Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌹20🌹

Debido a que el capítulo anterior llegó a los 100 comentarios en menos de un dia, pz aqui tienen su actualización 😌

Si ven alguna incoherencia xfa avisenme

🌹

Con la tensión a mil, me bebo una cerveza ante la cara seria de Chung ha. Por mis palabras y mi enfado, se hace una idea de lo que ha pasado.

-Tranquilo, Kook. Ya verás como
cuando regreses todo está más tranquilo.

-¡Oh, claro..., claro que estará más
tranquilo! No pienso dirigirles la
palabra a ninguno de los dos. Son tal
para cual. Pitufo gruñón y pitufo
enfadico. Si uno es cabezón, el otro lo es aún más. Pero por Dios, ¿cómo puede tu hermano darle un cheque de regalo de Navidad a un niño de nueve años? ¿Y cómo puede un niño de nueve años ser un viejo prematuro?

-Ellos son así -se ríe Chung ha.

Entonces, le suena el móvil. Habla
con alguien y cuando cuelga dice:

-Era mamá. Me ha comentado que
mi primo In-ho la ha llamado y le ha
dicho que hoy tiene una carrera de
motocross no muy lejos de aquí, por si
te lo quería decir a ti. ¿Quieres que
vayamos?

-Por supuesto -asiento,
interesado.

Tres cuartos de hora después, en
medio de un descampado nevado, estamos rodeados de motos de
motocross. Yo tengo las revoluciones a
mil. Deseo saltar, brincar y correr, pero Chung ha me frena. Animado, veo la carrera.

Aplaudo como un loco, y cuando acaba, nos acercamos a saludar
a In-ho.

El joven, al verme, me recibe
encantado.

-He llamado a la tía Eon Jin porque
no tenía tu teléfono. No quería llamar a casa de Taehyung. Sé que este deporte no le gusta.

Yo asiento.

Le entiendo, y le doy mi móvil.

Él me da el suyo. Después, miro
la moto.

-¿Qué tal se conduce con las ruedas llenas de clavos?

In-ho no lo piensa. Me entrega el
casco.

-Compruébalo tú mismo.

Chung ha se niega. Le preocupa que me pase algo, pero yo insisto. Me pongo el casco de In-ho y arranco la moto.

¡Guau!

Adrenalina a mil.

Feliz, salgo a la helada pista, me doy
una vuelta con la moto y me sorprendo gratamente al notar el agarre de las ruedas con clavos a la nieve. Pero no me desfogo. No voy con las protecciones necesarias y sé que si me caigo me haré daño.

Una vez que regreso al lado de , ésta respira y, cuando le doy a In-ho el casco, murmuro:

-Gracias. Ha sido lo mejor.

In-ho me presenta a varios
corredores, y todos ellos me miran
sorprendidos al saber que soy coreano. Pero bueno.

Tras la carrera, nos despedimos, y Chung ha y yo nos vamos a tomar algo.

Ella decide dónde ir. Cuando nos sentamos, todavía estoy emocionado por la vueltecita que me he dado con la moto.

Sé que si Taehyung se entera, se enfadará, pero me da igual.

Yo lo he disfrutado. De pronto, soy consciente de cómo Chung ha mira con disimulo al camarero. Ese rubio ya ha venido varias veces a traernos las consumiciones y, por cierto, es muy amable.

-Vamos a ver, Chung ha, ¿qué hay
entre el camarero guapo ese y tú? - indago, riendo.

Sorprendido por la pregunta,
responde:

-Nada. ¿Por qué dices eso?

Seguro de que mi intuición no me
engaña, me acomodo en la silla.

-Punto uno: el camarero sabe cómo
te llamas, y tú sabes cómo se llama él.
Punto dos: a mí me ha preguntado qué clase de cerveza quiero, y a ti te ha traído una sin preguntarte. Y punto tres, y de vital importancia: me he dado cuenta de cómo se miran y se sonríen.

Chung ha ríe. Vuelve a mirarlo y,
acercándose a mí, murmura:

-Nos hemos visto un par de veces.
Arthur es muy majo. Hemos tomado algo y...

-¡Guau! Aquí hay tema bueno -me rio, y Chung ha suelta una carcajada.

Sin disimulo, miro al tal Arthur. Es
un joven de mi edad, alto, con lentes y guapo. Él, al ver que lo miro, me
sonríe, pero su mirada de nuevo vuela hacia Chung ha mientras recoge unos vasos de la mesa de al lado.

-Le gustas mucho -la molesto.

-Me consta, pero no puede ser -
contesta riendo Chung ha.

-¿Y por qué no puede ser? -
pregunto, curioso.

Chung ha toma primero un trago de su cerveza.

-Salta a la vista, ¿no? Es más joven
que yo. Arthur sólo tiene veinticinco
años. ¡Es un niño!

-Oye..., pues tiene la misma edad
que yo. Por cierto, ¿cuántos años tienes tú?

-Veintinueve.

La carcajada que suelto provoca que
varias personas nos miren.

-¿Y por cuatro años piensas eso?
Venga ya, Chung ha, por favor: te
consideraba más moderna para no
preocuparte por la estupidez de la edad. ¿Desde cuándo el amor tiene edad? Y antes de que digas nada, quiero que sepas que si tu hermano fuera más pequeño que yo y a mí me gustara, no me detendría nada. Absolutamente nada. Porque, como dice mi padre, la vida...
¡es para vivirla!

Nos reímos los dos, y cuando va a
responder, escuchamos a nuestras
espaldas:

-Chung ha, qué bueno verte por aquí.

Ambos nos giramos y nos
encontramos a dos hombres y una mujer.

Ellos, muy lindos, por cierto. Chung ha sonríe, se levanta y los abraza.

Segundos después, mirándome a mí, dice:

-Jungkook, te presento a Anne, Jonas y Paul. Ellos trabajan conmigo en el hospital y Anne tiene una maravillosa y exclusiva tienda de moda.

Se sientan con nosotros y,
olvidándome de mis problemas, me
centro en conocer a esos muchachos, que rápidamente nos hacen reír.

Jonas es cubano y sus expresiones tan latinas me encantan. Mi móvil suena.

Es Taehyung. Sin querer evitarlo, lo cojo, y todo lo serio que puedo contesto:

-Dime, Tae.

-¿Dónde estás?

Como no sé realmente dónde estoy,
al observar a Chung ha reír con los
muchachos, se me ocurre responder:

-Estoy con tu hermana y unos
amigos tomando algo.

-¿Qué amigos? -pregunta Taehyung
con impaciencia.

-Pues no lo sé, Tae... Unos. ¡Yo
qué sé!

Oigo que resopla. Eso de no controlar dónde y en especial con quién
estoy le enfada, pero me muestro dispuesto a que me deje disfrutar del
momento.

-¿Qué quieres?

-Regresa a casa.

-No.

-Kook, no sé dónde estás ni con
quién estás -insiste, y noto la tensión
en su voz-. Estoy preocupado por ti.
Por favor, dime dónde estás e iré a
buscarte, pequeño.

Silencio..., silencio sepulcral, y
antes de que él vuelva a decir algo que
me ablande, añado:

-Voy a colgar. Quiero disfrutar del
bonito día de Reyes y creo que con esta gente lo voy a hacer. Por cierto, espero que tú también lo disfrutes en compañía de tu sobrino. Son tal para cual. Adiós.

Dicho esto, cuelgo.

¡Madre mía, lo que acabo de hacer!

¡He colgado a Iceman!

Esto le habrá enfadado muchísimo.

El móvil vuelve a sonar.

Taehyung.

Corto la llamada, y cuando insiste, directamente lo apago. Me da igual que se enoje. Por mí como si se da de cabezazos contra la pared. Me integro en la conversación e intento olvidarme de mi alemán.

Los amigos de Chung ha son
divertidísimos, y al salir del local
vamos a comer algo a un restaurante.

Como siempre, todo buenísimo. O como siempre, mi hambre es atroz. Tras salir del restaurante, Jonas propone ir a un establecimiento cubano, y de cabeza vamos.

Cuando entramos en Guantanamera,
Jonas nos presenta a muchos paisanos que como él viven en Múnich.

¡Madre mía, qué cantidad de cubanos
viven aquí!

Media hora después, ya soy cubano y digo eso de «ya tú sabes mi amol».

Chung ha es todo lo opuesto a su hermano tratándose de diversión.

Anne tampoco se queda atrás. Cuando
suena otra canción Jonas me invita a bailar, y yo acepto.

¡Madre míaaaaaaa!

Jonas baila maravillosamente bien, y yo me dejo llevar.

Muevo caderas.

Subo brazos.

Pasito para adelante.

Pasito para atrás.

Doy vueltas.

Muevo hombros.

Las horas pasan y yo cada vez estoy
de mejor humor.

Sobre las once de la noche, Chung ha, me mira y dice entregándome su móvil:

-Es Taehyung. Tengo mil llamadas
perdidas suyas y quiere hablar contigo.

Resoplo y, ante la mirada de la
joven, lo cojo.

-Dime, pesadito, ¿qué quieres?

-¿Pesadito? ¿Me acabas de llamar
pesadito?

-Sí, pero si quieres te puedo llamar
otra cosa -respondo mientras suelto
una carcajada.

-¿Por qué has apagado el móvil?

-Para que no me molestes.

-¿Has bebido? -pregunta sin
entender bien de lo que hablo.

Consciente de que en este momento llevo más alcohol que sangre en mi
cuerpo, exclamo:

-¡Ya tú sabes mi amol!

-Kook, ¿estás borracho?

-¡Noooooooooooooo! -me rio.
Deseando seguir con la juerga, pregunto -: Venga Iceman, ¿qué quieres?

-Kook, quiero que me digas dónde
estás para ir a recogerte.

-Ni lo pienses, que me cortas la diversión -respondo, divertido.

-¡Por el amor de Dios! Te has ido
esta mañana y son las once de la noche, y...

-Corto y cambio, guapo.

Le paso el móvil a Chung ha, que tras escuchar algo que su hermano le dice, lo cierra. Apartándome del grupo,
cuchichea:

-Que sepas que mi hermano me ha
dado dos opciones. La primera: que te
lleve de regreso a casa. La segunda: enfadarlo más y, cuando regresemos, el mundo temblará.

Escuchar eso me hace reír, y
respondo dispuesto a pasarlo bien:

-¡Qué tiemble el mundo, mi amol!

Chung ha suelta una carcajada y, sin más, los dos salimos a bailar.

De madrugada regresamos, más
ebrios que sobrios. Cuando para en la reja negra susurro:

-¿Quieres pasar? Seguro que el
pitufo gruñón tiene algo que decir.

-Ni lo pienses -responde riendo Chung ha -. Ahora mismo voy a hacer las maletas y a huir del país. Cuando Taehyung me encuentre, me va a despellejar.

-¡Que no me entere yo que me lo
cargo! -exclamo riendo, y me bajo del auto.

Pero antes de que pueda decir nada
más, se abre la reja negra y aparece
Taehyung con la cara totalmente
descompuesta.

A grandes zancadas, se dirige hacia el auto y, asomándose para mirar a su hermana, sisea:

-Ya hablaré contigo..., hermanita.

Chung ha asiente y, sin más, arranca y
se va. Nos quedamos solos, uno frente al otro en medio de la calle. Taehyung me agarra del brazo, apremiándome.

-Vamos..., regresemos a la casa.

De pronto, un gruñido desgarra el
silencio de la calle, y antes de que
ocurra algo que podamos lamentar, me suelto de Taehyung y, mirando al emisor de aquel gruñido, murmuro con calma:

-Tranquilo, Susto, no pasa nada.

El animal se acerca a mí y me rodea
cuando Taehyung pregunta:

-¿Conoces a ese perro?

-Sí. Es Susto.

-¿Susto? ¿Le has llamado Susto?

-Pues sí. ¿A que es muy lindoooooo?

Sin dar crédito a lo que ve, Taehyung
arruga la cara.

-Pero ¿qué lleva en el cuello?

-Está resfriado y le he hecho una
bufanda para él -aclaro, encantado.
El perro posa su huesuda cabeza en
mi pierna y lo toco.

-No lo toques. ¡Te morderá! -
grita Taehyung, enfadado.

Eso me hace reír. Estoy seguro de
que Taehyung lo mordería antes a él.

-No toques a ese sucio perro, Kook, ¡por el amor de Dios! -insiste.

Un ruidito sale de la garganta del
animal y, divertido, me agacho.

-Ni caso de lo que éste diga, ¿vale,
Susto? Y venga, ve a dormir. No pasa
nada.

El perro, tras echar una última
ojeada a un descolocado Taehyung, se aleja y veo que se mete en la destartalada caseta. Taehyung, sin decir nada más, comienza a andar y yo le pregunto:

-¿Puedo llevar a Susto a casa?

-No, ni lo pienses.

¡Lo sabía! Pero insisto:

-Pobrecito, Tae. ¿No ves el frío
que hace?

-Ese perro no entrará en mi casa.¡Ya estamos con su casa!

-Anda, mi amol. ¡Porfa pleaseeee!

No contesta, y al final, decido
seguirlo. Ya insistiré en otro momento. Mientras camino tras él, poso mi mirada en su trasero y en sus fuertes piernas.

¡Guau!

Ese culo apretado y esas fuertes piernas me hacen sonreír y, sin
que pueda remediarlo, ¡zas!, le doy un
azote.

Taehyung se para, me mira con un mal genio que para qué, no dice nada y continúa andando. Yo sonrío. No me da miedo. No me asusta y estoy jugueton.

Me agacho, cojo nieve con las manos y
se la tiro al centro de su bonito trasero.

Taehyung se para. Maldice en alemán y sigue andando.

¡Aisss, qué poco sentido del humor!

Vuelvo a coger más nieve, y esta vez
se la tiro directamente a la cabeza. El
proyectil le impacta en toda la coronilla.

Suelto una carcajada. Taehyung se da la vuelta. Clava sus fríos ojos en mí y
sisea:

-Kook..., me estás enfadando como
no te puedes ni imaginar.

¡Dios...! ¡Dios, qué sexy! ¡Cómo me
pone!

Continúa su camino y yo lo sigo.

No puedo apartar mis ojos de él a pesar del frío que tengo, y sonrío al imaginar todo lo que le haría en ese instante. Cuando entramos en la casa, él se marcha a su despacho sin hablarme.

Está muy enfadado.

Un calorcito maravilloso toma todo mi cuerpo. Ahora soy consciente
del frío que hace en el exterior.

Pobre Susto.

Cuando me despojo del abrigo,
decido seguirlo al despacho. Lo deseo.

Pero antes de entrar me quito las
empapadas botas y los pantalones. Me
estiro la camiseta, que me llega hasta la mitad de los muslos, y abro la puerta.

Cuando entro, Taehyung está sentado a su mesa ante el ordenador. No me mira.

Camino hacia él, y cuando llego a su
altura, sin importarme su gesto incómodo, me siento a horcajadas sobre él.

En este momento, es consciente de
que no llevo pantalones. Sus ojos me
dicen que no quiere ese contacto, pero yo sí quiero. Exigente, lo beso en los labios. Él no se mueve. No me devuelve el beso. Me castiga. Mi frío Iceman es un témpano de hielo, pero yo con mi furia he decidido
descongelarlo.

Vuelvo a besarlo, y cuando siento que él no colabora, murmuro cerca de su boca:

-Te voy a follar y lo voy a hacer
porque eres mío.

Sorprendido, me mira.

Pestañea y vuelvo a besarlo. Esta vez su lengua está más receptiva, pero sigue sin querer colaborar. Le muerdo el labio de abajo, tiro de él y, mirándolo a los ojos, se lo suelto.

Después, enredo mis dedos en su
cabello y me contoneo sobre sus
piernas.

-Te deseo, cariño, y vas a cumplir
mis fantasías.

-Kook..., has bebido.

Me río y asiento.

-¡Oh, sí!, me he tomado unos traguitos, mi amol, que estaban de
muelte. Pero escucha, sé muy bien lo
que hago, por qué lo hago y a quién se lo hago, ¿entendido?

No habla. Sólo me mira. Me levanto de sus piernas. Estoy por hacer lo que
hacen en las películas, tirar todo lo que hay sobre la mesa al suelo, pero lo
pienso y no. Creo que eso le va a
enfadar más.

Al final, echo a un lado el portátil y me siento en la mesa. Taehyung me
observa. Se le ha comido la lengua el
gato, y yo, dispuesto a conseguir mi
propósito, cojo una de sus manos y la
paso por encima de mis braguitas.

Mi humedad es latente y siento que traga con dificultad.

-Quiero que me devores. Anhelo
que metas tu lengua dentro de mí y me hagas chillar porque mi placer es tu placer, y ambos los dueños de nuestros cuerpos.

Cuando termino de decir eso ya
respira de forma algo entrecortada.

Lo estoy excitando, pero decidido a volverlo loco continúo mientras me quito la camiseta.

-Tócame. Vamos, Iceman, lo deseas tanto como yo. ¡Hazlo! -exijo.

Mi Iceman se descongela por
segundos. ¡Bien! Acerca su boca a mi
pezon derecho y, en décimas de
segundo, me lo devora.

¡Oh, sí! Colosal.

¡Me gusta!

Sus ojos fríos ahora son salvajes y
retadores. Sigue enfadado, pero el deseo que siente por mí es igual al que yo siento por él.

Cuando abandona mi pezón, se reclina en su asiento. El morbo
se instala en su cuerpo.

-Levántate de la mesa y date la
vuelta -murmura.

Hago lo que me pide. Poso mis pies
en el suelo y, vestido sólo con mi braga, me giro. Él retira la silla hacia atrás, se levanta y acerca su erección a mi trasero, mientras sus manos vuelan a mi cintura y me aprieta contra él. Yo jadeo.

Me da un azote. Pica. Después me da
otro, y cuando voy a protestar, acerca su boca a mi oreja y dice:

-Has sido un chico muy malo y como mínimo te mereces unos azotes.

Eso me hace sonreír. Vale..., si quiere jugar, ¡jugaremos!

Me doy la vuelta y, sin dejar de
mirarle a los ojos, meto mi mano en el
interior de sus pantalones, le agarro los testículos y, mientras se los toco, le
pregunto:

-¿Quieres que te demuestre lo que
le hago yo a los chicos malos? Tú
también has sido malo esta mañana,
cielo. Muy..., muy malo.

Eso lo paraliza.

Que yo tenga en mis manos sus testículos no le hace mucha
gracia. Estoy seguro de que piensa que
le puedo hacer daño.

-Kook...

De un tirón, le bajo el pantalón
seguido de los calzoncillos, y su enorme erección queda esplendorosa ante mí.

¡Wow, madre mía!

Lo empujo y cae sobre la silla. Vuelvo a sentarme a horcajadas sobre él y le pido:

-Arráncame la braga.

Dicho y hecho. Taehyung tira de él,
rompiéndolo, y mi húmeda erección
descansa sobre la suya. No le doy tiempo a que piense; me alzo y lo
meto dentro de mí. Estoy tan excitado..., que su erección entra
totalmente, y cuando me encuentro
encajado en él, exijo:

-Mírame.

Lo hace.

¡Dios, es todo tan morboso!

-Así..., así quiero tenerte. Así
siempre estamos de acuerdo.

Mis caderas se contraen y mi entrada
lo succiona mientras siento que se quita los pantalones y éstos quedan tendidos de cualquier manera en el suelo.

Taehyung jadea ante una nueva acometida mía y lo beso. Esta vez su boca me devora y me exige que continúe haciéndolo. Yo paro
mis movimientos. No nos movemos.

Sólo estamos encajados el uno en el otro y disfrutamos del morbo que nos
ocasiona la situación.

La excitación es máxima. Es plena, y entonces mi alemán se levanta conmigo encajado en él, me lleva hasta la escalera de la librería y
me empotra contra ella.

-Agárrate a mi cuello.

Sin demora, le hago caso. Él se agarra
a una de las tablas de la escalera que
hay por encima de mi cabeza y se hunde totalmente en mí, y yo grito.

Una..., dos..., tres... Tensión.

Cuatro..., cinco..., seis... Jadeos.

Mi Iceman me hace suyo mientras yo
le hago mío. Ambos disfrutamos. Ambos jadeamos. Ambos nos poseemos.

Una y otra vez, me empala, y yo lo
recibo, hasta que mi grito de placer le
hace saber que el clímax me ha llegado, y él se deja ir mientras se hunde en una última y poderosa ocasión en mí.

Durante unos segundos, los dos
permanecemos en esta posición, contra la escalera y apretados el uno contra el otro, hasta que se suelta de la barandilla, me agarra de la cintura y regresamos a la silla. Cuando se sienta, aún dentro de mí, me besa.

-Sigo enfadado contigo -asegura.

Eso me hace sonreír.

-¡Bien!

-¿Bien? -pregunta, sorprendido.

Lo beso. Lo miro. Le guiño un ojo.

-¡Mmm! Tu enfado hace que tenga
una interesante noche por delante.

.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro