydan hasta con su familia y cada vez más me convenzo que todo esto, es por mi culpa. Siempre negué la fuente más importante que necesita un bebé, la leche materna, la falta de vitamina en el embarazo, porque Aydan siempre que intentaba obligarme, o más bien, ayudarme, yo nunca cooperé y ahora estas son las consecuencias. Soy consciente de lo que yo hacía con tal de que no naciera, me causaba daño para que esa criaturita no viniera al mundo, hasta me obligue a hacerme cosas que mi cuerpo no estaba listo para recibirlas. Si hubiera sabido que esto iba a pasar, nunca en la vida me hubiera permitido arruinar la familia que deje.

Me repudio, cuando mi mirada cayó en esa niña, fui consciente de mucho, sentí el balde de agua fría que me obligó a ver con claridad, era una ciega, una maldita chamaca que pretendía que la vida era un juego, pero me equivoque y ahora lo veo, ya tarde. Kay tiene tanta razón, Leonor tiene razón, Collins siempre la tuvo desde el primer día que me vio pisando su casa.

Intento ordenar las hojas, pero se me resbalan de las manos y las lágrimas no me dejan concentrarme, "Pérdida de cabello" "Sangrado"

Revuelvo las hojas queriendo desaparecerlas de la desesperación, ¿Cómo debe de sentirse Aydan? Que impotencia para él, que horrible opresión en el pecho. El teléfono de Aydan, lo encuentro entre las carpetas, por eso no ha contestado, tiene 500 mensajes y 50 llamadas perdidas. El enorme 5 de batería, se marca en la notificación de advertencia por falta de carga, y está apunto de apagarse. Busco el cargador, hago lo mismo con la laptop y los dejo cargando. La puerta se abre sobresaltándome, entra Aydan con la mirada perdida en otro lado, tira las llaves en la mesita y se frota los ojos. Guardo silencio y espero a que termine. Se quita las manos de la cara y me vuelve a ver.

—¿Qué estás haciendo aquí?—la voz se le escucha cansada, juraría que toca la almohada y se queda dormido de inmediato.

—Tú familia está preocupada por ti y Uma me pidió que te viniera a buscar—chequea la casa detalladamente.

—¿Por qué l...

—Lo hice para ayudar en algo, estaba un tanto desordenado—la manzana de Adán se le contrae cuando traga.

—Gracias—una llamada entrante, es de Iclal, la que faltaba, yo que creí que ya había desaparecido. Aydan lee el nombre en la pantalla y corta la llamada. A los segundos vuelve a llamar y corta nuevamente.

—Bueno, eso era lo que quería decirte, si necesitas algo puedes avisarme—habló rápidamente, colocándome disimuladamente los zapatos. Él no me contesta, solo me vuelve a ver. Iclal lo vuelve a llamar y está vez Aydan solo observa la pantalla con desinterés. Se sienta en la silla. Deje los documentos ordenados, pero no había terminado de guardarlos, él descansa la mirada en las hojas.

—¿Las leyó verdad?—pregunta con un tono apagado.

—No—me vuelve a ver, no soy buena para mentir—Sólo una—es cierto, son como 70, yo solo leí una. Si no estuviera tan agotado tal vez me hubiera reclamado, pero no lo hace, no me dice nada, solo se mantiene en silencio—¿Tienes hambre?—niega lentamente. Tomo mi abrigo y me lo pongo por que el pijama que ando, es un short y una blusa de tirantes, no sabía que iba a salir. Me suelto el cabello y tomo mi bolso, pero siento que, no debería irme así—No quiero ser fastidiosa pero, ¿No quieres aunque sea un té?—habló a sus espaldas, pues ya había caminado hasta la puerta.

—No te preocupes, gracias—me devuelvo, el cabello lo tiene desordenado y está exhausto.

—¿Por qué no vas a descansar?

—Tengo que irme—contesta dejando caer la frente en el antebrazo. Le quiero preguntar por ella, pero no quiero que se enoje.

—Está bien—afirmó decepcionada, me voy hacia la puerta, al menos ayude un poco ¿Verdad?—Deje las llaves en la mesita—no espero su respuesta porque sé que no la voy a tener, pero...

—Gracias por limpiar, estaba pensando en eso antes de traerla a la casa—dejó escapar una sonrisa.

—No te preocupes, todo va a estar bien Aydan—abro la puerta para salir.

—Hermione—me llama nuevamente—Madison quería agradecerle por la ropa que elegiste en la tienda.

—¿Le gusto?—pregunto irradiando de la sorpresa. Él asiente apenas con una pizca de ánimo.

—Se puso mal cuando le dije que ya no ibas a venir más—medito en mi cabeza esas palabras, ¿Está en el hospital por mi culpa?

—Si hubiera sabido que iba a pasar eso...yo no tenía la intención de...

—No sé lo cuento para que se sienta mal—me interrumpe hablando con un tono más fuerte—Lo hago porque le prometí que la iba a buscar para que se despidiera de ella personalmente—tomó una bocanada de aire, cierro la puerta y me devuelvo.

—Creí que, si me iba, era lo mejor para todos—otra llamada de Iclal. Aydan la ignora dándole la vuelta al celular, dejando la pantalla hacia abajo—No quería causarte problemas.

—Esto no se trata de que causa problemas—explica con la mirada ida en el teléfono—Otra cosa es que tienes la manía de desaparecer en medio de estos problemas, escaparse como una cobarde y eso le ha traído consecuencias hasta el día de hoy—carga su mirada en mí—Lo que pasa un día, deja de recordarlo, le aconsejo que, pensando en otras cosas, se va a sentir mejor consigo misma—mi celular es el que ahora empieza a interrumpir, lo sacó de mi gabardina.

—Es tu hermana—le entrego el celular. Lo recibe contestando unos pequeños segundos después.

—Ajá—es lo único que dice de mala gana. Aydan se queda escuchando los gritos de regaño de la señora Collins, no está en alta voz, pero se escucha lo muy enfadada que se encuentra. Se aleja un poco el teléfono de la oreja y es que ella no es la única que le reclama, parece que Abdón y sus hermanos también. Logro escuchar un "Estábamos preocupados" "¿Todo está bien?" "¿Dónde estás?" "Iclal te está llamando" "¿Y Madison?"—¿Ya puedo hablar?—escupe con el ceño fruncido. La manera de conversar de Aydan, es de tranquilidad, toda la vida ha sido así y cuando estaba enojado, solo se alejaba y regresaba cuando todo el mundo se calmará.

—No—escucho el gran grito de Ulises. Él escucha atentamente lo que Uma le dice por unos segundos. "Ya Astrid está en la clínica, era la única que sabía de tu ubicación y no dijo nada" "Por eso yo tenía que ser el donante de Madison" Escucho a Ulises quejarse "Aydan descansa al menos hasta el mediodía, ya Astrid se quedó con ella" Uno dice algo que le saca una pequeña carcajada al hombre que pelea por no dormirse en la mesa. Él me entrega el celular, clara directa de que no quiere escucharlos.

—Y vea que ni se le ocurra volver a ocultarnos una cita porque le juro que le pego un manazo por idiota—le dice Ulises, más bien a mí, porque ahora tengo que tratar de interrumpirlos sin colgar directamente.

—Le compre unas botas nuevas a Madison de peluche, están soñadas—no logro reconocer esa voz.

—Tío Aydan, ¿Y Madison?—es uno de los bebés de Ulises.

—Bueno ya cállense—les grita Uma—Hermano ve a descansar sé que lo necesitas, Astrid se va a encargar de Madison por unas horas y nosotros ahorita llegamos a Colombia, dígale a Hermione que gracias, coma algo que yo sé que tienes días sin hartar nada, chao—corta la llamada, que bien, por eso Uma me cae tan bien, no tuve que decir nada. Llevo mi mirada hacia el chico que reposa en la mesa con el rostro escondido entre su brazo.

—Aydan—apenas susurro.

—¿Mmm?

—¿Por qué no te cambias y descansas un poco?—miro la hora en la pantalla de mi celular—Son las 2 de la mañana—no me contesta. Dejo mi teléfono en la mesa y me acerco halándolo levemente del brazo. Él se endereza con eso—Vamos para que descanses un poco, mañana va a ser un día largo—le ayudó a levantarse, cualquiera piensa que anda borracho—Por Dios Aydan, ¿Cuántos días tiene de no dormir?—lo guió hasta su cuarto, abro la puerta de la habitación, obligándolo a entrar. Ordeno las cobijas y la almohada, camino hasta el servicio por el cepillo de dientes—Ten—él lo recibe, yéndose hacia el baño. Busco en el armario algo cómodo para que se cambie el pantalón, encuentro varios buzos doblados en filas, tomo uno celeste y una camiseta de mangas largas. Aydan sale del baño sin camiseta, santísima trinidad, ¿Por qué se la tiene que quitar?—Para que estés más cómodo—le entregó el pijama.

—Es muy tarde—confirma viendo el reloj en la mesa de noche—Puedes quedarte en la habitación de Madison, si quieres—desaparece dejándome estupefacta, ¿Escuche bien? Regresa a los segundos con la pijama puesta, dándole más forma a los glúteos y la V marcando su...no veas Hermione. Guardo nuevamente la camiseta, ya veo que no la va a usar. Se queda unos segundos de pie sin hacer nada, ya sé que piensa.

—Aydan, ella está bien no te preocupes—me acerco—A dormir, ahora—lo regaño sentándolo con facilidad en la cama. Él se acuesta, sus ojos verdes empiezan a cerrarse lentamente. Lo miro por unos segundos, no puedo evitar ver el tatuaje, pero le hecho la cobija rápidamente. En un momento de debilidad, enredo mis dedos en su cabello, dándole una caricia y si lo admiro aún más de cerca, puedo ver en él su gran parecido a la pequeñita internada en el hospital, los gestos, color de cabello, ojos, la sonrisa y la manera de arrugar la nariz cuando no le gusta algo. Me doy cuenta de lo que estoy haciendo, me alejo poco a poco en silencio, regalándole una última mirada antes de cerrar con cuidado la puerta.

El aroma de su rica colonia, quedó en mi mano. No sé si quedarme en el cuarto de Maddy, debería irme y me cuesta tanto alejarme, desaparecer, yo ya no puedo ser la Hermione que era antes, por más que lo intente. Abro la habitación de la pequeñita de Walsh, cierro la puerta del patio y apago el aire acondicionado. Su cama rosada es grande, me causa gracia, es una hormiguita, yo era así pequeña, pero sé que conforme crezca ya no lo va a ser, yo soy alta y Aydan el doble. Tomó la Kitty que tiene en la cama y la dejo aún lado para que sea mi compañera. Todo me causa ternura, la cobija es lo suficientemente grande para cubrirme, sin olvidar que es rosada y de peluche.

Cuando retiró las almohadas, noto el bolso del kínder guindando en el extremo de la cama, lo tomo entre mis manos, es hermoso, tiene rueditas para halarlo, noto que es completamente rosado con escarcha y una bolita peluda del mismo color. Lo abro lentamente, está su cuaderno y la hermosa portada con sus datos personales, me deja maravillada, creo que se la hizo Astrid o Collins. Tiene pequeñas notas escrita por la maestra, no son recados por mal comportamiento, de hecho, es para actividades. Un folder con miles de prácticas y dibujos. Encuentro una hoja de papel arrugada en el bolso, la estiro, su contenido es una carta por el día de las madres.

"Esperro y puedas ver a mi cabello antes de caerse" 

Sonrió con cada una de esas letras y la lágrima que se resbala por mi mejilla, me causan unas terribles ganas de querer abrazarla, decirle que todo va a estar bien. También descubrí que Espero, se escribe con doble R, Esperro. Me quito la gabardina nuevamente y me acuesto apagando la luz, dejando esa nota a mi lado, con la mano tratando de quitar lo arrugado.

—Mamá está muy orgullosa mi pequeñita.

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CHALETO

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