Jasper Hale.

Había esperado años por ese momento, años para volver a verla. Fantaseé varias veces en mi mente con nuestro encuentro y en ninguna la situación fue tan mala como ésta, lo que no disminuyó mi alegría y emoción al verla allí, incluso al lado de nuestros enemigos.

Saber lo que ella sintió cuando me vio me hizo aún más optimista en mi misión de conquistarla.

Cuando Alice me pidió que tuviera paciencia, comencé a dudar de sus habilidades, lo único que quería era correr a Volterra y tenerla para mí de una vez por todas, en el peor de los casos escucharía un no, pero no me daría por vencido fácilmente.

Sin embargo, Alice había sido muy específica al recomendarme que esperara a que ella viniera a verme. Confieso que pensé que este momento nunca llegaría, pero ahora ella estaba aquí, ante mis ojos y lo único que podía sentir proveniente de ella era su nerviosismo, e incluso un poco de miedo.

Lo cual no es ninguna sorpresa, ya que está frente a docenas de vampiros que no están nada contentos con los Volturi.

Todos estaban tensos con la presencia de los dos Volturi, excepto Edward, Carlisle y Alice, no podía quitar mis ojos de ella, a pesar de que ella intentó tomar una foto a costa de no mantener contacto visual conmigo.

Jean dejó caer la capucha sobre sus hombros, dejando su hermoso rostro expuesto por primera vez. Sus ojos escanearon a cada uno de nuestros aliados hasta que se detuvieron en mí.

— Hola. — saludó a todos, aunque seguía mirándome. Todos permanecieron tensos con su presencia. — Sé que muchos de ustedes me conocen como la temida y terrible Jean Volturi, pero no soy su verdugo, no voy a atacarlos furtivamente como sé que muchos de ustedes están pensando que lo haré y no, no es que lea la mente como Edward.

Esta vez miró a cada persona presente. Hablaba como un igual incluso con los lobos. Su postura era erguida e imponía poder y seguridad.

— No es necesario que les guste mi presencia, solo le pido que respeten mi espacio y mi trabajo. — finalizó Jean dando ligeros golpecitos en la tela de su capa.

Bree guardó silencio a su lado. En ese momento — al menos en apariencia — casi me recordó a la recién nacida asustada de hace unos años. Pero no... Bree ya no era esa chica recién creada y se notaba.

— Buen discurso, princesa de las tinieblas. — murmuró Garrett en tono burlón, acercándose a mi compañera.

Estaba listo para detenerlo, pero su siguiente acción me sorprendió. El vampiro la abrazó como si fueran amigos cercanos y mentiría si dijera que no me molestaba. El sentimiento de nostalgia que emanaba de ambos era una tortura para mí.

— Gracias, pero no se acerca a su discurso anterior. — ella murmuró, devolviéndole el abrazo.

— Me alegro de que no tuviéramos que pelear entre nosotros. — susurró Garrett.

— No llegaría a ese punto. — respondió Jean con firmeza.

Noté un rápido intercambio de miradas entre ella y Edward. Como si estuvieran compartiendo un secreto.

— Siéntense libres de celebrar su victoria. — dijo finalmente a todos los presentes.

La verdad es que todos querían celebrar, pero la presencia de dos Volturis entre nosotros no les permitió relajarse.

Edward, Bella y Renesmee fueron los primeros en relajarse. Edward las abrazó con fuerza. El sentimiento que surgió de los tres era tranquilizador.

Edward y Bella se sentían aliviados de poder tener a su hija a salvo nuevamente y Renesmee estaba feliz de poder estar con sus padres, Jacob y toda nuestra familia

Poco a poco el resto de vampiros se dieron por vencidos y también se relajaron, por supuesto, con una pequeña intervención por mi parte.

Alice y Daniel, su compañero, estaban hablando animadamente con Bree. La chica no estaba acostumbrada a este tipo de trato, pero no parecía nada que no pudiera soportar.

Mis ojos miraron alrededor del lugar una vez más hasta que la encontré, ella estaba hablando con Carlisle y Esme pero luego sus ojos se enfocaron en mí y de repente parecía tener una determinación que no había estado allí durante unos segundos. Se despidió de los dos y caminó hacia mí con pasos humanos.

— Hola... — murmuró tímidamente. Sus ojos nunca abandonan los míos.

— Hola... — respondí en el mismo tono.

La sensación de tenerla tan cerca era indescriptible. Mi deseo en ese momento era abrazarla y no dejarla ir nunca más. Sin embargo, no me sentí seguro invadiendo su espacio.

— Creo que tenemos mucho de qué hablar, ¿verdad?

— Pensé que este momento nunca llegaría. — admití, sorprendentemente en voz alta.

Ella sonrió, un poco avergonzada. Lo que la hacía aún más perfecta ante mis ojos. ¿Cómo pude haberla dejado alejada de mí todo este tiempo?

— Lamento haber huido así. En realidad, ese no es mi estilo. — murmuró, moviéndose ligeramente a mi alrededor. — Pero primero, ¿podemos salir de aquí?

Ella señaló a su alrededor. Me sorprendió darme cuenta que allí estábamos solo nosotros dos, todos los demás ya se habían ido y ni siquiera noté su ausencia.

Estaba demasiado emocionado con la oportunidad de resolver toda esta historia de una vez, como para prestar atención a cualquier detalle que no fuera Jean Volturi.

Un pequeño capitulo narrado por Jazz.

No olviden dejar sus votos.

Esta historia no es muy larga.

Terminarán juntos ellos dos?