Único.
Hace mucho rato que quisiera poder escribir un fic de este shippeo, a mi la verdad me gusta bastante, en lo poco se vio de ellos. Esto en si era una idea que tenia hace tiempo, pero que iba terminar de una forma diferente, (Con el tipo muerto) Hablando con unas amigas me vi cuenta que quedada perfecto para explorar este shippeo, espero de verdad les guste.
fanart de portada propiedad de "itsuya999" en deviantart.
--------------------
Pensó que en ese momento iba a morir. Llevándose solo los arrepentimientos personales a la tumba, entre ellos, el deseo de haber guiado completamente a su hermano, viéndolo aceptando el camino que Athena le ofrecía.
Ilias termino aceptando sin mucho rechistar su muerte de este ser su destino, estada muy lejos del Santuario o de cualquier persona después de todo. Los espectros no eran fáciles de matar después de todo, sabia el peligro y que este se podría levantar en cualquier momento, había ganado tiempo logrando al menos apartarlo de inocentes, pero debajo de la armadura este espectro había logrado quemar debajo de su armadura, saliendo volando al terminar pero aun con eso, alagando al dorado.
Caminando por el bosque, queriendo sanar su cuerpo Ilias se sentía totalmente mareado seguramente por la pérdida de sangre, aparte de cansado luego de esa difícil pelea. Dejándose a si mismo caer al suelo, quitándose la armadura y enviándola al Santuario, habiendo sido poco su tiempo con ella. Solo cerrando los ojos antes acostándose en el suelo solo aceptando lo que parecía su destino; pero el destino, y sobre todo la naturaleza tenía algo diferente pensado para él.
No supo cuanto tiempo en concreto paso, pero al momento en que pudo abrir los ojos, sintió su cuerpo relajado, notando como una de las hermosas doncellas que habitan dentro de los bosques parecía que fue enviada a salvarle la vida, porque se encontró acostado en las piernas de una hermosa mujer, con las heridas sanando. Aunque su cuerpo seguía totalmente adolorido.
- ¿Esto son los elíseos? ¿Estoy vivo? - Pasamente pregunto, su voz apenas salía de sus labios.
- No. Aun estás vivo. Ilias de Leo. - El Santo de Leo iba a preguntar sobre como sabia su nombre pero se sentía débil aun, terminando por no cuestionar nada solo dejándose cuidar por la mujer, relajando su cuerpo hasta el punto en que solo pudo escuchar el sonido del bosque a su alrededor, y sentir las manos de la mujer atendiéndolo.
---
- Me llamo Arkhes, soy una de las ninfas del bosque, una pitia. - Le hizo saber al tener a Ilias despierto, ya totalmente recuperado luego de pasar la noche siendo sus heridas atendidas por ella. - La naturaleza me guio hacia ti, pidiéndome que te ayudara. - Le hizo saber. Entregándole la camisa y chaqueta negra que usada como uniforme en el santuario, que antes le había quitado para cuidarlo.
- ¿La naturaleza? ¿Quieres decir nuestro destino? - Algo escéptico quiso saciar su curiosidad, poniéndose la ropa otra vez, recordando lo que hizo con su armadura y que seguramente su hermano debería estar en este momento creyéndolo muerto, tenía que volver al santuario y demostrar que estada vivo aun.
- Como sabrás; Nosotras las pitias tenemos a nuestro cuidado el Oráculo de Delfos, y con ello la capacidad de custodiar el tiempo. - Desprendiendo hilos de cosmos de sus manos pequeñas ilusiones ligadas al pasado, diferentes sucesos que pasaron en esa misma área, como prueba de lo que decía. - Entenderás que no tengo un mayor poder, como cambiarlo o moverme entre este, pero estamos ligados a la naturaleza y su voz, eso me llevo a ti.
- Entiendo. Me siento totalmente honrado que haya tomado de decisión de presentarse ante mí para ayudarme. - Haciendo una pequeña reverencia en señal de respeto le dijo. Habiendo estudiado junto a Krest varias de los sucesos y criaturas de la era del mito, estada enterado del papel de diferentes entidades como ellas pero nunca creyó conocer a alguna. - Me es muy interesante como toda la naturaleza a nuestro alrededor tiene una voz, y esta me salvo la vida. Les estoy totalmente agradecido. Pero ahora tengo que volver, envié la armadura de Leo al santuario, y debe estar ya en manos del patriarca, junto con eso, deben creer que estoy muerto, lamento mucho despedirme de esta forma.
- No necesariamente creen que estás muerto. - Esas palabras dejaron al Santo de Leo algo confundido. Apartándose la mujer rubia extendió una de sus manos a un costado de un árbol, Ilias termino quedando totalmente sorprendido cuando la luz dorada de la armadura de Leo apareció de repente al lado de la mujer. - El espíritu de Leo nunca se fue, se negó a dejarte solo sabiendo que aun ibas a vivir.
Ilias no encontró las palabras para expresar lo que sentía en ese momento, lo que acaba de ver en aquel momento. Esa mujer desprendía un cosmos sumamente grande, seguramente rivalizando con el de cualquier dorado, pero su presencia, por lo menos en ese momento era sumamente pacifica, no sentía ninguna especie de disturbio, solo paz. Sonriendo para él.
Su mente quedo en blanco tras lo pasada frente de él, solo acertándose a acercarse para poner la armadura sobre su cuerpo.
