Capítulo 20
Tan pronto como Kate baja la velocidad, abro la puerta del auto y me bajo corriendo.
El idiota de Aaron nos hizo gastar demasiado tiempo mientras nos peleábamos con él.
—¿Dónde está? — le pregunto al policía de hace un rato.
—En los separos — contesta sin dejar de caminar —. Aún no sabemos qué pasará con él.
—¿Quiere detenerse un momento? Estoy hablando con usted, maldita sea — y sí, en momento de tal tensión me vale un carajo el poder que tenga este hombre.
—Estoy ocupado, niña — se limita a decirme para no detenerse.
—Va a arder en los pozos del infierno — le suelto sin pensarlo, pero después de todo no es una amenaza que yo pudiese llevar acabo.
—No me digas.
—No se preocupe, lo iré a visitar a cuando llegue allá, de eso no tenga duda.
A fin de cuentas me freno y dejo que ése idiota se siga caminando a quien sabe dónde.
Me quedo quieta por un momento sin saber qué hacer, eso hasta que veo a metros de mi una gran celda cuadrada donde hay varias personas encerradas. Entre ellos está Luzbel, por supuesto.
—No creí que te habían quedado ganas de visitar el infierno — comenta en cuanto me acerco a la celda. Está pegado a la reja mientras sus manos cuelgan de esta.
—¿Cómo estás? — pregunto preocupada mientras me acerco a él.
—Bien, supongo que ya he vivido todo lo humanamente posible.
—¿Qué está pasando? ¿Mataste a alguien? — pregunto sin entender aún lo que pasa.
—Pasa que no le hice caso a una amenaza... no hay enemigo pequeño — concluye encogiéndose de hombros.
—¿De qué clase de amenaza?
—Aaron fue ayer a casa — confiesa —, después de que te quedaras dormida. Él entró hasta tu habitación antes de que pudiera evitarlo, cuando te vio acostada intentó despertarte, pero simplemente no lo logró, y dijo que yo te había matado y que iría a la policía. Le dije que sólo estabas dormida, pero como no despertabas no lo creyó. Yo pensé que no haría nada, sin embargo, oh sorpresa, aquí estoy.
—Tus botas me gustan — le dice un hombre poniéndose junto a él, esa palabra significa: Dame tus botas o te mato y te las quito.
Luzbel desvía la mirada de mí, ve al hombre con expresión asesina, y éste termina yéndose más rápido de lo que vino.
—¿Qué hiciste, Luzbel? — Rafael aparece junto a mí entonces.
—Que no hice nada — se defiende —, el idiota de Aaron fue a inventar que había matado a Lía. Y claramente ella está viva.
—¿Cómo diablos dijo eso? — pregunta ahora Kate —. ¿Por qué inventaría algo así? Y no lo estoy poniendo en tela de juicio, porque sé que es capaz de muchas cosas.
—Lo eché de casa ayer — admite Luzbel sin mirarnos, desde hace un rato que observa todo alrededor mientras nos habla.
—¿En serio? Joder, eres el puto amo — exclama mi amiga muy feliz, como si el "amo" no estuviera ahora mismo en prisión.
—Sí... — acepta Luzbel mirándola raro —. Se merecía más, y en cuanto me saquen de aquí se lo voy a demostrar.
—Ni lo intentes — sentencia su hermano —, tócale un cabello y es suficiente para que eches todo a la mierda.
Luzbel bufa molesto y recarga la frente sobre las manos.
Claramente esta es de las cosas que aunque quisiera no puede controlar, y es obvio que Luzbel odia no tener el control de algo.
—Vamos a sacarte aquí — asegura Kate —, no te preocupes, no pasarás de un par de horas.
—Quédate con él — le pido a Rafael mientras Kate ya comienza a caminar hacia otro lado —, volveré pronto.
—Claramente tenemos que ir por Aaron — comienza mi amiga mientras caminamos a la salida.
—Debe estar en su casa...
—Pues vamos para allá.
Caminamos deprisa mientras esquivamos a quien se nos ponga enfrente. Estoy con la mirada fija en la salida, pero un rostro conocido me hace voltearme a mirarlo.
—¿Qué haces aquí? — preguntamos al mismo tiempo.
—Bueno... — contesta Jason mientras un policía lo empuja hacia el lado contrario al mío —. Faltas a la moral.
—¿Qué? — pregunto sin dejar de caminar, luego de Jason entra otro policía, mismo que lleva a Matthew de la misma forma que a mi amigo.
—Hola, Lía —saluda éste muy sonriente a pesar de su situación, supongo que debe ser ciertamente divertido, pero no quiero averiguarlo.
—Hola, Matt... — regreso el saludo sin saber muy bien qué decir.
—Creo que pillaron a alguien con las manos en la masa — susurra Kate con gracia.
—No entiendo qué se trae, ¿ya se declaró?
—¿Declararse como? ¿Ante Matthew? ¿O como gay?
—Amm... ¿ambos? — inquiero dudosa, no sé que rollos se trae mi amigo, y es cosa que nunca en mi vida he entendido.
—No, ninguna — admite entonces —. Jason se trae ondas muy extrañas, Matt es su conquista y ya...
—No entiendo qué pasa con él, ¿Jason es gay? Sé que soy su mejor amiga, pero es muy extraño.
—Ni digas, somos el club de los extraños. Y la realidad es que no, Jason es... bisexual, aunque siempre anda de loco, ya sabes, no le gustan demasiado las situaciones amorosas...
—Eso lo sé, aunque míralo, se ve que anda bien clavado con Matt...
—Pues, para que lo hayan cachado en una situación comprometedora, y no le importe... sí, ya está metido.
Kate me pasa las llaves del auto en cuanto estamos fuera del lugar, lo busco con la mirada y Kate hace lo mismo, al parecer se le olvidó donde lo aparcó.
—¡Tú, tremendo idiota! — insulta de un momento a otro.
—Hey, no te pongas violenta — Aaron viene llegando al lugar, trae el labio partido y claramente no quiere más problemas —, no vengo buscando problemas.
—¡Pues ya los tienes pedazo de imbécil! ¿Luzbel en prisión? ¡¿En serio?! ¿Tienes un amor tan enfermizo hacia Lía que haces eso?
—No lo hice con esa puta intención.
Abro la boca y estoy a un solo segundo de decirle algo, pero otra cara conocida se cruza en mi camino.
—¿Qué pasó? — pregunto caminando hacia él.
—¿Lía? Qué coño, no esperaba verte aquí.
—¿Brian, qué pasó? — repito caminando a su lado mientras un policía más lo lleva igual que a los otros tres de adentro.
—¿Sabías que también es ilegal ir ebrio por las calles?
—¿Qué? — dejo de caminar y veo cómo se siguen hacia adentro con él.
—Suéltame, no estoy ebrio, así hablo yo — se queja alguien detrás de mí, y para sorpresa dos policías más forcejean con Henry para llevarlo dentro de la comisaría.
Ya que mi amigo pone demasiada resistencia, uno de los oficiales termina por darle toques al pobre. Éste acaba como trapo un momento después, y terminan por llevárselo a dos rayas.
—¿De qué se trata esto? — me quejo volviendo al lado de mi amiga —, solo faltamos tú y yo para que estemos fritos por completo.
—No puede ser... tú — se dirige violenta a Aaron —, ve allá adentro y haz que saquen a Luzbel de una vez, idiota.
Aaron no pone la menor resistencia, nos esquiva y se va para adentro sin chistar.
—Esto es el colmo, todos están ahí — continúa Kate mientras camina también.
—¿Qué día es hoy? ¿El día de ir a prisión?
—¡Suéltame! ¡Eso no es mío! — un grito más se escucha en el lugar, y ya ni siquiera deseo voltearme a ver de quién se trata.
—¿Liam? — pregunta Kate antes de que mire.
Así es, Liam se está bajando de una patrulla, y para colmo no viene solo, aunque Joel coopera a diferencia de su amigo.
—Quédate quieto ya — le ordena un oficial mientras forcejea con el chico, no es tan fácil meterse con los de Americano, ¿verdad?
—Sí, creo que esta vez no falta nadie — concluye Kate.
(...)
—¡Joeeeel! ¡Ah! Auxilio, Joel. ¡Joel, ayúdame! — Liam está como loco sentado en un rincón de la celda, creo que los han detenido a ambos por fumar hierba en la calle.
—Cállate, niña — le espeta uno de los hombres que ya estaban adentro desde antes.
—¡Joel! — vuelve a gritar éste, pero Joel no se mueve de donde está, seguramente sabe que no es una buena idea meterse contra los tipos que acosan a su amigo.
Ver a la mayoría de mis amigos ahí dentro es terriblemente gracioso, claro que si fuera yo no me daría gracia... lo malo del caso es que hay como cinco hombres extras, los mismos que ya empiezan a joder a los pobres chicos.
—Hey, marica — le llama otro a Jason, es de estatura media, barba crecida negra, viste mal y tiene tatuajes en varias partes del cuerpo, incluida la cara —. ¿No quieres divertirte conmigo también? — los demás, que parecen ser sus amigos, comienzan a reírse.
—Vete a la mierda — contesta Jason sin la menor preocupación.
—¿Qué dijiste?
—¡Que te vayas a la mierda! — repite parándose de la banca en la que estaba sentado.
Mala elección.
El tipo toma de la chamarra a Jason y comienza a jalonearlo, mientras que otro de los hombres aprovecha para parar de un jalón a Matt y azotarlo contra las mismas rejas.
Ninguno de los policías hacen nada, hay algunos que sólo los señalan y comienzan a reírse, como si fuera divertido de verdad.
Luzbel permanece inmóvil en otra de las esquinas, está recargado sobre la reja y mira a un punto fijo.
—¡Déjalos en paz! — grito acercándome a la celda y golpeándola.
—¡Déjalos en paz! — repite con voz aniñada el que tiene a Jason en las manos —, cállate, zorra.
Luzbel se despega de su rincón, jala a Jason de las manos del tipo y le encesta un golpe en la cara a éste.
Así se va contra todos los que están molestando a alguien. Libera a Matt, y saca a Liam de su rincón.
—¿Qué quieren? — pregunta enfurecido —. ¿Quieren divertirse? Adelante, veamos qué tan valientes son.
—Luzbel — le llama Rafael por lo bajo —, no se te ocurra hacer ninguna estupidez. Cálmate ya.
Luzbel se queda ahí parado mientras mira a los hombres con profundidad, está decidiendo su siguiente jugada, mientras todo el ambiente se vuelve tremendamente tenso. Pero al final acepta, sus hombros se relajan y le da la espalda a los hombres.
La puerta de la celda se abre con un sonido penetrante, mismo que hace que todos nos volteemos a mirar hacia su dirección.
—Todos ustedes, salgan — ordena un oficial señalando a mis amigos —, ustedes no — les dice a los tatuados.
—Ustedes dos — habla Kate acercándose al lugar y señalando a Liam y Joel —, me deben cien dólares. Y ustedes — se dirige a Henry y Brian —, me deben cincuenta.
Luzbel parece cansado, no puedo decir que tiene ojeras u otros signos de ello, pero sus hombros están caídos y camina con cierta pereza.
—Luz — le llamo acercándome a él —, ¿cómo estás?
—Bien, tengo hambre — contesta abrazándome con fuerza —, ¿tú cómo estás?
—Igual que tú... vamos a casa.
—Bien, vamos — acepta soltándome —. Nos veremos luego, Rafael. Adiós, Kate.
Ambos se despiden de nosotros y tomamos caminos separados, no hay ni rastro del resto de mis amigos, así que supongo que huyeron en cuanto pusieron un pie fuera de la celda.
—Tenemos que hablar — Aaron se interpone de un momento a otro frente a mí, tengo la intención de seguirme de largo, pero no me lo permite.
—¿Qué quieres? — pregunto cruzándome de brazos.
—A solas.
—¿Qué tienes que decirle? — interviene Luzbel —. Hazlo ahora, va a decírmelo de todas formas.
—Algo que no te incumbe.
—Sé que es de mi incumbencia, después de todo me metiste a prisión a base de mentiras. Y sé por dónde van las cosas, ¿qué quieres preguntarle? ¿Si ya terminaron? Así es, ya lo hicieron. ¿Qué más? ¿Se acostó conmigo anoche? Así es, lo hizo.
Puedo ver como la furia se apodera de Aaron, lo sé, la voz de Luzbel resulta molesta a veces, y hoy es una de esas ocaciones.
—Gracias por la información, pero te recuerdo que mi novia es Lía, no tú.
—Era — repone cruzándose de brazos y mostrándole una hilera de blancos dientes —, porque eso era. Tu novia.
—Es.
—Era.
—Aún no es oficial, mientras no hablemos seguirá siéndolo.
—¿En serio no planeas soltarla ni aún sabiendo que se acostó con otro? Que poca dignidad tienes, hombre.
—Por supuesto que voy a dejarla, no perdonaría una traición así, pero aún no hablamos de ello, y hasta que no platiquemos no se ha acabado.
—Lo suyo se acabó ayer mismo, luego de que te echara de casa, no insistas.
—Ya te dije lo que quiero.
—Ya hablaste con el nuevo novio, date por bien pagado.
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Siguiente actualización, Domingo 10 de febrero 🌝
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