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-Hay que alivianar el ambiente.-

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Y ahí estaba yo, en medio de aquel estruendo, vulgarmente dicho como griterío de salón.

Estar rodeada de tantos chicos enérgicos se basaba en eso, gritos y peleas.

Ahora nos encontrábamos en nuestro círculo social, debatiendo sobre qué hacer el día de mañana, puesto que tendríamos día libre.

¿No tienen pendientes? -Me quejé ante el tema.

Si no quieres seguir con nuestra amistad, terminamos. -Sí, lo que Taiga tenía de grandulón, lo tenía de dramático.

Bueno, decidan, estaré aquí. -Ignoré el drama y me rescosté leve sobre el pupitre al lado de Sugishita, la relación que ahora teníamos todos era más cercana, puesto que el peliazul estaba incluído en nosotros.

Les aseguro que cerré pocos minutos mis ojos, fue un pequeño y corto tiempo; cuando escuché.

Listo, en casa de (T/N). -La risa de él era tan divertida, ya sabía que se trataba de Suou.

¡¿Mi casa, qué?! -Alcé bruscamente la cabeza, para chocar con la mano de Mitsuki posada en mi cabello.

Haremos ¡pijamada! -Nirei había resumido la situación tan alegre y amable, él siempre destacaba como el sol.

Oh, está bien. -Sonreí ante el comentario.

Nos alojaremos hoy, saliendo de clases. -Sakura habló entre risas.

¿Eh? -Los miré a todos confundida.

Dicho y hecho, una vez llegué a casa, a las pocas horas comenzaron a llegar los chicos con una mochila y bolsas.

En las bolsas habían traído chucherías, mientras que en sus mochilas portaban cosas necesarias para ellos.

Gracias a Dios y todos los cielos que mi casa estaba limpia y ordenada para recibirlos.

El resto de tarde había sido fantástica, todos estaban bajo mi poder y claro que lo aproveché en hacer una rutina de belleza en ellos.

Parecíamos señoras chismosas que gastan su dineral en tratamientos estéticos, mientras toman de su bebida más costosa que tengan a la mano.

De igual forma, había logrado trenzar el cabello de Sugishita.

Finalmente había llegado la tan ansiada hora de dormir.

Los chicos ya se encontraban en sus ropas más cómodas, al igual que yo, el problema sería en que la cama no era lo suficientemente enorme para dormir todos juntos.

Fui al armario en el que guardaba sábanas y almohadas, para otorgarle a los chicos y que pudieran descansar con un poco de comodidad.

Entre todos nos acomodamos de lugar.

Mi sábana y almohada se encontraba en medio de los chicos más calmados, dulces y coquetos del grupo.

A mi lado derecho se encontraba Suou y a mi lado izquierdo el pelirosa de Mitsuki.

Una vez estábamos listos y cómodos, apagué las luces y me aseguré de crear un buen ambiente al momento.

Mis ojos se cerraron con pesadez, creía que dormiría tranquila, en medio de los chicos más calmados; grave error.

Podía sentir la respiración cálida del chico parchado sobre mi cuello, mientras que por el otro lado, sentía el fuerte agarre que el chico de piercings tenía sobre mi cintura.

Linda~ -Escuché ese canturreó característico de Suou.

Bella~ -También había escuchado el llamado de Kiryuu.

¿Pasa algo? -Susurré muy despacio para que ambos chicos me escuchasen.

Te necesito. -Habían dicho de forma bajita al unísono los dos chicos que me acorralaban.

No respondí a la petición de los chicos, mi idea fue en que al no decir nada, se aburrirían y dormirían; ese fue mi segundo error.

La mano del chico portador de aretes largos se posó sobre mi cuello, ejerciendo una fina presión sobre él, acercándose con delicadeza y dejándome un beso sediento.

Y ahí no terminaba la situación, el pelirosa se había acercado aún más a mi cuerpo, posando su mano cercana sobre las telas de mi pijama en mi zona abdominal, dejando suaves caricias circulares.

Estás tan preciosa. -Mi acompañante del lado derecho había susurrado cerca de mi oído, no sin antes haber posado su lengua en mi lóbulo.

El chico de mi lado izquierdo, no se quedaba atrás, ahora él subía y apoyaba sus labios contra los míos, dejando su humedad y calidez.

Tan bella, como siempre. -Kiryuu halagó por lo bajo.

Mientras que ahora Suou, bajaba a mi zona abdominal, alzando con suavidad la tela de mi blusa, dejando cortos besos en mi piel.

El tacto de sus roces y besos me estaban comenzando a provocar leve placer, haciendo que mi respiración se desequilibrara, comenzando una agitación suave en mi.

Ambos chicos turnaban mi boca, los dos disfrutaban el sabor de mi saliva, al igual que el calor de mi cavidad bucal.

Mi voz comenzaba a ahogarse por los suaves quejidos que amenazaban con salir de mi boca.

Las manos de los dos chicos recorrían con suma suavidad, delicadeza y elegancia mi cuerpo, mi blusa se encontraba completamente alzada, exponiendo mis senos; mientras que la ropa que cubría mi parte inferior, se encontraba por debajo de mis caderas.

Mi boca se encontraba entre abierta, intentando agarrar con rapidez aire e intentar no dejar escapar algún ruido.

Ambos chicos hablaron en susurros por mis dos lados.

Juguemos un rato, bella/Déjame jugar, linda. -Susurraron a la vez en cada lugar.

El chico de cabellos rosas se encontraba en mi parte inferior, sentía la dureza y frialdad de sus piercings chocar con mi piel; colocó una de sus manos sobre uno de mis senos; mientras que acercaba su cabeza al que se encontraba libre, llevándolo a su boca, sentí como su lengua mojaba parte de mi pezón para luego comenzar a succionar y chupar, dejando una pequeña mordida en él.

Mi respiración se notaba acelerada y caliente, no podía mantenerme completamente callada, el chico que jugueteaba entre mis pechos posó su mano sobre mi boca, haciendo que ahogase mis intentos de gemidos.

No omitamos que mientras aquello sucedía entre mis glándulas; el chico bromista se encontraba debajo de mi, pasando su lengua en mi abdomen, dejándola explorar cada rincón de mi zona baja, mientras que con delicadeza metía su mano dentro de las prendas que cubrían mi zona íntima, llegando a ese punto y comenzando a mover con cautela sus dedos.

Sus dedos se adentraban por mis labios inferiores, comenzando a mojar la zona de los alrededores, una vez lubricado introdujo uno de sus dedos, inclinándolo hacia adentro y sacándolo empapado.

La sensación que estaba obteniendo por aquellos chicos era sumamente llena de placer, mis ojos se encontraban cerrados con fuerza, mientras que la mano de Kiryuu tapaba con fuerza mi boca, mis gemidos se ahogaban y cesaban en ésta misma.

Mis caderas se movían por inercia ante la sensación, mi espalda daba leves arcadas, al igual que mis piernas amenazaban con cerrarse fuertemente.

Agarré con fuerza la muñeca del pelirosa, dándole a entender que pronto llegaría al alivio total, mi cuerpo se tensaba y la fuerza que dejaba en su muñeca era notoria.

Arqueé y moví tensa mi cuerpo, dejando escapar aquel líquido interior de mi, sobre los dedos y a su vez, mano de Suou.

Ambos chicos soltaron mi agarre, dejándome agarrar aire con calma, para luego acercarse a mi cuello y proporcionarme una mordida de cada uno en cada lado.

Sabía que aquello dejaría marcas.

Ambos muchachos acomodaron con sutileza mis prendas, y como si nada hubiese sucedido, nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente, desperté al escuchar uno de los tantos despertadores de celular que habían a los alrededores.

Topándome con la cara adormilada del pelirosa.

Rápidamente agarré mi celular, divisé la hora y a su vez los mensajes.

9:30 A.M.
"Buenos días, ¿quieres salir conmigo?" Leí entusiasmada el mensaje, viendo que se trataba de Kaji.

Texteé de forma veloz una respuesta afirmativa.

Habíamos quedado en salir al medio día, quizá a comer.

Los chicos y yo, realizamos nuestras rutinas mañaneras, mientras desayunábamos juntos, mis mejillas se sentían calientes al estar cerca de Kiryuu y Suou, pero lo ocultaba diciendo que me había maquillado con un poco de exceso de rubor.

Dando fin a nuestra reunión/pijamada, cada chico regresó a su respectivo hogar.

Se acercaba la hora acordada de la salida.

Ya estaba completamente lista, esperando a que el chico ojigris pasara por mi y camináramos juntos.

Una vez ocurrió lo que deseaba, abrí la puerta, salí y me aseguré, no sin antes haber saludado al chico que cargaba sus audífonos.

¿Quieres ir a comprar dulces? -Propuso Kaji.

Sin pensarlo tanto acepté, íbamos juntos, hablaba sobre temas al azar, el chico solo se limitaba a escucharme.

Una vez realizamos nuestra compra, nos dirigimos a un pequeño parque cercano, sentándonos debajo de un árbol, aprovechando su gran sombra.

Estábamos probando los sabores distintos de caramelos que nos habíamos atrevido a querer saborear.

Éste sabe raro. -Saqué mi lengua en forma de una mueca de desagrado, obteniendo una risa por parte del chico.

Te ves linda. -El peligris había hablado bajito, aún con una sonrisa.

¿Crees que si fuéramos gatitos, nos llevaríamos bien? -Solté una tonta pregunta, para que de forma mágica apareciesen una pareja de gatitos, acercándose a nuestro puesto.

Mira, magia. -Reí al notar la coincidencia de mi pregunta a que apareciesen gatitos.

Creo que seríamos una parejita linda como ellos. -Mi compañero hablaba con suavidad, sus ojos reflejaban tranquilidad, creo que era la primera vez que lo veía de éste modo, no me desagradaba, me era cálido, me gustaba.

No pude evitar sonreír y que mis mejillas tomaran un tono rosáceo y rojizo.

Los felinos se encontraban invadiendo el lugar de Kaji, me enternecí ante la escena.

Me toca. -Bromeé señalando el pequeño animal que se encontraba acostado entre las piernas del chico.

El de ojos grises se sonrojó ante mi comentario, desviando de forma rápida y brusca su mirar.

Kaji, ten. -Me acerqué a él, esperando que me mirase, tratando de cambiar el tema y acercarle uno de los dulces.

El muchacho regresó su mirada a mi, agarrando de mi mentón, apretando sus labios con los míos, sintiendo ese nerviosismo por parte de los dos.

Me volví a acomodar en mi posición y traté de que mis nervios se calmaran, tratando de bromear.

¿Está rico? -Pregunté divertida mostrando el caramelo con mi lengua.

Está delicioso. -El contrario respondió con una sonrisa avergonzada.

El día continuó, todo estaba tranquilo, agradecía tanto haber tenido éste momento.

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