Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

Estaciono el auto en el garage y apago el motor, creo que he quedado demasiado chueca, pero no creo que venga el vecino a reclamarme por cómo dejo el carro.

Kate me pasa mi mochila y bajamos en silencio.

Bohemian Raphsody está a todo volumen dentro. Ahora resulta que Luzbel está pasando por la etapa rebelde de la música a todo volumen cuando no hay nadie en casa.

—¿Queen? — pregunta Kate parándose junto a mí.

—A Luzbel le entró la loquera de sus canciones — explico —, y ahora no para de escucharlas.

—No pensé que fuera de escuchar música... ni siquiera lo veía con móvil.

—No tenía uno — admito encogiéndome de hombros —, y ni me lo recuerdes, que se gastó más de cien dólares en iTunes.

—¿Bromeas? ¿Cómo lo hizo?

—Fácil, compró música a lo bestia.

—No puedo creerlo, yo ya lo hubiera hasta echado de mi casa.

—Créeme que ganas no me faltan...

Camino lo que falta a la casa junto con Kate, hoy va a quedarse un rato conmigo mientras hacemos tarea y unos cuantos pendientes más.

—¿Está cantando? — pregunta en un susurro, como si Luzbel pudiese oírla con todo el ruidero que se trae.

—Hmm... — me detengo un momento y escucho atentamente —. Sí, está cantando.

—Joder. ¿Qué onda con su voz?

—Canta bien, ¿verdad?

—No jodas, nunca en la vida había escuchado algo así.

—Vamos — pido señalando las escaleras —, de cerca se oye mejor.

Ambas comenzamos a subir en silencio, aunque de verdad nuestros pasos no se escuchan por más que quisiéramos.

La puerta de mi habitación está abierta, así que no tengo ni que pensarlo, ahí está.

Luego de unos segundos de silencio, I want to break free comienza a oírse.

Instantáneamente la imagen de Freddy Mercury vestido de mujer aparece en mi mente, y sin siquiera preverlo, la imagen se distorsiona, y ahora me imagino a Luzbel en su lugar. Un segundo después ya estoy frente a la puerta, justo en el momento en que Luzbel comienza a cantar.

Suelto una carcajada y desvío mi camino. Literalmente Luzbel comenzó a cantar hacia mi dirección, haciendo que lo visualizara con falda, blusa rosa y dos globos debajo de esta.

—¿Acaso Mercury reencarnó en ti? — pregunta Kate mientras echa su mochila y la bolsa de comida a mi cama.

—No, aunque eso parece.

—Cantas bien, eh.

—Yo todo lo hago bien — inquiere guiñándole un ojo.

—Uy si, maldito engreído.

—Pues lo siento por decir la verdad.

—Te digo que sólo sabes alardear.

—Decir mis cualidades no es alardear.

—Pero decir que eres perfecto lo es, ¿acaso no puedes ser ni un poco humilde?

—¿Me ves cara de humilde?

—Tienes cara de pendejo, pero no estábamos hablando de eso.

—Tú tienes cara de prostituta, pero es cierto, no hablábamos de eso.

—¿Tienen que llevarse tan mal en serio? — pregunto antes de que Kate pueda responder al insulto.

—Por supuesto, como tu mejor amiga debo odiar a tu novio y hacerle la vida imposible.

—Y como mejor amigo de su novio, debo hacer lo mismo.

—No lo sé — inquiero mirándolos —, pero Rafael y yo nos llevamos demasiado bien.

—Sí — contesta Kate —, pero él en un chico tremendamente lindo, no un cabrón como tú, Luzbel.

Éste se echa a reír con ganas por el comentario.

—Uy si — contesta —, Rafael, el dulce y carameloso Rafael.

Sin poder evitarlo termino riéndome también, aunque por supuesto Kate no le haya ni un gramo de gracia.

—Aunque te pese admitirlo, Rafael es mucho mejor que tú. Si tengo suerte de que Lía no se haya dado cuenta primero, porque de ser así, ¿adivina quién estaría aquí en vez de ti?

—Sí, por supuesto — acepta con una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que él tiene razón —. Aunque, ¿no crees que si Lía no está con él es porque no le noto esas "cualidades" que crees que tiene?

—¿Celos?

—¿Quién? ¿Tú? Seguramente, y mírame bien, que soy fruto prohibido, ese que nunca podrás tener.

Dicho eso, le dedica una sonrisa victoriosa a mi amiga y sale de la habitación.

—¿Cómo lo soportas? — pregunta entonces.

—Digamos que conmigo no es tan insoportable — admito sentándome en la cama —, es incluso lindo.

—¿Él lindo? Ja, no te creo.

—En serio, hasta parece que se le olvida el ego por un rato.

—Eso te lo creo menos. Es un cretino.

—Sí... lo es.

—No entiendo que le miras.

—Lo mismo que le miraste tú cuando recién lo conociste, porque no me digas que siempre te ha parecido igual de desagradable.

—Pues no, eso sería mentir, pero tampoco lo veía muy interesante que digamos.

—¿No?

—Bueno, sí lo veía interesante, a lo que me refiero es que jamás lo tomé como mi siguiente presa... ¿Entiendes?

—¿Y eso por qué? ¿Sólo porque me viste con ganas a mí?

—Respeto lo ajeno, querida.

—Eres una zorra — suelto, aunque no como un insulto. En su caso es como un cumplido.

—Uy, la madre Teresa de Calcuta ha hablado.

—Amén.

—Yo soy La Madre Tereza de Las putas.

Suelto una carcajada y escucho que alguien afuera también se ríe.

—¡Tú que andas de chismoso! — le reclama Kate sin moverse de dónde está.

—Oye, no me culpes de que tus puterías griten más fuerte que tus palabras — Luzbel está de vuelta en la habitación, viene vestido diferente y me resulta extraño.

—Chinga tu madre.

—¿Cuál?

—La tuya.

—Yo no tengo madre.

—Te lo creo, no tienes madre cabrón.

—No me refería a ese término de "madre" — contesta riéndose —, me refiero a que no tengo mamá.

—Pensé que la tenías... — habla Kate con cautela —. Eso dijiste cuando llegaste aquí...

Mierda.

—Pero no te espantes — repone con diversión, para luego terminar echándose a reír —, sólo jugaba, esperaba otra reacción.

—Idiota.

—¿Yo?

—Por supuestos, ¿a quién más se lo estaría diciendo?

—Puede que hables sola.

—En serio te odio, sólo te veo la cara por Lía y Rafael.

—Increíble. Nadie te lo preguntó.

—Pues no es para nada increíble.

—Por supuesto que no lo es, mirarte es lo peor que me ha pasado en la vida. Sólo de ver ese cabello rubio me dan ganas de no existir.

—No me digas, ¿cuánto más cabello necesito para que lo cumplas?

—Basta de parloteos, ya le estoy buscando una nueva chica a Rafael y una nueva amiga a Lía.

—Jódete, para esas cosas llamo a Joel para que te robe a mi amiga.

—Ándale, ve, y de paso te quedas con Liam.

—Muy inteligente. Ya lárgate que nadie te invitó, maldito rompe piernas.

—Uy, si te contaran — termina mirándome pícaro.

Kate abre la boca impactada y me mira mientras Luzbel abandona nuevamente la habitación.

Genial, ahí viene.

—¿Ya te lo cogiste? — me pregunta en susurros.

—Lo veía venir.

—¿Lo hiciste? — insiste.

—Sí — admito un poco avergonzada.

—¡Coño, coño, coño! ¿En serio?

—Sí, en serio.

—¡No me jodas! Coño, ya te habías tardado, pasaste casi un año así.

—Lo sé... no había prisa.

—¿Cómo fue? — pregunta emocionada por mi respuesta, sin embargo no sé cómo responderle eso — ¿te gustó? ¿Qué tal está?

—Muy bien — contesta Luzbel entrando nuevamente —, como no podrías ni imaginarlo. ¿Pero por qué tanta curiosidad?

—¿Quién te tira bola a ti? — pregunta claramente molesta.

—Estoy contestándote la última pregunta.

—Como si fuera cierto, seguramente ni te sintió.

—Que te lo diga ella.

—¿Quieren dejar de pelearse? — pregunto entonces. No quiero responder nada acerca de ese día, por lo menos no con Luzbel aquí.

—¿Entonces? — presiona Kate.

—¿Qué?

—¿Está mintiendo?

—No — admito luego de un suspiro —, no está mintiendo.

—Te lo dije — le echa en cara a Kate —, no necesito mentir.

—Calla ya.

—Bien — acepta sorpresivamente —. Saldré con Rafael, vuelvo en un rato — avisa como despedida y viene a darme un corto beso.

Mira pensativo a Kate por un momento, y luego aproxima su mano a la cabeza de mi amiga, le alborota el cabello y termina empujándola para atrás.

—Que te den — le espeta ésta enderezándose de la cama e intentando re acomodarse el cabello.

—A ti... ah, cierto, Rafael no quiere — termina mientras baja las escaleras y va burlándose de sus palabras.

(...)

Rafael está caminando de un lado a otro pensativo. Me resulta extraño no mirarlo con alas, aunque sé que están ahí aún cuando yo no pueda mirarlas.

—Debería salir y alcanzarla — opina sin dejar de caminar.

—Su casa está en la siguiente calle, seguramente ya está por llegar — contesta Luzbel sin darle importancia.

—¿Y? Es distancia suficiente...

—¿Desde cuando te pones nervioso por algo? Más por una chica.

—Tú eres el menos indicado para hablar del tema — le echa en cara —, ¿o no lo recuerdas? Casi tiras una puerta por venir a verla.

—Las cosas son diferentes, Kate va a su casa, si quieres podrás verla mañana.

—No lo sé, los he observado, no parece un lugar seguro. ¿Sabes lo que le hacen a las chicas que andas solas por la calle a estas horas de la noche?

—Apenas dieron las nueve.

—Pero ya está obscuro.

—No sé que les hacen — responde la pregunta anterior.

—Las violan.

Me da escalofrío al escuchar la profundidad de sus palabras. Kate estará bien... Va solo a una calle de aquí, seguramente ya va llegando a su casa...

Me peino el cabello nerviosa,  Rafael ha logrado sembrarme duda y ya me cuestiono el salir a buscar a mi amiga.

—¿Las qué? — pregunta Luzbel confundido.

—Lo que oyes.

—Sí oí, pero no entiendo a qué te refieres.

—A que las toman a la fuerza.

—¿De verdad?

—Sí.

—Vaya... no lo sabía.

—Que raro, es el tema central de estos días — inquiero—. Secuestro, violación, acoso sexual...

—¿Acoso?

—Sí — contesta Rafael —, acosan a la mujeres, ¿entiendes? Les dicen cosas, intentan tocarlas, todo eso.

—¿Eso es malo? — pregunta casi inocente, haciendo que nos volteemos a mirarlo incrédulos.

—Claro que es malo, idiota, ¿te gustaría que alguien viniera a propasarse con Lía?

—Por supuesto que no — contesta molesto —, mataría al que se atreva a ponerle una mano encima.

—Bien, pues eso mismo es lo que me preocupa ahora.

—No es la primera vez que se va sola de aquí — intervengo —, e incluso se ha ido más tarde... sólo esperemos a que llame, no debe tardar.

—Sí... — acepta sentándose en el sillón junto a mí —. Estará bien.

Los tres nos quedamos en silencio entonces, la tensión comienza a disminuir y todo vuelve con calma a la normalidad.

—¡Lía! — gritan desde afuera al tiempo que que se escucha un golpe seco —. ¡Abre la puerta! ¡Abre, abre!

Apenas y se mueven los dos chicos, yo ya estoy abriendo la puerta, Kate se me echa encima espantada y llorando.

—¿Qué pasó? — pregunto abrazándola con fuerza.

—Vi algo — tartamudea en medio del llanto —, algo me interceptó en el camino... no sé qué era... estaba oscuro, se veía deforme... p-parecía gruñirme o algo como eso... se me echó encima antes de que pudiera hacer algo... no sé cómo escapé, no sé cómo logré huir de ahí, estaba arrastrándome...

No sé qué está diciendo, no tengo una buena explicación a lo que acaba de pasar, así que me limito a abrazarla con fuerza.

Los dos hermanos cruzan miradas antes de pasar por nuestro lado y salir corriendo de la casa.

—¿Qué están haciendo? — pregunta Kate asomándose por la puerta para mirarlos —. ¡Maldita sea, no vayan!

—Ven aquí — jalo de mi amiga y cierro la puerta, no sé qué vayan a hacer, pero tengo claro que no es nuestro problema y no debemos ni investigar sus pensamientos —, déjalos, estarán bien.

—Van directo allá, Lía, tenemos que hacer algo...

—No vamos a hacer nada, tú te quedarás aquí conmigo, ellos van a estar bien y punto.

—Dios, qué está pasando... — susurra llorando. No sé a ciencia cierta qué le ocurrió, pero tengo por seguro que fue horrible, y la entiendo de verdad.

—Te quedarás aquí conmigo, ¿bien?

—Sí — acepta sin pensarlo —, gracias.

—No agradezcas, no pienso dejarte sola. ¿Tu madre está en casa?

—Aún no regresa de Chicago, la casa está sola.

—Bien, así va a quedarse. Te quedarás aquí mientras ella vuelve.

—No tienes que hacerlo, mañana me iré, no quiero ser una carga.

—Por favor, si no tengo problema con que Luzbel esté aquí, tampoco importa que te quedes. Mañana iremos por algo de ropa y cosas que necesites, ¿bien?

—Sí... de acuerdo...

Rodeo con un brazo a Kate y comienzo a caminar hacia dónde estaba sentada hace un minuto, sin embargo ambas nos paramos en seco cuando las luces de la casa comienzan a parpadear, como si la electricidad estuviera fallando.

—¿Qué pasa..? — pregunta en un susurro mientras miramos todo.

—No sé... — contesto de la misma forma.

Las luces bajan y vuelven a subir una vez más. Esto de verdad comienza a ser tenebroso...

Mientras permanecemos inertes en donde estamos, un ruido nos hace dejar de respirar.

Algo se escucha arriba, no logro identificar qué es, pero ni loca voy a ir a investigarlo.

Estoy a punto de sacar a Kate de aquí, pero una sombra me hace quedarme paralizada donde estoy.

En las escaleras se ve una sombra parecida a un animal, seguramente que está a punto de bajar los escalones y las luces arde arriba nos han dejado mirar su silueta.

Siento como Kate ahoga un grito y se lleva las manos a la boca al instante.

En un movimiento tan rápido como puedo, tomo a mi amiga del brazo y las llaves del auto abro la puerta y nos conduzco fuera de aquí.

Cuando cierro la puerta alcanzo a mirar que lo que estaba arriba ya comienza a bajar las escaleras. Tiene forma parecida a la de un lobo. Sólo que más grande, algo deforme y creo que con la piel descarnada.

En un sólo segundo ya nos encontramos bajando los peldaños, yo voy apretando el botón para abrir las puertas como loca.

Entramos al mismo tiempo en el auto, y puedo jurar que todavía no termino de cerrar la puerta cuando ya estoy prendiendo el motor y echándolo para atrás.

Con una organización casi imposible, Kate sigue nuestro protocolo de huida.

Así es. Protocolo de huida.

No sé porque lo tenemos, sin embargo tenemos nuestras reglas en cuanto a una situación de huir. Una maneja y la otra se encarga de todo lo que esté en sus manos para mantenernos vivas.

Son tantos sus nervios que baja el botón de los seguros cuatro veces seguidas. Se abrocha el cinturón y me ayuda a ponerme el mío. Enciende el radio y busca una estación tranquila para distraernos del problema.

—¿Cómo estás? — pregunta tan tranquila como puede.

—Bien, ¿tú cómo estás?

—Muy nerviosa, no sé qué está pasando...

—Lo sé, creo que tampoco vamos a dormir en mi casa hoy.

—Apoyo la idea.

No sé para donde supongo que voy, tal vez a algún hotel o algo por aquí cerca, lo primero que se cruce en el camino estará bien.

—¿Qué vamos a hacer? Luzbel y Rafael están fuera — inquiere mientras se frota las manos temblorosas.

—Créeme, ellos son en lo que menos debes de preocuparte.

Doy vuelta a la esquina y acelero un poco más. Nada nos sigue, pero tengo esa maldita sensación y nada podrá quitarla.

Siento como mi pulso comienza a estabilizarse, aún estoy nerviosa y tensa, pero por lo menos ya no siento algo golpearme el pecho...

Eso hasta que nuevamente algo me pone tensa.

Freno en seco, haciendo que ambas nos vayamos para enfrente.

—Dios — susurra Kate — Dios, Dios... por favor no nos dejes morir... — si no tuviera una cosa horrorosa a metros de distancia, juro que estaría riéndome como loca por el rezo de mi amiga.

El... la cosa que no tengo idea de que sea, está a más o menos cinco o seis metros enfrente del auto. Mi cerebro va a mil por hora, pensando todas y cada una de las cosas que puedo hacer.

Pienso el pasarle encima, pero es demasiado grande y corro el riesgo de que no se muera y el auto sí.

Ambos estamos inertes mirándonos, esperando la jugada del otro.

Muevo la palanca poniendo el auto en reversa, sin embargo no nos muevo aún. Esperaré a que haga algo primero.

—Sin moverte mira por los espejos y dime que nada nos rodea — susurro casi sin mover los labios.

—Estamos solos — me asegura sin moverse un solo centímetro.

Sostengo con tanta fuerza el volante que los nudillos se me ven blancos, sin embargo estoy tan tensa que cada vez aprieto más y más... hasta que se mueve.

Apenas empieza a correr en nuestra dirección me echo en reversa, giro el volante y subo las llantas traseras a la acera, termino de dar la vuelta y regreso por las mismas calles por las que venía.

Esta vez sí nos van siguiendo, y yo no hago más que tensarme conforme avanzamos.

Acelero a fondo y literalmente voy de vuelta a casa, aunque por supuesto no pienso bajarme y entrar a ella.

Tomo un atajo con la esperanza de que la cosa que viene detrás de nosotros deje de seguirnos. Sin embargo fracaso, sigue detrás.

Doy la vuelta en la esquina y acelero a fondo, alcanzo a ver una sombra, pero es demasiado tarde, literalmente atropello a alguien, y estoy segura de que esta vez sí era una persona.

Entre todo el desastre que está pasando veo a Rafael junto al auto.

—¡Váyanse! — grita por fuera de la ventanilla de Kate.

—¡¿Y Luzbel?! — pregunto histérica.

—¡Le pasaste encima, ahora lárgate! — no voy a negar que me preocupo por Luz, sin embargo sé que estará bien, acelero nuevamente y continúo el camino sin saber a dónde ir.

—¡¿Qué mierda ésta pasando?! — pregunta Kate.

—No tengo ni una puta idea, sólo cálmate.

—¡¿Calmarme?! ¡Atropellaste a Luzbel!

—¡¿No querías que desapareciera hace unas horas?!

—¡No quería que lo mataras tampoco!

—¡No está muerto! ¡Va a estar bien!

—¡Salió volando!

—Estará bien, te lo juro.

Me freno entonces, la calle está vacía y solitaria, no veo nada extraño aquí, así que decido esperar un poco antes de volver a ponernos en marcha.

—No entiendo nada — se queja —, ¿qué son esas cosas?

—No sé, te juro que no lo sé... sólo intenta calmarte, vamos a estar bien.

—Nada está bien, ¿de pronto monstruos llegan y nos quieren comer? ¿Qué de bien le ves a eso?

—Claramente nada, pero no sirve ponerse histérico. Sólo vamos a cargarla si nos salimos de control.

Un golpe en la ventanilla me hace brincar en mi lugar, sin embargo cuando veo a Luzbel me relajo.

—¡Abre la puerta! — pide agitado.

Quito los seguros de las puertas y ambos ángeles entran apurados.

—Vámonos, de prisa — ordena ahora Rafael.

—¿Qué carajos pasa? — se adelanta Kate.

—¡Qué carajo están haciendo aquí! — nos regaña Luzbel y casi me siento culpable.

—¡Tú que coño haces aquí! — contesta Kate —. ¡Lía acaba de atropellarte y estás como si nada!

—No me hizo nada, ¿pero ustedes son brutas o qué les pasa?

—Mira, miserable idiota, si nos hubiéramos quedado en casa ahora mismo nos estarían comiendo vivas.

—¿Qué dices?

—Una de esas cosas entró, ni siquiera sabemos por dónde lo hizo, apenas y alcanzamos a huir.

El auto se llena de silencio entonces, haciendo que los nervios comiencen a carcomerme.

—¿Qué vamos a hacer? — pregunto rompiendo el silencio.

—Por lo visto no estamos seguros en casa — contesta Luzbel —, ¿tienes otro lugar al cual podamos ir?

Me quedo pensándomelo un momento, ¿un lugar que no sea mi casa? No, no lo creo...

—Sí — contesto cuando me llega de golpe una idea —, podemos ir a casa de mi abuela. Lo veo más seguro que esto.

—Iremos. Pero ahora vamos a casa, tenemos que llevar algunas cosas.

—Bien... — acepto dirigiéndome de vuelta al lugar — Kate, llévate el auto, ve a casa y recoge algunas cosas, Rafael irá contigo — comienzo a organizarnos entonces.

—De acuerdo...

Freno frente a mi casa, subo el freno de mano y salgo tan rápido como puedo.

—Nos vemos aquí en menos de diez minutos — ordena Luzbel entonces —, dense prisa.

Miro paranoica hacia todas partes, no quiero sorpresas y estoy que me muero de la tensión y los nervioso.

—¿Estás bien? — pregunta Luzbel mientras se adelanta a entrar.

—Sí... ¿tú lo estás? En serio lo siento, no te vi a tiempo.

—No te preocupes, estoy bien.

—¿Seguro?

—Sí, fue divertido que mi novia me atropellara en nuestra noche de bodas.

—No nos casamos.

—Tampoco fue divertido.

____________________
Sigue 🖤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro