🌹32🌹
Hola, Como están?
yo sigo igual que hace unos días, ya terminé mi mudanza.... solo me falta trabajo :' aún no encuentro .... F
aparte de eso, en el transcurso de la semana, me llegó los stickers ganadores de los Jeon's Fanfic Awards. Asi es, participé con voyeur... y pz..
ganó. jsjsj aahhh aún no lo creo :v . y cada día más personitas se suman a leer este intento de fic.
Gracias x el apoyo.
🌟👄🌟
.
Sin nada más que decir.... disfruten su lectura
🌹
Una tarde en la que Yong ho y yo patinamos
en el garaje cogidos de la mano, de pronto, la puerta mecánica comienza a abrirse.
Taehyung llega antes de su hora. Los dos nos quedamos paralizados.
¡Tremenda bronca que nos va a caer!
Rápidamente, reacciono, tiro del
muchacho y salimos del garaje. Pero Taehyung nos pisa los talones y no sé qué
hacer.
No nos da tiempo a quitarnos los patines ni a llegar a ningún sitio.
Como un loco, abro la puerta que lleva a la piscina cubierta. El niño me mira, y yo pregunto:
-¿Bronca, o piscina?
No hay nada que pensar.
Vestidos y con patines nos tiramos a la piscina.
Según sacamos nuestras cabezas del
agua, la puerta se abre, y Taehyung nos mira.
Con disimulo, los dos nos apoyamos en
el borde de la piscina. Nuestros pies con
los patines sumergidos no se ven.
Asombrado, Taehyung se acerca hasta
nosotros y pregunta:
-¿Desde cuándo uno se mete en la piscina con ropa?
Yong ho y yo nos miramos, reímos, y
respondo:
-Ha sido una apuesta. Hemos jugado al Play, y el perdedor lo tenía que hacer.
-¿Y por qué están los dos en el agua? -insiste, divertido, Taehyung.
-Porque Kook es un tramposo -se
queja Yong ho-. Y como yo le he ganado,
cuando se ha tirado él, me ha tirado a
mí.
Taehyung ríe. Le encanta ver el buen ambiente que hay últimamente entre su sobrino y yo.
Con dulzura, dejo que me bese sin
mostrar mis pies.
Le doy un beso en los labios.
-¿Cómo está el agua? -pregunta.
-¡Estupenda! -decimos al unísono Yong ho y yo.
Encantado, toca la cabeza mojada de
su sobrino y, antes de salir por la puerta,
indica:
-Pónganse un traje de baño si quieren
seguir en el agua.
-Vamos, cariño. ¡Anímate y ven!
Iceman me mira, y antes de desaparecer por la puerta, contesta con gesto cansado:
-Tengo cosas que hacer, Kook.
En cuanto Taehyung cierra la puerta, nos
sentamos en el borde de la piscina.
Rápidamente, nos quitamos los patines y
los escondemos en un armario que hay al
fondo.
-Ha faltado poco -murmuro, empapado.
El pequeño ríe, yo también, y sin más nos volvemos a tirar a la piscina.
Cuando salimos una hora después de
ella, Yong ho se agarra a mi cintura.
-No quiero que te vayas nunca, ¿me
lo prometes?
Emocionado por el cariño que el niño me demuestra, le beso en la cabeza.
-Prometido.
Esa tarde, Yong ho se marcha a casa de Eon Jin. Según él, tiene cosas que hacer.
Su secretismos me hacen gracia.
Taehyung está serio. No está enfadado, pero su gesto me demuestra que le ocurre algo. Intento hablar con él y al final consigo
saber que le duele la cabeza.
Eso me alarma.
¡Sus ojos!
Sin decir nada se va a descansar a nuestra habitación. No lo sigo. Quiere estar solo.
Sobre las seis de la tarde, Susto, aburrido porque Yong ho se ha llevado a Calamar, me pide a su manera que vayamos a dar su paseo.
Taehyung ya ha salido de nuestra habitación y está en su despacho. Tiene mejor aspecto. Sonríe.
Eso me tranquiliza.
Intento que me acompañe, que le dé el aire. Pero se niega. Al final, desisto.
Abrigado con mi casaca roja, gorro,
guantes y bufanda, salgo al exterior de la casa. No hace frío.
Susto corre, y yo corro tras él.
Cuando traspasamos la reja negra, comienzo a tirarle bolas de nieve. El perro, divertido, corre y corre mientras da vueltas a mi alrededor.
Durante un buen rato, paseamos por
la carretera. La urbanización donde
vivimos es enorme y decido disfrutar de
la tarde y caminar aunque ya ha anochecido.
De pronto, veo un auto parado en la cuneta. Con curiosidad me acerco. Un hombre trajeado de unos cuarenta años habla por teléfono con el cejo fruncido.
-Llevo esperando la jodida grúa
más de una hora. Mándela ¡ya!
Dicho esto cuelga y me mira. Yo sonrío y pregunto:
-¿Problemas?
El trajeado asiente y, sin muchas ganas de hablar, contesta:
-Las luces del auto.
Curioso, miro el auto. Un Mercedes.
-¿Puedo echarle un ojo a su automóvil?
-¿Usted?
Ese «¿usted?» con sonrisita de superioridad no me gusta, pero suspiro, lo miro y respondo:
-Sí, yo. -Y al ver que no se mueve, insisto-. No tiene nada que perder, ¿no cree?
Boquiabierto, asiente.
Susto está a mi lado.
Le pido que abra el capó, y lo hace desde el interior del auto. Una vez abierto, cojo la varilla y lo aseguro para que no se cierre. Mi padre siempre me ha dicho que lo primero que tengo que mirar cuando me fallan las luces del auto son los fusibles. Con la mirada, busco dónde está la caja de fusibles en ese modelo de auto, y cuando la
localizo, la abro. Miro un par de ellos y
encuentro lo que pasa.
-Tiene un fusible fundido.
El hombre me mira como si le estuviera explicando la teoría del chicharrón de calamar .
-¿Ve esto? -digo, enseñándole el
fusible de color azul. El hombre asiente -. Si se fija, verá que está fundido. No
se preocupe, la luz de su auto está bien. Sólo hay que cambiar el fusible para que la bombilla del auto vuelva a funcionar.
-Increíble -asiente el hombre, mirándome.
¡Oh, Dios!, cómo me gusta dejar a las personas boquiabiertas por estas cosas. ¡Gracias, papá! Cuánto agradezco que mi padre me enseñara a ser algo más que solo el bebé de casa.
Separándome de él, que se ha acercado más de la cuenta, pregunto:
-¿Tiene fusibles?
Vuelvo a darme cuenta de que no tiene ni idea de lo que le pregunto y, divertido, insisto:
-¿Sabe dónde tiene la caja de herramientas del auto?
El guapo trajeado abre el portón
trasero del vehículo y me entrega lo que
le pido. Bajo su atenta mirada, busco el
fusible del amperaje que necesito y, tras
encontrarlo, lo introduzco donde
corresponde, y dos segundos después la
luz delantera del auto vuelve a funcionar.
La cara del tipo es increíble. Le acabo de dejar alucinado. Y acercándose a mí, dice:
-Muchas gracias, joven.
-De nada -sonrío.
Me mira con sus ojos claros y,
tendiéndome la mano, dice:
-Mi nombre es ******, ¿y
usted es?
Le doy la mano, y respondo:
-Jungkook. Jeon Jungkook.
-¿Coreano?
-Sí -sonrío, encantado.
-Me encantan los coreanos, sus licores y comidas.
Asiento y suspiro.
-¿Puedo tutearlo?
-Por supuesto, ******.
Durante unos segundos, siento que
recorre con sus claros ojos mi cara,
hasta que pregunta:
-Me gustaría invitarte a una copa.
Después de lo que has hecho por mí, es
lo mínimo que puedo hacer para
agradecértelo.
¡Vaya!, ¿está coqueteando conmigo?
Pero dispuesto a cortar eso de raíz,
sonrío y respondo:
-Gracias, pero no. Llevo algo de prisa.
-¿Puedo llevarte donde me digas?
-insiste.
En ese momento, Susto da un ladrido
y corre hacia un auto que se acerca a
nosotros. Es Taehyung. Su mirada y la mía se cruzan, y ¡guau!, está serio.
Para el auto, se baja y, acercándose a mí,
murmura tras besarme y agarrarme por
la cintura.
-Estaba preocupado. Tardabas demasiado. -Después, mira al hombre, que nos observa, y dice, tendiéndole la mano-. ¡Hola, ******!, ¿qué tal?
¡Vaya, se conocen!
Sorprendido por la presencia de Taehyung, el hombre nos mira y mi chico aclara:
-Veo que has conocido a mi novio.
Un silencio tenso toma el lugar, y yo
no entiendo nada, hasta que ******,
repuesto por encontrarse con Taehyung,
asiente y da un paso atrás.
-No sabía que Jungkook fuera tu
novio. -Ambos cabecean, y ******
prosigue-: Pero quiero que sepas que
él solito me acaba de arreglar el auto.
-Pero, ya..., si sólo te he cambiado un fusible.
****** sonríe, y murmura mientras
toca con su dedo la congelada punta de mi nariz:
-Has sabido hacer algo que yo no
sabía, y eso, jovencito, me ha sorprendido.
Tensión. Taehyung no sonríe.
-¿Cómo está tu madre? -pregunta
el hombre.
-Bien.
-¿Y el pequeño Yong ho?
-Perfecto -responde Taehyung con
sequedad.
¿Qué ocurre? ¿Qué les pasa?
No entiendo nada.
Al final nos despedimos.
****** arranca su Mercedes, enciende
las luces y se va. Taehyung, Susto y yo nos subimos al auto. Arranca, pero sin moverse de su sitio, pregunta:
-¿Qué hacías con ****** a solas?
-Nada.
-¿Cómo que nada?
-Venga, va..., estaba sin luces en el ****** y le he cambiado un fusible. Sólo he hecho eso, no te enfades.
-¿Y por qué has tenido que hacerlo?
Atónito por esa absurda pregunta,
murmuro:
-Pues, Tae..., porque me ha salido así. Mi padre me ha educado de esta manera. Por cierto, ¿de qué lo conoces?
Taehyung me mira.
-Ese imbécil al que le has arreglado el auto es ******, el que era el novio de mi hermana cuando ocurrió todo y el que se desprendió de Yong ho sin pensar en él.
¿Ese idiota es quien no quiso saber
de Yong ho cuando su hermana murió?
Los ojos de Taehyung escupen fuego. Está
muy enfadado. Con frustración por los
recuerdos que esto le trae, da un golpe
al volante con las manos.
-Parecías muy a gusto con él.
No quiero discutir e, intentando
mantener el control, murmuro:
-Oye, cariño, yo no sabía quién era ese hombre. Solamente he sido simpático y...
-Pues no lo seas -me corta-. A ver cuándo te das cuenta de que aquí, si
eres tan simpático con alguien, creen que estás coqueteando.
Eso me hace sonreír. Los alemanes
son algo particulares en muchas cosas, y
ésa es una de ellas.
-¿Estás celoso?
Taehyung no responde. Me mira con esos
ojazos que me tienen loco. Al final,
sisea:
-¿He de estarlo?
Niego con la cabeza mientras le doy al botón de los CD del auto y me
sorprendo al ver que Taehyung escucha
música en español. Mientras Taehyung protesta y yo sonrío, Luis Miguel canta:
Tanto tiempo disfrutamos de este
amor, nuestras almas se acercaron
tanto así,
que yo guardo tu sabor, pero tú
llevas también, sabor a mí.
¡Oh, Dios, qué bolero más romántico!
Miro a Taehyung. Su ceño fruncido me
hace suspirar, y sin dejarle continuar con
sus quejas, pregunto:
-¿Estás mejor de tu dolor de cabeza?
-Sí.
Tengo que hacer algo. Tengo que
relajarlo y hacerlo sonreír. Por ello,
digo:
-Sal del auto.
Sorprendido, me mira y pregunta:
-¿Cómo?
Abro la puerta del auto y repito:
-Sal del auto.
-¿Para qué?
-Sal del auto, y lo sabrás - insisto.
Cuando lo hace, da un portazo. En su
línea. Antes de salir yo subo la música a
tope y dejo mi puerta abierta. Susto sale también. Después, camino hacia donde
está mi gruñón preferido y, abrazándolo,
digo ante su cara amarga:
-Baila conmigo.
-¡¿Qué?!
-Baila conmigo -insisto.
-¿Aquí?
-Sí.
-¿En medio de la calle?
-Sí... Y bajo la nieve. ¿No te parece romántico e ideal?
Taehyung maldice. Yo sonrío. Va a darse
la vuelta, pero dándole un tirón del
brazo, le exijo tras propinarle un fuerte
azote:
-¡Baila conmigo!
Duelo de titanes. Alemania contra Corea. Al final, cuando arrugo la nariz y sonrío, claudica.
Me abraza. Es un momento mágico.
Un instante irrepetible. Baila conmigo.
Se relaja.
Cierro los ojos en los brazos de mi amor mientras la voz de Luis Miguel dice:
Pasarán más de mil años, muchos
más.
Yo no sé si tendrá amor la
eternidad.
Pero allá, tal como aquí, en la boca
llevarás sabor a mí.
-Tiene su parte divertida verte celoso,
cariño, pero no has de estarlo. Tú para
mí eres único e irrepetible -murmuro
sin mirarlo, abrazado a él.
Noto que sonríe. Yo lo hago también.
Bailamos en silencio, y cuando la
canción termina, lo miro y pregunto:
-¿Más tranquilo? -No responde. Sólo me observa, y añado mientras le pongo caritas-: Te quiero, Iceman.
Taehyung me besa. Devora mis labios y
murmura sobre mi boca:
-Yo sí que te quiero, tontito.
.
si ven alguna incoherencia xfa avisenme
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro