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🌹29🌹

Aun sigo viva 🤡, la muerte no me quiere llevar aún . Ok no.

lamento la demora en actualizar...pero me secuestraron unos días y  en donde estuve no habia señal :') pinshe operadora jsjsj
.
x cierto mucha lectura, poco follow 👀

no se olviden de comentar.

🌹

Cuando me despierto a la mañana
siguiente me sorprendo. Taehyung está a mi lado dormido. Son las ocho y media de la mañana y es la primera vez que me despierto antes que él.

Sonrío.

Con curiosidad lo observo. Es guapísimo. Verlo relajado y dormido es una de las cosas más bonitas que he contemplado en mi vida. No me muevo. Quiero que ese momento dure eternamente.

Durante un buen rato, disfruto y me recreo, hasta que abre los ojos y me mira. Sus ojazos azules me impactan.

-Buenos días, mi amor.

Sorprendido, me mira y pregunta:

-¿Qué hora es?

Con curiosidad, vuelvo a mirar el
reloj y respondo:

-Casi las nueve.

Taehyung me mira, me mira y me mira, y al ver su gesto, inquiero:

-¿Qué ocurre?

Pasa su mano por mi pelo y lo retira
de mi cara.

-¿Te encuentras bien?

Me desperezo y respondo:

-Sí, cariño, no te preocupes.

Taehyung se sienta en la cama, y yo hago lo mismo. Después, lo veo que se dirige al lavabo y tras estirarme lo sigo. Pero cuando entro en el baño y me veo reflejado en el espejo, grito:

-¡Dios mío, soy un monstruo!

Mi cara es una paleta de colores.

Bajo los ojos, tengo unos cercos rojos y verdes que me dejan sin palabras. Mi chico me sujeta por la cintura y me sienta en la taza del inodoro. Ver mi horrible aspecto me ha dejado sin habla y, horrorizado, murmuro:

-¡Ay, Dios!, pero si sólo me di
contra la nieve.

-Te debiste de dar un buen golpe,
pequeño.

Lo sé. Me di contra el muro antes decaer a la nieve. Ahora lo recuerdo con más claridad.

Taehyung me tranquiliza. Miles de
palabras cariñosas salen de su boca y, al
final, recuerdo lo que me avisó el
médico: moratones. Consciente de que
nada puedo hacer contra esto, me
levanto y me miro en el espejo. Taehyung está a mi lado. No me suelta. Resoplo.
Muevo la cabeza hacia los lados y
musito:

-Estoy horrible.

Taehyung besa mi cuello. Me agarra por
detrás y, apoyando su barbilla en mi
cabeza, dice:

-Tú no estás horrible, cariño.

Eso me hace sonreír. Al final, decido ser práctico y me encojo de hombros.

-La parte buena de esto es que en
unos días pasará.

Mi Iceman sonríe, y yo me lavo los
dientes mientras él se ducha. Cuando
acabo me siento en la taza del inodoro a
observarlo. Me encanta su cuerpo.

Grande, fuerte y sensual.

Recorro sus muslos, su trasero y suspiro al ver su pene. ¡Oh, Dios! Lo que me hace disfrutar.

Cuando sale de la ducha coge la toalla que le doy y se seca. Divertido, alargo mi mano y le toco el pene. Taehyung me mira y, echándose hacia atrás, asegura:

-Pequeño, no estás tú hoy para
muchos trotes.

Suelto una carcajada.

Tiene razón.

Durante un rato lo observo mientras que
mi mente calenturienta vuela e imagina.
Mi cara es tal que Taehyung pregunta:

-¿Qué piensas?

Sonrío...

-Vamos, pequeño viciosillo, ¿qué
piensas?

Divertido por su comentario, inquiero:

-¿Nunca has tenido ninguna
experiencia como pasivo?

Levanta una ceja. Me mira y afirma:

-No me va ese rol, cariño. Ya lo sabes.

-A mí no me van las mujeres
tampoco -aclaro-. Pero reconozco
que no me importa que jueguen conmigo
en ciertos momentos.

Mi Iceman sonríe y, secándose,
indica:

-A mí sí me importa.

Ambos nos reímos.

-¿Y si yo deseo ofrecerte?

Taehyung se paraliza, me escruta con la
mirada y responde:

-Me negaría.

-¿Por qué? Se trata sólo de un
juego. Y tú eres mío.

-Kook, te he dicho que no me va ese rol.

Cabeceo y sonrío, pero no estoy
dispuesto a callar.

-A ti te excita ver cómo una mujer
mete su boca entre mis piernas, ¿verdad?

-Sí, mucho, pequeño.

-Pues a mí me gustaría ver a un
hombre con su boca entre tus piernas.

Sorprendido, me mira y pregunta:

-¿Te encuentras bien?

-Perfectamente, señor Kim.

-Bueno, ya hablaremos de ello en
otro momento -me corta.

Me empino, le doy un beso en los
labios y murmuro:

-Por supuesto que hablaremos de
esto en otro momento. No lo dudes.

Taehyung sonríe y menea la cabeza.

Luego se anuda la toalla alrededor de la
cintura y suelta mientras me coge en
brazos:

-¿Sabes, bebé? Comienzas a
asustarme.

Después de comer, Taehyung se marcha a
la oficina. Me promete que regresará en
un par de horas. Antes de irse, me
prohíbe salir a la nieve, y yo me río.

Chung ha, que está todavía aquí, también se marcha, y Eon Jin, al saber lo ocurrido
llama angustiada, aunque al hablar
conmigo se tranquiliza.

Sarah está preocupada. Me mira
continuamente el rostro. Yo intento
hacerle ver que estoy bien.

Cuando Yong ho regresa del colegio, yo
estoy en mi cuarto. Estoy sentado en la
mullida alfombra hablando por el
Facebook con un grupo de amigos.

-¿Puedo pasar?

Es Yong ho. Su pregunta me sorprende.

Él nunca pregunta.

Asiento.

El pequeño entra, cierra la puerta y, al levantar mi rostro hacia él, veo que se queda blanco en décimas de segundo. Se asusta. No esperaba verme la cara de mil colores.

-¿Te encuentras bien?

-Sí.

-Pero tu cara...

Al recordar mi rostro sonrío e, intentando quitarle importancia, cuchicheo:

-Tranquilo. Es una acuarela de
colores, pero estoy bien.

-¿Te duele?

-No.

Cierro el portátil, y el niño vuelve a
preguntar:

-¿Puedo hablar contigo?

Sus palabras y, en especial su interés, me conmueven. Esto es un gran avance, y respondo:

-Por supuesto. Ven. Siéntate
conmigo.

-¿En el suelo?

Divertido, me encojo de hombros.

-De aquí seguro que no nos caemos.

El pequeño sonríe. ¡Una sonrisa!

Casi aplaudo.

Se sienta frente a mí y nos miramos.

Durante más de dos minutos nos
observamos sin hablar. Eso me pone
nervioso, pero estoy decidido a aguantar
su mirada el tiempo que haga falta como aguanto en ocasiones la de su tío. Al final, el niño dice:

-Lo siento, lo siento mucho. -Se le llenan los ojos de lágrimas y murmura -: ¿Me perdonas?

Me conmuevo. El duro e independiente Yong ho ¡está llorando! No puedo ver llorar a nadie. Soy blando. ¡No puedo!

-Claro que te perdono, cielo, pero
sólo si dejas de llorar, ¿de acuerdo? -
Asiente, se traga las lágrimas y, para
quitarle parte de la culpa que siente,
digo-: También fue culpa mía. No me
tenía que haber subido al muro y...

-Fue sólo mi culpa. Yo cerré las puertas y no te dejé entrar. Estaba enfadado, y yo..., yo... lo que hice está muy mal, y comprenderé que el tío Taehyung me mande al internado que dicen Eon Jin y Chung ha. Me lo advirtió la última vez, y yo
le he vuelto a decepcionar.

El dolor y el miedo que veo en sus
ojos me destrozan. Yong ho no va a ir a
ningún internado. No lo voy a permitir.

Su inseguridad me da de lleno en el
corazón y respondo:

-No se va a enterar porque ni tú ni
yo se lo vamos a contar, ¿de acuerdo?

Esa reacción mía Yong ho no la espera
y, sorprendido, me mira.

-¿No le has contado al tío lo que ha ocurrido?

-No, cielo. Simplemente le he
dicho que estaba yo en la nieve, me
resbalé y caí.

De pronto, me acuerdo de mi padre.

Acabo de sorprender a Yong ho, y eso lo
debilita. Sonrío. Los hombros del
pequeño se relajan. Le acabo de quitar
un peso de encima.

-Gracias, ya me veía en el internado.

Su sinceridad me hace sonreír.

-Yong ho, me tienes que prometer que
no volverás a comportarte así. Nadie
quiere que vayas a un internado. Eres tú
el que parece, con tus actos, que lodesea, ¿no te das cuenta? -No responde, y pregunto-: ¿Qué ocurrió el otro día en el colegio?

-Nada.

-¡Ah, no, jovencito! ¡Se acabaron
los secretos! Si quieres que yo confíe en
ti, tú tendrás que confiar en mí y
contarme qué pasa en el colegio y por qué dicen que tú has comenzado una pelea cuando no creo que sea así.

Él cierra los ojos, calibrando las
consecuencias de lo que me va a decir.

-Robert y los otros chicos me
empezaron a insultar. Como siempre, me
llamaron, gallina, miedoso. Ellos se burlan de mí porque nosé hacer nada de lo que ellos hacen con el skateboard, la bicicleta o los patines. Intenté no hacerles caso como siempre, pero cuando George me tiró al suelo y comenzó a darme puñetazos, agarré su skate y se lo estampé en la cabeza. Sé
que no lo tenía que haber hecho, pero...

-¿Esas cosas te dicen esos
sinvergüenzas?

Yong ho asiente.

-Tienen razón. Soy un torpe.

Maldigo a Taehyung en silencio. Él, con
sus miedos a que ocurran cosas, está
provocando todo esto. El niño susurra:

-Los profesores no me creen. Soy el
bicho raro de la clase. Y como no tengo amigos que me defiendan, siempre cargo
con las culpas.

-¿Y tu tío no te cree tampoco?

Yong ho se encoge de hombros.

-Él no sabe nada. Cree que me meto en problemas porque soy conflictivo. No quiero que sepa que esos chicos se burlan de mí porque soy cobarde. No quiero decepcionarlo.

Eso me duele. No es justo que Yong ho
cargue con aquello y Taehyung no lo sepa.
Tengo que hablar con él. Pero centrándome en el niño le cojo el óvalo de la cara y murmuro:

-El que le dieras a ese chico con el
skate en la cabeza no estuvo bien, cielo. Lo entiendes, ¿verdad? -El pequeño
asiente, y dispuesto a ayudarlo sigo-:
Pero no voy a consentir que nadie más te
vuelva a insultar.

Sus ojitos de pronto se avivan. Me
acuerdo de mi sobrina.

-Pon tu pulgar contra el mío. Y una
vez que se toquen, nos damos una
palmadita en la mano. -Hace lo que le
digo y vuelve a sonreír-: Ésta es la
contraseña de amistad entre mi sobrina y
yo. Ahora será la nuestra también,
¿quieres?

Asiente, sonríe, y yo estoy a punto
de saltar de felicidad. Una tregua. Tengo
una tregua con Yong ho. Y cuando creo que nada mejor puede pasar, dice:

-Gracias por dormir anoche
conmigo.

Me encojo de hombros para quitarle
importancia a eso.

-¡Ah, no!, gracias a ti por dejarme
meterme en tu cama.

Él sonríe y comenta:

-A ti no te dan miedo los truenos. Lo sé. Tú eres mayor.

Eso me hace reír. ¡Qué listo que es!

-¿Sabes, Yong ho? Cuando yo era
pequeño, también tenía miedo a los
truenos y a los rayos. Cada vez que
había una tormenta, yo era él primero en meterme en la cama de mis padres. Pero
mi mamá me enseñó que no hay que
tener miedo a las inclemencias del
tiempo.

-¿Y cómo te enseño tu mamá?

Sonrío. Pensar en mamá, en su cariñosa mirada, en sus manos calentitas y en su sonrisa perpetua me hace decir:

-Me decía que cerrara los ojos y
pensara en cosas bonitas. Y un día me
compró una mascota. Lo llamé Calamar.
Fue mi primer perro. Mi super amigo y
mi super mascota. Cuando había
tormentas, Calamar se subía conmigo a
la cama, y el verme acompañado por él
me hizo valiente. Ya no necesitaba ir a la cama de mis padres. Calamar me
protegía y yo lo protegía a él.

-¿Y dónde está Calamar?

-Murió cuando yo tenía quince
años. Está con mamá en el cielo.

Esta revelación de mi madre le sorprende. Omito mencionar a Nino, o todo parecería muy cruel.

-Sí Yong ho, mi mamá murió como la
tuya. Pero ¿sabes? Ella junto a Calamar
desde el cielo me dan fuerzas para que
no tenga miedo a nada. Y estoy seguro
de que tu mamá hace lo mismo contigo.

-¿Tú crees?

-¡Oh, sí!, claro que lo creo.

-Yo no me acuerdo de mi mamá.

Su tristeza me conmueve, y
respondo:

-Normal, Yong ho. Eras muy pequeño
cuando se fue.

-Me hubiera gustado conocerla.

Su pena es mi pena, e incapaz de no
profundizar en el tema, murmuro:

-Creo que podrías conocerla a
través de los ojos de las personas que la
quisieron, como son tu abuela Eon Jin, la
tía Chungha y Taehyung. Hablar con ellos de tu mamá sería recordarla y saber cosas de ella. Estoy seguro de que tu abuela
estaría encantada de contarte cientos de
cosas de tu mamá.

-¿Eon Jin?

-Sí.

-Ella siempre está muy ocupada -
protesta el niño.

-Es lógico, Yong ho. Si tú no dejas que
ella te cuide ni te mime, tiene que seguir
con su vida. Las personas no pueden
quedarse sentadas a esperar a que otras
las quieran; tienen que continuar
viviendo, aunque en su corazón te
añoren todos los días. Por cierto, ¿por
qué la llamas por su nombre y no
abuela?

El niño se encoge de hombros y piensa la respuesta durante un momento.

-No lo sé. Me imagino que es porque su nombre es Eon Jin.

-¿Y no te gustaría llamarla abuela?
Yo estoy seguro de que a ella le
emocionaría mucho que la llamaras así.
Llámala un día por teléfono y vete con
ella a merendar, a comer, a cenar. Pídele
que te cuente cosas de tu mamá, y estoy
convencido de que te darás cuenta de lo
importante que eres tú para ella y para tu
tía Chung ha.

El niño asiente. Silencio. Pero de
pronto dice:

-Yo moví la coca-cola para que te
saltara en la cara el otro día.

Recordarlo me hace reír. Pero dispuesto a no tenerle nada en cuenta, asevero:

-Me lo imaginaba.

-¿Te lo imaginabas?

-Sí.

-¿Y por qué no dijiste nada al tío Taehyung?

-Porque yo no soy chismoso, Yong ho. -Y, al ver cómo me mira, le toco su oscuro cabello, y añado-: Pero eso ya no importa. Lo importante es que a partir de ahora intentaremos llevarnos bien y ser amigos, ¿te parece buena idea?

Asiente. Pone su pulgar ante mí y
volvemos a hacer nuestro saludo. Yo
sonrío.

Sus ojos recorren la habitación con curiosidad y veo que se detienen
continuamente en algo que está a la
derecha. Con disimulo miro y veo que se
trata del skateboard y mis patines. Y sin
demora, pregunto:

-Te gustaría aprender a usar el skate o a patinar, ¿verdad? -Yong ho no responde, y cuchicheo-: Será algo entre tú y yo. Tu tío, de momento, no tiene por qué enterarse. Aunque tarde o temprano, a riesgo de que nos mate, se lo diremos, ¿vale? ¿Quieres que te enseñe?

Su gesto cambia y acepta. ¡Lo sabía!

Sabía que Yong ho quería aprender cosas nuevas. Rápidamente me levanto del suelo. Él lo hace también. Voy hasta donde está el skate y lo pongo en el suelo. Me subo sobre él y le demuestro que sé utilizarlo.

-¿Yo puedo hacer eso también?

Paro, me bajo y digo:

-Pues claro, cielo. -Y guiñándole el ojo, murmuro-: Te enseñaré a hacer cosas que cuando las vea cierta niña rubia de tu colegio no podrá dejar de mirarte.

Yong ho se pone colorado.

-¿Cómo se llama? -pregunto con
complicidad.

-Laura.

Encantado por el momento tan estupendo que estoy viviendo con el niño, le tomo de los hombros y afirmo:

—Te aseguro que en unos meses Laura y esa pandilla de idiotas de tu colegio van a sorprenderse cuando vean cómo manejas el skate.

El pequeño asiente. Le miro y digo:

—Vamos…, prueba. Primero, sube
un pie en el skate y nota cómo se mueve.

Yong ho me hace caso. Yo le cojo las
manos y, en cuanto el pequeño pone el
pie sobre el skate se escurre. Asustado,
me mira y yo intento tranquilizarlo:

—Punto uno: nunca lo utilices sin
estar yo delante. Punto dos: para no
hacerse daño hay que usar rodilleras, coderas y casco. Punto tres, y muy
importante: ¿confías en mí?

Hace un gesto afirmativo y me
emociono.

De pronto, se oye el ruido de un auto. Miro por la ventana y veo que es Taehyung que entra en el garaje. Sin necesidad de decir nada, el niño deja el skate donde estaba y se sienta junto a mí de nuevo en el suelo.

Disimulamos.

Dos minutos después, la puerta de la
habitación se abre, y Taehyung, al vernos a
los dos en el suelo sentados, pregunta
sorprendido:

—¿Ocurre algo?

Yong ho se levanta y abraza a su tío.

—Kook me ha ayudado a aprender una
cosa del colegio.

Taehyung me mira. Yo asiento. El
pequeño se marcha. Yo me levanto. Me
acerco a mi alemán favorito y, agarrándole de la cintura, murmuro:

—Como verás, cualquier día
consigo ese besito de tu sobrino.

Taehyung, asombrado como nunca antes,
sonríe. Me coge entre sus brazos, y con
cuidado de no darme en la barbilla,
susurra buscando mi boca:

—De momento, pequeño, mi beso ya
lo tienes.

.
.

Si ven alguna incoherencia xfa avisenme

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