🌹08🌹
En Alemania ha caído una gran nevada y hace un frío de mil demonios. Al llegar nos espera un auto oscuro. Taehyung saluda
al chófer y, tras presentármelo y saber
que se llama Norbert, nos subimos en el vehículo.
Observo las calles nevadas y vacías
mientras Taehyung habla por teléfono con su madre y promete ir a su casa mañana.
Nadie juega con la nieve ni pasea de la
mano. Cuando el auto, media hora
después, se para ante una gran cerca de color acero intuyo que ya hemos llegado. La cerca se abre y veo junto a
ella una pequeña casita. Taehyung me indica que ésa es la vivienda del matrimonio que trabaja en su casa. El auto continúa a través de un bonito y helado jardín. Pestañeo alucinado al contemplar la preciosa y enorme casa que aparece ante mí. Cuando el auto se para, Taehyung me ayuda a bajar y, al ver cómo miro a mi alrededor, dice:
—Bienvenido a casa.
Su voz, su gesto y cómo me mira
hacen que se me ponga toda la piel de
gallina. Me agarra de la mano con
decisión y tira de mí. Lo sigo y, cuando
una mujer de unos cincuenta años nos abre la puerta rápidamente, Taehyung la saluda y me la presenta:
—Jungkook, ella es Sarah. Se ocupa
de la casa junto con su marido.
La mujer sonríe, y yo hago lo mismo.
Entramos en el enorme vestíbulo cuando llega hasta nosotros el hombre que nos ha recogido en el aeropuerto.
—Norbert es su marido —señala Taehyung.
—Estoy encantado de conocerlos.
—Lo mismo decimos, joven.
Taehyung sonríe.
—Sarah, Norbert, márchense a
descansar. Es tarde.
—Subiremos antes el equipaje a su
habitación, señor —indica Norbert.
Una vez que se marchan, con una candorosa sonrisa, clava sus bonitos ojos en mi.
Miro a mi alrededor en busca de una
salida, y al ver la escalera doble por la
que el matrimonio ha subido, susurro
mientras él me toma de la mano:
—Impresionante.
—¿Te gusta? —pregunta, inquieto.
—¡Dios, Tae…! ¿Cómo no me va a
gustar? Pero…, pero si esto es alucinante. Enorme. Precioso.
—Ven, te enseñaré la casa —dice
sin soltarme de la mano—. Estamos
solos, a excepción de Sarah y Norbert,
pero ya se van. Yong ho está en la casa demi madre. Mañana lo recogeremos.
Me gusta el tacto de su mano, y
sentir su felicidad rompe poco a poco la coraza de frialdad que hay en mi
corazón. Entramos en un maravilloso
salón donde una gran y señorial
chimenea encendida invita a calentarse frente a un sillón color chocolate. Me fijo en todo. Muebles oscuros y sobriedad.
Ni una foto. Ni un detalle femenino. Nada. tomado de su mano, me enseña todas las estancias de la primera planta: dos preciosos baños, una increíble cocina de diseño, un lavadero.
Camino a su lado sorprendido por todo lo que veo.
Recorremos un pasillo, abre una puerta y salimos a un enorme e impoluto garaje.
¡Dios! ¡El sueño de mi padre!
Hay aparcados un Mitsubishi
todoterreno azul oscuro, un Maybach
Exelero gris claro, un Audi A6 negro y
una moto BMW 1100 gris oscura. Lo
miro todo atónito, y cuando creo que ya no puedo asombrarme más, al regresar por el pasillo, abre otra puerta y ante mío parece una espectacular y rectangular piscina que me deja totalmente
boquiabierto.
Piscina interior. ¡Qué lujazo!
Taehyung sonríe. Parece divertido al ver mis gestos de sorpresa. Intento
retenerlos, pero no lo consigo. ¡Soy así
de exagerado!
Una vez que salimos de la estancia
azulada donde está la piscina, seguimospor el pasillo y entramos en undespacho. Su despacho. Todo es de
roble oscuro y hay una enorme librería con una escalerita móvil de esas que siempre veo en las películas.
Sobre la mesa descansa un portátil de veinte pulgadas y en una mesa
auxiliar una impresora y varios aparatos informáticos más. A la derecha de la mesa, hay una chimenea encendida y, a la izquierda, una vitrina de cristal que contiene varias pistolas.
—Son tuyas, ¿verdad? —pregunto
después de acercarme a la vitrina.
—Sí.
Observo las pistolas con repelús.
—Nunca me han gustado las armas.
—Y antes de que diga nada, continúo—:¿Sabes utilizarlas?
Como siempre, me mira…, me mira
y, al final, dice:
—Un poco. Practico tiro olímpico.
Sin dejarme preguntar más me
vuelve a tomar de la mano y salimos del despacho. Entramos en una segunda estancia, donde hay multitud de juguetes y un escritorio. Me indica que es la habitación de juegos y estudios de Yong ho.
Todo está pulcramente ordenado. No hay nada fuera de lugar, y eso me sorprende.
Si mi sobrina o yo mismo dispusiéramos de una habitación de juegos sería el caos personificado.
No expreso nada de lo que pienso, y
salimos de la habitación para entrar en otra. Ésta se encuentra parcialmente vacía, a excepción de una cinta para correr y cajas, muchas cajas.
—Esta estancia es para ti. Para tus
cosas —dice de pronto.
—¿Para mí?
Taehyung asiente y prosigue:
—Aquí podrás tener tu propio
espacio personal, algo que sé que
quieres y te gusta. —Voy a decir algo
cuando añade—: Como has visto, Yong ho tiene su espacio y yo tengo el mío. Es justo que tú también tengas el tuyo para lo que quieras.
Ante lo que dice, no sé qué
responder. Estoy tan bloqueado que
prefiero callarme a soltar algo de lo que sé que luego me arrepentiré. Taehyung se acerca más a mí, me da un beso en la frente y murmura:
—Ven. Continuaré enseñándote la
casa.
Ensimismado por toda la amplitud y
el lujo que hay aquí, subo por la
impresionante escalera doble del
vestíbulo. Taehyung me indica que en esa planta hay siete habitaciones, cada una con baño incluido.
La habitación de Taehyung es
impresionante. ¡Enorme! Es en tonos
azules y en el centro tiene una cama
gigante, lo que hace que mi corazón se dispare tanto como mi tensión. El baño es otra maravilla: jacuzzi, ducha de hidromasaje. Todo lujo.
Al regresar a la habitación me fijo
en la lámpara que hay en una de las
mesillas y sonrío. Es la lamparita que
compramos en El Rastro, con mis labios marcados. No pega en este dormitorio ¡ni con cola! Demasiado informal. Sin mirarlo, sé que Taehyung me está observando y eso me altera. Con disimulo miro hacia otro lado de la habitación y veo mi equipaje. Eso me pone más cardíaco,
pero, como puedo, disimulo.
Salimos de la habitación de Taehyung y entramos en la de Yong ho. Aviones y autos perfectamente colocados. ¿Tan ordenado es este niño? Esto me vuelve a sorprender. La estancia es bonita pero impersonal. No parece que un niño viva aquí.
Una vez que salimos me enseña las
cinco habitaciones restantes. Son
grandes y bonitas pero sin vida. Se nota que nadie las usa. Vistas las
habitaciones, me agarra de nuevo de la mano y tira de mí escaleras abajo.
Entramos en la increíble cocina en color acero y madera con una isla central.
Abre una nevera americana, saca una coca-cola fresquita para mí y una cerveza para él.
—Espero que la casa te guste.
—Es preciosa, Tae.
Sonríe y da un trago a su cerveza.—Es tan grande que… ¡Uf! —digo,
mirando alrededor y tocándome la frente—. Vaya pedazo de casa que tienes. Si la ve mi padre alucina en colores. Pero…, pero si mi casa es más pequeña que uno de los cuartos de baño de esta planta. —Taehyung sonríe, y pregunto—: ¿Cómo no me lo habías dicho nunca?
Se encoge de hombros, echando un
vistazo a lo que nos rodea.
—No sé. Nunca me has preguntado
por mi casa.
Sonrío. Parezco tonto, pero soy
incapaz de dejar de sonreír. Taehyung me gusta. La casa me gusta. Estar con él aquí me gusta. Todo…, absolutamente todo lo que tenga que ver con él ¡me gusta! Y antes de que me pueda retirar, siento sus manos en mi cintura y me sube a la encimera. Se mete entre mis piernas y pregunta en tono dulzón cerca de mi boca:
—¿Me has levantado el castigo ya?
Esa pregunta y su rápida cercanía me
pillan tan de sorpresa que vuelvo a no
saber qué decir. Por un lado, tengo que ser el tipo duro que sé que soy y hacerle pagar los malos días que me ha hecho pasar, pero por otro lo necesito tanto que soy capaz de perdonarle absolutamente todo para el resto de su vida y gritarle que me folle aquí mismo.
Durante lo que parece una eternidad
nos miramos.
Nos calentamos.
Nos besamos con la mirada.
Y como es normal en mí comienzo a
desvariar. ¿Lo perdono? ¿No lo
perdono? Pero harto de la espera posa su tentadora boca sobre la mía. Siento sus labios arder encima de los míos cuando dice:
—Bésame…
No me muevo.
No lo beso.
Estoy tan paralizado por el deseo
que apenas si puedo respirar.
—Bésame, pequeño —insiste.
Al ver que no hago nada, posa sus
manos en mi cabeza y hace eso que me vuelve loco: me repasa con su lengua el labio superior y después el inferior, terminando el momento con un mordisquito delicioso. Su respiración se acelera. La mía parece una locomotora, y entonces me besa.
No espera más. Me posee con su boca de tal manera que ya estoy dispuesto a absolutamente todo lo que él me pida.
Mientras me besa, siento cómo una
de sus manos baja de mi cabeza a mi
cuello y luego llega a mi espalda. Sus
dedos se hunden en mi carne y me arrastra hacia él hasta sentir sobre mi pene su dulce, tentadora y exquisita erección.
¡Oh, Dios!
Inconscientemente, cierro los
ojos y echo para atrás la cabeza. Él, al
ver mi disfrute y el cambio de mi
respiración, primero me muerde la
barbilla y, bajando su húmeda lengua
por mi garganta, murmura:
—Vamos a la habitación, cariño.
Necesito desnudarte y poseerte como
llevo días deseando hacer. Quiero abrir tus piernas para mí y, tras saborearte, hundirme en ti una y otra vez hasta que tus gemidos calmen el ansia viva que siento por ti.
Escuchar eso me marea. «¡Ansia
viva!».
Instantáneamente, me siento borracho de él y, como siempre, quiero más. Pero no, no debo. Lucho con determinación contra mi deseo y mi excitación, y con las fuerzas que aún tengo a mi favor me echo para atrás, me separo de él y dejo
escapar, a sabiendas de lo que pasará:
—No…, no estás perdonado.
—Kook…, te deseo.
—No…, no debes.
—Kook…, cariño —protesta.
—Dime cuál es mi habitación y…
Sin terminar la frase, oigo su
frustración cuando se separa de mí. Su gesto está tan tenso como la entrepierna de su pantalón. Cierra los ojos y se apoya en la encimera. Sus nudillos están blancos, y sin mirarme, finalmente sisea:
—De acuerdo, continuemos con tu
juego. Sígueme.
Esta vez, sin darme la mano,
comienza a andar hacia la escalera y lo sigo. Miro su ancha espalda, sus fuertes piernas y su trasero. Taehyung es tentador.
Pura tentación y, ¡uf!, soy consciente de a lo que acabo de decir que no. Al llegar a la primera planta camina
con decisión hacia su habitación, abre la puerta, coge mi equipaje y sale de nuevo al pasillo.
—¿En qué habitación quieres
dormir?
—En… una que esté libre —consigo
responder.
Taehyung, con furia y decisión, camina hacia el fondo del pasillo y abre una puerta, la más alejada de su habitación.
Ambos entramos, deja mi equipaje junto a la cama y, tras decirme sin mirarme ni besarme «buenas noches», cierra la puerta y se marcha.
Durante unos segundos me quedo como un imbécil contemplando la
puerta mientras mi pecho sube y baja
por la excitación del momento. ¿Qué he hecho?
Pero incapaz de hacer o decir nada más, me desnudo, me pongo un pijama y me acuesto en la bonita
cama.
Al final, apago la luz. Será mejor
que me duerma.
Pero mi subconsciente me traiciona.
Sueño y en mi sueño húmedo y
morboso Taehyung me besa mientras abre mis piernas y da acceso a que otro me penetre. Alzo mis caderas en busca de más profundidad, y el hombre, al que no veo el rostro, acelera sus acometidas dentro y fuera de mí, hasta que no puede más y se deja ir. Jadeo y suplico más. El
desconocido me libera, y Taehyung, mi Iceman, morboso, sexy y cautivador, toma su lugar.
Me toca los muslos… ¡Oh, sí!
Me abre las piernas… ¡Sí!
Clava su impactante mirada en mí
para que yo también lo mire, y dice en
un morboso tono de voz: «everything you want». Y antes de que pueda
contestar, mi amor, mi hombre, mi
Iceman, de una sola, certera y ardiente acometida, me penetra y me hace gritar de placer.
¡Taehyung!
Él y sólo él me da lo que
verdaderamente necesito.
Él y sólo él sabe lo que me gusta.
Una…, dos…, tres…, veinte veces
se hunde en mí dispuesto a volverme
loco. Grito, jadeo, le araño la espalda,
mientras el hombre al que amo me
penetra hasta llevarme al más dulce,
maravilloso y devastador de los
orgasmos.
Me despierto sobresaltado. Estoy
solo en la cama, sudando, y soy
consciente de mi sueño. No sé hasta
cuándo voy a poder seguir infligiendo
este terrible castigo de abstinencia
sexual, pero lo que sí sé es que necesitoa Taehyung y me muero por estar entre susbrazos.
si ven alguna incoherencia xfa avisenme
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro