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Bree había sido salvada por mi capricho. Había visto cientos de vampiros asesinados por mucho menos y ni siquiera moví un dedo para ayudarlos, a algunos de ellos los maté yo misma y nunca vi ningún motivo para sentir remordimiento por ello.

No me temen por nada, y por mucho que parezca que estoy alardeando de ello, no estoy orgullosa de los actos que he cometido en nombre de los Volturi.

No me arrepiento de las cosas que he hecho durante el último milenio, como tampoco me arrepiento de haber salvado a Bree.

A pesar de no mostrar ningún don especial, Bree trabajó duro y se volvió útil para la guardia. Fuerte, decidida y, por increíble que parezca, intrépida.

La vampira de hoy no me recuerda en absoluto a la asustada vampira recién creada cuando la conocí. Bree se ha convertido en un proyecto personal mío, pero más que eso -y por mucho que no lo admita en voz alta-, construimos un vínculo durante los años que pasamos juntas.

-No creo que necesitemos entrenar más.

Bree dijo en un susurro. Supongo que no por miedo a mi reacción, sino más bien por nuestro buen oído.

No necesitamos hablar en voz alta como los humanos, y algunos de nosotros, nos gusta el silencio, a mí, en cambio, me resulta absolutamente aburrido.

-¿Crees que puedes vencerme?

Le pregunté de nuevo. La vampira me miró con miedo. Sin duda, Bree se había convertido en una de las mejores y más eficientes vampiras de la guardia, pero aún le quedaba un largo camino por recorrer.

Mantener tu ego bajo control es una de las lecciones que todavía tengo que enseñarte.

Nunca se puede tener demasiado conocimiento, del mismo modo que nunca debemos subestimar a nuestros oponentes.

-¿Dudas de mi habilidad?

Ella respondió. Sonreí, poniendo mis brazos hacia atrás en una postura militar.

-De alguna forma. - murmuro, impasible. - Tanto es así que te daré la oportunidad de demostrarte que no puedo enseñarte nada más.

Bree sonríe emocionada. En el fondo sabe que aún no ha llegado a mi nivel, pero cree que su fuerza de voluntad la ayudará a conseguir sus objetivos. Quizás ella no esté tan equivocada después de todo.

Tal vez quiero que ella me supere como miembro de la guardia. Tal vez lo necesite, pero ella todavía es sólo una niña.

-Como desees.

Dice antes de lanzarse al ataque. La esquivo sin ninguna dificultad y casi golpeo la vampira, pero ella lo esquiva rápidamente.

-No te apresures tanto, Bree. - digo a metros de ella. -Tienes buenos reflejos, incluso para nosotros. Puedes usar esto a tu favor.

La vampira se ríe de buen humor.

-Ya me has demostrado que estoy equivocada. - murmuró. -Me acabas de enseñar otra lección.

Sonrió de lado.

-Recién estoy empezando.

Me preparo para atacarla una vez más, pero la voz dura y fría de Jane suena por toda la sala de entrenamiento.

-De hecho, ya has terminado. - el sonido de sus zapatos contra el suelo es lo único audible en el lugar.

Bree y yoArreglamos nuestras posturas y dirigimos nuestra atención a mi hermana.

-¿Puedo ayudarte con algo, Jane?

Mi hermana sonríe. Una sonrisa que me pone la piel de gallina, Jane no es de las que sonríen al viento, es sumamente difícil sacarle una sonrisa.

Por su actitud, asumo que tiene buenas noticias que darnos, y lo que Jane considera "buenas noticias", normalmente significa muerte o tortura para otros de nuestra especie.

-¿Recuerdas el caso Denali? - me cuestionó.

Lo recordaba perfectamente. Habían creado un niño inmortal, el crimen más grave que se puede cometer en nuestro mundo.

Recuerdo que a mí misma me encargaron castigar al responsable. Recuerdo la mirada de miedo y odio que recibí de sus hijas. Era sólo mi trabajo, si no lo hacía, alguien más lo haría en mi lugar.

-No podría olvidarlo aunque quisiera. - me encogí de hombros mirándola sin mucho interés. -¿Eso significa entonces que tenemos otro niño inmortal? ¿Pero quién estaría tan loco como para crear un niño inmortal?

Fue cuando la sonrisa de Jane se hizo aún más amplia que estuve segura de que la siguiente noticia no me agradaría ni un poco.

-Los Cullen.

Maratón 1