🌹 Epílogo🌹
Múnich... dos meses después
-¡Corre, Jungkook!, comienza la novela -grita Sarah.
Al oírla miro a Taehyung, a mi sobrina y
a Yong ho. Estamos en la piscina y, ante la
risa de mi alemán, digo:
-En media hora regreso.
-Tio, ¡no te vayas! -gruñe mi
sobrina.
-Tío kook...
Secándome con la toalla miro a los
pequeños, que están en el agua, y lesindico:
-Vuelvo en seguida, pesaditos.
Taehyung me agarra. No quiere que me
vaya. Desde que he regresado no se
sacia de mí.
-Venga, quédate con nosotros,
cielo.
-Cariño -murmuro, besándolo-.
No me lo puedo perder.
Mi alemán suelta una carcajada y me
da un beso.
-Anda ve.
Con una sonrisa en los labios dejo a mis tres amores en la piscina y corro en busca de Sarah. La mujer ya me espera en la cocina. Cuando llego me siento junto a ella.
Comienza la novela despues de media hora de Nervios vemos y los dos abrimos los ojos como platos cuando pone en la pantalla:
«Continuará».
-¡Continuará! -gritamos los dos
con los ojos bien abiertos.
Nos miramos y, al final, reímos. La novela sigue, y con ella, nosotros con seguridad cada día.
Sarah se va a preparar la comida,
y yo voy a ir a la piscina, pero me
encuentro a los niños junto a Taehyung en el salón, jugando con la Wii a Mortal
Kombat. Yong ho, al verme llegar, dice:
-Tío Taehyung, ¿ Los machacamos?
Yo sonrío. Me siento junto a mi amor
y, al ver la mirada de mi sobrina ante lo
que Yong ho ha dicho, juntamos nuestros
pulgares, damos una palmadita y
murmuro:
-Vamos. Demostrémosles a
estos alemanes cómo se juega.
Después de más de una hora de
juegos, mi sobrina y yo nos levantamos y
cantamos ante ellos:
We are the champions, my friend.
Oh weeeeeeeeee....
Yong ho nos mira con el cejo fruncido.
No le gusta perder, pero esta vez lo ha
hecho. Taehyung me mira y sonríe. Disfruta de mi vitalidad, y cuando me tiro sobre él y lo beso, afirma:
-Me debes la revancha.
-Cuando quieras, Iceman.
Me besa. Le beso. Mi sobrina
protesta:-¡Ya, tio!, ¿por qué siempre se
tienen que besar?
-Sí, ¡qué pesados! -asiente Yong ho,
pero sonríe.
Taehyung los mira y, para quitárnoslos de
encima, dice:
-Corran. Id a la cocina a por una
coca-cola.
Es mencionar aquella refrescante
bebida, y los niños corren como locos.
Cuando nos quedamos solos, Taehyung me
tumba en el sofá y, divertido, me
apremia:
-Tenemos un minuto, a lo máximo
dos. Vamos, ¡desnúdate!
A mí me entra la risa. Y cuando Taehyung me hace cosquillas al meter sus manos
por debajo de mi camiseta, de pronto
escucho;
-¡Tontoooooooooooooooo!
Taehyung y yo nos miramos, y
rápidamente nos incorporamos del
sillón. Mi hermana nos mira desde la
puerta y, con gesto descompuesto,
exclama:
-¡Ay, Dios! ¡Ay, Dios!, que creo
que he roto fuente.
Rápidamente, Taehyung y yo nos
levantamos del sillón y acudimos a su
lado.
-No puede ser. No puedo estar de parto. Falta mes y medio. ¡No quiero estar de parto! No. ¡Me niego!
-Tranquilízate, Yang mi -murmura Taehyung mientras abre su móvil y llama por teléfono.
Pero mi hermana es mi hermana y,
descompuesta, gimotea:
-No puedo ponerme de parto aquí.
La niña tiene que nacer en Seúl.
Todas sus cosas están allí y..., y...
¿Dónde está papá? Nos tenemos que ir a
Seúl. ¿Dónde está papá?
-Yang mi..., por favor, tranquilízate
-digo muerto de risa ante la situación
-. Papá está con Norbert. Regresará en
unas horas.-¡No tengo horas! Llámalo y dile que venga ¡ya! ¡Oh, Dios!, ¡no puedo
estar de parto! Primero está tu boda.
Luego, regreso a Seúl y, por último,
tengo a la niña. Éste es el orden de las
cosas, y nada puede fallar.
Intento sujetarle las manos, pero está
tan nerviosa que me da manotazos. Al
final, tras recibir candela por parte de
mi enloquecida hermana, miro a Taehyung y digo:
-Tenemos que llevarla al hospital.
-No te preocupes, cariño -susurra Taehyung-. Ya he llamado a Chung ha y nos espera en su hospital.
-¿Qué hospital? -aúlla, descompuesta-. No me fío de la sanidad alemana. Mi hija tiene que nacer en el Doce de Octubre, ¡no aquí!
-Pues Yang mi -suspiro-, me
parece que la niña va a ser alemana.
-¡No!... -Y agarrando a Taehyung del
cuello, tira de él y, fuera de sí, le exige
-: Llama a tu avión. Que nos recoja y
nos lleve a Seúl. Tengo que dar a luz
allí.
Taehyung pestañea. Me mira y a mí me
entra la risa otra vez. Mi hermana,
desconcertada, grita:
-¡Tontooooo, por favorrrrrrrrrrrrrrr, no
te rías!
-yang mi..., mírame -murmuro, e intento no reír-. Punto uno: relájate.
Punto dos: si la niña tiene que nacer
aquí, nacerá en el mejor hospital porque
Taehyung lo va a arreglar. Y punto tres: por mi boda no te preocupes, que quedan
diez días, cariño.
Taehyung, al que le ha cambiado la cara y
tiene un agobio por todo lo alto, le pide
a Sarah que se quede con los niños.
Luego, sin hacer caso a los lamentos de
mi hermana, la coge entre sus brazos y la
mete en el auto.
En veinte minutos, estamos en el hospital donde trabaja mi cuñada. Nos espera. Pero mi hermana sigue en sus trece. La niña no
puede nacer allí. Pero la naturaleza sigue su curso y, cinco horas después, una preciosa niña de casi tres kilos nace en Alemania.
Tras pasar con mi hermana el trago del
parto, pues se niega a estar sola en un
quirófano con desconocidos a los que no
entiende, cuando salgo miro a Taehyung y a mi padre. Ambos están serios. Se levantan y yo camino hasta ellos y me siento.
-¡Dios, ha sido horrible!
-Cariño -se preocupa Taehyung-, ¿te
encuentras bien?
Todavía recordando lo que he visto,
murmuro:
-Ha sido horroroso, Taehyung..., horroroso. ¡Mira cómo tengo el cuello de ronchones!
Cojo una revista que hay sobre la
mesa y me doy aire. ¡Qué calor!
-bebé -gruñe mi padre-, déjate de tonterías y dime cómo está tu
hermana.
-¡Ay, papá!, perdona -suspiro-. Yang mi y la niña están estupendamente.
La niña ha pesado casi tres kilos, y Yang mi ha llorado y ha reído cuando la
ha visto. Está ¡genial!
Taehyung sonríe, mi padre también, y se
dan un abrazo. Se felicitan. Pero a mí
aquello me ha trastocado.
-La niña es preciosa..., pero yo...,yo me estoy mareando.
Asustado, Taehyung me sujeta. Mi padre
me quita la revista y me da aire mientras
musito:
-Taehyung
-Dime, cariño.
Lo miro con los ojos desencajados.
-Por favor, cariño. No permitas
que yo pase por eso.
Taehyung no sabe qué decir. Ver cómo
estoy le está preocupando, y mi padre
suelta una risotada.
-eres igualito que tu madre hasta en eso.
Cuando el mareo se ha pasado y
vuelvo a ser yo, mi padre me mira.
Siempre estaré rodeado de mujeres? ¿Cuándo voy a tener un nietecito varón?
Taehyung me mira. Mi padre me mira. Yo
pestañeo y les aclaro:
-A mí no me miren. Tras lo que he
visto, no quiero tener hijos ¡ni loco!
Una hora después, Yang mi está en
una preciosa habitación y los tres vamos
a visitarla. La pequeña Luci es
preciosa, y a Taehyung se le cae la baba
mirándola.
Lo miro boquiabierto. ¿Desde
cuándo es tan niñero? Tras pedir
permiso a mi hermana, coge a la
pequeña con delicadeza y me dice:
-Cariño, ¡yo quiero una!
Mi padre sonríe. Mi hermana igual,
y yo muy seriamente respondo:
-¡Ni loco!
Por la noche mi padre se empeña en
quedarse con mi hermana y mi sobrinita
en el hospital. Le llamo Papá Pato
cuando me despido de él, y se ríe.
Cuando regresamos Taehyung y yo solos en el auto estoy cansado. Taehyung conduce en silencio mientras suena una canción
alemana en la radio, y yo miro encantado
por la ventana. De pronto, cuando
llegamos a la urbanización, Taehyung para el auto a la derecha.
-Baja del auto.
Pestañeo y me río.
-Venga, tae. ¿Qué quieres?
-Baja del auto, pequeño.
Divertido, le hago caso. Sé lo que va
a hacer.
-¿Bailas conmigo?
Sonrío y paso las manos alrededor
de su cuello. Taehyung me acerca a su cuerpo.
-¿Sabes, pequeño?
-¿Qué, grandulón?
-Hoy al ver a la pequeña Luci he
pensado que...
-No... ¡Ni se te ocurra pedírmelo!
¡Me niego!
¡Joder! Al decir esto último me he
recordado a mi hermana. ¡Qué horror!
Taehyung sonríe, me abraza todavía más
fuerte contra él y murmura:
-¿No te gustaría tener una niña a la
que enseñar motocross?
Me río y respondo:
-No.
-¿Y un niño al que enseñar a
montar en skateboard?
-No.
Continuamos bailando.
-Nunca hemos hablado de esto,
pequeño. Pero ¿no quieres que tengamos
hijos?
¡Por todos los santos!, ¿qué hacemos
hablando de este tema? Y mirándolo,
cuchicheo:
-¡Oh, Dios, Tae! Si hubieras visto
lo que yo he visto, entenderías que no
quiera tenerlos. Se te pone eso... enorme..., enormeeeeeeeeee, y tiene que
doler una barbaridad. No. Definitivamente me niego. No quiero
.
.
.
.
.
.
.
.
Días después
La ceremonia es corta. Taehyung y yo así
lo hemos pedido, y cuando salimos, los
amigos y familiares nos cubren de arroz
y pétalos de rosas blancas. Taehyung me
besa, enamorado, y yo soy feliz.
El banquete lo celebramos en un
bonito salón de Múnich. La comida es
deliciosa; mitad alemana, mitad
Coreana, y parece gustarle a todo el
mundo.
La fiesta acaba a las cuatro de la
mañana, y por la noche mi padre y mi
hermana con las niñas y Yong ho se van a
dormir a casa de Eon jin. Quieren dejarnos la casa enterita para nosotros.
Cuando llegamos, Taehyung se empeña en
cogerme en brazos para traspasar el
umbral. Encantado dejo que me coja y,
cuando lo traspasamos me suelta, y,
dichoso, susurra:
-Bienvenido al hogar, señor de Kim.
Encantado le beso. Saboreo a mi
marido y le deseo.
Cuando entramos y cierro la puerta,
sin hablar, le quito el chaqué, la pajarita,
la camisa, los pantalones y los
calzoncillos. Lo desnudo para mí y
sonrío al decir:
-Ponte la pajarita, Iceman.
Divertido, lo hace. ¡Dios!, mi alemán desnudo y con la pajarita es mi fantasía. Mi loca fantasía. Tiro de él y, al llegar a la puerta del despacho, lo miro y susurro:
-Quiero que me rompas el tanga.
-¿Seguro, cariño? -pregunta riendo mi amor.
-Segurísimo.
Taehyung, excitado, comienza a quitarme la ropa.
-Ven..., siéntate en tu sillón.
Se deja guiar por mí. Vestido sólo con el
tanga, me siento con sensualidad sobre
la mesa de mi enloquecido marido.
-Ahora, ¡rómpelo!
Dicho y hecho.
Taehyung rasga el blanco tanga, y cuando
pasa sus manos por mi tatuado y siempre
depilado pubis, murmura con
voz ronca:
-Everything you want.
Cuando dice eso cierro los ojos y
me emociono.
Todo comenzó entre nosotros cuando
me dijo esas palabras aquel día en el archivo de la oficina. Sonrío al recordar
mi cara la primera vez que me llevó al Favors, o vi aquella grabación en el
hotel, o le metí el chicle de fresa en la
boca.
Recuerdos.
Recuerdos calientes, morbosos y divertidos pasan por mi mente mientras mi loco y ardiente
marido me toca. Y dispuesto a sellar
para siempre lo que un día comenzó, lo
beso, agarro su erecto pene con mi
mano, lo guío hasta mi húmeda entrada, me empalo en él y, cuando mi
amor jadea, lo miro a esos maravillosos ojos azules que siempre me han vuelto
loco y susurro locamente enamorado:
-Señor Kim, Everything you want, Now and ever.
🌹
✨
Gracias x acompañarme en esta Historia
.
Tengan bonito día
Lxs quiero 🌹
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