Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Woman pt1

Estaba cansado, demasiado agotado a decir verdad. Eso de trabajar y estudiar al mismo tiempo no le caía muy bien a su salud mental lo más seguro es que estos días iba a hablar con sus padres para que puedan ayudarlo un poco con el pago de la casa y él buscaría algo más liviano y flexible en el mundo laborar.

Los pasos que daba, escalón tras escalón eran pesados, agradecía el hecho de que vivía en el tercer piso así no tendría que subir tantas escaleras en situaciones como estás que el ascensor estaba dañado, aún así sentía que los escalones eran infinitos y demasiados altos, cada que subía uno era como escalar una gran montaña, todo se lo debe a su mala condición física y eso que iba casi todos los días al gimnasio y aún así se cansaba con tan solo subir dos pisos también se le atribuía al cansancio de estar trabajando y estudiando, era entendible que con solo pisar el primer escalón ya estaría más que muerto.

El alivio llegó a su cuerpo una vez llegó a su piso, el aliento que había perdido en subir las escaleras lo recupero en un santiamén apenas llegó. Sin embargo, se dirigió a su departamento con paso lentos y cansados por más ansioso que estaba de llegar a su hogar aún le costaba mover un músculo de su cuerpo. Saco las llaves de su bolsillo cuando estuvo parado en su puerta y justamente cuando iba a ingresar la llave para abrirla al lado suyo se escuchó como se abría una. De ella salió un chico un poco alto, cabello castaño, tenía un excelente atractivo era sin duda el tipo de chico con el cual se engancharía sino fuera porque salía de la otra puerta, seguidamente de eso se asomo una cabellera rubia de largos cabellos y unos ojos color miel pequeños, estos últimos lo miraron a él apenas supo de su existencia, casi como el gato de Alicia la chica le sonrió en su dirección.


—¡Oh mi bonito kookie!, ¿Cómo estás, corazón?—pregunto la chica recostada en el marco de su entrada y prestando le atención al muchacho que apenas llegaba a su casa.

—Humn...estoy bien, ¿Y tú cómo estás, JiMin?—hablo algo incómodo y no lo decía por la chica...bueno si, pero era más que todo por la mirada fulminante del otro hombre, parecía que quería matarlo ahí en el pasillo mientras que la nombrada anteriormente no despejaba su atención de su persona.

—¡Oh! yo estoy excelente, precioso—respondió, sus manos quitaron algunos mechones de su cabello que estaban en su hombro para pasarlos atra de ellos—hace días que no sé nada de ti, ¿Te parece pasar a tomar una tacita de café? Tengo de tu favorito, vainilla con chocolate.

Sin embargo, Kook estaba en un dilema mental, no sabía si aceptar aquella invitación por el hombre que aún se mantenía entre esa pequeña conversación no sabía que era de la rubia, quizás alguna pareja aunque él la ha visto cambiar cada semana de un chico a otro puede que este sea el oficial uno nunca sabe, no quería ocasionar problemas y tampoco quería ocasionarle problemas a la chica.

—No creo que sea lo adecuado—dijo observando de reojo al hombre para que entendiera a lo que se refería.

Finalmente, JiMin, miro al muchacho que estaba más que feliz de haber obtenido mínimo la atención de la chica, no contaba que está no iba a durar mucho.

—HoSeokie, ya se iba ¿No es así?, a él no le importa que te invite tomar algo—dijo sonriente al joven quien frunció el ceño en su rostro.

—Si, nos vemos luego—dijo seco y molesto, se alejo de ellos.

Apenas el joven se marchó los ojos miel lo volvieron a ver. Los pequeños pelitos de su cuerpo se erizaron al observar como aquellos chiquitos y bonitos ojos lo miraban de arriba abajo como escaneando su cuerpo. Fue algo leve, algo mínimo y que pudo pasar desapercibido por cualquier otro, menos para Kook quien se fijaba en cada detalle, pero vio como la muchacha se mordía el labio inferior una vez dejo de pasearse por su cuerpo. En serio que está chica era un caso.

—¿Y bien?, ¿Quieres o no?—cuestiono ansiosa dejando de lado aquel descaro y mostrando su lado dulce y amable.

JungKook, no era alguien sociable y mucho menos con las mujeres, en cierta parte les tenía algo de miedo por ciertas situaciones que tuvo que vivir en su niñez y pequeña parte de la adolescencia, sin embargo, eso no quita el hecho de que nunca dejaron de gustarle, al contrario, tener la atención de algún mujer hermosa hoy en día le gustaba, pero también le gustaba recibir la atención de los hombres porque si, gracias a su pequeño miedo a las mujeres durante un largo periodo también le hizo ver qué le gustaba los hombres de hermoso aspecto y buen cuerpo.

JiMin, era una mujer que sin duda era hermosa y ¿para que negarlo? Sabía que ella tenía otras intenciones con él, se notaba como lo miraba en los pasillos de su piso, en como cada vez quería pasar más tiempo con él y lo invitaba a su casa, también en como solo le ofrecía hospitalidad solamente a él y simplemente a él, toda su atención estaba centrada en Kook y eso a él algunas veces le gusta como también le incomodaba en ciertas ocasiones, es que había algo en ella que le hacía tener los pelos de puntas, una mujer no podía ser tan descarada y soltar tantas cosas subidas de todo en poco tiempo porque si, desde que conoció a la rubia en muchas y cuando dijo muchas era casi la mayoría de las veces se la pasaba soltando comentarios muy inapropiados para él. Por eso se lo tenía que pensar no una sino diez veces antes de aceptar alguna invitación al departamento de JiMin.

Está vez no fue tan así, porque a pesar de todo la chica era su amiga o él la consideraba así y la verdad quería sentarse, no importaba si era en su casa o en la de ella, quería descansar.

—Esta bien, pero solo una tacita—acepto, la sonrisa en el rostro de la muchacha se ensancho más de lo debido y podía jurar que su rostro se iluminó apenas acepto.

Paso a la casa, espero a que está cerrará la puerta para seguirla hasta la cocina y sentarse en la pequeña isla que tenía ahí. JiMin, inmediatamente fue a preparar las bebidas.

—Te ves agotado, bonito—dijo sacando todo lo que iba a utilizar—¿El trabajo?

—No solo eso sino también la universidad, ya sabes, estamos a finales de semestre y los profesores son cada vez más insoportable y estricto con los trabajos—respondió soltando un suspiro al final.

—Me imagino que debes estar estresado en estos días.

—Digamos que si, porque estresado es poco para como me siento, quisiera tirarme del edificio—escucho como la rubia soltaba una pequeña risa mientras con su cuchara terminaba de batir la azúcar en los cafés.

—Bueno, yo sé muchas maneras de como puedes quitar ese estrés que tienes—dijo un poco en lo bajo. Se giró para llevar el café que le pertenecía al menor—una más satisfactorias que otras, ¿Quieres que te muestre?

El nerviosismo se le notaba muchísimo al menor, por la forma en sus manos temblaban al tomar la taza de café era más que evidente y ni hablar como su cuerpo reaccionar al sentir los dedos de la chica rozar con los suyos. JiMin, sonrió, le parecía tan adorable en como el chico se sonrojaba con simple toque y solo por eso, por diversión con sus dedos aparto un pequeño mechón de cabello del castaño para colocarlo atra de la oreja del menor, acaricio levemente su mento y volvió a tomar la taza que le pertenece a ella como si nada pasara, como si JungKook no fuera a colapsar ahí mismo en su asiento y en su propia cocina.

Decir que casi se ahogaba con el café era poco, tuvo que aguantar el chillido de sus labios al sentir la bebida caliente, prefería quemarse las papilas gustativas antes que toser y gritar como un loco a los cuatro vientos.

El lugar quedó en silencio, ninguno de los dos dijo algo más allá que tomar el café y decir lo rico que estaba, en algún momento la chica puso música para aligerar el ambiente y poco a poco con el pasar de los minutos Kook dejo de estar nervioso para volver a su actitud normal. Al menor siempre le había gustado el hogar de la chica, era acogedor, calientito en los inviernos y frío en los veranos, amaba todo su espacio hogareño, buena decoración y daba tantas vibras de ella, adoraba que no haya mucho rosa normalmente alguna chica tan femenina como lo es JiMin hubiera pintado las paredes de rosa pastel, pero ella no, todo era más opaco, más elegante, más JiMin. En el recorrido sus brillantes ojos quedaron en la pequeña figura de la muchacha.

Debía de admitir que era sumamente linda no por nada tenía a muchos hombres detrás de ella y lo invitaba a su hogar, su cabello ondulado y largo que caía por sus hombros hacia resaltar esa linda cara tan blanca que le daba vida a esos ojos miel y labios carnosos y que siempre andaba rojos como manzanas, su perfume era muy rico, amaba olerlo, era de coco con un toque de vainilla y ni hablar de su vestimenta, todo le quedaba bien a esa chica, desde faldas, shorts y pantalones hasta vestidos largos y cortos. Era muy hermosa, lo único que le parecía extraño era su actitud y aquel pequeño bulto que se formaba en su garganta, por lo que tiene entendido ninguna mujer debería de tener algo así al menos que sea por una operación o cualquier otra cosa que implique enferma, lo pudo comprobar ya que desde el momento de ver aquel detalle lo estuvo analizando, le pregunto a sus amigas y confirmo que las chicas no tenían nada ahí, solo los hombres.

Entonces ¿Por qué JiMin si?

—Oye, desde hace mucho tenía planeado preguntarte algo—dijo jugando un poco con la taza en manos, no la miro directamente a los ojos, era vergonzoso para él mostrar su lado curioso.

—Si dime, eres libre de preguntar lo que quieras—sonrio la chica en su dirección.

—Esta bien, ¿Prometes no enojarte?—dijo mirándola, esperando su respuesta.

—Lo prometo, no te preocupes—tomo de la bebida—nada de lo que digas me hará enojar.

—Bueno—primeramente se mentalizo, se imagino todos los escenarios posibles y por haber, tenía que estar preparado para todo ya que no sabía cómo iba a reaccionar la muchacha, por mucho que le haya dicho aquello eso no aseguraba que en verdad no deba de hacerlo, quizás y la chica se sienta ofendida y le pegue por la pregunta, por eso antes de hablar tomo varias caladas, varios sorbo de su café antes de tomar la pregunta—¿Por qué tienes una nuez de Adán en tu garganta? Por lo que tengo entendido solo los hombres la tenemos.

La taza casi se resbala de las manos de JiMin a escucharlo, sus ojos miel fueron a parar a la figura nerviosa y temblorosa del chico quien estaba rojo de la vergüenza. Nunca se había esperado estar en una situación así y mucho menos con él. Por lo que tenía entendido casi todos los que vivian en el edificio sabía ¿Por qué Jungkook no? Al parecer los chismes corren muy lentos aquí o quizás son más discreto con eso.

Antes de darle una respuesta al menor estaba tratando de organizar sus palabras para explicarle todo con sumamente cuidado para que no saliera aterrado, sabía que muchas personas son delicadas con este tipo de temas y no sabía si el menor era uno de esos. Como si fuera una salvación enviada del cielo, casi al momento que abrió la boca para hablar, la puerta había sido tocada bruscamente. El timbre no dejaba de sonar desesperadamente por toda la casa hasta el punto que hacía dolerle los oídos a la mayor, le estreso así que no pudo evitar golpear fuertemente la mesa antes de ir a atender a a la persona que había interrumpido su momento con el menor aunque en el fondo lo agradecía, muy en el fondo ya que le había salvado de una.

JungKook desde su puesto tan solo se encogió, se sentía tan pequeño cuando la chica había golpeado fuertemente la encimera de porcelana, no creía que una mujer pudiera tener tan fuerte al golpear.

—¡¿Que es lo que te pasa?!—grito furiosa la muchacha al ver quién se trataba era de su mejor amigo—¡¿Acaso no puedes tocar la puerta como la gente normal?!

—Lo siento, Minie, pero es que requiero de ti, sin querer tome algo y vine lo más rápido hacia ti—la voz grave del hombre se filtro por las orejas de Kook quien curioso fue hasta el pasillo para ver que sucedía, no lo culpen era muy curioso con estás cosas—No sabía que tenías clientes, creo que eso explica mucho tu enojo.

La mirada molesta de la rubia se dirigió al menor quien se sobresalto por tal repentino acto, ¿Había hecho mal el asomarse? ¿A qué se refería con clientes? ¿Es por esa la razón de tantos hombres que venían a su casa, eran clientes? ¿Que clase de trabajo tenía JiMin? ¿Acaso era..? Imposible, JungKook decidió borrar cualquier pensamiento de su mente, no quería pensar que su vecina se vendía para hombres en busca de placer aunque eso podía explicar su actitud tan descarada y para nada vergonzosa. Con un suspiro cansador saco a JungKook de sus pensamientos supongo que al verlo que estaba algo desconcertado decidió tranquilizarse antes de armar un alboroto además, no quería que los vecinos vieron todo aquello. Así que con calma se acercó hacia Kook para retirar un pequeño mechón de su cara y decirle suavemente que se fuera.

—Hablamos otro día, Kookie—con un poco de esfuerzo se paró de puntitas para alcanzar la mejilla del chico, espero a que este se alejara de su puerta antes de cerrarla suavemente.

Mas JungKook se quedó un buen rato en la puerta de su departamento pensando y re pensando en todo como a la vez en nada. Ese beso tan minúsculo que le había dado había hecho que todo en el temblará aún podía ver la mirada tan enojada de la mayor en él algo que lo sorprendía en todos los sentidos ya que jamás la había visto molesta siempre se mostraba con una gran sonrisa a él y lo poco que ha odio de su enojo es cuando saca a patadas a cualquier hombre o bueno clientes de su departamento, les gritaba cosas ganas horribles que rezaba por todos los cielos que ella jamás se molestará con él, pero eso no quitaba el hecho de que cuando lo miro tan salvaje fue como si su cuerpo entro en ebullición, un aura tan masculina, tan fuerte la había rodeado de un momento a otro que se sentía como una pequeña presa en la boca de un león y eso que tan solo duro por poco minutos, fueron tan pocos, pero eso era más que suficiente para haber encendido algo en él.

Y estaba desconcertado, no por la forma tan fuerte de la mayor sino por ver cómo una creciente erección en sus pantalones se estaba formando. No era secreto, al menos no lo era entre el círculo social cercano de JungKook que lo que más le atraía de las personas era un carácter tan dominante tanto en hombres como en mujeres ya sea en el ámbito sexual como fuera de la cama también, amaba ser alguien tan sumiso con las personas, tan tímido y ser tratado como un bebé. Sin embargo eso no quita que sus pensamientos estén mal, a lo largo de la vida ha Sido versátil, pasivo con los hombres y activo con las mujeres y que sin importar cuánto buen carácter tenga, cuánta energía tenga una mujer todas las que le ha tocado han querido ser las de abajo y no puede hacer más nada que aceptar aunque eso lo deje tan insatisfecho a él en la hora de tener sexo.

La primera vez que se lo propuso a una de sus novias quiso tirarse por un edificio aún podía ver su rostro tan desfigurado del horror y del desconcierto, ¿Estaba muy mal también ser el de abajo con las mujeres? ¿Acaso era un fenómeno? Obviamente que a los días terminaron, desde ese momento lo han mantenido oculto y solo sus amigos saben esa parte de él, no lo juzgaban más bien lo apoyaban. Y era tan frustrante, muy frustrante porque el inclinarse hacia el género femenino era tan agotador porque no podía estar feliz en ambas partes de lo amoroso y lo sexual y sabía que había chicas dominantes aquellas que le gustaba dar en la cama y no recibir porque lo había visto en páginas que lo muestran, páginas las cuales veía y se preguntaba ¿Cuando iba a ser su turno de estar asi?

Queriendo quitar cualquier pensamiento de su cabeza ingreso rápidamente a su hogar. No tenía hambre así que solo hizo su rutina nocturna y se fue a la cama, aún podía sentir pesado su cuerpo y estaba muy, pero muy agotado y una vez que toco su cabeza estaba dispuesto a dormirse, a descansar un par de horas antes de levantarse y comenzar con nuevamente con su monótona vida.

En el justo momento dónde cierra sus ojos los golpes contra su pared se hacen oír, el mundo es una perra que no lo deja descansar ni una sola vez.

Lo único malo de su querida vecina es que tenía una vida sexual muy activa, varias veces había escuchado los cesantes golpes de la cama contra su pared y lo peor es que está últimas no eran para nada gruesas como para amortiguar cualquier ruido de otro lado, ¿Por qué no puso su habitación en otro cuarto? ¿Por qué tenía que tener sus habitación justo en el mismo lugar que la suya? Muchas veces le había dicho a la rubia que no hiciera tanto ruido en las noches o al menos al comenzar las noches porque le costaba un poco agarrar el sueño, ella se disculpaba con las mejillas rosadas y prometió que no volvería a pasar...hasta ahora.

—Aahh~ ¡JiMin! ¡Justo ahí!—y como si fuera un resorte se levantó de la cama con los ojos muy abiertos luego de escuchar eso.

Así fue por un largo rato, estuvo escuchando como aquel hombre gemia a los cuatros vientos pidiendo por más placer de la rubia quién estuvo penetrandolo por largos minutos, ¿Que como lo supo? Las palabras obscenas que salían de boca de la mayor atravesaban el gran muro de cemento hasta adentrarse por las orejas del menor, primero su cerebro recibía la información luego le decía a todo su sistema sanguíneo dirigirse a su miembro que estaba más que erecto entre sus piernas.

Lo miro atónito, ¿Que era lo que le pasaba? Era tan impactante como lo que tanto había soñado lo estaba disfrutando otro hombre, nunca se imagino que su vecina fuera ese tipo de mujer que buscaba, creia ahora saber el por qué de aquellos lloriqueos de sus anteriores "parejas". Los hombres se ella traian eran como él y de un momento a otro les tenía tanta envidia, demasiada a decir verdad porque estaban viviendo, estaban disfrutando que él por mucho tiempo había querido experimentar, pero le tenía más envidia al chico del otro lado de la pared aquel que en ese momento le estaba restregando en toda la cara lo bien que la estaba pasando. Quería que se callara, queria ir hasta allá para ocupar su lugar una vez por todas y así ser feliz por una vez en su vida. ¿Y que era lo que le impedía? Muy fácilmente podía hacerlo quizás la rubia se enoje, pero al final y al cabo cedería a sus deseos...era un cobarde.

—Oh mi precioso conejito, adoro como te tragas la verga de tu mami, ¿Te gusta no es así?—un gruñido ahogado rebotó por todas las paredes a igual que los tirones en su ingle eran más fuertes con el pasar de los minutos. ¿La voz de las mujeres se podía volver de ese tono tan fuerte?

Inconscientemente una de sus manos se adentro a su pantalón para comenzar a acariciarse, ¿No estaba mal el fantasiar un poco o si? Los movimientos eran lentos y suaves quería tomarse el momento de saborear, de que sus oídos capten cada palabra del otro lado, el escuchar como la mayor daba órdenes de chuparla enviaba corrientes eléctricas por su ser. Y se lo imaginaba todo, él sentado de rodillas obedeciendo cada orden de la mayor mientras su boca se encontraba en su vagina y está lo apretaba del pelo para luego una vez ya satisfecha con su oral agarra su arnés con un gran pene de plástico y lo comience a embestir fuertemente, obligándolo a enterrar su cabeza contra la almohada para que su fuertes gemidos sean ahogados por ella mientras sentía su grandes senos contra su espalda, su pelo agarrado por su pequeñas, pero fuertes manos las cuales tironeaban de él hasta hacerlo alzar la cabeza para que finalmente sea escuchado.

Los chasquido de su culo chocando contra ella, los gemidos, la saliva, las lágrimas escurriendo por su cara del placer y las palabras obscenas de la rubia. Todo, se imaginaba absolutamente todo mientras su mano se movía de arriba abajo contra su pene. No era suficiente, quería más y por eso dirigió la otra a jugar contra su agujero donde adentro dos dedos de una vez. Su mente cambio a otro escenario, uno donde la mayor lo tenía boca arriba embistiendolo fuertemente, uno donde las uñas de la chica recorrían su pecho hasta detenerse en sus pezones para pellizcarlo y juguetear con ellos con su lengua hasta dejarlos duro, hasta hacer que su pecho se alce más y más para obtener de esas succiones, uno donde aquella sonrisa coqueta se dibujaba por lo bonito que se veía suplicando por ella y en qué su cuerpo delineado, pero fuerte lo cubría todo, en dónde sus ondulado cabello caía y el solo podía gemir del placer, rodear la estrecha cintura de la muchacha para que está llegará más profundo cada vez más hasta que llegara a su ansiado orgasmo.

Y justo en el momento que el hombre al otro lado de la pared grito de súplica el nombre de la chica, kook igualmente había manchado sus sábanas de semen.

¿Que hará ahora? ¿Cómo mirar nuevamente a su vecina sin sonrojarse y que imagines de lo anteriormente vinieron a su mente?

—Estoy perdido—murmuro tratando de recuperar su aliento.

Con eso último, decidió tratar de dormir aunque ahorita fuera más que imposible.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro