La desesperación inundaba su cuerpo y unas intensas ganas de llorar se apoderaron de él. Mordió su labio con mucha fuerza mientras ataba al joven chico sedado en la camilla en cada extremo con los cinturones de cuero que colgaban de ahí. Miró a su alrededor para hallar la mesita de metal en donde repodaba la jeringa con un líquido rojo fuerte y brillante, lo tomó entre sus manos, las cuales temblaban en demasía. No quería hacerlo, ya no. Pero debía.

Tenía miedo, mucho a decir verdad. De esto dependía su trabajo, y la vida de un ser humano... o muchos tal vez. Insertó la aguja en la palida piel que fue limpiaba segundos antes con alcohol y algodón, presionó para dejar que el líquido de dudosa procedencia saliera para recorrer todo el cuerpo del chico velozmente hasta llenarlo totalmente.

Ya estaba listo, era tarde para hacer algo.

El castaño empezó a moverse con brusquedad y una leve capa de sudor humedeció su piel por completo en solo minutos, dejándola brillante debido a la luz reflejada del techo blanco de la habitación. La mano delgada se clavó en el colchón de la camilla y sus muñecas de colorearon de un color carmín debido a los movimientos tan violentos. Sus ojos se abrieron y dejaron ver las pupilas dilatas en extremo, lo miraron fijamente mientras lágrimas negras abandonaban sus ojos.

Se preocupó al ya no ver ningún movimiento en el cuerpo. Estaba inerte, muerto.

"¡No, no, no!, ¡tú no puedes morir!"

Corrió a él para inyectar otra sustancia, sollozó. Él no quería eso.

"¿Hyung?"

Jadeó aliviado.

Todo había salido bien.

Había esperanza para la vida humana.

[...]

"Diario de J"

Inicio.

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"Estoy arrepentido, es lo único que diré, me dejé llevar por la avaricia de querer más, todo por unos malditos dólares que me dejaron cegar.

Soy un científico famoso en sus experimentos en humanos, ahora ya no estoy orgulloso de ser eso. De pequeño soñé ser alguien que hiciera algo muy bueno, pero fue todo lo contrario. ¿Quién diría que ese niño de grandes metas y sueños ahora sea un hombre que provocó el fin del mundo?

He hecho cosas malas en esta vida, unas que no serán perdonadas con facilidad, lo sé. Me arrepiento en su totalidad.

He hecho este diario con la finalidad de que cuando muera, los registros de mis descubrimientos sean hallados e investigados como no he podido hacerlo yo. Porque ya no puedo más con esta mierda. ¿En que momento me dejé llevar por el dinero?

El virus no fue lo esperado.

Desde el accidente del señor Park, en donde dejó una muestra del KMPJ en mano de sus trabajadores y estos lo perdieran para que fuera hallado por civiles y ellos dejaran que se expandiera, nada bueno paso si soy sincero. Todo fue un maldito caos.

Lo admito, fue mi culpa, pero también de esos idiotas que me engañaron con sonrisas falsas y propuestas deseadas por mi grandesa de querer más fueron los que están detrás de todo esto. "Los padres del nuevo mundo" ese era el apodo que ellos querían por dar un gran aporte y avance a la sociedad.

Aunque todo lo hice yo.

Fui quien se ensució las manos, quien iba inyectando la muerte de cada paciente en sus brazos, fui quien hizo todo el trabajo con sus propios hijos a los que parecían no querer. Son unos idiotas, lo son demaciado y los aborrezco con todo mi ser.

Estoy queriendo remediar esto, pero no sé cómo. Ya lo intenté, desde examinar a un infectado y unirlo con sangre limpia hasta inyectar sangre pura en el cuerpo de un infectado, ¿qué más hacer?

Me duele la cabeza, me duele el cuerpo y me duele el brazo en donde inyectó sustancias de muestra fallidas. Fallaré por mucho tiempo si no los encuentro ya, necesito su sangre. Necesito hacerles un diagnóstico antes de que pase lo peor con ellos.

Déjeme decir que los quiero, porque luché tanto para que sus padres comprendieran que no eran unos putos conejillos de indias a los que utilizar para sus nuevos hallazgos. No eran sus juguetes, pero ellos pensaban que si.

Los vi llorar, sufrir, vomitar sangre y llorar sustancias negras que me hacían preocupar.

¿Qué hice?
¿En qué momento acepté?

Por favor. Perdón."