3
Los primeros días viviendo con la nueva omega de su padre y su hijo había sido abrumador. Acostumbrarse al aroma de eucalipto de Jungkook, era otro problema. Estaba claro que, su celo se acercaba aún cuando no lo dijera.
Aunque con lo poco que lo iba conociendo, estaba seguro que tendría algún comentario desvergonzado que hacer al respecto. Todo él era desvergonzado y burlón, no tenía problemas para decir lo que pensaba, muy diferente a Taehyung que era cuidadoso siempre, sobre todo a la hora de expresar sus sentimientos y pensamientos.
—Sabe a mierda.
Ahí estaba de nuevo, con sus comentarios imprudentes y sin filtros, que solo exponían la necesidad de atención que tenía. Le molestaba pero hacía todo lo posible para no demostrárselo, porque Jungkook era la típica persona que continuaría haciendo algo para hacer enojar a otro por la simple razón que le divertía.
Y Taehyung no se dejaría llevar por su juego.
—Los hizo tu madre.
Quiso sonreír con triunfo cuando de reojo vio como la aclaración -de que su madre fue la que hizo la comida- lo dejó con la palabra en la boca.
Al fin iba a almorzar en paz ahora. En realidad, iba a almorzar en paz pero de pronto llegó Jungkook de la calle. Había estado solo en su casa antes de que llegara, su padre se había ido con su omega dejando la comida y Jungkook se suponía que había ido a ver a unos amigos.
Pero había llegado hacía unos instantes, y ni siquiera tuvo la decencia de lavarse las manos antes de servirse la comida. Otra cosa asquerosa era que olía demasiado a omega, su repulsivo aroma a eucalipto se mezclaba con un dulce aroma de flores de jazmín, dejando en claro que no había ido a ver a unos "amigos" y definitivamente no había tenido una inocente conversación con el omega que fue a ver. Porque para que el aroma de otro se mezcle con el tuyo tenía que haber habido muchísimo contacto.
Eso era algo maleducado de su parte. Estaba seguro que lo hacía para molestar a sus padres, si algo le había dejado en claro en esos días es que le disgustaba la unión que tenían, quería ser él el centro de atención.
Taehyung siguió comiendo e ignorándolo. Y pronto sus pensamientos solo se vieron invadidos por Hoseok.
No es que pensara todo el tiempo en él, tampoco era que lo extrañara pero... hacía días no lo veía ni sabía nada de él.
Bueno, si sabía algo, y era que estaba pasando por su primer celo, seguramente lo habían apartado del resto de su familia como se suele hacer. Probablemente estaría con su hermana o su madre beta en alguna casa que tuvieran en otro lado. Estaba seguro que debía estar asustado, el primer celo era menos intenso que los que tendría luego pero aún así resultaba ser un tanto doloroso, lo iba preparando para lo que se venía. Hoseok nunca había sido resistente al dolor y, si era honesto, estaba preocupado por él.
Por dentro, habría preferido que fuese un beta por esa razón. Tanto alfas como omega padecían el celo pero sus cuerpos los hacían resistentes mientras iban creciendo. A diferencia de lo que se solía creer, los omega eran fuertes y resistían al dolor como los alfas, mejor que los betas, era algo que se les notaba desde niños. Algo que Hoseok nunca mostró.
Hoseok nunca se había mostrado resistente al dolor. Él era frágil, delicado y extremadamente sensible.
Le había preguntado a su padre si sabía algo de los Jung -sin mencionar a Hoseok, para que no creyera algo de más- antes de que saliera, pero no obtuvo ninguna respuesta. Supuso que eso lo había preocupado más, ¿estaba bien Hoseok? Algo que empeoraba la situación es que hoy se cumplía una semana desde que Hoseok había comenzado con su celo, debía ya haber terminado porque a diferencia de los alfas, los omega atravesaban ese dolor por casi una semana.
Pero seguía sin haber noticias del pelinegro, estaba seguro que en cualquier momento terminaría llamando a su casa. No podía aguantar más tiempo sin saber como estaba.
—¿Conoces a algún omega?
Levantó la mirada al responsable de esa pregunta tan repentina.
—¿Si conozco a un omega?
Jungkook asintió como si hubiera preguntado algo con mucha lógica: —En lo poco que llevo aquí no te he visto con amigos y dudo que siquiera conozcas algún omega.
Entrecerró los ojos con molestia. Tenía que estar bromeando.
—Tengo una vida social —aseguró, molesto que haya dado a entender que era una asocial.
—Okay, de igual manera eso no me importa —dijo mirándolo relajado, apoyando su espalda en el respaldo de la silla—. Te pregunté si conoces algún omega.
—¿Qué te importa si conozco o no a algún omega? —preguntó sin comprender.
—Quiero que me presentes a alguno —respondió finalmente—. Mi celo se acerca.
Soltó una risa falsa: —¿Qué hay del omega con el que te viste hoy?
—Me aburrió. —Se encogió de hombros—. Vamos, preséntame a uno o más. No soy exigente, mientras sea de nuestras edades y lindo estará bien.
—Olvídalo.
—¿Por qué? —Lo miró frustrado—. Oh, ya veo. No conoces ningún omega, ¿cierto?
Conocía a un par de omegas, pero sus palabras trajeron a su mente a Hoseok primero. Y sintió una desagradable sensación al imaginarse presentándoselo. Jungkook intentando pasar su celo con Hoseok le dio ganas de golpearlo.
No pasaría. Jamás. Jungkook era un idiota, lo quería absolutamente mil kilómetros lejos de Hoseok.
—No me molestes, hoy no estoy de humor. —Se levantó de la mesa llevándose la poca comida que dejó, no quería estar más tiempo cerca de aquel—. Ah, y te dire algo más, si vas a pasar tu celo con algún omega que sea muy lejos de esta casa.
—Bueno. —Rió bajo Jungkook, desconcertándolo—... no necesariamente tiene que ser un omega.
Taehyung se detuvo para mirarlo y frunció el ceño cuando lo encontró dándole una mirada extraña de pies a cabeza.
—¿A qué te refieres?
—A que no me molestaría pasar mi celo con otro alfa. —No podía estar queriendo decir lo que pensaba—. ¿Que dices? ¿Estás dispuesto?
Pero si, estaba queriendo decir eso.
—Mantente alejado —advirtió como la última cosa para decir y se fue, sin mirarlo.
Lo único que le faltaba, gustarle a un alfa. No es que tuviera algo contra las relaciones alfa y alfa, en realidad nunca le había gustado alguien, pero definitivamente no saldría con un alfa y menos uno idiota como él. Si alguna vez se fuera su temor y rechazo a tener una pareja para toda la vida, elegiría alguien que lo cautivara por completo. Sea alfa, beta, delta u omega, lo único que le importaría sería lo que le hiciera sentir. Y tendría que ser algo muy fuerte, tan fuerte como para hacerlo cambiar de parecer. Tendría que ser alguien en quien no dejara de pensar, en quien se preocupara constantemente y que amara tanto que no quisiera que nadie más lo tuviera como pareja.
Hizo una mueca mientras terminaba de lavar su plato. ¿En serio estaba pensando que podría pasar algo así? ¿Que existían las parejas que se amaran para siempre? Negó para sí mismo y rió amargamente al darse cuenta de lo ridículo que eran sus pensamientos. No quería una pareja, no necesitaba una pareja. Estaba bien estando solo.
Estaba bien al pensar en estar solo para siempre.
No iba a repetir la historia de sus abuelos, padres y el resto de las personas. Se ahorraría el tiempo de casarse para luego separarse como siempre pasaba. Estaba decidido.
Aún seguía viéndose pálido, pensó mirándose en el espejo del auto de su familia.
—Que tengas un buen día en el colegio, hijo. —Se despidió su madre. Hoseok le sonrió deseándole lo mismo pero en su trabajo y salió del auto para que pudiera irse—. Tienes todas tus cosas, ¿cierto? Si sucede algo, llámame.
Hoseok asintió, agarrando sus pertenencias más cerca suyo por instinto y sintiéndose ligeramente tímido por lo que significaba "tus cosas" ahora. Un pequeño bolso de mano dentro de su mochila el cual tenía cosas como pastillas para omegas.
Ella se fue y Hoseok tomó aire volviéndose hacia la entrada de su colegio, donde varios alumnos iban llegando. Hacía una semana que no iba a clases, había sido la semana más larga de su vida. Pasar por su primer celo no había sido nada lindo, estuvo sintiendo dolores hasta el último minuto a pesar de tomar medicamentos como era debido.
Suspiró triste caminando para entrar al colegio. Había creído que ser omega sería genial, pero hasta ahora no había nada bueno en serlo. Empezando por Taehyung, él lo había rechazado una vez más hacía una semana, cuando lo había rescatado de los alfas que quisieron lastimarlo.
La peor parte del celo, había sido sus pensamientos hacia Taehyung. Su deseo hacia él. Nunca había experimentado tales cosas como sentir la necesidad de que lo tocara de formas nada puras o inocentes. Había tenido muchos sueños con él, sueños tan subidos de tonos que finalmente lo había hecho experimentar el tocarse a sí mismo. Se había tocado pensando en Taehyung. Imaginándoselo sobre él y en medio de sus piernas. O hasta abajo de él, con sus manos en su cadera guiándolo. Había sido intenso, aún seguían algunas imágenes de esas fantasías con él pero ahora más que excitarlo le producía vergüenza.
Taehyung que siempre lo rechazaba e ignoraba porque claramente no estaba interesado en él, ¿que pensaría si supiera la cantidad de veces que se lo imaginó desnudo sobre él, gruñendo y... anudándolo?
—Hoseok.
Se detuvo abruptamente al escucharlo detrás suyo, al único que siempre ocupaba la mayor parte de sus pensamientos. Sus fosas nasales no lo habían sentido por lo distractor que había sido sus pensamientos, pero ahora lo sentía. Lo olía. Todo su delicioso aroma a menta con un poco de café volvía a invadirlo y deseaba con todas sus fuerzas ser impregnado con él. Pero eso era algo que jamás pasaría.
Se giró a mirarlo pero tan rápido como lo hizo bajó su mirada a cualquier otro lado y sus mejillas quemaron porque recordó todas las cosas que hizo pensando en él.
—Hola. —murmuró sin mirarlo, sonando como si odiara estar ahí aunque en realidad solo lo avergonzaba.
Taehyung no respondió pero pudo notar como su aroma cambió haciéndolo saber que estaba alerta, como si algo estuviera llamando su atención o inquietándolo.
—¿Qué te pasa?
Hoseok se preguntó porque hacía esta pregunta pero no dijo nada más que otra cosa: —Llego tarde a clases.
Se giró y caminó lejos de él, hacia cualquier lado donde no pudiera olerlo y recordar sus sueños de la última semana sin querer esconderse debajo de la tierra de la vergüenza.
—Hey —llamó Taehyung y casi chocó contra su pecho por lo rápido que se había frente a él—. ¿Estás bien? Te ves pálido, puedo llevarte a tu casa.
—No quiero ir a mi casa, déjame en paz.
—¿Eh? —Taehyung preguntó confundido, Hoseok miró a otro lado lejos de él—. ¿Por qué me hablas así?
—¿Por qué estás tú delante mío? Has dicho muchas veces que no te importo y que me aleje de ti —contestó mirándolo a los ojos, esperando que lo negara. Como si eso fuese a pasar.
—Cierto —dijo—. Solo quería ser cordial, pero tienes razón. Será mejor que me vaya.
Dicho eso, se fue. Lo vio alejarse. Dejándolo exactamente solo ahí, aún cuando pasaran muchas personas por su lado. No le importaba nada a Taehyung.
Seokjin le había pedido disculpas todo el día. Solo faltaba que se arrodillara frente a él, Hoseok no pudo evitar disculparlo porque de alguna forma podía entender lo cegado que había estado ya que también había estado en celo. El resto de sus amigos lo trataron como siempre aunque fueron un tanto más amables y lo ayudaron a ponerse al día con las clases, también estuvieron manteniendo a Seokjin en la mira porque ellos parecían no haberlo perdonado exactamente.
—Me alegro que hayan venido —dijo el hombre mayor, recibiéndolo a él y su familia luego de abrir la puerta de su casa.
Vio como su padre se saludó entusiasmado con el señor Kim mientras entraban. Si, estaba en casa de Taehyung. Y si, lo iba a volver a ver, para su desgracia. Esta vez sería más difícil que las demás veces el ignorarlo, pero había sido imposible negarse a ir porque el señor Kim había insistido en presentar a su nueva omega a sus mejores amigos, que eran sus padres.
Mientras entraban un olor llamativo y nuevo llamó su atención, un olor fuerte a eucalipto.
—Oh, déjenme presentarles a Jungkook —dijo el señor Kim mirando hacia atrás de ellos—. Es mi hijastro —aclaró. Hoseok se dio vuelta y miró al tal Jungkook, un alfa joven pero muy atractivo.
Y aquel alfa solo lo miró demasiado fijo a él, solo a él. Como si fuera el único en esa sala de estar.
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