002
Un año.
Un año era lo máximo que ella pudo consentir, pero incluso ese pequeño permiso fue el mundo de alegría para los gemelos, estarían estudiando juntos todo un año, y si tenían suerte, Freddy despertaría algún poder en ese lapso de tiempo, entonces ellos se irían juntos al programa, y todo sería como debía ser.
La señora Fazbear tenía fe en la palabra de su hijo en la disposición de no usar sus poderes, y que además de eso, que sabría adaptarse bien a una vida con un ritmo más humano y normal, cosa que no difería mucho de la realidad, al tener un gemelo que debía seguir ese estilo de vida, y de haber sido criados de la forma más hogareña posible, el tedio de una vida mundana no era reto para Fred.
Así fue como los gemelos empezaron la primaria, Fred aprendió a leer de volada, el pequeño hablaba hasta por los codos, siempre tenía algo que decir, que puede resultar algo entrometido e impertinente, pero esos ojos llameantes de travesura no lo podía parar nadie, aun así, era muy flojo para la escritura, los dictados y copias eran su infierno personal, y trataba de escapar lo más que podía de esos molestos deberes, Freddy era todo lo opuesto, atento en su escritura, pero apenado a la hora de leer en voz alta, ese tipo de escenarios se daban mucho, era como si se pusieran de acuerdo en ser diferentes a todo y a la vez complementarse a la perfección.
Por la forma en que se subían al auto después de clase, cansados, sonrientes de ser libres, con su uniforme sucio de tanto jugar en el patio en receso, saludando a su madre y preguntando qué era lo que tenía pensado preparar para la cena, daban a todo un aire de ser una familia como cualquier otra, tanto que la señora Fazbear se confió de más, y se hundió en la cálida rutina, quizás la idea de Fred no era tan descabellada, quizás si podía integrase en la sociedad sin tener que ir a ningún programa especializado, y así sus dos retoños estarían juntos como tanto querían.
Sin embargo, la realidad se encargó de recodarle porque aquello había sido una decisión muy egoísta. Sólo se necesitó unos minutos, minutos bien contados, para darse cuenta de que había una cuenta regresiva hacía el caos.
Estaba sola en su casa, haciendo un postre que sus pequeños probarían encantados en la cena, tarareando una canción de sus tiempos, con aire risueño y feliz.
«INFORMACIÓN DE ULTIMO MOMENTO, LA POLICÍA Y MEDIOS LOCALES ESTÁN EN COMPLETO PÁNICO, LA PLAZA CENTRAL HA SIDO ATACADA POR UN GRUPO DE BOTS ARMADOS CON PROYECTILES DE ALTO CALIBRE, CREANDO DISTURBIOS EN LA POBLACIÓN CERCANA, SE HA ORDENADO LA EVACUACIÓN A LOS ALREDEDORES Y LOS HÉROES DE LA ZONA ESTÁN TOMANDO ACCIÓN EN ESTOS MOMENTOS»
Detuvo el tarareo, y giró su vista hacia la reportera.
«ENTRE ELLOS SE ENCUENTRA... un momento... se... SE NOS INFORMA QUE LA PRIMARIA DE PORD LAND TAMBIÉN HA SIDO INTERCEPTADA Y ARREMETIDA. HASTA LOS MOMENTOS NO SE TIENE CLARO SI LOS ATAQUES SON PROCEDENTES DE UN GRUPO ORGANIZADO O SI SON AJENOS A LOS DISTURBIOS CONCENTRADOS EN LA PLAZA CENTRAL, LAS VÍAS DE TRANSITO COMENZARON EL PROTOCOLO DE CIERRE Y SE EMPEZÓ APLICAR EL...»
El bol de vidrio lleno de glaseado se resbaló de sus dedos y sus ojos se abren con horror al ver las imágenes de la escuela prendida en llamas. Antes de soltar exclamación o grito alguno, el sonido del teléfono fijo reclama su atención de forma inmediata.
Para los gemelos fueron segundos, segundos lentos y arrolladores a lo desconocido ¿Qué podrían saber de qué su rutinario día seria arremetido sin piedad?
— ¿Catty, me prestarías tu color rojo para pintar mi coche?
La niña dejó de colorear su dibujo y se fijó en Freddy.
—No tengo rojo Freddy, se me ha perdido en casa, pero el azul también es bonito.
—Mmmh... —Consideró, y luego una sonrisa— bueno, ¿me lo prestas, por favor?
—Sí, pero lo cuidas bien ¿ok?
—No te preocupes.
— ¡Eh Catty! ¿También me lo prestas? —Saltó el inquieto de Fred detrás de su hermano, enrollando al gemelo con el brazo sobre su hombro.
Catty frunce el ceño.
—A ti no.
— ¿Por qué no? A Freddy se lo has prestado.
—Porque tú si pierdes todo, y aparte eres muy molesto. —Le recriminó, y desvió la mirada haciendo un puchero con su labio inferior.
Fred se ríe malicioso de la acusación.
— Vamos ¿sigues molesta por lo de la otra vez, Catty? Era una simple ranita, no te iba a ser nada.
A la niña se le pinto las mejillas avergonzaba y apretó los puños mirando a Fred con recelo.
—Pues sí, todavía sigo molesta, a nadie le gusta que le dejen ranas en su silla, eres lo peor.
—Me disculpe.
—No fuiste sincero. —Le apuntó.
—Si lo fui.
— ¡Claro que no, mentiroso! —Gritó ella.
—Claro que sí. —Reitera Fred.
—Que no.
—Que sí.
—Que no
—Que sí.
—Que no
—Que sí.
—Que no
—Que sí.
—Fred, Catty, ya paren, la señorita Eddit puede venir pronto y no le gustará verlos pelear... —Intentó detener el pequeño castaño, con cierta preocupación.
—No Freddy, él no se ha disculpado de corazón.
—Lo haré si me prestas el color azul.
— ¡No te voy a prestar nada! —Sentenció Catty. Fred responde inflado sus mejillas e inclinando la cabeza a un lado.
— ¿Por qué las niñas son tan escandalosas?
— ¿Qué has dicho? —Se levanta— Ahora sí, le voy a decir a la maestra que eres un...
Algo se rompe, una ventana.
Todos los niños voltean hacia el sonido, pero fue tan lenta su reacción que todo ya era demasiado tarde, unos delgados brazos de metal entra al aula, parecidos a las patas de una araña en su extremo que tenía como dedos, abiertos con una luz roja brillando en su centro, eran cuatro, cinco, quizás seis, y el terror vino cuando era evidente que una de esas cosas salió disparada hacia ellos.
Fred sintió todo en cámara lenta, mirando a su gemelo de reojo, un impulso involuntario se explota en su ser, uno que gritaba por administrar una total protección, y lo único que es capaz de hacer en tan míseros segundos es empujarlo al suelo para darle oportunidad de esconderse bajo los asientos.
El gemelo en medio de ese caos tomó el brazo de Catty y la arrastró con él hacia el suelo, mirando con horror como no tuvo oportunidad de tomar a su hermano y el brazo termina por alcanzar a Fred, estampándolo contra la pared con fuerza.
La ola de gritos comenzó.
Los brazos se movían aprisionando a más niños contra las paredes del aula, uno de esos se mueve como serpiente hacia el par que estaba en el suelo. Freddy se arrastra hacia atrás, manteniendo a Catty en su espalda, temblando como ella ante la amenaza que sentía.
—C-Catty, corre, busca a la maestra... —Le dice intentado ponerse de pie.
—N-No puedo... —Escucha de ella casi al borde del llanto con un hilito de voz.
—Siempre has sido más rápida que yo Catty.
El brazo se abre más en amenaza y se impulsa.
Freddy abre más los ojos y se voltea para dar pasos lejos de Catty. —¡Freddy! —Chilló al ver como su compañero era atrapado.
— ¡Corre! ¡Ve! ¡Catty, rápido! —Le gritaba, mientras se retorcía intentando quitarse esas pinzas de encima para ser liberado.
Más ventanas se rompen, los gritos se hacen ensordecedores, el caos había sido desatado. La niña reacciona, y sale despavorida del salón en medio del pánico, entre tanto Freddy es aprisionado en la pared no muy lejos de Fred, soltando un quejido de dolor por el duro trato.
— ¡Freddy! —Escuchó de su hermano, en tono alterado— Freddy... ¿Freddy, estás bien?
—D-duele, aprietan muy... muy fuerte, me cuesta... r-respirar...
— ¡Freddy!
Como si no fuera suficiente, otros tipos de brazos ingresaron al salón, se acercaban a los niños atrapados y les pasaban una luz verde sobre ellos, como si estuvieran siendo escaneados, al momento que se acercaron a los Fazbear, el desespero y la rabia de Fred fue en aumento, tanto que su vocabulario pasó a ser escandaloso.
— ¡Pero que le hacen pedazos de hojalata! —Intentó patear— ¡Ahg! ¡Soltarme joder! ¡Dejadlo en paz! ¡Os vais a enterar! —Tomó los dedos de metal— ¡Los volveré chatarra inservible como la mierda que sois! —Gruñó con furia y sus ojos se incendiaron al rojo vivo, tomando y despedazando dedo por dedo hasta librarse por completo, todos los brazos de escáner parecieron alborotarse por esa nueva exposición y apuntaron a Fred de inmediato, él puso mala cara y se encaminó hacia el brazo que atrapaba a su gemelo, tomando su largo y jalándolo con rudeza para que se separara de la base, este soltó un sonido eléctrico y se apagó, y Freddy cayó al suelo, quitándose las garras de encima.
«Aquí estas, tráigalo ante mi»
—Freddy...
—Fred... los demás también están...
El negó con la cabeza, tomándolo de los hombros.
—No, primero tengo que sacarte de aquí.
—Pero...
—Está bien Freddy, los héroes vendrán y los volverán a todos puré de hojalatas.
Algo brilló detrás de él.
— ¡Fred! —Gritó.
No pudo hacer nada, en un parpadeo todos los brazos soltaron a los niños y se abalanzaron por Fred tomándolo de todos los lugares posibles, no para colocarlo otra vez contra la pared, sino para jalarlo hacia la ventana de dónde venían aquellas cosas.
— ¡Fred no! —Dijo su gemelo, en un desesperado intento de evitar que se lo llevaran, tomando su zapato, que por la fuerza del forcejeo, terminó por salirse del pie de Fred y vio como este se perdía entre los cristales rotos y enredos de cables robóticos.
Era tan sólo el comienzo.
Fred no sabe cuándo pasó, pero fue tirado al suelo del patio con poca delicadeza, sus músculos estaban tensos, y su cuerpo temblaba junto con el arrebato de aire ante tal desplace hacia las afueras de la escuela.
—Los mocosos de hoy en día son más atrevidos de lo me estaba imaginando, pero míralos... igual siguen siendo tan diminutos y frágiles como unos cachorritos ... —Habló la voz burlona más molesta y desfigurada que Fred haya escuchado en su vida, de apoco levantó su cabeza observando al dueño de todo el caos, parecía mitad humano mitad androide, con ese ojo verde brillante como el de un semáforo, y una sonrisa torcida, mientras se relame los dientes, era horrible, y Fred se lo dejó claro con el fruncir de su ceño en gesto despectivo— Perdona, que modales los míos, debo presentarme...—La pupila de su único ojo humano se achica más y su sonrisa enseña más los torcido dientes, tomando a Fred del cuello con su brazo de robot apretando con firmeza en amenaza de romperlo en cualquier momento— Puedes llamarme Killer, experto en robótica y armamento explosivo, a que es impresionante cierto? —Se ríe de sus propias palabras, apretando el agarre— Mis informantes terminaron teniendo razón, un niño con individualidad cursando en un colegio que no está creado para sus condiciones, que acto tan poco responsable.
—S-suel... suéltame...
—Que interesante... ese rostro, tu pelo, ponte un simple antifaz y serias idéntico a una vieja amiga, Lady Bear, gran heroína, lástima que resultó ser tan pésima madre para dejarte a tu suerte en un lugar como este.
—... c-cuando mi madre.... s-se entere de tu basura... t-te partirá esa maldita sonrisa que tienes de un puto golpe... —Gruñe molesto del comentario, su madre era lo mejor de todas las madres, ese medio androide de pacotilla se puede ir al infierno y meterse su comentario por donde mejor le parezca.
—Que vocabulario tan inadecuado, una pena, ni ella ni ningún otro héroe de servicio cercano a esta zona podrá ayudar por el momento, mis pequeños están repartidos en puntos estratégicos por toda la ciudad ocasionando problemas, así que ya tengo a esos patéticos seres con mayas coloridas bien ocupados, ustedes enclenques no son su prioridad por el momento, lo interesante ocurre ahora, tenemos suficiente tiempo para realizar una pequeña prueba y ver si me sirves de algo.
— ¿P-prueba?
—Por supuesto, no cualquiera puede ser mi contenedor personal. Debes tener algo bueno que ofrecer ¿te parece bien si empezamos? Veamos que tal tienes esa resistencia. —Apenas lo dice, el puñetazo fue directo al estómago del niño, mandándolo a volar hasta la pared, creando un pequeño cráter en el impacto.
Fred cayó al suelo de rodillas y automáticamente el desayuno salió de su boca en un vómito, ante sus ojos abiertos de terror por el dolor del golpe y el pánico de no sentirse capaz de respirar. —Nada mal... —Felicitó el hombre cínicamente, mientras su ojo verde escaneaba el pequeño cuerpo retraído de Fred— sólo una alteración en tu ritmo cardiaco, ningún hueso afectado, parecen ser de hierro, favorable, favorable... pero eso no es suficiente ¿qué tal aguantarías un choque eléctrico?
De sus pies aparecen pequeños propulsores y se mueve rápido tomando al chico por los pelos castaños y levantarlo al aire, y una descarga eléctrica le invade el cuerpo, arrebatándole un grito al sentir quemar cada molécula de su cuerpo y recorrerle hasta la punta de los pies— No es suficiente... —Escucha y antes de enterarse de algo una patada lo manda lejos como un saco inservible, antes del impacto otro golpe lo sube al cielo, y tal cual si fuera un flash se aparece sobre él y le propicia otra patada que lo estampa sin piedad al pavimento de la calle— Debo decir que tus reflejos son lamentables... —Lo oye hablar, con esa maldita voz de burla mientras ponía un pie sobre su cabeza— tu madre no se molestó en darte algo de entrenamiento básico, te dejo a la deriva sin ningún tipo de estrategia para defender tu vida, que poco interés hacia tu seguridad.
Sus pequeños puños se cierra sobre el asfalto destruido, el cuerpo casi no parece responderle, sólo gritarle con desespero que todo estaba preso de mucho dolor, dolor desconocido, dolor insoportable, suplicaba caer en desmallo, pero no se deja abrazar por ese deseo, apretando los dientes con cólera a cada comentario del hombre mitad chatarra que osaba en meter a su madre en este tormento.
—Ca... cállate. —Logró decir.
— ¿Qué? ¿Te ofende la verdad, mocoso? Es sólo una heroína cobarde que decidió dejar todo a la suerte, y tirarte a ti con ese montón de sacos sin dones.
Sus manos se cierran con más fuerza.
—No hables.... N-no hables de ella...—Le advirtió.
— ¿De qué? ¿De su incompetencia o que es sólo una asquerosa rata cobarde? La verdad no hay mucha diferencia.
—QUE NO HABLES DE ELLA PEDAZO DE HOJALATA ... —Vociferó con los ojos rojos mientras el dolor era mínimo compara con la ganas de romperle la mandíbula para no tener que oír su horrenda voz nunca más, tomando el pie de metal y levantándose de un simple impulso de sus pies mientras de una forma animal eleva aquel sujeto como si fuera carne relleno de plumas al aire y comienza a estamparlo con violencia contra el suelo, una y otra vez, para terminar arrojándolo con rabia contra unos autos estacionados, partiendo vidrios mientras la gente seguía corriendo aterrada, Killer no tiene tiempo para levantarse, porque el chico salta volando por el aire para estamparse contra él con una fuerza exagerada expandiendo un cráter bajo el, mientas la cólera de los de Fred brilla incesante, y da golpe tras golpe en su armadura, creado problemas de circuitos en su sistema— ¡QUE VAS A SABER TÚ DE ELLA?! EH —golpe— ERES SÓLO UN ASQUEROSO VILLANO —golpe— LO QUE TU DIGAS ES BASURA —golpe, golpe, golpe—UNA COMPLETA BASURA. —Los golpes no bastan, y lo toma del brazo metálico que intentaba retener su rabia de ataques para mandarlo a volar nuevamente hacia un edificio— ¡PÚDRETE IMBÉCIL! —Gritó a lo último, con su cuerpo temblando incontrolado, quizás por el dolor, el odio o la adrenalina, tal vez las tres cosas mezcladas a la vez de forma preocupante sobre su pequeño ser.
Pero aquel arranque explosivo, para Killer, simplemente no fue suficiente.
—Hehe.. hehe... —Lo escuchó reírse a lo lejos, desconcertando a Fred en el acto ¿qué hace riendo después de todo eso? — Hehehe... de eso... de eso estoy hablando... Hehehehe esa rudeza... ese poder... —Lo ve levantarse, incluso escupir sangre, pero su rostro estaba pintando de una pesquisada satisfacción, como si el dolor que sintiera fuera lo mejor de todo, la mejor parte de su plan— Ya lo entiendo, respondes a los estímulos emocionales, una pena, eso te limitará mucho. —Da un paso, Fred retrocede de forma involuntaria— Pero no es algo que no podamos arreglar a largo plazo, por el momento me sirve para la prueba, sólo necesito concentrarme en algo más cercano... que tal... —Su ojo verde brilla y un holograma aparece sobre el asfalto, espantando a Fred al ver de quien se trataba— Que tal este niño, se parase mucho a ti, hehehe entonces si era cierto los rumores de que Lady Bear se retiró tras haber tenido gemelos, un caso excepcional, me pregunto qué tal tendrá la resistencia, podría ser que...
— ¡Ni pienses en ponerle un dedo encima lunático! ¡Antes te rompo los dientes! —Amenazó inmediato, horrorizado por la idea de que tal ser se le acerque a Freddy, su hermano, su único hermano.
Killer extiende sus brazos excitado de la situación.
— ¡Porque no lo intentas mocoso!
Se abalanzó hacia Fred con él impulso directo de los propulsores, con el brazo dispuesto a proporcionarle una descarga capaz de dejar fuera de combate a un elefante, milagrosamente su cuerpo reacciona para responder al ataque, esquivando el brazo eléctrico, y tomando el otro para después saltan y estar dispuesto a lanzarlo contra el suelo con toda sus fuerzas, sin embargo no contó con que Killer aprovechando su tamaño, fue el quien lo estampo al suelo y lo piso como si fuera una patética hormiga.
—Vamos chico dame algo más... —Le apunta con su palma, que brillaba de verde mientras un sonidito se hacía cada vez más fuerte— No es suficiente, y tu hermano será el siguiente si no me detienes.
Fred se cubre la cara al momento que el rayo verde se dispara, nuevamente siente que lo toman y lo avientan para usarlo como saco de boxeo, intenta concentrarse, esquivar, pero el dolor lo retuerce y las lágrimas le nublan la vista.
—No es suficiente... —Escucha de Killer con cada golpe— No es suficiente, no es suficiente.
Su voz le irrita, quiere callarlo...
—No es suficiente...
Quiere pararlo.
—No es suficiente.
Lo quiere lejos de Freddy.
—No es...
— ¡Calla joder! —Un bloqueo, y puñetazo en la quijada en el último momento, lo mando disparado hacia el suelo, literalmente enterrándolo dos metros, el cae con poca gracia, quiere pensar que fue el golpe que acabo con todo ese infierno, pero sus ojos se abre con incredulidad al ver el brazo de metal asomarse por el oyó del cráter y la maldita sonrisa llena de sangre seguía ahí, mientras salía lentamente.
—No... no es suficiente, que decepción... cuanta decepción.
Fred lo ve con rabia estando de rodillas, tomando aire con rapidez, lagrimeando de impotencia de no poder cerrarle la boca, de no poder moverse, de no sentir fuerza.
—Ciertamente, esperaba más... —Se encamina hacia él comprobando que su brazo metálico seguía funcional a duras penas— Pero veo que sólo eres un chiquillo que sólo sabe amenazar y tirar unos cuantos golpes, una pena, muy poco elegante de hecho... —Lo toma del cuello— Tanta planificación para llevarme esto, casi es insultante, no valías la pena después de todo, eres tan inútil, tan desechable... ehehehe decepcionante, tan decepcionante... ¿a quién pretendes proteger con esa fuerza? no podrías ni cuidarte a ti mismo hehehe ¿sabes por qué? Porque tú... —Lo acerca susurrando a su oído con su asqueroso aliento—... eres débil.
Fred dejo de forcejear, con las pupilas achicadas y la impotencia en aumento que le daban ganas de llorar de pura rabia.
—Y para probártelo... —Otra vez ese sonidito, Killer lo puso a ver en dirección hacia la escuela y su palma apuntaba a un salón, a un salón que Fred conoce bien.
— ¡NO! ¡DETENTE! —Gritó Fred aterrado, por primera vez sintiendo genuino miedo de Killer, luchando por parar su locura.
Escucho una risa, y el rayo se dispara, una explosión y el aula se prende en llamas, para Fred todo dejo tener color o sonido, las llamas, los escombros, sus lágrimas se suman al escenario y deja de respirar, con un punzado dolor justo en su pecho, obligado a presenciar como su aula se destruía en pedazos, el techo se cae y toda esperanza de salvación se pulveriza, un grito, una exclamación, nada, no puede soltar nada.
—Con esto es suficiente. —Escuchó, y luego viene una descarga pasarle por los huesos que lo obliga a gritar hasta desgarrar sus cuerdas vocales del dolor, tanto dolor, que se pierde en la oscuridad.
El cuerpo del niño cae al suelo colapsado, el mayor se relame los labios y voltea a ver el desastre ocasionado, con un gusto centelleante en su mirada.
—Algo de dolor en el comienzo es necesario para forjar algo bueno y duradero a futuro, pequeño Fazbear —ríe, colocando su pie sobre el niño inconsciente— con el tiempo te iras acostumbrando.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro