Tu respiración hace cosquillas en mi cuello. No puedo evitar soltar varios suspiros cuando tu nariz traza un camino sobre mi piel desde mi mejilla derecho hasta el centro de mis pechos. Deja un beso en ese lugar y busca mis ojos. Sus ojos, color café, brillan a pesar de la escasa luz. Lo agarro del cuello y lo beso con pasión. Enredo mis dedos en sus cabellos rizados y lo escucho gruñir. Nos besamos de manera lenta pero con gran pasión, nunca pensé que un simple beso húmedo pudiera excitar tanto. La cama se hunde por presión del peso de nuestros cuerpos, ambos semidesnudos. Su lengua danza en mi boca y realiza caricias que están por dejarme totalmente si cordura.
Siento una de sus manos colarse por mi espalda, jugueteando con el broche de mi sujetador sin dejar en ningún momento de besarme. Pero cuando siento que lo zafa me libero del beso, apoyo mis manos en su pecho desnudo y lo alejo un poco.

- ¿Qué pasa? -pregunta preocupado

No lo miro a los ojos, solo me concentro en el extraño contraste que hacen mis manos color canela sobre su pecho blanco.

- ¿Te da pena? -deduce y yo asiento

Mis tetas no son para nada planas pero quisiera que fueran un poco más grandes. La verdad me da vergüenza todo mi cuerpo, las estrías alrededor de mi cintura por la ganancia y pérdida de peso, la pequeña barriguita que tengo y los muslos muy anchos que poseo. Él sonríe.

- Así eres perfecta, no tienes que avergonzarte de nada. Me gusta tu cuerpo y más me gustas tú.

Con esas palabras me hace sonreír y yo misma me termino de quitar el sujetador de un tirón para tirarlo a algún lugar de la habitación. Hunde la cabeza en uno de mis pechos desnudos y comienza a lamerlo, chuparlo y dejar en él pequeñas mordidas. Luego hace lo mismo con el otro. He perdido la cuenta de cuántas veces he puesto los ojos en blanco, perdida en el deseo. Así es como obtengo mi primer orgasmo...

Despierto sobresaltada, tratando de normalizar mi respiración. Vaya sueño. Sonrío y muerdo mi labio inferior.

En medio de la noche, he vuelto a soñar contigo.