- Me gustaría saber que dice el bosque en este momento, que razones habrá tenido para salvarme. - En voz alta pensó, revisando la armadura junto a las heridas en su cuerpo sabiendo que sé tenía que despedir de la mujer dentro de muy pronto.
- Eso no lo tengo en claro aun. - Apuntándole con la cabeza la mujer le pidió que la siguiera, sujetándolo de la mano para llevarlo a un pequeño rio. - Para sanar sus heridas estuviste durmiendo 9 días, has de tener hambre. - Abriendo los ojos lentamente, pasmado, Ilias solo asintió aceptando lo que le ofrecía la mujer cayendo el cuenta que, en efecto sus heridas habían sido totalmente grades, era de esperar que su tiempo dormido haya sido tanto para apenas notar cicatrices en su pecho.
- ¿Cómo...? ¿Lograste sanarme tan rápido?
- Digamos que es parte de mis habilidades. Use tanto mi cosmos junto a algunas plantas medicinales, no tarde mucho, pero tuve que dejarte durmiendo para que sanaras rápido. - Sentía que tenía que esperar una respuesta de ese sentido. Sintiéndose avergonzado porque eso significada que estuvo dormido en las piernas de una mujer un largo de todo ese rato.
- Gracias por todo su esfuerzo por mí. - No tenía ninguna palabra para agradecerle apropiadamente, sonriéndole a la pitia frente de él. - Me gustaría, que me dijera un poco más sobre la voz de la naturaleza.
- Creí que ya la habías escuchado. - Ese comentario dejo a Ilias sorprendido, recordando que un pequeño sonido que llego a percibir, seguramente en el momento donde ella le estada cuidando. ¿Habrá sido la naturaleza cuidándolo? - En este momento lo mejor es que regreses al santuario. En el bosque podrás encontrarme cuando gustes.
---
El regreso de Ilias al Santuario fue algo que dejo a todos tranquilos, muchos estaban ya preocupados, otros lo asumían por muerto, el resto como Sísifo y Lugonis, sabían que él estada vivo y que no tardaría en regresar.
Solo que, la gran mayoría termino notándolo algo diferente a lo habitual, estando algo más callado, buscando apartarse tomando la costumbre de meditar. Las palabras de la mujer con la que se encontró lo dejaron pensando mucho, alentándolo a investigar sobre lo que sintió, la llamada voz de la naturaleza, investigando por su cuenta tanto en la teoría en la biblioteca del Santuario, como en la práctica, siendo el segundo donde más resultados consiguió.
Si ya había sido capaz de escucharla una vez, no entendía porque no otra vez, buscando relajarse hasta un estado similar a la otra vez, queriendo conectarse atreves de su cosmos con todo lo natural a su alrededor.
Para ser algo que buscada de forma autodidacta no le fue tan mal, pero solo terminada recordando la presencia de la mujer pitia otra vez, tomando la decisión de hacerle caso a su ultima insinuación, informando de sus iba por unos días del santuario, bajo razones que solo le confió a su hermano. Envolviendo su cuello con la capa de la armadura a modo de pañuelo y partiendo al bosque.
---
Años después.
---
La noche fresca iluminada por la luna llena era para muchos un escenario que podía marcar una de las más hermosas veladas, acompañados de ese ser amado. Alrededor de un hermoso prado totalmente apartado, rodeados de pocos árboles, luciérnagas volando y unas pocas flores, ellos 2 se reunían, sujetando la mano Ilias la mano de la mujer pitia; en ese momento su mujer.
Despegando su capa de sus hombros para acomodarla en el suelo para quitarse la armadura y con ella la ropa, volteándose para unirse entre los brazos de Arkhes, inclinándose para besarla, sujetando su cuerpo delicadamente para sujetarla y llevarla a su improvisado lecho de amor.
La luz de la luna se reflejada en el cuerpo marcado y fornido del Santo De leo, moviéndose contra la mujer, ocultando casi su delicada y esbelta figura entre los músculos de su cuerpo, sintiendo sus caricias tras su espalda, mientras el calor de sus cuerpos aumentada a la mano con un sentimiento más fuerte marcado por un ritmo más pasional, salvaje incluso pero sin perderse en su visión del otro, hasta terminar.
- Me hubiera gustado que esto pasara sin guerra de por medio. - Le hizo saber a la mujer que en ese momento estaba acostada en su pecho. Preocupando a Arkhes cuando Ilias empezó a toser. Su enfermedad aun no se calmada, volviéndolo más débil con el paso del tiempo. Tarde o temprano no soportaría. - ¿No podrás estar con nosotros verdad? - La mujer negó.
- No podre, mi cuerpo quedara muy débil luego de tener nuestro hijo, tendré que volver para recuperarme correctamente. - No era muy común que las pitias tuvieran hijos, o se ligaran con humanos.
- No quiero dejarte sola, tampoco quiero separarme de ti apenas que nuestro hijo nazca. - Le expreso, pasando su mano por sus hombros para acércala a él de forma casi posesiva.
- Eso no pasara. - Dijo, acariciando su rostro al pectoral del Santo de leo. - Nuestro hijo cumplirá su destino y llegara lejos, eso lo sé. Los estaré viendo, tarde o temprano estaré con ustedes.
- Umm. - Un quejido salió de los labios de Ilias, decidió dejar el tema allí, tenía miedo, si bien él había la iniciativa en cuanto a haber tomado la decisión de tener un hijo juntos. - Prometo cuidarlo, le enseñare todo lo que tú me enseñaste a mí. - Le dijo, entrecerrando los ojos con algo de sueño ya.
--------
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro