🌹10🌹
Quince minutos después, los tres en el
Mitsubishi de Taehyung nos dirigimos hacia el polideportivo de Oberföhring.
Cuando llegamos y Taehyung para el motor del auto, Yong ho sale escopetado y desaparece. Yo miro inquieto a Taehyung, pero éste dice, cogiendo su bolsa de deporte:
—No te preocupes. Yong ho conoce el
polideportivo muy bien.
Un poco más tranquilo, le pregunto
mientras caminamos:
—¿Te has dado cuenta de cómo me mira tu sobrino?
—¿Recuerdas cómo me miraba al
principio tu sobrina? —responde Taehyung. Eso me hace sonreír, y él añade—: Yong ho es un niño. Sólo tienes que ganártelo como yo me gané a tu sobrina.
—Vale…, tienes razón. Pero no sé
por qué me da que tu sobrino es como su tío, ¡un hueso duro de roer!
Taehyung suelta una carcajada. Se para, me mira y, acercándose a mí, se agacha para estar a mi altura y murmura:
—Si no estuviera castigado, en este
mismo instante te besaría. Pondría mi
boca sobre la tuya y te devoraría los
labios con auténtico deleite. Después temetería en el auto, te arrancaría la
ropa y te haría el amor con verdadera
devoción. Pero, para mi desgracia, me
tienes castigado y sin ninguna
probabilidad de hacer nada de lo que
deseo.
Mi corazón late desbocado. Tun-
tun… Tun-tun…
¡Diosssssssssssss, cómo me ha
puesto lo que acaba de decir!, y cuando estoy dispuesto a besarlo, de pronto oigo:
—¡Jungkook! ¡Taehyung!
Miro a mi derecha y veo aparecer a Woojin y Minho con sus pequeño. Ni
que decir tiene que nos fundimos en unos efusivos abrazos.
—¿Tú también juegas al baloncesto?
—pregunto mirando a Woojin.
El divertido médico me guiña el ojo.
—Soy lo mejor que tiene este equipo
—cuchichea, y todos sonreímos.
Cuando llegamos a los vestuarios, Woojin y Minho se besan.
¡Qué lindos!
Taehyung me mira con deseo, pero no se acerca a mí.
—Ve con Min ho, cielo. Te veo
después del partido —indica antes de
desaparecer tras la puerta.
¡Dios mío, quiero que me
beseeeeeeeeeeeeeeeeeeee! Pero no.
No lo hace.
Cuando la puerta se cierra, mi cara
de tonto debe de ser tal que Min ho
pregunta:
—¿No me digas que aún lo tienes
castigado?
Como un bobo, asiento, y mi amigo
suelta una carcajada.
—Anda…, vayamos a las gradas a
animar a nuestros chicos. Por cierto, me encantan tus botas.
Sumido en mis pensamientos, sigo a
Min ho. Llegamos hasta una puerta y al abrirla ante mí aparece una bonita pista de baloncesto. Ahí está Yoonho, sentado en unas gradas amarillas jugando con su PSP.
Al vernos llegar se levanta y sin
saludarnos va directo hacia el hijo de Min ho. El pequeño le gusta. Nos sentamos, y Yong ho le pide a Min ho que le deje al niño. Él lo hace y durante unos minutos observo
cómo pone caritas para que el pequeño niño sonría.
La pista se va llenando de gente y de
pronto Yong ho le entrega el niño a su "madre" y se va y se sienta varias gradas más abajo que nosotros.
—¿Qué tal con Yong ho? —inquiere Min ho, mirándome.
Antes de responder, me encojo de
hombros.
—Sinceramente, creo que no le he
caído bien. No ha querido jugar conmigo y apenas me habla. ¿Es siempre así, o sólo es conmigo?
Min ho se ríe.
—Es un buen niño, pero no es muy
comunicativo. Fíjate que yo lo conozco de toda la vida y con él no habré cruzado más de diez palabras. Es un loco de las maquinitas y los juegos. Eso sí, cuando ve a mi hijo es todo sonrisas. — De pronto, se calla un instante y luego murmura—: ¡Uf, qué peste! Voy un momento al baño a cambiarle el pañal o moriremos
todos con este olor.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, Jungkook. Quédate aquí. No
tardaré.
Cuando se marcha, observo que Yong ho se percata de que me quedo solo. Le sonrío invitándolo a sentarse conmigo, pero él se resiste. No se mueve y me doy por vencido. Cinco minutos después entra un grupo de mujeres de mi edad, todas bonitas y perfumadas a más no poder. Se sientan justo delante de mí.
Parecen muy animadas mientras hablan sobre una peluquería, hasta que los jugadores salen a calentar y me quedo boquiabierto al reconocer al que va hablando con Taehyung y Woojin.
¡Es Yoongi!
Me entran los calores de la muerte.
En la pista, a pocos metros de mí, está el hombre al que adoro con toda mi alma, junto a otros dos con los que me ha compartido en la cama. ¡Uf, qué calor y qué bochorno! Disimulo y me doy aire con la mano mientras no sé dónde mirar.
Cuando consigo que mi corazón deje
de latir a dos mil por hora, miro a la
pista y me vuelvo a poner rojo como un tomate cuando veo que los tres hombres me miran y me saludan. Con timidez, levanto la mano y les respondo. Las mujeres que hay delante de mí creen que es a ellas a quienes se dirigen y cuchichean como gallinas mientras saludan entusiasmadas.
Soy consciente de que no puedo
apartar mi mirada de mi Iceman
particular. Es tan sexy… Él me mira,
bota el balón, me guiña el ojo, y yo
sonrío como un bobo. ¡Dios…!, está tan estupendo de amarillo y blanco que estoy por gritarle «¡Guapo, guapo y guapo!» desde mi posición.
Yong ho acerca hasta su tío, y éste,
contento, le tira el balón. El niño ríe, y
Yoongi lo agarra entre sus brazos y le da una voltereta. Durante unos segundos, el pequeño es el centro de los juegos de los hombres y está feliz. Le cambia el gesto y, por primera vez, le veo sonreír como un niño de su edad.
Cuando Yong ho se retira y se sienta en el banquillo, observo orgulloso cómo Taehyung se mueve por la pista. Nunca lo había imaginado en el papel de deportista, y sólo puedo pensar que ¡me encanta! Durante unos minutos disfruto de lo que veo mientras de forma involuntaria oigo decir a una de las mujeres que está sentada delante de mí:
—Vaya, vaya… Hoy juega el hombre al que deseo en mi cama.
—Y yo en la mía —salta otra.
Todas se ríen, y yo con disimulo
también. Este tipo de comentarios entre mujeres de colegueo es de lo más normal. Todo es divertido y disfruto del momento, hasta que otra exclama:
—¡Oh, Dios! Taehyung cada día está
mejor. ¿Han visto sus piernas? —De
nuevo, todas ríen, y la rubia idiota,
porque no tiene otro nombre, añade—: Aún tengo el recuerdo de la noche que pasé con él. Fue colosal.
La sangre se me espesa.
Toc… Toc…
Los celos llaman a mi puerta.
Pensar que Taehyung ha compartido
noche y sexo con ésa no me hace ninguna gracia y, sobre todo, me pregunto si el encuentro ha tenido lugar hace poco.
—Loren, pero si eso fue hace más de un año. ¿Cómo lo puedes recordar
todavía?
¡Uf!, estoy por aplaudir cuando
escucho eso.
Taehyung tuvo algo con ésa antes de
conocerme a mí. Eso no se lo puedo
reprochar. Yo también tuve mis cosas
con otros hombres antes de estar con él.
—Gina, sólo te diré que Taehyung es un hombre que deja huella —responde la tal Loren, y todas sonríen, yo incluido.
Durante un rato oigo cómo las
mujeres dejan al descubierto lo que
piensan de todos y cada uno de los
hombres que están en la pista
calentando. Para todos tienen palabras estupendas, incluso para el marido de Gina. Cuando la tal Loren menciona a Woojin y después a Yoongi me percato de que le da igual uno que otro. Su manera de hablar de ellos me permite deducir lo
que busca: sexo.
—Loren —ríe Gina—, si quieres
repetir con Taehyung, sólo tienes que ganarte al sobrino. Todas sabemos que ese monstruito es su debilidad.
La tal Loren arruga la nariz al mirar a
Yong ho. Se retira su melenaza rubia y
estirándose murmura:
—Para lo que yo quiero a Taehyung, no necesito ganarme a nadie que no sea él.
Mi indignación está por todo lo alto. Están hablando de mi chico y yo estoy
aquí, escuchando lo que dicen. De
repente, aparece Min ho con su pequeño y se sienta a mi lado.
—¡Hola, chicas! —saluda.
Las cuatro mujeres miran hacia atrás
y sonríen. Hasta que Min ho decide incluirme en el grupo.
—Chicas, les presento a Jungkook, el
novio de Taehyung.
La cara de las mujeres, en especial
de la rubia de la melenaza, es todo un
poema.
¡Vaya sorpresa se ha llevado!
Min ho ha dicho que soy su novio, algo que le he prohibido a Taehyung
mencionar, pero que en este momento quiero que quede muy claro ante éstas.
¡Soy su novio, y él es mío!
Dispuesto a comenzar con buen pie
con ellas, a pesar de los comentarios,
decido hacerme el sordo y, encantado de la vida, las saludo. A partir de este
instante, ninguna vuelve a mencionar a Taehyung.
El partido comienza, y yo decido
centrarme en mi chico. Lo veo correr de un lado a otro de la cancha, y eso me emociona. Pero el baloncesto no es lo mío. Entiendo lo justo, y Min ho me pone al día. Woojin juega de base y Taehyung, de alero, y rápidamente soy consciente de que su posición es importante por la combinación de altura y velocidad.
Aplaudo cada vez que encesta canastas de tres puntos e inicia algún
contraataque. ¡Oh Dios, mi chico es tan sexy…!
Durante el descanso, observo con
disimulo cómo la tal Loren lo mira.
Busca su atención, pero en ningún
momento la encuentra. Taehyung está
concentrado en lo que habla con sus
compañeros, y eso me gusta. Me
enloquece ver cómo se entrega a algo
que de pronto sé que le fascina.
Divertido, aplaudo cuando el juego se reanuda y, junto a Min ho, entro totalmente en el partido, de modo que cuando me quiero dar cuenta el encuentro finaliza y nuestros chicos
ganan por doce puntos.
Feliz de la vida, observo desde mi
posición cómo Yong ho corre para abrazar a su tío, y éste sonríe, encantado, alzándolo entre sus brazos. Todo el mundo comienza a moverse de sus asientos.
—Ven… —dice Min ho—, vamos.
Seguro de lo que quiero hacer, llego
hasta la pista junto al resto de las
mujeres y observo que Taehyung se sienta, empapado en sudor y se pone una chaqueta de deporte. Su habitual gesto serio ha vuelto a su rostro, y eso me hace aletear el corazón.
Definitivamente, ¡soy masoquista!
De pronto soy consciente de que
Loren y la que está junto a ella
cuchichean y miran a mi Iceman. E
incapaz de no hacer nada, decido entrar en acción para dejarles las cosas claras de una vez por todas.
Camino hacia Taehyung y, sin demora, me siento sobre él y, ante su cara de sorpresa, acerco mi boca a la suya y lo beso. Lo beso con desesperación, con pasión y con gusto. Él, sorprendido en un principio, me deja hacer y finalmente, susurra con voz ronca a escasos centímetros de mi boca:
—Vaya…, pequeño, si lo hubiera sabido te traía antes a una cancha de baloncesto. — Excitado sonrío, y él pregunta—: ¿Esto significa el fin del castigo?
Asiento.
Él cierra los ojos.
Inspira por la nariz y me vuelve a besar.
si ven alguna incoherencia xfa avisenme
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro