Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13

—Sigues viva, niña — saluda Rafael a metros de nosotros, no sé porque, pero no puedo evitar echarme a correr para abrazarlo —. Vaya, con que fue traumático.

—Fue... horrible...

—Bueno, hazte a la idea...

—¿Mandaste a Ara? — pregunta Luzbel reuniéndose con nosotros.

—¿Ara estuvo aquí?

—Sí, lo estuvo.

—¿Por qué ella estaría aquí...? — pregunta dando a entender que no la llamó él.

—Es la potestad de Lía...

—¿Es qué...? — pregunta volteándose a mirarme con los ojos bien abiertos.

—Lo que oyes.

—Por Dios... Lía... no puedo creerlo...

—¿Alguien quiere decirme qué se traen conmigo? — intervengo.

—¿No se lo has dicho? — pregunta Rafael.

—No, aún no... pero no es momento para ello.

—Espera un segundo — le interrumpo —. Dímelo, ¿qué pasa? ¿Qué es lo que no quieres decirme?

—Escucha, voy a decírtelo, lo juro, pero en serio no es momento, es historia larga y no tenemos tiempo ahora.

—Bien... — acepto a regañadientes —, espero que esto sí vayas a decírmelo, no como el millón de cosas que me has prometido.

—Lo haré — reitera con una sonrisa en el rostro. Por Dios, es tan extraño verle sonreír.

—Vamos, Lía — me llama Rafael extendiendo una mano hacia mí.

—Voy... — me despego del lado de Luzbel y camino algo insegura hacia él, tomo su mano y literalmente me jala hacia sí y me abraza contra su pecho.

—No intentes propasarte, Rafael — sentencia Luzbel sin mirarnos —, no quieres que volvamos a tener problemas, ¿o si?

—No estoy haciéndole nada — contesta alzándome del suelo —, ya no.

¿Ya no? ¿Qué clase de cosas extrañas se traen estos dos? ¿Ya no quiere tener problemas con Luzbel?

La cabeza no para de darme vueltas, esto me suena muy mal, demasiado para ser honesta.

Rafael camina conmigo en brazos, nos estamos aproximando a lo que creo es un lago... tal vez un rio, la verdad no lo sé.

—No intentes hacer nada tonto — pide Rafael cuando estamos a la orilla —, será rápido, sólo abrázate a mí.

—¿Entraremos ahí? — pregunto casi inocentemente, ¿qué cosa tonta podría hacer?

—Sí — contesta riéndose por mi pregunta —, lo haremos, pero no pasa nada, estarás bien.

—Eso espero...

—Ni Luzbel ni yo dejaríamos que algo te pasara, lo sabes, ¿verdad?

—Sí, lo sé.

Las alas de Rafael se abren por completo y me quedo pasmada mirándolas, quiero desviar la mirada, pero se me hace imposible.

Jamás lo había visto, nunca había mirado las alas abiertas de algún ángel salvo cuando Lux me mostró sus recuerdos...

Mientras sigo mirándolas perdida, éstas parecen agitarse levemente, luego se curvan hacia enfrente y nos rodean.

Sin querer, sus plumas rozan conmigo, con parte de mi cara y mi brazo, jamás había sentido algo tan suave en la vida, es lo más maravilloso que me ha tocado.

—Aguanta la respiración, ¿bien? — pide cuando estamos a un solo paso de caer en el lago.

—Sí — acepto.

Rafael se deja caer al agua entonces, la verdad no sé si sea agua u otra cosa, ya que por lo que siento, es demasiado gelatinosa, pero al mismo tiempo pareciera que nada nos detuviera mientras nos vamos hacia el fondo deprisa.

Espero que esto no esté muy profundo, o voy a morir con todos los órganos explotando por la presión.

De un segundo a otro, la sustancia que nos rodeaba desaparece y literalmente vamos en caída libre. Tan sólo pasa un momento para que Rafael abra las alas y dejemos de caer.

Voy a preguntar dónde está Luzbel, pero aparece.

Su cuerpo sale del "agua", que está por así decirlo en parte el techo del lugar en el que nos encontramos ahora. Sin embargo éste no tiene alas con las cuales parar la caída, y veo cómo se sigue metros hasta llegar al piso.

—Joder, Luzbel — me fuerzo a maldecir en voz baja, aunque quiero gritar su nombre para asegurarme de que está bien.

Comenzamos a volar hacia dónde su cuerpo sigue en el piso, ¿está bien? Tiene que estar bien, no han sido demasiado metros y recuerdo que cayó del cielo al piso cuando lo conocí...

—Luzbel, Luzbel — comienzo a llamarle una vez que he llegado al suelo —, mierda, Luzbel, háblame.

Tengo miedo de tocarle igual que la primera vez, pero ahora lo conozco y sé que no hay peligro de hacerlo.

Nuevamente ha caído boca abajo, así que pongo las manos sobre su espalda y le muevo ligeramente.

—Estoy bien — masculla sin moverse.

El ambiente de tensión se relaja, puedo sentirlo en mis hombros tensos.

—¿En serio? ¿Necesitas ayuda? — pregunto aún preocupada.

—No — Luzbel se gira sobre sí mismo, recargando la espalda en el piso —, estoy bien, debo admitir que he tenido caídas peores.

—Vaya que sí, y siempre caes de cara — no puedo evitar reírme, la realidad es que ni siquiera sé cómo no tiene desfigurado el rostro.

—Y aún me conservo hermoso — suelto una carcajada y escucho que Rafael también ríe —. ¿No es cierto?

—Lo es — admito poniéndome de pie.

—Tenemos que irnos — interviene Rafael —, no es bueno que nos quedemos aquí, incluso me resulta extraño que no haya nada cerca.

Luzbel se para del piso y sacude un poco sus prendas, acomoda su espada y comienza a peinarse con los dedos.

—¿Te volveremos a ver? — pregunta.

—Por supuesto, los veo en la entrada del tártaro, supongo que ahí nadie tendrá problema con que un ángel más entre.

—Bien, te veo entonces — Luzbel me toma de la mano y jala de ella, encaminándonos a un lugar desconocido para mí.

—Gracias — le digo a Rafael como gesto final, mismo que responde con una sonrisa antes de partir.

—Si ves algo raro dímelo.

—¿Cómo voy a saber qué es algo raro? Creo que para mí ya es extraño estar justamente aquí.

—Algo más raro de lo normal.

—Bien...

Todo aquí es oscuro, no tanto como lo era el seol, pero aquí no hay almas que desprendan luz por todos lados.

Doy un paso y piso algo realmente grande, mismo que se rompe ruidosamente bajo la suela de mi bota.

—¿Qué es? — pregunto tensa.

Era un cráneo — contesta Luzbel quitándole importancia.

—¿Tan pequeño?

—De un niño.

—Dios...

—Shh, no digas eso aquí.

—Lo siento — estamos hablando en susurros y ni siquiera me había dado cuenta —, ¿podrías decirme si estoy a punto de pisar más cráneos? No quiero que se repita.

—Por supuesto.

Seguimos en completo silencio, casi podría decir que ni siquiera nuestros pasos se escuchan, a menos que pisemos algo desagradable como fue el caso.

Mientras más nos adentramos, algo raro comienza a escucharse, podría jurar que un rockero loco anda por ahí perdido, porque en serio estoy casi segura que es música lo que se escucha a distancia.

—No veo, pero oigo algo raro — comento en susurros.

—Lo sé, lo escuché metros antes que tú.

—Coño, no te diré nada entonces.

—Calma, no te enojes.

—¿Qué es? — pregunto ignorando su petición de no enojarme.

—Seguramente un concierto.

—¿Un concierto? No me salgas con bromas, esto es lo más ridículo que he oído de ti, y vaya que te he escuchado cada cosa...

—Hablo en serio, puede parecer extraño, pero su música loca de allá arriba vino precisamente de aquí.

—Ajá... — suelto incrédula ante la idea de que "'mi música loca" venga precisamente de aquí.

—Es en serio, ¿ó de dónde crees que podría salir tal atrocidad?

—La verdad no tengo idea...

—Démonos prisa, es un buen distractor.

Ambos comenzamos a caminar más rápido. Cada vez escucho con mayor claridad la música, y es como si de verdad conociera la canción, me suena demasiado familiar y sé que eso no está muy bien que digamos.

A considerables metros de nosotros, veo luz, aunque en gran parte es absorbida por la densa oscuridad.

—Aguarda... — pido caminando más lento sin quitar la mirada de las luces —. ¿Es...? ¿Es Rammstein?

—Sí, a veces bajan a algunos grupos para hacer este tipo de cosas, y supongo que esos humanos son tan fanáticos de lo oscuro que aceptan sin pensarlo.

—Vaya... quiero ver.

—¿Quieres qué? Tú estás loca, no nos vamos a acercar.

—Rammstein es de mis grupos favoritos y jamás los he visto en vivo, valdría la pena morir así.

—Ahora veo que el fanatismo es cosa de humanos...

—Vayamos.

—De eso nada, me gustas humana.

—Sólo un poquito, no nos acercaremos demasiado.

—Ya dije que no, sería algo sumamente estúpido.

(...)

—Son perfectos... — admito embobada.

—No le veo lo perfectos, ahora vámonos, ya fue suficiente.

—Puede que nunca más vuelva a mirarlos, pienso quedarme aquí.

—Vámonos ya, Lía, esto no es un juego, he dejado que mires un poco porque has insistido, pero fue suficiente.

—Sí, supongo que lo ha sido — admito enderezándome —, vámonos.

—Por fin, ya me duele la maldita cabeza de tanto ruido.

—Que exagerado.

Salimos detrás de la roca en la que estábamos, la verdad es que hay muchas cosas raras por ahí, sin embargo ninguna nos presta atención.

Luzbel me rodea con un brazo y nos seguimos caminando, adentrándonos en la densa oscuridad de nuevo.

—¿Falta demasiado?

—No — contesta —, acortaremos camino, llegaremos con Rafael demasiado pronto. El concierto nos ha ayudado bastante, ni siquiera veo mundis por ahí.

—¿Ves? Rammstein no es tan malo después de todo.

—Viéndolo desde ese lado supongo que no. Pero para mis oídos es demasiado, casi me revientan los tímpanos.

—Que exagerado eres, de verdad.

—Si tuvieras el oído como yo me entenderías.

—Sí, puede ser...

Nuevamente nos quedamos en silencio, la música comienza a oírse distante y ya ni siquiera logro identificar la canción, es sólo ruido desde aquí.

Luzbel desaparece de mi lado de un momento a otro, y apenas alcanzo a oír algo parecido a un quejido de su parte.

Una fracción de segundo después, algo me jala a mí.

Intento no gritar, pero no puedo evitarlo, grito con fuerza y agudeza, lo que provoca que caiga en el aire unos segundos después de ser levantada.

—Carajo — me quejo sin aliento, ni siquiera sé cómo he caído, debo admitir que aunque la armadura me ha pesado, provocando que mi caída fuera más dura, también ha evitado que mi dorso se hiciera mierda con el piso.

Justo cuando voy a empezar a incorporarme escucho algo caer junto a mí, me quedo paralizada al no saber qué es, ni querer averiguarlo.

—¿Estás bien? — escucho a Luzbel.

—Carajo, ¿tú estás bien?

—Sí, tu grito los ha aletargado.

—¿Qué son?

—Vampiros.

—¿Se fueron?

—Están arriba de nosotros... debieron olerte.

—¿Olerme?

—Así es. A estas cosas se refería Rafael.

—¿Qué vamos a hacer? — pregunto claramente nerviosa.

—Lo que se hace en estos casos.

—¿O sea...?

—Correr — dice al tiempo que se para y me jala para ponerme de pie.

La verdad no sé si ha sido de nuestras mejores ideas. Incluso se me hace algo idiota, extraño y ciertamente cobarde de Luzbel, ¿correr? ¿En serio?

Luego de metros de correr, Luzbel saca la espada, se da la vuelta y creo que mata a alguien, porque escucho un grito tremendamente desagradable.

Paro en seco y regreso los pasos extras que di, me pongo detrás de Luzbel y espero sin moverme.

¿En serio no podíamos salir limpios de aquí también?

—Tienes algo delicioso detrás de ti — escucho una voz siniestra y horrible.

—Gracias — responde Luzbel ciertamente divertido —, muchos me han dicho que tengo un trasero increíbles, pero jamás un vampiro.

No puedo creerlo, maldita sea, eres un idiota, Luzbel.

—Muy gracioso, hablo de la humana que está escondida detrás de ti.

—Sí, ella también lo tiene igual, pero bueno, verla es un lujo que por el momento, sólo yo me he dado — ¿en serio? ¿Luzbel está diciendo eso en serio? Voy a matar a alguien cuando vuelva a casa... si es que no me matan antes...

—Te gusta jugar, ¿verdad?

—Depende de qué trate el juego...

—Voy a comerte a ti y luego a ella.

—Claro que no — para mi sorpresa, Luzbel sigue conservando el mismo tono divertido en la voz, y no sé si eso me preocupa o me confunde, tal vez ambos —, porque para el momento que avances un centímetro hacia nosotros voy a partirte en dos.

—¿Tú y cuantos más?

—No necesito a nadie más, Luzbel puede solo contigo y contra lo que sea que quiera venir.

—Eso lo veremos — suelta como gesto final, y casi puedo imaginar que lo que sea que esté hablando tiene una sonrisa en el rostro.

Nuevamente algo me alza del piso, tan rápido que Luzbel ni siquiera alcanza a voltearse a tiempo.

Desearía poder ver algo, pero lo único que logro es sentir como voy en el aire.

Lo que me sostiene me suelta, mis labios se abren y dejan escapar un grito, mismo que se ahoga cuando algo más me sostiene en el aire.

Y todo se vuelve en eso, agarra, suelta, agarra, suelta.

Quiero dejar de gritar, pero mi garganta simplemente no obedece, y cada que comienzo a descender un grito más se escapa de ella.

—¡Suéltenla ya! — logro escuchar la voz de Luzbel, lo que me indica que estamos volando bastante bajo y cerca de él.

—De acuerdo — acepta quien me lleva.

Y ahí está, me sueltan, y esta vez no vuelven a interceptarme.

Mi grito se intensifica, de todas formas moriré cuando llegue al piso.

Nuevamente el grito se ahoga, esta vez me han vuelto a interceptar antes de que llegue al piso, sin embargo de una forma muy diferente. No me han tomado de arriba, me han capturado en el aire, como si su vuelo fuera en línea recta hacia enfrente y no en picada para seguir jugando conmigo.

Tardo lo que creo ha sido un largo minuto en darme cuenta de que quien me lleva en brazos no es una de las bestias, sino algo completamente diferente.

Tanteo un poco su cuerpo con miedo.

Armadura, cabello ligeramente alborotado, cara lisa e incluso perfecta al tacto de mis manos.

—¿Rafael?

—Estás bien — afirma.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste...?

—¿No lo recuerdas? Soy un ángel.

Y vaya ángel, igual de perfecto. Nada parecido a Luzbel, pero igual de maravilloso, igual de guapo, de... ¿qué? ¿Estoy diciendo que Rafael me parece... Atractivo? Tal vez más...

No, Lía, no. ¿Qué mierda estoy diciendo?

Volvemos al suelto sin que me de cuenta, Rafael me suelta y todos mis pensamientos vuelven a la realidad. ¿Qué andaba pensando? ¿Rafael comenzó a hacérseme atractivo? Digo, la verdad lo es, es un ángel, ¿qué puedo decir?

Una vez más, estoy divagando en mis pensamientos, tanto que ni siquiera noto el momento en que la pelea comienza.

¿Qué hace un humano en estos casos? ¿Qué haría yo en estos casos?

Seguramente correr, huir del problema. Sé que suena a cobardía, pero sería una estupidez entrar a zona de pelea cuando los guerreros son ángeles y vampiros.

Gracias a Dios, mis ojos se han vuelto a adaptar luego de ver las intensas luces del concierto.

Las sombras que veo no lucen tan oscuras y veo perfectamente la forma de cada una.

Unas alas gigantes y frondosas, muchas otras alargadas y angostas, con rasgos agresivos y demoniacos. También puedo observar varios desalados, aunque sólo uno inconfundible.

Luzbel.

La realidad es que son demasiados, no sé en qué momento nos superaron en número, y ya noto que no está siendo cualquier cosa para el par de ángeles.

Cuando veo que un par de sombras se aproximan a mí algo salta en mi mente.

El látigo.

Tan pronto como pienso en usarlo, éste resbala por mi brazo hasta mi mano como si tuviese mente propia y se sincronizara con la mía.

Me preparo para recibir a lo que cada vez tengo más cerca, y una vez que uno de ellos salta a mí le ataco.

El sonido de látigo es particularmente extraño, algo que jamás en mi vida había oído.

Un quejido me indica que le he dado y mejor de lo que creí. Sin embargo el segundo no espera ni un momento para echárseme encima también. Éste logra llegar a mí antes de que pueda hacer algo, y luego del impacto ambos aterrizamos en el suelo.

—¡Lía! — Luzbel grita mi nombre, y por distraerme para mirarle me golpean. Una y otra vez, intento defenderme, pero es inútil, estoy más vulnerable de lo normal, y al cabo de unos golpes más me pierdo. No sin escuchar por última vez a Luzbel gritar mi nombre.

_____________________
Sigue leyendo 😱

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro