Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 12

Tardo un largo tiempo en asimilar mi situación, estoy en un lugar completamente oscuro, todo es negro, no hay ni el menor rastro de un poco de luz.

La claustrofobia que no sabía qué tenía me ataca.

—Luzbel, Luzbel, Luzbel — repito buscándolo casi histérica con las manos.

—Hey, calma, aquí estoy — contesta tocándome, me toma por los hombros y me abraza a su pecho — tranquila, estás bien, aquí estoy, no va a pasarte nada.

—No puedo ver nada... mierda, en serio no puedo ver.

—Lo sé, sólo cálmate ¿bien? Vamos a empezar, tus ojos comenzarán a adaptarse pronto.

—No lo entiendes, no hay a qué adaptarse.

—Créeme que lo hay, ahora sólo confía en mí, voy a ser tus ojos.

—Que bellos ojos voy a tener... — suelto sin pensarlo, pero para cuando cierro la boca ya es tarde, lo he dicho.

—Tus ojos son hermosos.

—¿Puedes verme? — pregunto al sentir como las mejillas me arden.

—Perfectamente.

—Mierda, comencemos ya.

—Hey — susurra.

—¿Qué? — pregunto mirando hacia todas partes sin poder ver nada. Las manos de Luzbel toman mi cara, sus labios se unen a los míos y casi dejo de sentir el miedo de estar aquí, en tierra de nadie.

—Vamos — pide separándose de mí.

—¿En serio no hay ni un poco de luz aquí?

—Lo hay, mira para allá — dice, y estoy segura que está señalando algo.

—¿Para dónde, genio? — pregunto rodando los ojos.

—Allá — repone tomándome de la cabeza y moviéndola hacia un punto. Busco con la mirada algo, y logro ver una luz. Aunque de verdad está demasiado lejos como para apreciarla a simple vista.

—¿Eso qué es?

—A donde vamos.

Joder, tal vez no quería escuchar eso.

La luz está a kilómetros. Y cuando digo kilómetros hablo en serio, nos tomará días llegar.

—Llegaremos la semana que entra, está muy lejos — admito.

—Por supuesto que no, llegaremos pronto, no está tan lejos como se ve. Es la fase más fácil, vamos.

Luzbel me toma de la mano y me guía detrás de él, yo sólo espero no tropezarme con algo.

O alguien...

Un escalofrío me recorre la espalda entera al pensar en eso.

Llantos se oyen. El silencio de hace un momento se esfuma mientras escucho quejas de todo tipo. Llanto, rabia, agonía, una mezcla de todo lo que podrías sentir al sufrir.

Caminamos verdaderamente lento, no entiendo el porqué, pareciera que Luzbel tampoco logra ver por donde vamos.

Eso parece hasta que lo noto. Hemos llegado, las almas están aquí... cientos, miles de ellas.

Incluso yo podría jurar que se ven humanas, como si sólo estuviéramos en una sala de cine. Pero no es así, todos están muertos. Yo soy la única que sigue siendo humana aquí dentro.

—¿Por qué? — escucho un llanto junto a mí, luego alguien me toma del brazo. Y puedo jurar que si no fuera por la consciencia que tengo sobre parecer "de aquí", hubiera soltado un grito tan fuerte como para ser oída hasta mi casa.

Una mujer me tiene afianzada, sin embargo no lo hace con intención de lastimarme, puedo notar que su pena es tanta que ha tomado lo primero que vio para sostenerse mientras el dolor le invade.

—Calma — susurra Luzbel poniendo una mano sobre mi hombro, y bajándola hasta las manos de la mujer, quitándomelas de encima.

—Estoy bien — contesto mientras volvemos a caminar.

Ahora puedo ver, Luzbel tenía razón, sí hay cierta luz a la cual adáptese. Todo es muy sombrío, pero prefiero ver poco a no ver nada.

—¿Saldremos igual? — pregunto —, ¿haremos el mismo recorrido que de ida?

—No, veremos una forma rápida de volver cuando estemos allá.

—De acuerdo...

Seguimos caminando en silencio, los muertos que están a nuestro alrededor chocan contra nosotros, pero no se inmutan en voltearse a mirarnos.

La verdad es que no siento miedo, pensé que lo haría, pero estoy bastante tranquila rodeada por todos ellos. Creo que es ahora cuando me doy cuenta que los "fantasmas" no son tan malos como todos piensan.

—Hey, para — pide Luzbel frenándose en seco.

—¿Qué pasa? — pregunto poniéndome nerviosa.

—Vigilantes — susurra y se voltea a todos lados buscando algo —, hey, dame eso — pide, pero no a mí, a alguien más —, sé quién eres, fuiste una persona terrible y tu alma está destinada a los posos de lava del abismo, te ofrezco cinco dracmas a cambio — me asomo a mirar con quién está hablando, un hombre está parado frente a él mirándolo, tiene una herida de bala en el centro de la frente y sangre que resbala de ésta —, te ayudarán demasiado una vez que atravieses el purgatorio, piénsalo, nadie más va a ofrecértelo.

—De acuerdo — acepta quitándose una tela obscura que le cubría la cabeza y los hombros —, tómala.

Luzbel intercambia la tela por lo que creo son monedas, se la pone en la cabeza y vuelve a caminar.

—Jamás pensé mirarte así, ¿qué te has puesto? — inquiero mirándolo.

—No te emociones, es para no me reconozcan.

—¿Podrían?

—Por supuesto, todos los malditos vigilantes me conocen.

—Pues estás muy jodido.

—Sí, supongo que sí.

—¿No importa que me miren?

—Nadie te conoce, estarás bien. Además, eres una humana más aquí, aunque viva... pero nadie va a notarlo.

—De acuerdo...

Ambos nos quedamos en silencio, la verdad preferiría tener una platica con él, los sollozos de todos los que están aquí abajo no son muy agradables. Pero también entiendo que tal vez no sea la mejor idea ir todo el camino platicando, después de todo, por lo que veo, las almas que están aquí están solas, nadie va lamentándose en grupos o en parejas por lo menos, así que creo que ya es lo suficientemente sospechoso que vayamos juntos.

Levanto la vista en busca de la luz que me mostró hace unos minutos, y mágicamente ahora la veo mucho más cerca de lo que pensé. Ahora no parece que tardaremos días en llegar, supongo que a lo mucho nos quedan diez o quince minutos aquí.

Me detengo un momento a mirar a todos, intento ver si tal vez reconozco a alguien.

Hace bastante tiempo que no muere un conocido, pero por lo que entendí, uno puede pasarse una eternidad en este lugar si es que no ha comprendido su muerte aún.

La realidad es que es estar aquí es bastante perturbador, ver las formas de muerte de estas almas no es para nada cómodo. Mirarles balas en la cabeza, cuerdas amarradas al cuello... es terrible...

—Hey, tú — una voz gruesa se abre paso entre los lamentos.

No tengo ni siquiera que pensarlo, ya estoy acostumbrada a esto.

He aquí el primer bache del camino.

—Sigue la luz — susurra Luzbel —, te encontraré.

¿Va a dejarme?

No no, espera, ¿en serio va a dejarme sola?

No se ha quien de los dos le han hablando, ambos nos seguimos caminando, aunque comenzamos a tomar una ruta diferente.

—Hey, ¿qué acaso no me oíste? — una mano se posa en mi hombro y me voltea violenta. ¿Sólo los ángeles tienen alas? ¿O también los demonios? Intento parecer desubicada, me limito a mirarlo con extrañeza, pero no sé si me salve esta vez —, ¿cómo moriste?

—No estoy muerta — contesto luego de pensar si ha sido una buena idea —, no estoy muerta — repito —, no estoy muerta, no estoy muerta — el tipo frunce el ceño, me mira con lastima y me empuja, da media vuelta y se va sin más preguntas.

Estoy bien... no sé cómo lo hice pero sigo viva.

Seguramente esto es sospechoso, no tengo rastros de haber muerto asesinada, y tampoco me veo vieja como para morir de causas naturales o vejez.

Miro hacia todas partes, y comienzo a sentirme nerviosa, incluso desesperada, estoy rodeada de muertos.

Soy la única viva entre miles y millones de muertos...

El corazón comienza a martillearme el pecho, esto es una maldita película de terror, ¿qué mierda estoy haciendo yo aquí?

Sin darme cuenta, comienzo a girar sobre mí misma mientras veo hacia todas partes, siento que todo a mi alrededor da vueltas de lado contrario, el corazón quiere salirse de mi pecho y yo quiero salir de aquí ahora.

Cuando pienso que no puede haber algo peor, una mano se posa en mi brazo. Freno en seco y miro al dueño de lo que me sostiene.

—Tranquila — pide con voz clara y pasiva.

Es una mujer. Chica diría yo.
Cabello negro, facciones finas, ojos claros y personalidad pacífica.

—Tú... — comienzo sin saber qué decirle —, yo...

—Sé lo que eres — contesta con calma —, no pasa nada, todos ellos también fueron humanos y vivieron, no debes temerles.

—¿Qué eres?

—Eso no importa, te llevaré — se ofrece señalando hacia la luz que cada vez se ve más grande y cercana —, confía en mí, te ayudaré a salir de aquí.

No sé qué hacer, su cara me da confianza, la chica me hace sentir tranquila y creo que puedo confiar en ella... pero, ¿si sólo es un engaño para hacerme algo?

—Bien — acepto no muy convencida.

Ambas empezamos a caminar, por lo que veo vamos en dirección correcta, supongo que eso es algo bueno. O eso quiero imaginarme por lo menos.

—¿Por qué me ayudas? — pregunto luego de un minuto.

—Es mi deber — se limita a contestar.

—¿Tu deber?

—Así es, voy a ayudarte, no te preocupes, estarás bien.

—No entiendo porqué alguien aparece de la nada, y menos entiendo porqué ese alguien quiere ayudarme precisamente a mí.

—Ya lo entenderás.

Eso me suena a las típicas respuestas de Luzbel. Cuando te dice todo sin decirte nada.

Continuamos en completo silencio, y la verdad es que no me molesta, no me apetece demasiado hablar con alguien que acabo de conocer y se me hace completamente sospechosa.

De igual forma estamos muy cerca de la luz, y espero que Luzbel me encuentre pronto, porque de no ser así, estoy segura de que yo no podría encontrarlo aquí jamás.

Luego de unos metros más lo veo. Está esperándome a escasa distancia y no sé cómo reprimir las ganas de írmele encima.

—¿Ara? — pregunta cuando nos mira —, ¿qué estás haciendo aquí?

—Cuidando a mi protegida — responde la chica que tengo enfrente mientras se hace a un lado para que él me mire.

—Espera un momento, ¿Lía es un tu protegida? — pregunta incrédulo y casi pasmado.

—Así es, desde el momento en el que dio su primer respiro — Luzbel frunce el ceño y me mira, me analiza detenidamente y logro ver la sombra de una sonrisa.

—Es... ¿es ella? — pregunta regresando la mirada a "Ara".

—Así es, Luzbel, es ella.

¿Quién soy?

—Lía — pronuncia éste acercándose a mí, me mira directamente a los ojos y veo algo nuevo en él. Es felicidad, sorpresa, alivio, e incluso amor, todo eso junto, así que me parece imposible —, ¿me recuerdas?

—Claro que te recuerdo, bestia, sólo nos separamos cinco minutos... tal vez diez — repongo pensándolo bien.

—No — repone este sonriendo —, no me refiero a eso. Tú... ¿no me recuerdas de antes?

—No entiendo la pregunta, de verdad, suena muy simple pero lo preguntas de una manera diferente a la normal.

—No hay tiempo para preguntas, Luzbel — inquiere Ara antes de que éste hable —, tienen que irse ahora, si los vigilantes los encuentran aquí se la van a llevar.

—Sí — acepta dejando el resto de lado —. Vamos, Lía.

—¿Qué está pasando? ¿Quién eres tú? — le pregunto a Ara.

—No hay tiempo, Luzbel te explicará en el camino — responde como despedida mientras Luzbel ya me toma la mano para que sigamos el camino —, y por cierto, te recomiendo que le pongas algo encima, en el inframundo no se visten así.

—Buscaré algo — acepta Luzbel antes de que sigamos el camino.

—¿Qué fue eso?

—Ella es tu protectora, se llama Ara.

—¿Protectora de qué?

—Es tu potestad — contesta mientras mira hacía todas partes.

—¿Era un ángel? — inquiero sorprendida.

—Así es, tu ángel.

—Pensaba que tú eras mi ángel — digo por lo bajo, casi en un susurro, aunque más para mí que para él.

—Sí, yo soy el otro ángel.

—La verdad supongo que jamás serás mi ángel — admito con tristeza. Lo mejor será que me vaya haciendo a la idea de esto.

—Siempre he sido tuyo.

—Este no es el mejor lugar para decir esas cosas.

—Es la verdad.

Luzbel me suelta y se acomoda bien la tela que aún tiene sobre la cabeza, comienza a caminar más lento hasta quedarse parado por completo.

—Quédate detrás mío — ordena en susurros.

—Bien... — le hago caso y me pongo atrás de él, no sé qué va a hacer, pero espero estar realmente segura aquí a su espalda.

—Hey, tú — habla parándose de nuevo luego de dar un par de pasos —, no tienes que esconderte, te he visto ya — tengo curiosidad por ver a quién le está hablando, pero por primera vez decido no hacerle caso a mi lado curioso y me quedo donde estoy  —. Sal ya, no voy a hacerte daño — insiste.

—¿Por qué debería hacerte caso? — le contestan, y descarto la idea de que se esté volviendo loco.

Luzbel toma la tela de su cabeza y tira de ella, quedándose al descubierto.

—¿Sabes quién soy?

—Tienes pinta de no ser de aquí, incluso pareces ser de allá arriba.

—¿Un humano? — pregunta con aires de ofendido.

—De más arriba — inquieren —, de ser parte del edén. Aunque no tienes alas, así que dudo que lo seas.

—Me las regresarán pronto.

—¿Un desterrado? Eso suena interesante, ¿aceptarán de vuelta a los exiliados de las guerras celestiales?

—No formo parte de ellos, mi destierro es más reciente.

—¿Qué tanto?

—Un año.

—No sabía que habían sacado a uno más.

—Es extraño que no lo sepas, todos se enteraron de ello.

—¿Por qué debería saberlo? ¿Acaso eres el hijo de la aurora? — pregunta con un tono de sarcasmo y diversión.

—Él mismo. Tienes a Luzbel justo enfrente.

—¿Qué querrías tú de mí?

—Un favor.

—¿Favor? ¿Un hijo de Dios pidiéndole favores a un alma en pena como yo?

—Por eso mismo necesito tu ayuda.

—¿Sabes? En este lugar los "favores" se cobran caros, porque ya sabes, estás aquí, en el seol.

—Voy a ofrecerte una sola cosa, sería demasiado estúpido que no lo aceptaras.

—Dime.

—Te ofrezco luz. Para que puedas salir de aquí, romperé con esas cosas que te atan a este lugar y podrás ir al paraíso.

—¿A qué costo?

—Que la ayudes a cruzar el purgatorio — Luzbel se hace a un lado y me deja al descubierto.

La cosa con la que estaba hablando me da miedo, es como esos "fantasmas" de las películas de terror, ésta vuela literalmente hacia mí, no tiene pies y flota en el aire.

—¿Por qué querría una humana atravesar este lugar? — pregunta.

—Vamos al abismo. ¿Aceptas o no?

—Bien, no es algo demasiado complicado para lo que das a cambio. Vamos.

La que creo que es un alma, comienza a flotar frente a nosotros, directo a la luz que ahora se ve completamente grande y cerca.

—Tranquila — me habla Luzbel —, no va a pasarte nada, ella va a ponerse encima de ti para que puedas pasar sin ningún problema.

—¿Tan malo es?

—Sólo no tengas miedo sin importar lo que mires, iré frente a ti todo el tiempo.

—No entiendo qué tan malo podría ser — comento un momento antes de estar frente a lo que ahora noto es un túnel, mismo de dónde viene la luz... ahora lo entiendo. No debí venir, no debí hacerlo —. No puede ser...

____________________
Siguiente capítulo, sábado dos de febrero 🤯

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro