Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌹42🌹

Al día siguiente, Taehyung no aparece por la oficina. Llamo a Yoongi y me indica que
está en Múnich. Me tranquiliza saberlo.

El viernes por la tarde, cuando salgo de
la oficina, tomo un vuelo a Alemania.

Chung ha me va a buscar, y aunque se
enfada, insisto en que quiero ir a un
hotel a dormir. Si Taehyung y yo nos
arreglamos quiero tener dónde llevarlo.

El sábado por la mañana quedo con Min ho. Me cuenta que Yoongi prepara una
fiesta en su casa esa noche, y Taehyung cree
que yo voy a aparecer. Niego con la cabeza. No pienso ir. No quiero jugar sin él.

Por la tarde, voy a casa de Eon Jin. La
mujer me abraza con cariño y se
emociona al verme. Cuando menos me
lo espero aparece Sarah, que al saber
que había viajado a Múnich decide ir a
visitarme. Cuando me ve, me abraza con
cariño y, entre risas, me cuenta cómo va la telenovela.

Pero uno de los mejores momentos es
cuando aparece Yong ho. No sabe que yo
estoy allí y, cuando me ve, corre a mis
brazos. Me ha echado de menos. Tras
varios abrazos y besos, me enseña su
brazo. Está totalmente recuperado y me cuchichea que Laura y él ahora se
hablan. Ambos nos reímos, y Eon Jin
disfruta de las risas de su nieto.

Después de comer, cuando estamos Yong ho y yo jugando con la Wii, aparece Taehyung. Su gesto al verme es frío. Se ha afeitado y vuelve a estar tan guapo como siempre. Se acerca a mí, y cuando me da dos besos y su mejilla toca la mía, tiemblo.

Cierro los ojos y disfruto de ese delicado roce entre los dos. Chung ha y Eon Jin, varios minutos después, se llevan
a Yong ho a la cocina. Desean dejarnos
solos. En cuanto nadie está a nuestro
alrededor, Taehyung pregunta:

-¿Has venido a la fiestecita de Yoongi?

No contesto. Simplemente lo miro y
sonrío.

Taehyung maldice, y sin darme tiempo a
nada más se marcha. No me da la
oportunidad de hablar. Me enfado
conmigo mismo. ¿Por qué he sonreído?

Con tristeza, a través de los cristales
veo que ha venido en su BMW gris. Lo
veo marcharse. Suspiro. Chung ha al verme
me agarra de los hombros y murmura:

-Este hermano mío, como siga así,
se va a volver loco.

Yo también me voy a volver loco...,
pienso. Al final, vuelvo a jugar con Yong ho
ante el gesto triste de Eon jin. A las siete, vamos al hotel. Me cambio de ropa y, a
diferencia de lo que piensa Taehyung, me voy de fiesta con chung ha. No quiero jugar con nadie que no sea él. No puedo. Nos vamos a una discoteca. Aquí están
esperándonos Arthur, Anne, Reinaldo y
varios amigos.

Nada más entrar exijo ¡mojitos!, para olvidarme de Taehyung y, tras varios, ya
sonrío mientras bailo salsa con
Reinaldo. Esas personas que han sido
mis amigas todos esos meses en Alemania me reciben con cariño, abrazos y mucho amor.

A las once de la noche recibo un
mensaje de Min ho: «Taehyung está aquí».

Me inquieto. Se me corta el buen humor.
Saber que Taehyung está en una fiestecita
privada sin mí me altera. ¿Jugará con
otras personas? A las once y media, me
llama. Miro él móvil, pero no se lo cojo.

No puedo. No sé qué decirle. Tras
varias llamadas de él que no cojo, a las
doce es Min ho quien lo hace. Corro a los
baños para escucharla.

-¿Qué ocurre?

-¡Aisss, Jungkook! Taehyung está muy
cabreado.

-¿Por qué? ¿Por qué yo no esté en
la fiestecita?

Min ho ríe.

-Está cabreado porque no sabe dónde estás. ¡Madre mía!, Jungkook. Eso de saber que estás en Múnich y no tenerte controlado lo está matando. Pobrecito.

-Min ho, ¿Taehyung ha participado en
algún juego?

-Pues no, cariño. No tiene cuerpo
para eso, aunque ha venido acompañado.

Eso me enerva. ¡¿Acompañado?!

Saber eso me cabrea mucho. Entonces, Min ho dice:

-¿Por qué no vienes? Seguro que si
te ve...

-No..., no... voy a ir.

-Pero Jungkook, ¿no quedamos en que se lo ibas a poner fácil? Cariño, me confesaste que lo querías, y ambos sabemos que él te quiere y...

-Sé lo que dije -gruño, furioso,
por saber que ha ido acompañado-. Y
por favor, no le digas dónde estoy.

-Jungkook, no seas así...

-Prométemelo, Min ho. Prométeme
que no le vas a decir nada.

Tras conseguir una promesa de la
buena de Min ho, cuelgo. El móvil me
vuelve a sonar. ¡Taehyung! No lo cojo.

Cuando regreso a la pista, chung ha, ajena
a todo eso, me entrega otro mojito, e
intentando ser feliz, grito, dispuesto a
pasarlo bien:

-¡Azúcar!

Llego al hotel sobre las siete de la
mañana. Estoy destrozado y caigo
muerto en la cama. Cuando me despierto
son las dos de la tarde. La cabeza me da
vueltas. La noche anterior bebí
demasiado. Miro mi móvil. Está sin
batería. Saco de mi maleta el cable y lo
enchufo a la corriente. Cuando comienza
a cargar, pita. Taehyung. Decido cogérselo.

-¿Dónde estás? -grita.

Estoy por mandarlo paseo, pero
respondo:

-En este momento, en la cama.
¿Qué quieres?

Silencio. Silencio. Silencio.

Hasta que finalmente pregunta:

-¿Solo?

Miro a mi alrededor y, revolcándome en la enorme cama, murmuro:

-Y a ti ¿qué te importa, Taehyung?

Resopla. Maldice. Y gruñe.

-Kook, ¿con quién estás?

Me siento en la cama y, retirándome
el pelo de la cara, respondo:

-Vamos a ver, Taehyung, ¿qué quieres?

-Dijiste que ibas a ir a la fiesta de Yoongi y no fuiste.

-Yo no dije eso -siseo-. Te equivocas. Yo dije que iba a ir a una fiesta, pero no precisamente a la de Yoongi. Te dejé claro que él para mí es sólo un buen amigo.

Silencio. Ninguno habla, y Taehyung
murmura:

-Quiero verte, por favor.

Eso me gusta. El que me pida algo
así puede conmigo, y claudico.

-A las cuatro en el Jardín Inglés, al
lado del puesto donde compramos los dulces el día en que fuimos con Yong ho,
¿vale?

-De acuerdo.

Cuando cuelgo, sonrío. Tengo una
cita con él. Me ducho. Pantalones cómodos, una camiseta y el abrigo de cuero. Cojo un taxi, y cuando llego, lo veo esperándome. El corazón me palpita con fuerza. Si me abraza y me pide que vuelva con él, no voy a poder decirle que no. Lo quiero demasiado a pesar de lo enfadado que estoy con él por no haberme contado lo de mi hermana y saber que acudió acompañado a la fiesta. Cuando llego a su altura, lo miro y, dispuesto a ponérselo fácil, digo:

-Aquí me tienes. ¿Qué quieres?

-Tienes cara de haber descansado
poco.

Divertido por aquella observación,
lo miro y respondo:

-Tú tampoco tienes muy buen
aspecto.

-¿Dónde estuviste anoche, y con
quién?

-Pero ¿otra vez estamos con eso?

-Kook...

¡Dios!, ¡dios!, me ha llamado Kook...

-Vale..., contestaré a tu pregunta
cuando tú me digas quién era la persona
que anoche te acompañó a la fiestecita
de Yoongi.

Mi pregunta le sorprende y no
contesta. Mi enfado sube de tono, e,
intentando manejar la misma frialdad en
la mirada que él, aclaro:

-Mi avión sale a las siete y media.
Por lo tanto, date prisita en lo que
quieras hablar conmigo, que tengo que pasar por el hotel, acomodar la maleta y
coger mi vuelo.

Maldice. Me mira, ofuscado.

-¿No me vas a contar con quién
estuviste anoche?

-¿Has respondido tú a mi pregunta?

-No responde; sólo me mira y siseo-:
Quiero que sepas que sé que me
mentiste.

-¿Cómo? -pregunta, descolocado.

-Me ocultaste la separación de mi
hermana y luego tuviste la poca
vergüenza de enfadarte conmigo porque
yo te escondía cosas de tu familia.

-No es lo mismo -se defiende.

Con frialdad, esa frialdad que él me ha enseñado, lo miro y siseo:

-Eres un embustero, un ser frío y
deplorable que no ve la viga en su ojo.
Sólo ve la paja en el ojo ajeno. Y en
respuesta a con quién he pasado la
noche, sólo te diré que soy libre para
pasar la noche con quien quiera, como
lo eres tú. ¿Te vale mi contestación?

Me mira, me mira, me mira, y
finalmente, se levanta y dice:

-Adiós, Jungkook.

Se va. ¡Se marcha!

Mi cara de estupefacción es tremenda. Se marcha dejándome solo en medio del Jardín Inglés.

Con la adrenalina por los aires, observo cómo se aleja. Él nunca dará su

brazo a torcer. Es demasiado orgulloso,

y yo también.

Al final me levanto, cojo

un taxi, voy al hotel, recojo mi maleta y

me voy al aeropuerto. Cuando el avión

despega, cierro los ojos y murmuro:

-¡Maldito cabezón!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro