Capítulo 7: La Vida en Helheim
Las pequeñas gotas de sudor que caen de mi frente se congelan rápidamente por el frío aire de Helheim.
La entrada a la ciudad principal de este submundo es imponente, es un gran arco hecho de piedra y cubierto por gruesas capas de nieve y de hielo.
El piso también de piedra se encuentra congelado, debo tener mucho cuidado al pisar o me resbalaré.
La niebla de color esmeralda que cubre gran parte del Inframundo está presente aquí también, pero es mucho más fina, lo que nos permite tener un mejor campo de visión.
Helheim no parece ser un lugar bullicioso, hay pocas personas deambulando con la mirada perdida de un lugar a otro. Observo que aquí hay muchas casas fabricadas de piedra sólida ubicados en este camino principal que nos llevará directo al templo de la Diosa Hela.
Nuevamente, el viento resopla nuestros rostros.
— ¿Éstos son todos quienes viven aquí? — Pregunto a Vördr al ver a una mujer con sus ropas desgarradas caminar libremente con bastante desequilibrio.
— No, la mayoría se encuentran dentro de esas casas, sufriendo una gran agonía, replicando la horrible sensación de la muerte.
— ¿Y entonces que hace esa mujer aquí? — Camino sin despegar la mirada de él.
— Solo a algunos pocos se les permite caminar libremente por este extenso Reino.
— Como aquel hombre — Señalo a un hombre adulto que camina delante de nosotros — ¿Qué los diferencia de los demás?.
— Al igual como lo harás tú, ellos firmaron un pacto con Hela. Te puede parecer injusto, pero además de los mercenarios, las brujas, entes, demonios y todo aquel que haya ofrecido su alma a Hela se les permite su libertad aquí. Es una suerte de privilegio por servirle.
No puedo evitar sentirme culpable y molesta a la vez. Finalmente la única forma de sobrevivir aquí después de morir es realizar un pacto con Hela, mientras todos aquellos quienes vivieron como personas decentes, con una vida tranquila están condenados a revivir sus sufrimientos una y otra vez.
— Es una estupidez, no importa lo que hagas en vida, la única forma honorable en que podrás encontrar la calma eterna es morir en batalla — Digo sin percatarme de que lo dije en voz alta.
— También lo creo así, es una estupidez. Dentro de los nueve mundos que existen solo a los que fallecieron en guerra gozan de un lugar preferencial en el Valhalla y los demás están condenados a sufrir aquí. A veces pienso que los Dioses son egoístas, que no les importan los humanos, que solo buscan su capricho. Imagínate Iduna, que aquellas almas puras como los niños pudieran pasar la eternidad en un lugar como Alfheim, junto a los duendes de luz y su hermoso bosque o sus increíbles cascadas, seguro que serían felices allí y no extrañarían su vida en el mundo mortal.
— Eso es muy cierto Vördr, no puedo imaginar que dentro de éstas estructuras de piedras hayan niños también — Una sensación de angustia surge en mi pecho al mirar nuevamente las casas — No quiero que Mamá y Papá terminen en este lugar. Ellos no merecen este sufrimiento, ellos han sido muy buenos con todos, sería injusto que terminaran en un lugar como éste.
— Te entiendo Iduna, a mí también me produce una amarga sensación de que mi mejor amigo y el amor de su vida estén aquí. Pero no te preocupes, yo estaré con ellos cuando mueran, yo los cuidaré, conmigo su sufrimiento será un poco más agradable, te lo prometo.
— Gracias Vördr — No puedo evitar soltar algunas lágrimas — Los maldigo...maldigo a cada uno de los Dioses...no se merecen el amor y el respeto que les entregan los humanos.
— Me alegra escucharte decir eso, veo que tienes la misma nobleza que tus padres, pero a tú estilo.
Mientras caminábamos por este repetitivo camino, una voz de mujer desgastada se escuchó detrás de nosotros.
— ¿Vördr?, ¿Eres tú?.
Giro mi cuerpo para ver de quién proviene aquella voz.
A unos pocos pasos, una mujer de túnica morada se quita su capucha y muestra libremente su deteriorado rostro, sus cabellos blancos y sus ojos deun leve tono rojizo.
Para ser franca me espanté un poco al verla.
— ¿Qué demonios quieres Gothel? — El tono de voz de Vördr es de evidente enojo y de malestar.
¿Gothel?, aquel nombre me es familiar. Recuerdo haber oído sobre ella. Mamá y Papá me contaron alguna vez que una mujer de cabello negro ondulado secuestró a Mamá y que se la llevó a una isla llamada Vardo, allí mi Padre tuvo que pelear contra aquella mujer y que casi le costó la vida para conseguirlo.
— Hace bastante tiempo que no te veía por éstos lados — Se acerca hacía nosotros — Todavía sigues utilizando aquel rostro ¿Eh?, ¡SABES QUE DETESTO ESE ROSTRO!.
La mujer está delante de Vördr gritando con enojo, en tanto yo retrocedo levemente, fuera de su campo de visión.
— Lo sé Gothel, me acostumbré a él, fue mi mejor amigo, es un honor para mí usarlo — Su comentario fue más bien en burla.
— Te has contaminado de ellos, fuiste un gran demonio en el mundo de los mortales, haz perdido mis respetos Vördr al creer que eres uno de ellos.
— No necesito el respeto de alguien como tú: narcisista y egoísta, ¿Acaso olvidaste cómo secuestraste aquella chica para vivir eternamente?
— ¡ESE NO ES ASUNTO TUYO! — La mujer pierde la compostura — Pero no me preocupas, tengo el consuelo de que aquel hombre llamado como El Demonio de Agder, vivió en carne propia la muerte de su amada.
— Sigue soñando, él logró despertar a Elsa con un beso de amor verdadero, yo estuve allí, te lo he dicho miles de veces.
— ¡Patrañas!, nadie podía destruir aquella barrera de hielo, era impenetrable.
— No seguiré discutiendo contigo Gothel, eres una anciana decrépita, no mereces mi atención. Cree en lo que quieras — Vördr retoma su andar.
— ¡Espera! — Gothel toma su mano, impidiendo que pueda caminar — Tú y yo podemos hacer grandes cosas como antes, necesito de tu ayuda, necesito regresar al mundo de los mortales, necesito volver, te lo imploro Vördr, te lo imploro.
— ¡No! — Responde tajante — Conozco tus intenciones, eres una mujer vengativa, buscarás saciar tu sed de vengaza y entre aquellas personas se encuentra este rostro.
Vördr se apunta a sí mismo.
¿Qué?, ¿Por qué esa mujer querría vengarse de Papá?.
— ¡¿De qué estás hablando?! — Exclamo con preocupación.
— ¡No hables! — Vördr me regaña con molestia.
Gothel, suelta a Vördr y se acerca a mí, camina alrededor, como si fuera su musa. De pronto toma mis mejillas con suavidad.
— Eres muy bella niña, por tu atuendo deduzco que quieres ser una mercenaria. No sé que hace una chica tan hermosa en un lugar tan horrible como éste. No es normal ver a una mujer servirle a Hela como mercenaria.
No digo ni una sola palabra, me digno solamente a respirar.
—Por tus rasgos, tu piel pálida y tu cabello platinado — Retoma Gothel — Deduzco que eres de la aristocracia, ¿Cómo la encontraste Vördr?.
Mira a mi compañero.
Pero curiosamente, observa con detención a él y rápidamente me mira a mí, como si hubiera hayado la respuesta a algo importante.
¡Claro!, ¡Vördr luce como Papá!
— ¡No! — Gothel me empuja levemente hacía atrás — ¡Es imposible!, ¡Es imposible!.
Ella parece estar perdiendo la compostura.
— Te lo dije Gothel, la Reina Elsa no murió por tus hechizos, y ella es la prueba viviente de ello.
Con sus ojos al borde de la locura, Gothel toma mis hombros y acerca su rostro al mío.
— Tú padre... él me hizo esto...¡El me hizo caer en este infierno!. Prometí que volvería, prometí que acabaría con él, pero ahora que estás aquí, mataré a su querida hija — Ríe como una maniática.
— Suéltala Gothel, no te atrevas a hacerle daño — Vördr la mira con desconfianza.
— Ya es demasiado tarde — Libera uno de sus manos y chasquea sus dedos — Mis leales brujas, ¡Adelante!.
Un grito agudo se escuchó inmediatamente después se su chasquido. El sonido parecía provenir desde los cielos.
La niebla y la falta de luz me impide ver con claridad hacia arriba.
Pero rápidamente descienden a gran velocidad cuatro figuras blancas hasta impactar el suelo. Todas ellas lucen similares: Piel morena, cabello blanco, con hermosos y largos vestidos blancos.
Me sorprendo al verlas, la descripción sobre ellas es la misma que narraban los soldados de Arendelle sobre el "accidente de Vardo".
No puedo más que sentir rencor hacía ellas, necesito averiguarlo.
— Es toda suya chicas — Distraída, permito que Gothel me lance con libertad hacía aquellas mujeres.
Una de ellas me toma de los brazos y me impide moverme, otra en tanto, se deshace de mi equipaje con suma rapidez y posteriormente me abraza por detrás.
Vördr intenta reaccionar ante esto, pero una de las mujeres le impide el paso.
— Buen viaje pequeña — Ríe Gothel.
Inmediatamente, mis pies no están tocando el suelo, estoy volando. Cierro los ojos a medida que nos elevamos.
Le tengo miedo a las alturas, el viento resopla con más fuerza aquí arriba.
En un momento, parecemos detenernos. Con las manos de esa bruja encima de mí, vuelvo a abrir los ojos para mirar hacía abajo.
Desde aquí todo luce más pequeño, puedo distinguir como Vördr combate con las otras brujas.
No puedo hacer nada, si quisiera forcejear caería de inmediato; pero si no lo hago, será mi fín.
— Te veré abajo — La mujer me deja caer por los aires.
— ¡AAAAAAAH!.
Todo está sucediendo tan rápido. Cierro y abro los ojos en cada momento. Mi corazón...creo que se detendrá.
— ¡IDUNA! — Percibo la voz de Vördr.
Estoy a unos pocos metros de impactar el suelo, creo que este es mi fín.
Al parecer mi sueño de convertirme en una guerrera y demostrarle a todos mi potencial llegó a su fín.
Con mi mente en blanco y a punto de llorar, extiendo mis manos ingenuamente para intentar suavizar la caída.
— ¡NO QUIERO MORIR! — Exclamo entre lágrimas al ver el suelo desde más cerca.
Tengo los ojos cerrados, mi corazón va a estallar.
¿Ya estoy muerta?
¿Por qué no siento dolor?
¿Por qué mis mejillas están heladas?
Abro lentamente los ojos, elevo un poco mi cabeza hasta notar que hay nieve debajo de mi cuerpo.
Siento un ligero calor en mis palmas.
— ¿Qué fue eso? — Oigo la voz sorprendida de Gothel no tan lejos de mí.
Miro a mi alrededor, estoy en tierra firme, pero el piso está lleno de nieve, una densa capa amortiguó mi caída, ¿Pero cómo?
Observo mis manos, extrañamente están envueltas por una especie de luz celeste.
Intuitivamente, chasqueo mis dedos como Papá solía hacerlo.
Pequeños copos de nieve surgieron desde ellos.
No puedo creerlo, tengo poderes, tengo los mismos poderes que Mamá, ¡Puedo controlar el hielo!.
Miro hacía el cielo, donde se encuentra la bruja que me lanzó.
Hay algo que quiero probar.
Con la mirada puesta en ella, concentro mi energía en mi mano izquierda y apunto hacía arriba.
De pronto, un fuerte rayo azul viaja hasta alcanzar a aquella mujer que intentó quitarme la vida.
El impacto fue certero, ahora puedo ver como ella cae libremente hasta impactar fuertemente a unos dos metros de mí.
La caída de su cuerpo en el suelo hizo que su cabeza explotara en mil partes.
Realmente es algo desagradable.
Miro donde se encuentran Gothel, Vördr y las tres brujas que quedan. Debemos estar a aproximadamente a cinco metros de distancia.
Me pongo de pie en toda esta nieve y observo a todas las brujas restantes.
Para mi suerte todas están reunidas en un mismo punto.
Inhalo y exhalo, veo como el vaho sale de mi boca.
Extiendo mi mano una vez más y apunto a las brujas de vestidos blancos.
Sé que puedo hacerlo.
Otro rayo sale a toda velocidad hasta alcanzar a esas mujeres, todas ellas se congelan al instante, tal como lo deseé .
Gothel y Vördr lucen consternados.
— ¡¿QUÉ HICISTE?! — Gothel me grita mientras me acerco hacía ellos — ¡TÚ DEBERÍAS DE ESTAR MUERTA!
Sin decir nada camino hasta donde se encuentran ambos.
Al llegar, me detengo por un momento para apreciar a las brujas que congelé.
Ninguna puede moverse, ellas se encuentran inmóviles.
Pero eso ya es cosa del pasado, ahora mi vista está puesta en la anciana.
— Eres una lacra Gothel, no tienes honor. Si quisieras eliminarme lo hubieras hecho con tus propias manos, pero decidiste utilizar a una de tus subordinadas para que me lanzara por los aires. Eres despreciable — La tomo por el cuello y levanto su cuerpo del suelo.
Con rabia en mi interior y un fuerte deseo de verla sufrir, la estrangulo con todas mis energías.
— Piedad...piedad... — Trata de respirar.
La dejo caer para que recupere algo de aire.
No puedo dejarla morir no sin antes saber toda la verdad. Hay algo que me ha quitado el sueño muchas veces desde que era pequeña y ahora finalmente tendrán una respuesta.
— Respóndeme, ¿Tienes algo que ver con las muertes de tus brujas en Vardo? — La miro fijamente.
— ¿Qué estás diciendo Iduna? — Vördr interviene.
— Un ejército de Arendelle viajó hacía la Isla de Vardo después de que Papá rescatara a Mamá, la historia cuenta que cuando llegaron, treinta brujas no ofrecieron resistencia y fueron exterminadas. Te repito Gothel, ¿Tienes algo que ver en eso?.
— Sí — Responde con una sonrisa maléfica — Después de mi muerte, sabía que mis brujas estarían solas, no sabrían que hacer si yo no estaba, así que cuando llegué a Helheim, le pedí a la Diosa Hela la posibilidad de ordenarle desde el Inframundo a mis queridas subordinadas que fallecieran. Al parecer casualmente esas tropas llegaron en el momento oportuno.
— ¡¿SABES CUÁNTO DAÑO LE CAUSASTE A MI FAMILIA?! — La tomo del cuello nuevamente — POR TU CULPA MI PADRE FUE ODIADO POR ARENDELLE, GRACIAS A TÍ, MI PADRE TOMÓ UNA MALA DECISIÓN...¡ESTUVE SIN ÉL POR UN LARGO TIEMPO!... ¡MI FAMILIA CASI SE DESMORONA POR TU CULPA!, ¡MERECES MORIR, MALDITA PERRA!.
Gothel ríe descontroladanente. Parece estar gozando este momento.
— Entonces ya no tengo nada por que vivir, tus ojos, tus expresiones. Quién diría que con un simple acto podría traumar a la hija de ese Demonio, creo que ya he cumplido con mi deb...aghghfh.
Interrumpo sus palabras para ahorcarla con mucha más fuerza. Concentro mis energías en mis dedos, hay algo que quiero hacer.
— ¡AGH! — Oigo las últimas palabras de Gothel, tal como lo esperaba, desde mis dedos surgen picos de hielo que atraviesan el cuello de esta anciana decrépita.
Me siento agitada, mi adrenalina está al máximo.
Quiero disfrutarlo un poco más.
La misma sensación que tuve al matar a Jansen regresa a mí, el deseo de ver sangre me consume nuevamente.
Contemplo como la sangre viaja por el hielo hasta llegar a mis manos.
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