Capítulo 27
Kate y yo estamos arreglando tanto como nos es posible el lugar.
Mi abuela nos ha recibido en su casa sin el menor problema, le hemos contado lo sucedido y nos ha creído sin poner una sola objeción.
Mientras Kate está haciendo algo en baño, aprovecho para sacar a Lux de la maleta de Luzbel y meterla en el armario.
—Lo siento, hermosa — me disculpo mientras la acomodo entre todas las cosas que hay dentro —, aquí estarás bien.
La puerta de la habitación se abre y me sobresalto, sigo muy nerviosa por todo lo que pasó y cualquier ruido me asusta.
Luzbel aparece primero, trae cargando dos cobijas dobladas y algunas almohadas.
Rafael entra después que Luz, cierra la puerta y echa las cosas que trae en los brazos sobre el sofá que está frente a la cama.
—¿Cómo estás? — me pregunta entonces.
—Bien, ¿tú?
—Bien — acepta —, ¿y Kate?
—En el baño — contesto señalando hacia atrás de mí.
—¿Cómo vamos a dormir?
—Ustedes elijan.
—Ustedes díganos, nosotros podemos dormir en el piso si así lo quieren.
—Hay espacio para todos — informo caminando hacia el sofá. Jalo un poco de él para despegarlo del muro y poder hacerlo cama.
—¿Cómo vamos a dormir? — pregunta Kate saliendo del baño, trae recogido el cabello y ya se ha puesto pijama.
—Elige — contesto.
—Pido el sofá.
—Bien, esas son sus cobijas — acepto señalando las cosas que puso ahí Rafael.
Me voy directo a la cama para acomodarla y que podamos dormir aquí Luzbel y yo.
La noche se me ha hecho eterna, todo me ha tomado por sorpresa y sigo tremendamente tensa. Lo que peor me pone es que ni Luzbel ni Rafael saben qué está pasando, no tienen idea de qué son esas cosas y mucho menos imaginan porque están aquí.
—¿Qué son? — pregunta Kate mientras estoy en el baño cambiándome de ropa.
—No lo sé, tal vez vinieron del bosque — contesta Luzbel intentando darle una explicación creíble a mi amiga —, no hallo otra respuesta.
—¿Los viste? Les hacían falta pedazos, su piel estaba descarnada.
—Sí, los vi, seguramente tienen alguna enfermedad o algo. Es lo que le pasa a los animales, ¿no?
—Dudo demasiado que sean animales...
Yo también lo dudo. Y aunque no puedo estar cien por ciento segura, podría jurar que son demonios, no tengo otra explicación, porque de aquí no son.
Comienzo a amarrarme el cabello entonces, lo cepillo hasta dejarlo sin nudos y comienzo a anudarlo en una cola.
Extrañamente no escucho nada más, Kate no vuelve a hablar y no escucho ni un solo ruido afuera.
Me acomodo bien el cabello y salgo del baño casi con miedo de encontrarme con algo que no quiero.
Pero no. Cuando estoy fuera veo a los tres sentados. Kate y Rafael están en el sofá, y Luzbel a la orilla de la cama.
Ella sostiene el móvil frente a los tres y se quedan inmóvil oyendo algo.
—¿Qué pasa? — pregunto entonces.
—Shh — me callan al mismo tiempo.
Sin hacer ruido, camino hacia ellos y me siento junto a Luzbel.
Están escuchando el radio en el teléfono de Kate, el volumen está bajo y logro oír como incluso respiran poco para no hacer ruido.
"—Sí, así es — escucho decir al locutor —, nos han dado aviso de avistamientos extraños. La gente los llama monstruos, nadie sabe lo que son".
—No somos los únicos — inquiere entonces Kate, mientras inicia una platica del locutor con otra persona —, alguien más los ha visto en el pueblo.
"—La recomendación es que no salgan de casa, quédense dentro y enciérrense lo mejor que puedan".
—Bien, creo que nos quedaremos aquí — concluye Kate apagando el radio —, no quiero ser comida para perro.
—Creo que obviamente no habrá clases mañana... — supongo —, lo mejor será que por la mañana salgamos a comprar algunas cosas para la casa, no creo que mi abuela quiera mantener a cuatro de a gratis.
—No te preocupes por eso, traje todo mi dinero, mañana compramos cosas de comer y nos arreglamos con ella en cuanto a los demás gastos.
—Yo me encargo de eso — inquiere Luzbel —, le daré un poco de dinero, y ustedes se quedarán aquí. Nosotros iremos por lo que nos digan.
—No se me hace justo que sólo ustedes se pongan el peligro — salta entonces. Si supiera que ellos son el peligro...
—Luzbel tiene razón, nosotros saldremos y ustedes se quedan, no hay más opción — apoya Rafael.
—No puedes sólo decir eso — se queja entonces. Ahí viene, puedo verlo —. Desde cuando acordamos que dieran las órdenes ustedes dos.
—Es lo más sano, no rezongues y acéptalo.
—¿O qué? ¿Qué vas a hacerme?
Ahí está, la bomba explotó.
—No sé ustedes — interviene Luzbel parándose de la cama —, pero tengo sueño y me voy a dormir, pelen con confianza.
Sin pensarlo un momento me paro también, apago la luz y me voy a la cama, no creo que a los otros dos les moleste discutir a oscuras.
—Por favor, sólo acéptalo y ya, no es tema de pelea — continua Rafael con voz tranquila.
—No quiero quedarme aquí encerrada, ¿acaso te crees que soy una inútil que no puede sobrevivir sola?
—Nunca he dicho eso.
—Yo sí lo creo — contesta Luzbel sin moverse de la cama.
Hay un corto silencio que me pone tensa, luego escucho un golpe y adivino que ya le pegó con una de las almohadas.
—Este imbécil me tiene hasta la madre — reprocha entonces.
—Y aguántate, que por lo que veo vamos a compartir habitación un largo tiempo — le contesta Luz.
—¿Por qué no te largas a la sala?
—¿Por qué no te vas tú? Si la que no se siente a gusto eres tú, no yo.
—Basta ya — interviene Rafael entonces, ganándome la palabra —, ¿tienen que pasarse todo el tiempo peleando? ¿No puede haber paz en un lugar donde estén ambos?
—Eso mismo me pregunto yo — contesto tapándome con las cobijas.
—Es insoportable — contestan ambos al mismo tiempo.
—Bien, por lo menos concuerdan en algo.
—Se odian porque son iguales — le digo —, ¿no te has dado cuenta? Son igual de explosivos, repulsivos, insoportables y quejumbrosos.
—No soy quejumbroso — se defiende Luzbel.
—Yo no soy repulsiva.
Rafael y yo terminamos riendo entonces, por supuesto que lo son, y ambos lo sabemos.
—Yo no soy despiadado — aporta su mentira Rafael.
—Y yo no soy curiosa.
(...)
—¿Entonces es tu novio?
—No... sólo estamos saliendo — hace un frío del carajo aquí adentro, Kate terminó poniéndose pantalones, tenis, un suéter y dos chamarras —. Rafael es muy lindo pero al mismo tiempo extraño...
Mi abuela me mira entonces, dándome a entender que sabe por qué mi amiga lo nota extraño.
—Solamente entiéndelos — inquiero —, él y Luzbel son diferentes. No son de aquí, tienen costumbres completamente diferentes a las nuestras. Rafael no es como todos los chicos con los que has salido.
—Pues mejor, ¿no? — le pregunta mi abuela —, para meterte con un cabrón igual a los demás, mejor no te metas con nadie.
—Los hombres son pendejos — comenta Lily entonces, haciendo que las tres soltemos una carcajada.
—Sí, así son — le da la razón mi abuela.
—Si mi madre ve lo que le estás enseñando a su hija se muere — comento.
—Ay, tu madre, ella es la menos indicada para hablar, Lily parece más mi hija.
—Sí... — admito con cierta tristeza —. Para cuando tenga tiempo de estar con sus hijas, ya hasta hijos tendremos.
—Uy — se queja mi hermana —, los niños son feos.
—¿Cuándo te diste cuenta? ¿Cuando descubriste los espejos? — le pregunto entonces.
—Así es mejor — comenta Kate —, no tengas hijos, pequeña, mejor sal a fiestas, conoce chicos y juega con ellos. Y la regla de oro: déjalos antes de que puedan dejarte a ti.
Vaya consejitos de mi amiga, pero supongo que tiene razón. Eso es mejor que tener un hijo cargando a los quince años.
—Está bien — acepta Lily sonriente.
—¿No creen que ya se tardaron demasiado? — pregunta mi abuela mientras mira el reloj de la pared.
—Luzbel ha manejado el auto una vez, no me extraña que ahora mismo estén peleándose por qué palanca deben de mover para arrancar — contesto luego de pensármelo un momento.
Suena gracioso, siempre y cuando no se hayan estrellado ya.
Logro escuchar sobre el ruido de la televisión como el portón se abre. Por fin llegaron.
Ninguna de las presentes le presta atención, mi abuela sigue cocinando, Kate mira algo en el teléfono mientras se mete un pedazo de Hot Cake a la boca, mi hermana no para de echarle miel a los suyos, y yo por primera vez pruebo los míos.
Comienzo a pensar en todo lo qué pasó ayer, a veces no quiero creer lo que vi. Todo fue tan prematuro y grotesco que quiero imaginarme que solo fue un sueño. Pero las repetitivas noticias en la T.V, radio y teléfono me lo impiden por completo.
Hemos tenido que poner Danny Phantom en la televisión para que Lily no viera las noticias, y en parte también para nosotros poder fingir que no está pasando nada allá afuera.
Kate me pega suavemente con el codo, haciendo que la imagen de la bestia de anoche se esfume en mi cabeza. Me volteo a mirarla y tomo su teléfono cuando lo extiende hacia mí.
"Suspensión de actividades escolares hasta nuevo aviso".
Ya se me hacía extraño que permitiesen seguir con las clases normales como si no pasara nada.
La puerta de la casa se abre, como siempre el primero en entrar es Luzbel. Tiene las manos llenas de bolsas de súper y una caja de cartón también.
—¿Por qué tanto? — pregunta mi abuela en cuanto los ve entrar a la cocina.
—Las cosas están poniéndose feas allá afuera... es mejor prevenir — ambos chicos dejan todas las bolsas en el piso frente al frigorífico.
—¿Ya se está haciendo la pandemia?
—Efectivamente, todos están atacando lo que encuentren a su paso. Compran lo primero que se les ponga en el camino, algunos incluso se roban las cosas de los superes sin más.
—¿Hay de esas cosas allá afuera? — pregunta Kate dejando a un lado el teléfono.
—No — contesta Rafael —, hay una teoría... Según esto, ellos sólo salen de noche. Y sí, me parece lógico, nosotros estamos más vulnerables de noche que de día.
—Bien, pues lo mejor será permanecer aquí adentro desde temprano — sugiere mi abuela —, incluso creo que no deberíamos de salir. No sé qué sea más peligroso, esos animales o nosotros mismos.
—No veo conveniente averiguarlo. Todos nos quedaremos aquí adentro, y si algo se ofrece sólo Luzbel y yo salimos.
Kate se limita a asentir ante lo impuesto por el chico, creo que ahora que está calmada ya se dio cuenta que lo más conveniente es hacerles caso.
—Hablé con Jason — susurra entonces —. Dice que todos están en casa de Henry ahora. Él, Brian, Matthew, y creo que Liam y Joel irán hoy...
—¿Miedo? — pregunto claramente sarcástica —. Creo que lo mejor es estar juntos en estos momentos, no estamos para ir cada quien por un lado diferente.
—Nos han ofrecido ir, pero les he dicho que estamos aquí con tu abuela, y lo mejor será que nos quedemos aquí y ellos permanezcan allá. La casa de Henry es grande, pero no veo conveniente que hayamos más de diez personas ahí dentro. Además lo mejor será monitorear diferentes puntos y mantenernos informados todos.
—Sí, así estamos bien.
—Solo espero de verdad que esto pase pronto. Escuché en el radio que ya comienzan a investigar todo. Están poniendo trampas en el bosque, así que por el momento está prohíbo que los civiles entremos ahí.
—¿Crees que vengan del bosque?
—Vi un video en donde se ve que al amanecer todos se dirigen para allá... Y es lógico, los bosques son los mejores lugares para todo ese tipo de criaturas.
—Vaya que sí...
—¿Eres el novio de Kate? — la pregunta de mi hermana nos hace a ambas voltearnos a mirarla.
—No — contesta Rafael con voz tranquila y le sonríe —, estamos saliendo.
—Igual que Luzbel con mi hermana.
—No, Luzbel y tú hermana ya son... novios — no puede ocultar lo graciosa que le resulta esa palabra.
—¿Y por qué no te haces novio de Kate?
—Porque nos estamos conociendo apenas.
—Es bonita — admite encogiéndose de hombros.
—Demasiado — acepta sonriéndole a mi amiga.
—Los hombres son pendejos, siempre ponen sus excusas.
Kate emite un sonido extraño y se queda mirando a Lily con la boca abierta, yo me echo a reír, y aunque mi abuela mira sorprendida a Lily también se ríe.
Luzbel tiene una sonrisa de oreja a oreja, se voltea a mirar a Rafael y habla.
—Pendejo.
____________________
Sigue ⤵️🤭
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro