Su voz, me dio valentía para correr y encender la luz de la habitación, me acerque a la puerta. Me di un tiempo antes de abrir para calmar los escalofríos que tenía mi cuerpo. Inhale y suspire una última vez.

— Mark, ¿Qué sucede? — pregunte al abrir como si no hubiera pasado nada.

— Perdón por la hora, pero pienso que te hará muy bien quedarte con Paul — así llamó a su gato — te puede acompañar — de su saco, mostró al minino.

Sorprendido, lo tomé y acaricié.

¿Por qué Mark me regala su mascota? Y ¿Porque regresó?

— Gracias... — estaba en shock — ¿estás seguro? Lo quieres mucho — aún no estaba convencido de que esto pasaba.

— Creo que es lo mejor, lo extrañare... pero sé que lo necesitas — por un momento Mark dirigió su mirada hacia mi casa.

— ¿quieres quedarte por esta noche? La propuesta sigue en pie — "por favor di que sí", anhele.

El me miró. Como si hubiera leído mis pensamientos, aceptó con una sonrisa.

Abrí paso hacia las escaleras.

— Puedes dormir conmigo — para ser sinceros, mi habitación era la única que tenía sabanas limpias, aún faltaba cambiar las sabanas empolvadas de la casa.

— Si no es molestia, aunque podría quedarme en el sillón — entramos al cuarto del segundo piso.

— No es necesario, mi cama es grande, hasta este pequeño ha dormido ahí — señale al gato.

La noche era fría. Mientras pasaba más el tiempo, el viento advertía que muy pronto llegaría el invierno.

Me sentía más cómodo de dormir con alguien a mi lado, Mark había cruzado la barrera de desconocido desde los primeros días. Me recordaba lo tímido que yo era y como duele que la gente te critique por lo que haces o pienses. En cualquier lugar puede existir este último tipo de personas.

Pero al mirar a Mark, sabía que existían individuos con buen corazón.

— Gracias de nuevo, suga — Mark habló desde el lado derecho de la cama.

— No es nada, es muy noche para que te dirijas a tu casa solo, ¿no sé cómo Kendall pudo irse también? — me preguntaba mientras miraba el techo.

— Bueno, ella ha vivido más tiempo aquí que tú y yo. No la culparía, en Los Ángeles también hacia lo mismo —

— ¿así? ¿preocupabas a tus padres a veces? — alcemi ceja esperando la respuesta.

— Como cualquier chico, no es mi culpa. Algún día los invitare a la casa de mis padres. El lugar es hermoso y en las noches es bellísimo, un sueño para cualquiera. Lo mejor de todo es el mar, las olas, el viento y la arena — Mark describía todo aquello con un resplandor en sus ojos — le he prometido a Kendall que en navidad la llevaría y ahora tú también te nos unirás — aquella promesa me sorprendió.

— No nos conocemos mucho, aun así, ¿me invitaras a la casa de tus padres? — le jugué una broma, el cual captó.

Él tomó una almohada y lo impactó contra mi cara, riéndose.

— Sí, pero no de esa forma — se acomodó de nuevo en la cama — Aun así, le diste el mejor recuerdo a un extraño, y eso no se me olvidara.

— ¿Qué fue lo que hice? —

— Me hiciste sentir de nuevo en casa, te agradezco por eso... — lo pensé por un momento.

— Eso hacen los amigos, no necesitas agradecer... mejor piensa en lo que el futuro te espera, tu carrera, tu familia y lo próximo que haremos en Los Ángeles, será divertido. —

— Por supuesto que lo será — volvía aquella sonrisa a Mark — no puedo esperar entrar a la universidad —

— Por cierto, ¿Qué estudias? — recuerdo que conocí a Mark cuando estaba en el lago recolectando "algo" para su carrera —

— Biología, siempre me ha encantado. En este estado se encuentran basto material para estudiar —

— Oh ahora todo tiene sentido — susurre.

— ¿Qué tiene sentido... — escuche como el sueño caía sobre Mark, segundos después bostezó. Se acomodó mirando hacia mi ventana.

Yo dormía del lado izquierdo, así que al voltear mi vista daba hacia la pared y de reojo hacia la puerta.

Por los ronquidos de Mark, mi sentido común me dictaba dormir, pero mi sexto sentido me logro despertar. No lo había notado antes, desde que llego Mark la casa simplemente estaba tranquila y la oscuridad ya no se sentía densa. Todo a mi alrededor estaba tan pacifico.

Mis ojos se guiaron por el pequeño sonido del gato, acostado al final de la cama. Vaya... era tan simple y silencioso.

Mis ojos poco a poco cayeron, esta noche no existiría ninguna presencia.

Cuando volví en sí, fue que me di cuenta que Mark se había levantado, por la ventana mire como ya existía un cielo más claro.

Escuche maullar al gato por el piso, así que me levanto, le atrapo y acaricio. La luz del baño está encendida, escucho el agua de la llave correr.

"Mark se está lavando la cara"

— Mark, ¿necesitas algo más? —

Responde que no y me dirijo a la cocina a preparar el desayuno. Dejo al gato caminar por la habitación y comienzo a calentar agua para el té. Preparo huevos fritos, un típico desayuno americano.

Es cuando Mark baja y comenzamos a comer.

— Gracias por el hospedaje suga, me hubiera gustado mudarme aquí cuando llegaste, necesitaba un amigo como tú — dijo aquellas palabras desde su interior.

— Debí de mudarme hace tiempo aquí, es triste que ahora tengas que irte —

Serví un poco de té y se lo di a probar, el fresco aroma me hizo sonreír. Al mirar a mi visitante, mostraba todo lo contrario a lo que yo esperaba.

— ¿No te gusta el sabor? — pregunte sirviendo una cucharada de azúcar a mi taza.

— No es eso... — Mark se mantuvo en sus pensamientos, Paul maulló, indicándome que debía alimentarlo. Baje una lata de comida para gato que aun mantenía, mientras Mark aún se mantenía callado. Al regresar a mi asiento su cara mostraba duda. — ¿te gusta esta casa?—

>>gracias por leer n.n